El otro día se me olvidó algo que pretendía hacer en todos los pronósticos divisionales para darle algo de ambiente a la lectura: incluir una canción que tenga alguna relación con los equipos implicados. Para la NFC Norte, qué mejor que una canción de Hüsker Dü, influyente e infravalorada banda que en la década de los 80 fue precursora del hardcore/punk. Bueno, un grupo que me gusta mucho y que no es demasiado conocido. ¿Qué tiene que ver con la NFC Norte? Que son de Minnesota. In A Free Land, que la disfruten. Más adelante pondré la canción relativa a la NFC Oeste, división sobre la que hago absurdas predicciones hoy; incrustaré la canción cuando según mis cálculos hayáis terminado de escuchar esta (no vale lectura en diagonal).
Seguimos la ronda de predicciones por la NFC Oeste. Pensaba hablaros antes de la NFC Este, pero la incertidumbre acerca del futuro de un jugador importante, el defensive tackle de los Redskins Albert Haynesworth, me hace posponer el análisis de esta división. A ver si en los próximos días se aclara su futuro, que puede afectar también al de otras franquicias si es intercambiado por otro jugador o futuras elecciones del draft. Además, ese intercambio podría afectar a jugadores de categoría, ya que Haynesworth es un jugador importante. Su salario es suficiente para darse cuenta de ello o, mejor dicho, de que lo era cuando firmó su contrato: 100 (cien) millones de dólares por siete años. Por si fuera poco, los Redskins le pagaron un bonus de 21 millones de dólares el pasado abril. El hombre no está contento, porque quieren cambiar el esquema de la defensa de 4-3 a 3-4. Es decir, que la línea de la que forma parte estará formada por 3 en vez de 4 jugadores y tendría que jugar de nose tackle. Pues que no quiere y ha pedido a través de su agente que le manden a otro sitio. En esas estamos ahora. Hay que ver, pobrecillo, la de cosas denigrantes que le piden hacer a uno los malvados jefes. Ah, los propios Redskins han protagonizado el último movimiento del mercado, reforzando su línea ofensiva con el tackle Jammal Brown, procedente de los Saints.
Pues eso, que dejamos la NFC Este para dentro de unos días y nos vamos al salvaje oeste. ¿Salvaje? Uf, pues en principio no parece que demasiado. La NFC Oeste será, probablemente, la división más floja de la NFL un año más. Lo ha sido los dos últimos años, por mucho que los Cardinals llegasen a la Super Bowl hace un par de temporadas. La temporada 2010 cabe esperar lo mismo. ¿Por qué? Porque ninguno de los cuatro equipos parece un equipo claramente dominante. Es probable que termine ganando el menos malo, y este año hay unos cuantos en reconstrucción. Tres de los cuatro equipos, claramente: Cardinals, Seahawks y Rams. En cuanto al cuarto, no sé si ya la ha terminado o si se puede considerar que continúa su particular travesía del desierto, su búsqueda de El Dorado (el nombre del equipo me obliga a hacer esta gracia; sí, es una gracia, con poca gracia, pero gracia). Si es que los Niners son los raritos de la división: todos los equipos tienen nombre de animal (animal que aparece de perfil mirando hacia la derecha en todos los casos) menos ellos.
No tengo nada claro qué pasará en la NFC Oeste. Ganará el menos malo. En principio me parece que el único equipo que descartaría para ganar la división son los Rams. Si es que les pilla lejos, que Saint Louis no está ni en el oeste (lo estaba la anterior sede del equipo, Los Ángeles). Sin embargo, Lindy's Sports predice en su guía de la próxima temporada que los Rams serán segundos, solo por detrás de los 49ers (por cierto, si alguno piensa comprarse alguna de las guías para la próxima temporada, de las tres que he leído, Pro Football Weekly, Sporting News y Lindy's, os recomiendo esta última). También sería una gran sorpresa que los Seahawks de Pete Carroll la ganaran. Entre los otros dos equipos de la NFC Oeste, parece que San Francisco es la apuesta más segura, ya que es el que presenta menos novedades y, por tanto, menos incógnitas. Además, el año pasado ya empezó a apuntar buenas maneras. Incluso los augures de Lindy's los ven en la final de la NFC. Veremos. Analicemos los equipos uno a uno para fundamentar la absurda predicción.
Arizona Cardinals. Los Cardinals han perdido jugadores muy importantes en relación con la temporada pasada. Fundamentalmente uno, su jugador franquicia, el principal culpable de su viaje a Tampa en febrero de 2009. Hablo de Kurt Warner, claro. La pérdida del quarterback titular es de por sí preocupante, pero además los Cardinals han perdido a otros jugadores importantes, como el receptor Anquan Boldin y el linebacker Karlos (no, no es de Vallekas) Dansby. Además, sus gobernantes han perdido la razón (en un país de inmigrantes se persigue a los inmigrantes; ¿no se han leído ningún libro de historia? ¿cómo llegaron ellos? bueno, quizá es por eso, que cuando ellos llegaron se cargaron a todos los nativos, cree el ladrón que todos son de su condición) ¿Serán estas bajas lo suficientemente importantes como para que los Cardinals dejen de ser el tuerto en el reino de los ciegos?
En cuanto a la posición de quarterback, Matt Leinart y Derek Anderson son los aspirantes a la titularidad. Ambos jugadores son comparables a Warner: los dos son muchísimo peores. El descenso de calidad en la posición de mando del ataque es, pues, considerable. Quién sabe si durante las dos últimas temporadas Leinart ha aprendido algo del maestro Kurt. Leinart iba para estrella. Fue una leyenda universitaria, ganó el Heisman Trophy en 2004 y campeonatos nacionales consecutivos al mando de las operaciones del equipo de la universidad de Southern California (USC). Tan famoso era que los saraos le perdieron. Solo tenéis que buscar "Matt Leinart" en Google y ver los resultados de las imágenes que os salen. Su rendimiento en los Cards no fue ni mucho menos el esperado, y un Kurt Warner que parecía ya destinado a empresas menores le comió la tostada y volvió a sorprender, otra vez, a todo el mundo llevando a los Cardinals a la Super Bowl.
La próxima temporada Leinart tendrá una nueva oportunidad para demostrar que puede dirigir el ataque de un equipo en la NFL con solvencia. Si no lo hace, seguramente Derek Anderson tendrá su oportunidad. En cualquier caso, la principal virtud de los Cardinals durante las dos últimas temporadas, su explosivo juego de pase, es una incógnita para la temporada que viene. La baja de un receptor de la talla de Anquan Boldin contribuye un poco más a debilitar el juego de pase. Dicho esto, el cuerpo de receptores de los Cards es excepcional: estará de nuevo liderado por Larry Fitzgerald, el (para mí) mejor wide receiver de la NFL (algunos creen que es Andre Johnson, pero por mi parte, hasta que me lo demuestre en los playoffs, no me lo creeré), y cuenta con Steve Breaston, otro gran receptor que tendrá mayor protagonismo la próxima temporada sin Boldin.
En cualquier caso, la próxima temporada el juego de carrera de los Cardinals debería dar un paso adelante. La carrera en Arizona ha tenido un papel casi marginal las dos últimas temporadas. Sin embargo, tienen dos corredores jóvenes (21 y 23 años) y de calidad en Beanie Wells y Tim Hightower. A ese juego de carrera debería ayudar la incorporación en la línea ofensiva del veterano con apellido de pez que pica a los bañistas en las costas gallegas, Alan [no "Adam" como decía por error el artículo original, gracias a Anónimo por advertirlo] Faneca. No entendí por qué los Jets lo cortaron este verano. Vale que se está haciendo viejo, pero su trabajo la temporada pasada fue más que notable, que se lo digan a Shonn Greene y a Thomas Jones (también fuera de los Jets para la temporada que viene). Aunque su rendimiento empeore, Faneca seguirá picando a los contrarios, bloqueando y abriendo valiosos huecos para los corredores de los Cardinals. En cualquier caso, parece que los Cardinals no serán los pájaros locos que fueron las pasadas temporadas, y que su ataque, más terrestre, será menos peligroso.
En cuanto a la defensa, no es esta una de las principales virtudes de los Cardinals. No lo fue durante estos últimos y buenos años y no parece que vaya a serlo tampoco en la temporada 2010. Han perdido a Karlos Dansby, un buen linebacker (y autor del touchdown con el que los Cardinals ganaron el partido de wild card más wild de la historia). La línea defensiva volverá a estar liderada por Darnell Docket, un tío que no puede caer mal, ya que tiene la sensatez que le faltan a muchos divos del football. Dos de sus tweets sobre el asunto Haynesworth: “Did I just hear this correctly? Albert Haynesworth will not be (at) mandatory minicamp? And he wants a trade? After signing 100 millon dollar contract?”; “That’s why I tell y’all I’m nothing like these dudes. For 100 million my ass will play 4-3, 3-4, 5-9, 4-8 and still whip ass!”.
La secundaria era en teoría la parte más decente de la defensa de Arizona, con el Pro Bowler Dominique Rodgers-Cromartie (cómo mola su nombre), pero para la próxima temporada pierden a dos titulares (Antre Rolle y Bryant McFadden) y aunque Kerry Rhodes, procedente de los Jets, es un buen sustituto, la otra plaza deberá ser ocupada por el sophomore Greg Toler. Vamos, que tampoco están para tirar cohetes.
En cuanto a los equipos especiales, los Cards han cambiado a su kicker. Se despiden del tío que no supo meter un field goal ganador en casa, en un dome, a una distancia más que asequible, en el partido de wild card ante los Packers y fichan al veterano Jay Feely, veterano pateador muy fiable.
Finalmente, sobre la dureza del calendario, hay que advertir que los equipos de esta división tienen los calendarios (considerando la temporada pasada) teóricamente más fáciles de toda la liga. La razón es fácil de comprender: son la peor división de la NFL y juegan 6 veces entre ellos. Así, el calendario de los Cards sería el más fácil de la NFL. Previsible, dado que ellos fueron los mejores de su división y no pueden jugar contra sí mismos. En comparación con los 49ers, que tienen el 28.º más duro, un punto a favor de los de Arizona.
En general, parece que los Cardinals han perdido un par de puntos tanto en ataque como en defensa, por lo que su trono en la NFC Oeste está más amenazado que nunca. Tanto, que todas las predicciones dan por favoritos a San Francisco, aunque yo no descartaría, ni mucho menos, que Arizona vaya a revalidar el título de su división. Deberían estar en la pelea, y como Leinart funcione (esto es mucho decir, pero bueno), ojito con ellos.
San Francisco 49ers. Todas las predicciones que he visto hasta ahora dan a San Francisco como campeón de división. Algunas van más lejos, como la de Lindy's Sports, que cree que los 49ers llegan a la final de la NFC (es increíble que pronostiquen no solo el resultado final de los equipos en la regular season, sino también los resultados de cada partido de playoffs). Candlestick Park volvería a acoger, quizá por última vez, un partido de playoffs. Y es que en el equipo más consolidado de la división, el principal cambio puede referirse a su hogar. Los 49ers van camino de aprobar definitivamente su mudanza 60 km al sur de la ciudad de San Francisco, a la ciudad de Santa Clara. Sería una mudanza light, parecida a la de los Jets y los Giants a East Rutherford, NJ. De hecho, probablemente el tiempo que se tarde en llegar desde el downtown de Nueva York a Meadowlands sea parecido al necesario para llegar de San Francisco a Santa Clara. 44 minutos en coche desde Candlestick Park, según Google Maps. Echad un ojo a este vídeo. El equipo seguiría llamándose "San Francisco" 49ers. Sin embargo, a alguno le ha horrorizado esta mudanza, y le ha hecho evocar profundos sentimientos. Mira que a mí no me gustan las mudanzas, pero es que en este caso es tan light que me resulta bastante indiferente. Por no abandonar, no abandonan ni la santidad de su sede. Hablando de mudanzas, aunque sea temporales, hay que decir que el 31 de octubre los Niners jugarán como locales en Wembley, contra los Broncos en las llamadas International Series. Oportunidad para que el aficionado europeo vea en directo un partido de la NFL. Experiencia sumamente recomendable. Sale caro, pero merece la pena. Por cierto, este es otro factor que hay que tener en cuenta: San Francisco juega un partido menos en casa que sus rivales. Por mucho que se intente crear un ambiente favorable al teórico local en Londres, no es lo mismo. Es un partido en campo neutral. Económicamente buen negocio; deportivamente, cuanto menos, dudoso.
Como adelantaba, la principal fortaleza de los 49ers de cara a la temporada que viene puede ser su estabilidad. Son un buen equipo con un año más de experiencia, lo que normalmente, salvo vejez acuciante, significa mejor rendimiento. Considerando que el año pasado terminaron 8-8 y que este serán mejores y los Cards algo peores, cabe concluir que ganarán algo más y que será suficiente para liderar la división. Esto sobre el papel, pero ya veremos. Veamos la pinta que tiene la plantilla.
San Francisco es un equipo áspero, rocoso; hasta analizar su plantilla resulta algo complicado. No hay nada especialmente bueno, pero tampoco especialmente malo. Joder, qué difícil. A ver si aguantáis la lectura de los siguientes párrafos. Espero que no os hastíen (qué manera de incitar a la lectura, queridos lectores).
El quarterback es Alex Smith. Puede que esta temporada tenga su última oportunidad para demostrar que es un QB OK para SF (que vivan las abreviaturas, que tanto gustan en los Iueséi). Smith está en una situación en cierto modo similar a la de Leinart. Smith fue el número 1 del draft de 2005. Aaron Rodgers fue el 24. Las comparaciones son odiosas, claro. Hasta ahora Smith no ha justificado su lugar de elección. Ha sufrido lesiones que le han hecho perderse dos temporadas casi completas, sí, pero su progresión es un poco lenta. No es JaMarcus Russell, pero tampoco un quarterback titular de garantías. Su segunda mitad de temporada 2009 fue razonablemente buena. Y esta temporada termina contrato, así que cabe esperar que lo dé todo. En cualquier caso, parece el QB titular más fiable de toda la división (esto tampoco es decir demasiado).
Entre el equipo de receptores, Michael Crabtree deberá confirmar en su segundo año lo que se esperaba de él. En su año de rookie, consiguió el mayor número de recepciones de un novato desde Jerry Rice. Y eso a pesar de que por discrepancias en cuanto a su contrato se perdió toda la pretemporada y los primeros cinco partidos. No importó. El otro objetivo principal de los pases de Smith debería ser el tight end Vernon Davis, en palabras de sus rivales el más rápido de la NFL. Dos receptores de primera categoría, aunque en este apartado los Cardinals tienen a priori la ventaja.
El juego de carrera ha llevado el peso del ataque de los 49ers la pasada temporada, gracias a Frank Gore, un jugador capaz de conseguir yardas no solo de carrera sino también de pase. Eso sí, preocupa su tendencia a las lesiones. Desde 2006 no juega una temporada completa. Y los Niners lo intentan proteger limitando sus carreras: solo una vez corrió más de 20 veces la temporada pasada. Gore rinde a pesar de su línea ofensiva. Si en Green Bay hay queja, en San Francisco también tienen lo suyo: los Niners son el equipo que permitió más sacks considerando las últimas tres temporadas. Punto débil.
La defensa debería ser la mejor de la división. No creo que sea una defensa para tirar cohetes, sobre todo su secundaria, pero cumple. Muchos consideran al linebacker Patrick Willis como el mejor jugador de los de San Francisco. Su línea defensiva es decente, sin más. Y su secundaria, mediocre. Les cuesta defender el pase profundo decentemente.
Bueno, leyendo el análisis cuesta un poco comprender por qué todos dan como favoritos a los de San Francisco, si línea por línea, jugador por jugador, no se ve una ventaja competitiva clara en relación con Arizona. Como apuntaba al principio, quizá sea su estabilidad la que contribuye a su favoritismo.
El tema del calendario ya lo apuntábamos cuando hablábamos de los Cards: fácil, pero menos que el de Arizona y, sobre todo, un partido menos en casa (Wembley). Bueno, ese partido de menos en casa no es contra el equipo más fuerte de la NFL, pero como es otro equipo que ha sufrido grandes cambios es una incógnita cómo responderá. Su calendario es el más duro de la división, juegan contra teóricos gallitos como Packers o Saints y tres de los cuatro primeros partidos de la temporada son fuera de Candlestick Park.
Conclusión: favoritos para ganar su división porque no han experimentado cambios traumáticos, pero no lo tendrán tan fácil como parece leyendo a muchos.
Seattle Seahawks. Los Seahawks intimidan tanto como el personaje de la foto anterior. Su temporada pasada fue desastrosa. Tanto, que rodó la cabeza de Jim Mora en su primera y única temporada como entrenador del equipo de Seattle. Llega Pete Carroll al banquillo desde la sancionada universidad de Southern California. Dicen que su (buena) mano se notó ya en el draft. Aún así, el equipo es muy malo. Debería luchar por no ser el peor equipo de su división, y que sus jóvenes progresen.
Veamos por qué.
El quarterback titular, Matt Hasselbeck, está totalmente de vuelta. Sus mejores años ya pasaron, y aunque en su día condujo a Seattle a la Super Bowl, no parece que esté ni física ni mentalmente preparado para estos trotes. Lleva 10 años en Seattle. Está como el que lleva de botellón 6 horas en una casa sentado en un sillón: apalancado y desmotivado. No puedes esperar ya nada excepcional de él. Sí, igual caen un par de copillas más, pero más por inercia que por otra cosa. Así está Hasselbeck. Para intentar motivarlo un poco, meterle un poco de presión a ver si despabila (mi profesor de lengua decía que era "despabilar", aunque nunca se lo escuché a nadie más; también decía que era "pelandusca" en vez de "pelandrusca", aunque así lo escribía Cela en La Colmena y eso da un poco más de caché, ¿no?) han fichado a un QB de los Chargers cuyo currículum impresiona: su nombre es Charlie Whitehurst y en sus 4 años de carrera profesional todavía no ha lanzado un pase en la NFL. Como que mucho no acojona. A pesar de su falta de experiencia, ha firmado un contrato de 2 años por un total de 8 millones de euros (sí, el mundo es muy injusto). Quién sabe, igual le vemos lanzar algún pase y nos asombra. Bueno, que la posición de mando en ataque es floja.
Los receptores tampoco son nada excepcional. Excepcionalmente bueno, quiero decir. Destaca la presencia del impronunciable y sobrepagado Houshmandzadeh. Nate Burleson se fue a Detroit. Tienen en John Carlson a un tight end decente, pero poco más potable, al menos que se sepa.
En cuanto al juego de carrera, Justin Forsett es su corredor titular. Ninguna maravilla. Eso sí, habrá unos cuantos jugadores listos para acarrear el football. Dicen que es lo que le gusta a Carroll, tener una tropa de corredores que se repartan las carreras para que todo el mundo esté hambriento y dé lo mejor de sí. El otro implicado es Leon Washington, tras la firma y despido en una semana de LenDale White [corregido, gracias a Anónimo por su comentario]. A ese juego de carrera deberá ayudar en la línea de ataque la primera elección del draft de la franquicia de Paul Allen: Russell Okung. Buen nombre. Suena contundente. Deberá hacerse grande, ya que pese a su condición de novato, el nivel de la línea de los Seahawks hará que seguramente sea titular desde el principio.
La defensa también es muy mejorable. Su línea defensiva es normalilla tirando a mala. Ningún playmaker en el plantel. Detrás de estos gorditos, Lofa Tatupu (otro buen nombre) y Aaron Curry deberán responder a las expectativas. El primero fue Pro Bowler y el segundo hizo una buena temporada el año pasado. Por último, la secundaria no funcionó el año pasado, como prueba el dato de que Seattle fue el tercer equipo que más yardas de pase permitió en 2009. Marcus Trufant, otro ex-Pro Bowler, deberá ponerse las pilas para que la cosa mejore.
Lo mejor de Seattle, incluso desde el punto de vista antroponímico, en el kicker: Olindo Mare. No es Osole Mio, pero no está mal. Sobre todo para un equipo costero que tiene a un halcón marino en su nombre. Coñas sin gracia aparte, Mare es un muy buen kicker, que para su desgracia tiene pocas oportunidades de demostrarlo. El punter, Jon Ryan, también lo hizo bastante bien el año pasado. En su caso, le dan más oportunidades de las que desearía para demostrarlo.
El calendario no es malo, es muy asequible. Están en la NFC Oeste. Seguro que arañan algunas victorias, además su estadio es cojonudo, malo será que no den alguna alegría al Jugador Número 12. Todo lo que sea más que ganar cuatro o cinco partidos sería un exitazo. No sé por qué, pero los veo por encima de los Rams. Es que los de Seattle desprenden un cierto halo de optimismo que me da algo de buena espina. Los Rams, en medio de otro lío extradeportivo de cambio de dueños, no tanto. Terminemos el análisis de la división con ellos.
St. Louis Rams. Los Rams fueron el peor equipo de la NFL la temporada pasada. Esta deberían luchar por el honor de no elegir en primera posición en el draft de 2011. Bueno, los de Lindy's Sports los dan como el segundo equipo de la división, aunque yo no termino de entender por qué. Su guerra debería librarse contra los Seahawks, pero no creo que tengan suficientes recursos para amenazar a 49ers y Cardinals. Bueno, tienen al quizá mayor talento individual, al menos ofensivo, de la división: Steven Jackson. Pero no mucho más.
Supongo que ya habréis terminado de escuchar la canción de Hüsker Dü, así que os dejo la canción que tiene que ver con la NFC Oeste. He elegido una canción de un grupo de la costa oeste. Esa es la única relación. Son los Dickies. La canción seleccionada es una versión que hacen los Dickies de un tema infantil de un programa estadounidense. Me he acordado de ella porque el pasado sábado vi un peliculón que os recomiendo a todos, Kick Ass. Esta canción suena en uno de los muchos momentos cojonudos de la película. La mejor película que he visto en mucho tiempo, si os gusta el cine tarantiniano, esta os encantará. Bueno, la canción se llama Banana Splits. Aquí la tenéis.
Sigamos con los Rams. El jugador que palpará el culo del center será el novato Sam Bradford. Número 1 del draft. Lo normal es que no esté todavía preparado, pero la falta de presión por ganar y la confianza de su equipo pueden hacer que el tío esté cómodo y haga una temporada decente. Una incógnita, en cualquier caso. Bulger ya se ha ido de St. Louis. Lo que no se espera que sea de mucha ayuda para Bradford es el cuerpo de receptores. De los peor valorados de la liga. Poco que rascar.
Lo que sí ayudará a Bradford, atrayendo la atención de las defensas rivales y liberándole de algo de presión, es Steven Jackson, el running back titular de los Rams. Estamos hablando del líder de yardas de carrera de la NFC. En un equipo que fue el peor de la liga, que ganó un solo partido. El chico tiene mérito, pero le falta ayuda. La línea ofensiva está plagada de primeras rondas del draft, y muy altas, pero que todavía tienen mucho que demostrar. Aunque, por lo menos, la línea de St. Louis puede presumir de haber permitido que Jackson fuese el segundo mejor corredor de la liga, sólo por detrás del omnipotente Chris Johnson.
La defensa en principio es para echarse a llorar. No hay presión al pasador (pass rush, que le llaman). Les crujen también por tierra. Qué más decir, si no pueden parar el ataque terrestre ni el aéreo, la invasión es inevitable. Si es que tampoco hay que analizar tanto, ganaron un mísero partido en la temprorada 2009, no es casualidad, sino causalidad.
Una vez más, como en el caso de Seattle, encontramos a la unidad más competente de la plantilla en los equipos especiales. Los dos futbolistas, el kicker y el punter, son más que decentes. Josh Brown, pocas veces, y Donnie Brown, demasiadas, han demostrado que valen.
Y con este panorama tan desolador, ¿cómo es que hay quien se atreve a pronosticar que quedarán por encima de un equipo decente como Arizona? Pues los señores de Lindy's Sports consideran que tienen lo que hay que tener para quedar segundos en su división sin justificar muy bien por qué. Halagan con fruición a Steven Jackson y dicen que los receptores no son tan malos como parece; que están aprendiendo y ojito con ellos. Además se sorprenden de que nadie votase al linebacker Laurinaitis como Defensive Rookie of the Year, a pesar de liderar al equipo en placajes por encima de Atogwe, un tío con renombre aunque menos del que parece, o por lo menos nadie ha acudido desesperado a ficharlo cuando los Rams decidieron no volverse locos al no ofrecerle la renovación por el precio que pedía. Bueno, que son jóvenes y tienen a una estrella como líder. Quién sabe. Ejemplos de "rebotes" de temporadas desastrosas a ganadoras hay muchos en el deporte norteamericano y en la NFL en particular, sobre todo si hay jóvenes talentos de por medio, pero a mí me da que no es el caso.
No sé, yo creo que pelearán el último puesto con Seattle y se quedarán con la cuchara de madera. Que el equipo esté en venta tampoco da buen rollito. Que Steven Jackson sume muchas yardas y Bradford se vaya curtiendo. Y de paso, que ganen más de un partido, pero poco más.
Absurda predicción final. La NFC Oeste volverá a ser la peor división de toda la liga. El liderato estará barato y no habrá plazas de wild card para los no-campeones. Ganará San Francisco (apuesto por este) aunque Arizona le peleará la victoria. Los otros dos, a evitar el deshonroso derecho a elegir los primeros lugares del draft 2011.
martes, 29 de junio de 2010
viernes, 18 de junio de 2010
Mis absurdas predicciones: NFC Norte (con bonus track)
Comienzo la tanda de pronósticos sobre el resultado de la temporada 2010 en la NFL por la NFC Norte (¿qué debo escribir, "NFC Norte" o "NFC North"? Parece que lo segundo tiene más sentido, porque decir National Football Conference Norte --que es lo que realmente digo, aunque abreviado-- como que queda raro, pero estoy tan acostumbrado a escuchar el punto cardinal traducido, que lo dejaré así). Como adelantaba en la anterior entrada, dado que el sistema de clasificación para los playoffs se basa principalmente en el resultado de cada división, publicaré mis augurios división por división. Cuando haya terminado de analizar todas las divisiones de cada conferencia, haré recapitulación para hablar de los equipos que, dentro de cada conferencia, tienen mejor pinta para conseguir plaza de wild card y reflexionar sobre lo cara o barata que estará la plaza de wild card (lo que dependerá de la igualdad que haya: el año pasado, con 9 victorias te podías clasificar para los playoffs de la AFC --los Jets y los Ravens lo hicieron--; el anterior, con 11, no tenías la plaza asegurada --los Patriots se quedaron fuera con 11 victorias--).
El análisis incluye un factor que siempre hay que tener en cuenta en una competición en la que no todos los equipos juegan contra los mismos rivales: la dureza del calendario. Porque en la NFL hay 32 equipos y se juegan 16 partidos de temporada regular. 6 de ellos contra los equipos de la misma división (no todas son igual de fuertes, ni mucho menos, a quién no le gustaría caer hoy en la NFC Oeste). Y el resto, pues con otros equipos, no todos con los mismos rivales. Eso hace que los resultados de cada equipo no sean realmente comparables, pero es lo que hay. No pueden jugar todos contra todos, sería demasiado duro para los jugadores. De hecho, la NFL pretende acortar la pretemporada, actualmente de 4 partidos, a 2 partidos, incluyendo 2 partidos adicionales de temporada regular, pero los jugadores parece que no están por la labor (mayor riesgo de lesiones sin retribución adicional, en principio). Así que tendremos muy presentes los calendarios a la hora de evaluar las posibilidades de cada equipo.
¿Por qué empezamos por la NFC Norte? Bueno, quizá huelga la explicación, pero la doy. Empiezo por aquí, en primer lugar, porque como es la división en la que está encuadrado mi equipo, los Packers, es la que conozco más en profundidad, por lo que necesito menos preparación previa para analizarla. Además, históricamente, es la división con más solera: el partido entre Bears y Packers es el que más se ha repetido en la historia de la NFL y estos equipos son los que más títulos nacionales (en Estados Unidos quizá dirían mundiales) acumulan: 12 Green Bay, 9 Chicago. Igualmente, aunque nunca hayan ganado un título nacional, los Vikings y los Lions son equipos históricos, el segundo fundado en 1930 y el primero, fundado en 1961, ha disputado cuatro Super Bowls, que perdió (los Vikings se caracterizan por su mala suerte). Por eso, para mí junto con la NFC Este, la NFC Norte es la división con más solera del football profesional norteamericano.
Como adelantaba, los cuatro equipos que forman la NFC Norte son los Minnesota Vikings, los Green Bay Packers, los Chicago Bears y los Detroit Lions. Por ese orden quedaron clasificados la temporada pasada. Apunte geográfico: todas las sedes de los equipos están muy cerca. En este sentido, puede que sea la división más concentrada geográficamente de la NFL junto con la AFC Norte. Queda dicho.
Qué creo que va a pasar: que Packers y Vikings se jugarán el liderato en los partidos que jueguen entre ellos. Tengo muchas dudas sobre quién será el primero, aunque obviamente espero que sea Green Bay. Chicago está un escalón por debajo y Detroit, todavía, varios. Justifiquemos estas afirmaciones analizando brevemente a todos los equipos implicados.
Minnesota Vikings. Los Vikings me dan miedo. Esa es la sensación que me transmiten como aficionado de los Packers. Eso sí, todo depende de que el número 4 decida seguir en activo (que lo hará, aunque en el último momento, para que se hable más de él) y conserve su salud durante toda la temporada. Si se quedan sin él, Tarvaris Jackson tendrá que asumir las labores de mando, con lo que los Vikings tendrán que volver al planteamiento de hace dos años y su ataque dependerá fundamentalmente de Adrian Peterson, que es un excepcional jugador, hasta la explosión de Chris Johnson el mejor running back de la NFL sin discusión, pero es un jugador en el que no puedes confiar en los momentos más calientes, porque se le cae el balón de las manos (bueno, el número 4 también suele lanzar intercepciones en los momentos calientes).
Posición por posición, los Vikings son un gran equipo, con pocos puntos débiles. En cuanto al ataque, Favre demostró el año pasado que sigue siendo uno de los mejores quarterbacks de la liga. Favre es muy bueno cuando no está bajo presión. Si la línea ofensiva le protege como el año pasado, en el que el 4 era casi intocable, seguramente hará otro buen año. Si se le presiona, su porcentaje de acierto baja ostensiblemente. En cualquier caso, considerando que la línea de ataque será seguramente la misma que la temporada pasada y que el running back de Minnesota es un tío que atrae la atención de la defensa (aunque este año el juego de carrera podría notar la baja de Chester Taylor), cabe esperar que Favre vuelva a tener la comodidad necesaria para rendir a buen nivel.
Los receptores también son muy buenos. Percy Harvin fue un gran fichaje el año pasado, en el que culminó una gran temporada de rookie, jugando tanto de receptor como de retornador. Sidney Rice (sobre todo) y Bernard Berrian son receptores de primera categoría. El tight end titular, Visanthe Shiancoe, además de tener un nombre cuya pronunciación por Moisés Molina mola escuchar, es un jugador más que decente, aunque los Vikings deberían ir buscando algún sustituto, ya que tanto él, que tiene 30 tacos, como el otro tight end, Kleinsasser, de 33, van teniendo una edad. En cualquier caso, nada preocupante a corto plazo. Por terminar con el ataque, el kicker, Ryan Longwell, es un tío fiable, factor muy importante en partidos apretados y en playoffs.
En cuanto a la defensa, el mayor defecto que se les ve a estos Vikings está en la secundaria. Su línea defensiva es temible. Su jugador más destacado es Jared Allen, que seguro que volverá a ser uno de los tíos más temidos por los quarterbacks de la NFL. Sin embargo, es la secundaria la que recibe más palos de la prensa. En su descargo, quizá cabría apuntar que dado que los Vikings son un equipo muy anotador, sus rivales se ven forzados a utilizar mucho el juego aéreo, a arriesgar más para recortar distancias o mantener el ritmo, y eso hace que la probabilidad de que te hagan muchas yardas de pase suba.
Por terminar con el análisis de los jugadores, los equipos especiales de Minnesota son más que decentes, y han sido claves en más de un triunfo la temporada pasada gracias a las posiciones de campo que consiguen para el equipo, tanto en ataque como en defensa. La labor de Harvin como retornador, como ya adelantaba, ha sido muy buena.
El equipo técnico de los Vikings y, en particular, su entrenador Brad (para algunos Bad) Childress es otro de los aspectos que se suele apuntar como punto débil del equipo de Minnesota. Yo no creo que lo estén haciendo tan mal. El hecho de tener a Favre centrado hay que valorarlo. Sobre todo viendo cómo terminó la temporada anterior en los Jets. Mérito de Childress. Y eso que Favre es un tío complicado, al que se le va la pinza mucho. Childress está sabiendo manejar esta situación con bastante acierto, aunque en estos momentos se enfrenta a nuevos problemas que a ver cómo se resuelven. Así, hace unos días Childress comentó su enfado por la ausencia de Adrian Peterson de un entrenamiento obligatorio del equipo. Las comparaciones son odiosas, claro. Si se enfada por la ausencia del running back, ¿no debería también por la del quarterback, que tiene contrato en vigor? Pues no. Dice Childress que el caso de Brett es especial, que no cree que Peterson esté considerando la retirada. Bueno. Ojo a la posible marejada en el vestuario. Que el futuro de los Vikings no está en Favre, sino en Peterson. Como empiecen las movidas, el equipo lo notará.
En cuanto al calendario de los Vikings para la temporada que viene, aunque su dureza es "media" teniendo en cuenta el balance de victorias-derrotas de sus rivales en la temporada pasada (es el 15.º más duro de toda la liga) se esperan emociones fuertes desde el principio. La NFL comienza un jueves con la revancha de la final de la NFC de la pasada temporada: Saints-Vikings. Por si ese precedente no fuese suficiente para caldear el ambiente, Darren Sharper y Shiancoe lo están calentando aún más vía Twitter: el primero empezó con este comentario de mal gusto "Well y'all seen Brett had surgery on that ankle we got after in the championship game. Come Thursday night 1st game. X marks the spot". Que va a por la rodilla recién operada de Favre. Shiancoe entró al trapo, y lo último que hizo es tunear una foto de Bin Laden añadiendo un bocadillo en el que decía "I'm Darren Sharper". Curradísimo, como podéis ver aquí. Las grandes citas serán, una vez más, las Favre Bowls: los partidos contra Green Bay en las jornadas 7 y 11, el primero de ellos en horario de Sunday Night. Cabe destacar que el calendario de los Vikings es teóricamente más difícil que el de los Packers, aunque esta teoría tiene en cuenta el rendimiento de los equipos el año pasado, no el próximos, así que está todavía por ver. En cualquier caso, este es un punto, en principio, a favor de Green Bay.
Bueno, he de admitir que, personalmente, es un equipo que no me gusta que gane. Si me diesen a elegir un equipo para que no ganase la Super Bowl, elegiría sin duda a los Vikings. Por eso lo pasé mal la temporada pasada. No quiero ver al 4 ganando una Super Bowl de púrpura. Qué le voy a hacer. Si es que me pasa con los vikingos en todos los deportes...
Mi pronóstico es que esta temporada de los Vikings debería ser similar a la pasada en la medida en que Favre esté. Deberían pelear por el liderato de la NFC Norte con los Packers y también al de la conferencia. Si no está el 4, su rendimiento bajará, aunque deberían seguir aspirando a una plaza de wild card.
Green Bay Packers. Muchos analistas los sitúan en estos momentos como el mejor equipo de toda la NFL. Ya anticipaba alguno que su final de temporada era el típico que hacía disparar el hype (término de difícil traducción, quizá la mejor sea expectativas, aunque también tiene que ver con la moda) sobre los Packers y que seguro que los Power Rankings y quinielas que se hiciesen durante la offseason los situaban como favoritos para la Super Bowl. No se equivocaba quien decía eso. Por citar a un par de fuentes relevantes, Peter King y Pro Football Weekly los sitúan a la cabeza de sus rankings. ¿Está justificado tanto optimismo?
Bueno, es evidente que el ataque de Green Bay es excepcional. No soy el más indicado, por partidista, para hablar de las virtudes de Rodgers. Personalmente creo que ya está entre la élite de los quarterbacks de la NFL. Su defecto viene a la hora de soltar el balón. En ocasiones lo aguanta más de la cuenta, lo que explica, en parte, la cantidad de sacks que recibió la temporada pasada, sobre todo en su primera mitad, que no solo son culpa de la línea ofensiva. De hecho, por no soltar el balón antes de lo que debería, Arizona consiguió el touchdown que eliminó a los Packers de los playoffs de la temporada pasada. Pocos defectos más le veo. Hasta es un tío sensato fuera del campo (que no políticamente correcto, como habréis podido comprobar los que hayáis leído sus críticas despiadadas a los comentaristas televisivos).
En el resto de posiciones de ataque, me encanta el tight end Jermichael Finley, un jugador joven que promete mucho y que ya mostró el año pasado de lo que es capaz. El cuerpo de receptores es muy bueno, entre los que sobresale Jennings y en el que aguanta el veterano Donald Driver. Ryan Grant es un excelente running back, para mí menos utilizado en algunos partidos de lo que convendría (hay partidos en los que la West Coast Offense puesta en práctica por McCarthy llega a eliminar el juego de carrera). El punto más débil está en la línea de ataque, a la que se señala como principal culpable del gran número de sacks que sufre Rodgers. Para solucionar este problema, la primera elección del draft de los Packers este año fue Bryan Bulaga, un offensive tackle que muchos analistas consideraban que iba a ser elegido mucho antes en el draft. A ver si responde a las expectativas.
Para terminar mi opinión sobre el ataque de los Packers, hablemos del kicker. La temporada pasada de Mason Crosby fue bastante mediocre. Falló muchas patadas que no debería. Del rendimiento de Crosby dependerá que los Packers ganen su división y aspiren al título. No creo que sea necesario justificar la importancia del kicker en la NFL, porque pese a su apariencia frágil y hasta cómica en muchos casos, son lo pichichis de esto, y como fallen estás perdido. Que se lo digan a los Chargers, cuyo kicker, Nate Keading, de los mejores de la liga, la cagó de forma estrepitosa en su partido de playoffs del año pasado (falló tres patadas, 9 puntos, algo sin precedentes) y los Chargers cayeron ante los Jets por solo 3 puntos de diferencia.
Vámonos a la defensa. En cuanto a la defensa no soy tan optimista como muchos analistas. Las estadísticas del año pasado engañan. A mi juicio, el principal problema de los Packers no era la línea ofensiva. Es la defensa contra el pase en los partidos de verdad. A base de destrozar desde el punto de vista defensivo a equipos mediocres (Lions dos veces, Browns o Seahawks) la estadística global oculta que los equipos de verdad ultrajaron sin contemplaciones a los Packers con su juego de pase. Roethlisberger hizo más de 500 yardas de pase; Favre dominó en los dos partidos contra Minnesota; en el partido contra Baltimore, cada pase profundo de Flacco o era pass interference o completado; y para terminar, Kurt Warner destroza a la defensa de los Packers en el partido de wild card, en el que la defensa de los Packers fue inexistente. En particular, Bush es un tío que me desespera (estoy hablando de football, del cornerback).
Digo esto a pesar de que en la defensa de los Packers hay dos muy buenos jugadores, de los que llaman playmakers (porque hacen jugar al equipo), Charles Woodson, MVP defensivo de la temporada regular 2009 (para mí no merecido, porque sus grandes números se construyeron fundamentalmente ante equipos pésimos) y Clay Matthews, cuyo rendimiento como rookie la temporada pasada fue excelente, mucho mejor de lo esperado.
Apuntados los problemas en la defensa contra el pase, para mí más graves incluso que los de la línea ofensiva y que deberían haber sido tratados en primer lugar en el draft de esta temporada, hay que decir que la defensa contra la carrera fue la mejor de la NFL. Cuestión fundamental en otros tiempos, en los que se decía que en playoffs el juego de carrera era el que hacía ganar campeonatos, aunque no en los presentes, en los que el pase es la variable esencial, tanto en defensa como en ataque, para aspirar a la Super Bowl.
En cualquier caso, la transición de la defensa 4-3 a la 3-4 la temporada pasada creo que puede considerarse un éxito [los que no sepan de qué hablo con eso de 4-3 y 3-4 tiene una explicación (en ingles) aquí; esencialmente, el primer número hace referencia al número de jugadores de la línea defensiva y el segundo al número de linebackers]. El coordinador defensivo, Dom Capers, ha sabido implantarla de manera poco traumática. Esperemos que la temporada que viene vaya aún mejor, que debería.
Finalmente, los equipos especiales son otro de los puntos débiles de Green Bay. De hecho, esta offseason se está realizando un casting para elegir al nuevo punter de los Packers. Este defecto también debe ser corregido para que los Packers puedan resultar competitivos a la hora de la verdad.
El último dato importante, la (no) dureza del calendario: los Packers tendrán un calendario relativamente favorable la temporada que viene. El 22.º más duro de la liga. Si la teoría se cumple, claro, porque el balance del año pasado de algunos equipos a los que se enfrentarán los Packers posiblemente no refleja su potencia actual. Hablo de equipos como Jets, 49ers o Redskins, que deberían mejorar sus registros del año pasado.
Mi conclusión es que los Packers son un equipo excelente, aunque no creo que en estos momentos deban ser considerados como los mejores de la NFL, ya que no tengo claro ni que lo sean de su división. Eso sí, deberían estar ahí, peleando por la primera plaza de la división e incluso de la NFC. Viajemos al sur del lago Michigan, a Chicago.
Chicago Bears. Los Bears están haciendo algo que no me acabaría de convencer si fuese aficionado de ese equipo: están basando su modelo deportivo en fichajes de offseason, ya sea mediante intercambio de cromos (así ficharon a Cutler) o firmando a agentes libres (Julius Peppers, Chester Taylor y Manumaleuna --volved a leerlo, que seguro que os habéis equivocado--), en detrimento del crecimiento vía draft. Esto implica un inconveniente: el equipo envejece, porque los fichajes por definición son más veteranos que los jugadorse que entran en el draft, el proyecto tiene que ser más a corto plazo y si los resultados no llegan en poco tiempo, el modelo es un fracaso. La ventaja es que el rendimiento de estos jugadores ya es conocido, por lo que no te colarán un JaMarcus Russell.
El año pasado fue un fiasco para los Bears, 7-9 [corregido, la versión inicialmente publicada decía 6-10 por error], muy por debajo de las expectativas creadas, que situaban a los Bears peleando por su división con los Vikings. Creo que la baja de Urlacher para toda la temporada les afectó mucho.
El ataque de los Bears tiene jugadores de evidente calidad. La temporada pasada de Cutler fue decepcionante. Fue el quarterback que más intercepciones lanzó de toda la NFL. Esta temporada servirá para evaluar si el intercambio por Orton ha tenido sentido para Chicago. Mike Martz, el nuevo coordinador ofensivo de los Bears, lo define como un jugador con la precisión de Kurt Warner y un brazo más fuerte (Martz entrenó a Warner en los Rams del Greatest Show on Turf). Yo no me lo creo, a ver si Cutler se lo cree y mejora. En cuanto a los receptores, Hester y Knox me parecen jugadores bastante notables, y este año la llegada de Manumaleuna como tight end añade profundidad a la posición junto a Greg Olsen. El backfield se ha reforzado también. Forté quizá no ha respondido el año pasado a las altas expectativas generadas en su temporada de rookie, pero la llegada de un tío curtido como Taylor seguro que le viene muy bien a él y al equipo. En definitiva, a priori, un buen ataque.
La defensa debería mejorar en relación con el año pasado, al sumarse un crack como Julius Peppers, fichado como agente libre, y Brian Urlacher, el símbolo de este equipo, que volverá tras un año en blanco. Dos playmakers de primera categoría. Quizá el punto más débil está en los defensive backs, pero en líneas generales parece una defensa bastante sólida.
En cuanto al equipo técnico, la llegada de Mike Martz como coordinador ofensivo es otra de las principales novedades de los Bears para 2010. ¿Podrá sacar lo mejor de Cutler? Sin embargo, ahí sigue Lovie Smith, denostado por muchos aficionados de los Bears e incluso por la prensa. Parece claro que esta es su última oportunidad. O mejora ostensiblemente, o se irá a la calle.
El calendario de los Bears es relativamente duro. El 14.º de la liga, el más duro de la NFC Norte. Teniendo en cuenta que Packers y Vikings están en su misma división, es difícil que no sea duro.
A pesar de los fichajes, creo que los Bears están todavía un peldaño por debajo de Vikings y Packers. El que pasa el balón y los que corren con él creo que son algo peores que los de los equipos del norte. No se les puede descartar para dar la sorpresa, pero como me tengo que mojar un poco, porque de lo contrario esta primera predicción sería una auténtica basura, preveo que quedarán terceros en la división y que no conseguirán plaza de wild card, aunque podrían quedarse cerca. Si todo va como creo, una de las plazas de wild card irá para el segundo de la NFC Norte, y para la otra apostaría por el segundo de la NFC Sur o Este.
Detroit Lions. A base de quedar en las últimas posiciones, los Lions han ido acumulando jóvenes talentos en el draft que en algún momento tendrán que explotar y esta franquicia irá para arriba. De todos modos, la siguiente temporada no parece que vaya a ser la de la explosión.
Los Lions vienen de ganar solo 3 de sus últimos 40 partidos, 2 partidos en las dos últimas temporadas, los dos en casa y uno de ellos in extremis, en la última jugada del partido y contra los Browns. ¿Hace falta decir algo más para justificar por qué creo que van a ser los últimos de la división?
La otra gran esperanza del ataque es un jugador consolidado. Un receptor estrella, Calvin Johnson, Megatron, alto, fuerte, rápido... Y siempre con dos tíos encima y sin compañeros que le permitan explotar sus excelentes cualidades. Sin embargo, para la próxima temporada llega el receptor Nate Burleson, agente libre procedente de los Seahawks, que puede ayudar mucho al ataque de Detroit, ya que será otro foco de atención de la defensa, que no podrá concentrarse tan alegremente en Calvin Johnson.
En la defensa la esperanza es el rookie Suh. Novedad importante. Los Lions, que tenían la segunda elección del draft, eligieron al que para todos los analistas era el mejor jugador disponible, el defensive tackle Ndamukong Suh. No fue número 1 porque los Rams consideraban prioritario reforzar la posición de quarterback, desde la que puedes construir un equipo ganador más fácilmente (si el jugador tiene talento) que a partir de un tío que juega en la línea defensiva como Suh. Este defensive tackle es una mala bestia, seguro que sus tackles estarán entre las jugadas más espectaculares todas las jornadas, porque el tío no placa, PLACA. No me extrañaría que se comiera alguna que otra falta personal por ello (unnecessary roughness). Ya puede tener cuidado la línea de ataque de los Packers, porque este tío se come a Rodgers. Además, ha llegado otro veterano defensive end, Kyle Vanden Bosch, ex de los Titans, que subirá el nivel de la línea defensiva. A esta línea se une otro veterano, ex de los Packers, Corey Williams. En la secundaria, el free safety Louis Delmas apuntó buenas maneras en su año de rookie y se espera que siga mejorando. Aunque ya no sea un cachondeo, la defensa de los Vikings tampoco será temible.
En cuanto a la dureza del calendario de los Lions, pues cabe decir algo parecido a lo que hablábamos en el caso de los Bears. Su división es muy dura y ellos son claramente los peores. Por eso, teóricamente son los que tienen un calendario más duro en la NFC Norte (porque no pueden jugar contra ellos mismos). El 13.º más duro de la NFL.
Creo que con ganar más partidos que la temporada pasada y, en particular, alguno fuera, los Lions podrían darse por satisfechos. Lamentablemente para ellos, creo que seguirán siendo un equipo entrañable, unos leones poco feroces. El principal objetivo debería ser el crecimiento como jugadores de sus jóvenes talentos para poder tener un equipo realmente competitivo a medio plazo. Si, además, alguno de los partidos lo ganan como el de los Browns del año pasado (recordad, el cómo importa), de modo épico, la temporada habrá merecido la pena. Aunque seguramente, salvo que os compréis el Game Pass, no veréis ningún partido de Detroit en directo. Dudo mucho que el Plus, mejor dicho, la NFL, designe un partido de un equipo tan perdedor como este para su emisión internacional.
Absurda predicción final. Como adelantaba, el primer puesto debería depender del duelo particular entre Vikings y Packers. Si alguno consigue ganar los dos partidos, la división será suya, y puede que la ventaja de campo durante todos los playoffs. Que la suerte esté del lado de los de Wisconsin, que hará falta. Los Bears serían terceros, y los Lions, a distancia, cuartos.
Si tienen algún comentario sobre el análisis y las predicciones, será más que bienvenido.
[A partir de aquí esto no va de football, así que los que solo os paséis para leer sobre temas "footballísticos" podéis dejar de leer]
Me vais a perdonar, pero no puedo dejar de comentar una cuestión que nada tiene que ver con el football, aunque sí con el deporte. Me ha indignado tanto que hasta había pensado escribir un artículo exclusivamente sobre esto, aunque me he contenido porque este blog está para hablar sobre la NFL. Lo dejo como pegote de cierre a este artículo, como bonus track.
Sabéis que Madrid se ha presentado ya dos veces como candidata a albergar los Juegos Olímpicos, en 2012 y 2016, cosechando sendos fracasos. Parece que lo va a volver a hacer para los Juegos de 2020 o de una ocasión posterior. Entre las mentiras que venden los responsables de la candidatura, está que Madrid es una ciudad comprometida con el deporte. Y una puta mierda. Las instituciones públicas madrileñas son un ejemplo de abandono y marginación al deporte. Por eso celebraré todas las veces que fracase la mentada candidatura, basada en la hipocresía y el engaño. Aquí lo único que interesa es el negocio puro y duro. Los demás a la mierda.
Esta semana hemos podido ver otro ejemplo. No sé si sabréis que el Estudiantes jugaba de prestado en el Madrid Arena. La cancha es propiedad de una empresa municipal, Madrid Espacios y Congresos ("MEyC"). En su día se firmó un contrato de arrendamiento que vence este mes. Se firmó porque el ayuntamiento construyó un pabellón muy grande en medio de la nada (en la Casa de Campo) que no se usaba para nada. Y había que darle algún uso. Bueno, se usaba solo para el Masters de tenis de Madrid (mira tú, que me suena que lo han vuelto a hacer...). El ayuntamiento, a través de MEyC, ofreció el recinto al Estu en unas condiciones de precio muy ventajosas. Con el paso del tiempo, MEyC vio que lo más rentable era utilizar el recinto para otros fines distintos de los deportivos: conciertos, congresos, muestras gastronómicas, eventos de pastilleros, etc. Por sus santos cojones, MEyC decidió incumplir el contrato e impedir el uso del Madrid Arena al Estu. Eso provocó que el Estudiantes acudiera a los tribunales, aunque hasta que se dictó la resolución judicial correspondiente, el Estu tuvio que jugar varios partidos en Vistalegre (una pista de la que se tuvo que ir porque no podía pagar su alto precio). Evidentemente, los tribunales dieron la razón al Estu y obligaron a los sinvergüenzas de MEyC a cumplir lo pactado en el contrato y permitir que el Estu jugase en el Arena. Ah, se me olvidaba decir que el Estudiantes estuvo durante mucho tiempo retrasando la presentación de su demanda, ya que está en una situación más que complicada, puesto que tiene que llevarse bien con las autoridades municipales, porque sin apoyo municipal cualquier club ACB menos los de fútbol es inviable.
El contrato de arrendamiento del Madrid Arena llega ahora a su fin. En Madrid hay (1) un mal llamado Palacio de los Deportes (que debería llamarse Palacio de los Conciertos) explotado por una joint venture de la Comunidad de Madrid y una empresa privada (Madrid Deportes y Espectáculos) que no va a permitir que el deporte impida la celebración de sus conciertos; (2) el Palacio Vistalegre, plaza de toros cubierta, de gestión privada y situada en el barrio de Carabanchel, que se habilitó para el baloncesto cuando se quemó el Palacio de los Deportes y el Estu no tenía a dónde ir; (3) la Caja Mágica (a.k.a. Caca Mágica o Paja Mágica), carísima obra situada en el centro de a tomar por culo, sin acceso cercano por transporte público y, hasta la próxima temporada baloncestística, sin uso; y (4) el Madrid Arena. Ninguno de estos cuatro pabellones, tres de ellos públicos (gestionados por empresas públicas o semipúblicas) se pone a disposición de un equipo de baloncesto madrileño histórico, y no digo de forma gratuita, sino pagando un precio que se pueda permitir. De hecho, la única alternativa que se plantea como viable es la de Vistalegre, el recinto privado. Tócate los cojones, el Ayuntamiento de Madrid que apoya al deporte.
Y no creáis que les dan remordimientos en admitirlo. Luis Blázquez, presidente de MEyC, no ha tenido ningún reparo en declarar lo siguiente, aprovechando la presentación del acuerdo con el equipo-que-no-debe-ser-nombrado para que dispute sus partidos en la Caja Mágica (en exclusiva, eso sí, que no les gusta compartir nada con la plebe): "El contrato con Estudiantes vence el 30 de junio. El Arena tiene que especializarse en espectáculos musicales y otras ofertas de ocio. ¿Que si Estudiantes podría jugar en la Caja Mágica? No lo creo". Hay que echar al Estu del Madrid Arena porque "la contratación de eventos musicales y similares a largo plazo no es compatible con reservas deportivas si no tienen fechas ciertas también a largo plazo". Podéis encontrar más información en estos artículos del As y El País.
Vuelvo a poner lo que dice Blázquez. Es que es muy fuerte. "El contrato con Estudiantes vence el 30 de junio. El Arena tiene que especializarse en espectáculos musicales y otras ofertas de ocio. ¿Que si Estudiantes podría jugar en la Caja Mágica? No lo creo".
En resumen, de los dos pabellones municipales aptos para ACB (el Palacio de los Deportes es de la Comunidad de Madrid), uno se va a especializar en "espectáculos musicales" y el otro en "deporte", pero el que se destina a eventos deportivos se lo reservan en exclusiva a la sección deficitaria del equipo-que-no-debe-ser-nombrado. La verdad es que todo esto no cuadra con el macropabellón de 20.000 espectadores que iban a construir en Valdebebas para disputar sus partidos en la NBA (que según sus planes, deberían estar disputando desde hace algún tiempo), pero bueno.
Se mima al equipo con más dinero pero que menos fomenta el deporte para los madrileños. Solo tenéis que comparar las fotos de las personas que hacen deporte en las canteras de ambos equipos:
1.- El que no recibe el apoyo del Ayuntamiento de Madrid:
2.- El que recibe el apoyo del Ayuntamiento de Madrid (en la foto, en la que meten al cuerpo técnico y a la directiva para hacer bulto --en la anterior no-- hay varios jugadores salidos de la cantera de Estudiantes, y no solo los del primer equipo):
Como dato complementario, el equipo-que-no-debe-ser-nombrado ha decidido disolver su filial, así que quitad a la mitad de las personas que salen en la foto anterior. Así os haréis una idea de la dimensión de su cantera para la temporada que viene. Y este es el único equipo que no es de fútbol (aunque se financia gracias a él) que recibe el apoyo del Ayuntamiento de Madrid.
¿Os habéis parado a pensar cuántos equipos de la ciudad de Madrid compiten en primera división en deportes distintos del fútbol? En balonmano, ni un equipo; en fútbol sala, tampoco (eso sí, equipos de la periferia unos cuantos); en voleibol, cero; en waterpolo, hockey sobre patines, tres tantos de lo mismo. Ni siquiera en la Liga Nacional de Fútbol Americano (donde también hay que desplazarse a la periferia --Las Rozas y Rivas-- para ver partidos). Nada de nada. Así es el Madrid olímpico que ama el deporte. Un engaño que espero que nunca cuele.
A día de hoy, Estudiantes está sin cancha, en concurso de acreedores y sin el apoyo de ninguna institución pública. Ojo, que soy el primero que está en contra de que se destinen recursos públicos al deporte profesional. El deporte profesional tiene que autofinanciarse (en sentido amplio). En otras palabras, los equipos deben financiarse con los ingresos que genera su actividad ordinaria (patrocinios, contratos televisivos, etc.) y no con subvenciones, incluidas las encubiertas (colocas el nombre de la ciudad/comunidad autónoma y te pago unos milloncejos). Con la que está cayendo, solo faltaba. Eso sí, o follamos todos o la puta al río. Ayudas públicas para todos o para nadie.
Y no os creáis que Madrid está con el deporte. Eso es mentira. Y mientras la sigan manteniendo, me alegraré de los fracasos de las candidaturas olímpicas. Anda y que les den. Con el Anal Intruder.
[Creo que no valgo para diplomático. Ea.]
El análisis incluye un factor que siempre hay que tener en cuenta en una competición en la que no todos los equipos juegan contra los mismos rivales: la dureza del calendario. Porque en la NFL hay 32 equipos y se juegan 16 partidos de temporada regular. 6 de ellos contra los equipos de la misma división (no todas son igual de fuertes, ni mucho menos, a quién no le gustaría caer hoy en la NFC Oeste). Y el resto, pues con otros equipos, no todos con los mismos rivales. Eso hace que los resultados de cada equipo no sean realmente comparables, pero es lo que hay. No pueden jugar todos contra todos, sería demasiado duro para los jugadores. De hecho, la NFL pretende acortar la pretemporada, actualmente de 4 partidos, a 2 partidos, incluyendo 2 partidos adicionales de temporada regular, pero los jugadores parece que no están por la labor (mayor riesgo de lesiones sin retribución adicional, en principio). Así que tendremos muy presentes los calendarios a la hora de evaluar las posibilidades de cada equipo.
¿Por qué empezamos por la NFC Norte? Bueno, quizá huelga la explicación, pero la doy. Empiezo por aquí, en primer lugar, porque como es la división en la que está encuadrado mi equipo, los Packers, es la que conozco más en profundidad, por lo que necesito menos preparación previa para analizarla. Además, históricamente, es la división con más solera: el partido entre Bears y Packers es el que más se ha repetido en la historia de la NFL y estos equipos son los que más títulos nacionales (en Estados Unidos quizá dirían mundiales) acumulan: 12 Green Bay, 9 Chicago. Igualmente, aunque nunca hayan ganado un título nacional, los Vikings y los Lions son equipos históricos, el segundo fundado en 1930 y el primero, fundado en 1961, ha disputado cuatro Super Bowls, que perdió (los Vikings se caracterizan por su mala suerte). Por eso, para mí junto con la NFC Este, la NFC Norte es la división con más solera del football profesional norteamericano.
Como adelantaba, los cuatro equipos que forman la NFC Norte son los Minnesota Vikings, los Green Bay Packers, los Chicago Bears y los Detroit Lions. Por ese orden quedaron clasificados la temporada pasada. Apunte geográfico: todas las sedes de los equipos están muy cerca. En este sentido, puede que sea la división más concentrada geográficamente de la NFL junto con la AFC Norte. Queda dicho.
Qué creo que va a pasar: que Packers y Vikings se jugarán el liderato en los partidos que jueguen entre ellos. Tengo muchas dudas sobre quién será el primero, aunque obviamente espero que sea Green Bay. Chicago está un escalón por debajo y Detroit, todavía, varios. Justifiquemos estas afirmaciones analizando brevemente a todos los equipos implicados.
Minnesota Vikings. Los Vikings me dan miedo. Esa es la sensación que me transmiten como aficionado de los Packers. Eso sí, todo depende de que el número 4 decida seguir en activo (que lo hará, aunque en el último momento, para que se hable más de él) y conserve su salud durante toda la temporada. Si se quedan sin él, Tarvaris Jackson tendrá que asumir las labores de mando, con lo que los Vikings tendrán que volver al planteamiento de hace dos años y su ataque dependerá fundamentalmente de Adrian Peterson, que es un excepcional jugador, hasta la explosión de Chris Johnson el mejor running back de la NFL sin discusión, pero es un jugador en el que no puedes confiar en los momentos más calientes, porque se le cae el balón de las manos (bueno, el número 4 también suele lanzar intercepciones en los momentos calientes).
Posición por posición, los Vikings son un gran equipo, con pocos puntos débiles. En cuanto al ataque, Favre demostró el año pasado que sigue siendo uno de los mejores quarterbacks de la liga. Favre es muy bueno cuando no está bajo presión. Si la línea ofensiva le protege como el año pasado, en el que el 4 era casi intocable, seguramente hará otro buen año. Si se le presiona, su porcentaje de acierto baja ostensiblemente. En cualquier caso, considerando que la línea de ataque será seguramente la misma que la temporada pasada y que el running back de Minnesota es un tío que atrae la atención de la defensa (aunque este año el juego de carrera podría notar la baja de Chester Taylor), cabe esperar que Favre vuelva a tener la comodidad necesaria para rendir a buen nivel.
Los receptores también son muy buenos. Percy Harvin fue un gran fichaje el año pasado, en el que culminó una gran temporada de rookie, jugando tanto de receptor como de retornador. Sidney Rice (sobre todo) y Bernard Berrian son receptores de primera categoría. El tight end titular, Visanthe Shiancoe, además de tener un nombre cuya pronunciación por Moisés Molina mola escuchar, es un jugador más que decente, aunque los Vikings deberían ir buscando algún sustituto, ya que tanto él, que tiene 30 tacos, como el otro tight end, Kleinsasser, de 33, van teniendo una edad. En cualquier caso, nada preocupante a corto plazo. Por terminar con el ataque, el kicker, Ryan Longwell, es un tío fiable, factor muy importante en partidos apretados y en playoffs.
En cuanto a la defensa, el mayor defecto que se les ve a estos Vikings está en la secundaria. Su línea defensiva es temible. Su jugador más destacado es Jared Allen, que seguro que volverá a ser uno de los tíos más temidos por los quarterbacks de la NFL. Sin embargo, es la secundaria la que recibe más palos de la prensa. En su descargo, quizá cabría apuntar que dado que los Vikings son un equipo muy anotador, sus rivales se ven forzados a utilizar mucho el juego aéreo, a arriesgar más para recortar distancias o mantener el ritmo, y eso hace que la probabilidad de que te hagan muchas yardas de pase suba.
Por terminar con el análisis de los jugadores, los equipos especiales de Minnesota son más que decentes, y han sido claves en más de un triunfo la temporada pasada gracias a las posiciones de campo que consiguen para el equipo, tanto en ataque como en defensa. La labor de Harvin como retornador, como ya adelantaba, ha sido muy buena.
El equipo técnico de los Vikings y, en particular, su entrenador Brad (para algunos Bad) Childress es otro de los aspectos que se suele apuntar como punto débil del equipo de Minnesota. Yo no creo que lo estén haciendo tan mal. El hecho de tener a Favre centrado hay que valorarlo. Sobre todo viendo cómo terminó la temporada anterior en los Jets. Mérito de Childress. Y eso que Favre es un tío complicado, al que se le va la pinza mucho. Childress está sabiendo manejar esta situación con bastante acierto, aunque en estos momentos se enfrenta a nuevos problemas que a ver cómo se resuelven. Así, hace unos días Childress comentó su enfado por la ausencia de Adrian Peterson de un entrenamiento obligatorio del equipo. Las comparaciones son odiosas, claro. Si se enfada por la ausencia del running back, ¿no debería también por la del quarterback, que tiene contrato en vigor? Pues no. Dice Childress que el caso de Brett es especial, que no cree que Peterson esté considerando la retirada. Bueno. Ojo a la posible marejada en el vestuario. Que el futuro de los Vikings no está en Favre, sino en Peterson. Como empiecen las movidas, el equipo lo notará.
En cuanto al calendario de los Vikings para la temporada que viene, aunque su dureza es "media" teniendo en cuenta el balance de victorias-derrotas de sus rivales en la temporada pasada (es el 15.º más duro de toda la liga) se esperan emociones fuertes desde el principio. La NFL comienza un jueves con la revancha de la final de la NFC de la pasada temporada: Saints-Vikings. Por si ese precedente no fuese suficiente para caldear el ambiente, Darren Sharper y Shiancoe lo están calentando aún más vía Twitter: el primero empezó con este comentario de mal gusto "Well y'all seen Brett had surgery on that ankle we got after in the championship game. Come Thursday night 1st game. X marks the spot". Que va a por la rodilla recién operada de Favre. Shiancoe entró al trapo, y lo último que hizo es tunear una foto de Bin Laden añadiendo un bocadillo en el que decía "I'm Darren Sharper". Curradísimo, como podéis ver aquí. Las grandes citas serán, una vez más, las Favre Bowls: los partidos contra Green Bay en las jornadas 7 y 11, el primero de ellos en horario de Sunday Night. Cabe destacar que el calendario de los Vikings es teóricamente más difícil que el de los Packers, aunque esta teoría tiene en cuenta el rendimiento de los equipos el año pasado, no el próximos, así que está todavía por ver. En cualquier caso, este es un punto, en principio, a favor de Green Bay.
Bueno, he de admitir que, personalmente, es un equipo que no me gusta que gane. Si me diesen a elegir un equipo para que no ganase la Super Bowl, elegiría sin duda a los Vikings. Por eso lo pasé mal la temporada pasada. No quiero ver al 4 ganando una Super Bowl de púrpura. Qué le voy a hacer. Si es que me pasa con los vikingos en todos los deportes...
Mi pronóstico es que esta temporada de los Vikings debería ser similar a la pasada en la medida en que Favre esté. Deberían pelear por el liderato de la NFC Norte con los Packers y también al de la conferencia. Si no está el 4, su rendimiento bajará, aunque deberían seguir aspirando a una plaza de wild card.
Green Bay Packers. Muchos analistas los sitúan en estos momentos como el mejor equipo de toda la NFL. Ya anticipaba alguno que su final de temporada era el típico que hacía disparar el hype (término de difícil traducción, quizá la mejor sea expectativas, aunque también tiene que ver con la moda) sobre los Packers y que seguro que los Power Rankings y quinielas que se hiciesen durante la offseason los situaban como favoritos para la Super Bowl. No se equivocaba quien decía eso. Por citar a un par de fuentes relevantes, Peter King y Pro Football Weekly los sitúan a la cabeza de sus rankings. ¿Está justificado tanto optimismo?
Bueno, es evidente que el ataque de Green Bay es excepcional. No soy el más indicado, por partidista, para hablar de las virtudes de Rodgers. Personalmente creo que ya está entre la élite de los quarterbacks de la NFL. Su defecto viene a la hora de soltar el balón. En ocasiones lo aguanta más de la cuenta, lo que explica, en parte, la cantidad de sacks que recibió la temporada pasada, sobre todo en su primera mitad, que no solo son culpa de la línea ofensiva. De hecho, por no soltar el balón antes de lo que debería, Arizona consiguió el touchdown que eliminó a los Packers de los playoffs de la temporada pasada. Pocos defectos más le veo. Hasta es un tío sensato fuera del campo (que no políticamente correcto, como habréis podido comprobar los que hayáis leído sus críticas despiadadas a los comentaristas televisivos).
En el resto de posiciones de ataque, me encanta el tight end Jermichael Finley, un jugador joven que promete mucho y que ya mostró el año pasado de lo que es capaz. El cuerpo de receptores es muy bueno, entre los que sobresale Jennings y en el que aguanta el veterano Donald Driver. Ryan Grant es un excelente running back, para mí menos utilizado en algunos partidos de lo que convendría (hay partidos en los que la West Coast Offense puesta en práctica por McCarthy llega a eliminar el juego de carrera). El punto más débil está en la línea de ataque, a la que se señala como principal culpable del gran número de sacks que sufre Rodgers. Para solucionar este problema, la primera elección del draft de los Packers este año fue Bryan Bulaga, un offensive tackle que muchos analistas consideraban que iba a ser elegido mucho antes en el draft. A ver si responde a las expectativas.
Para terminar mi opinión sobre el ataque de los Packers, hablemos del kicker. La temporada pasada de Mason Crosby fue bastante mediocre. Falló muchas patadas que no debería. Del rendimiento de Crosby dependerá que los Packers ganen su división y aspiren al título. No creo que sea necesario justificar la importancia del kicker en la NFL, porque pese a su apariencia frágil y hasta cómica en muchos casos, son lo pichichis de esto, y como fallen estás perdido. Que se lo digan a los Chargers, cuyo kicker, Nate Keading, de los mejores de la liga, la cagó de forma estrepitosa en su partido de playoffs del año pasado (falló tres patadas, 9 puntos, algo sin precedentes) y los Chargers cayeron ante los Jets por solo 3 puntos de diferencia.
Vámonos a la defensa. En cuanto a la defensa no soy tan optimista como muchos analistas. Las estadísticas del año pasado engañan. A mi juicio, el principal problema de los Packers no era la línea ofensiva. Es la defensa contra el pase en los partidos de verdad. A base de destrozar desde el punto de vista defensivo a equipos mediocres (Lions dos veces, Browns o Seahawks) la estadística global oculta que los equipos de verdad ultrajaron sin contemplaciones a los Packers con su juego de pase. Roethlisberger hizo más de 500 yardas de pase; Favre dominó en los dos partidos contra Minnesota; en el partido contra Baltimore, cada pase profundo de Flacco o era pass interference o completado; y para terminar, Kurt Warner destroza a la defensa de los Packers en el partido de wild card, en el que la defensa de los Packers fue inexistente. En particular, Bush es un tío que me desespera (estoy hablando de football, del cornerback).
Digo esto a pesar de que en la defensa de los Packers hay dos muy buenos jugadores, de los que llaman playmakers (porque hacen jugar al equipo), Charles Woodson, MVP defensivo de la temporada regular 2009 (para mí no merecido, porque sus grandes números se construyeron fundamentalmente ante equipos pésimos) y Clay Matthews, cuyo rendimiento como rookie la temporada pasada fue excelente, mucho mejor de lo esperado.
Apuntados los problemas en la defensa contra el pase, para mí más graves incluso que los de la línea ofensiva y que deberían haber sido tratados en primer lugar en el draft de esta temporada, hay que decir que la defensa contra la carrera fue la mejor de la NFL. Cuestión fundamental en otros tiempos, en los que se decía que en playoffs el juego de carrera era el que hacía ganar campeonatos, aunque no en los presentes, en los que el pase es la variable esencial, tanto en defensa como en ataque, para aspirar a la Super Bowl.
En cualquier caso, la transición de la defensa 4-3 a la 3-4 la temporada pasada creo que puede considerarse un éxito [los que no sepan de qué hablo con eso de 4-3 y 3-4 tiene una explicación (en ingles) aquí; esencialmente, el primer número hace referencia al número de jugadores de la línea defensiva y el segundo al número de linebackers]. El coordinador defensivo, Dom Capers, ha sabido implantarla de manera poco traumática. Esperemos que la temporada que viene vaya aún mejor, que debería.
Finalmente, los equipos especiales son otro de los puntos débiles de Green Bay. De hecho, esta offseason se está realizando un casting para elegir al nuevo punter de los Packers. Este defecto también debe ser corregido para que los Packers puedan resultar competitivos a la hora de la verdad.
El último dato importante, la (no) dureza del calendario: los Packers tendrán un calendario relativamente favorable la temporada que viene. El 22.º más duro de la liga. Si la teoría se cumple, claro, porque el balance del año pasado de algunos equipos a los que se enfrentarán los Packers posiblemente no refleja su potencia actual. Hablo de equipos como Jets, 49ers o Redskins, que deberían mejorar sus registros del año pasado.
Mi conclusión es que los Packers son un equipo excelente, aunque no creo que en estos momentos deban ser considerados como los mejores de la NFL, ya que no tengo claro ni que lo sean de su división. Eso sí, deberían estar ahí, peleando por la primera plaza de la división e incluso de la NFC. Viajemos al sur del lago Michigan, a Chicago.
Chicago Bears. Los Bears están haciendo algo que no me acabaría de convencer si fuese aficionado de ese equipo: están basando su modelo deportivo en fichajes de offseason, ya sea mediante intercambio de cromos (así ficharon a Cutler) o firmando a agentes libres (Julius Peppers, Chester Taylor y Manumaleuna --volved a leerlo, que seguro que os habéis equivocado--), en detrimento del crecimiento vía draft. Esto implica un inconveniente: el equipo envejece, porque los fichajes por definición son más veteranos que los jugadorse que entran en el draft, el proyecto tiene que ser más a corto plazo y si los resultados no llegan en poco tiempo, el modelo es un fracaso. La ventaja es que el rendimiento de estos jugadores ya es conocido, por lo que no te colarán un JaMarcus Russell.
El año pasado fue un fiasco para los Bears, 7-9 [corregido, la versión inicialmente publicada decía 6-10 por error], muy por debajo de las expectativas creadas, que situaban a los Bears peleando por su división con los Vikings. Creo que la baja de Urlacher para toda la temporada les afectó mucho.
El ataque de los Bears tiene jugadores de evidente calidad. La temporada pasada de Cutler fue decepcionante. Fue el quarterback que más intercepciones lanzó de toda la NFL. Esta temporada servirá para evaluar si el intercambio por Orton ha tenido sentido para Chicago. Mike Martz, el nuevo coordinador ofensivo de los Bears, lo define como un jugador con la precisión de Kurt Warner y un brazo más fuerte (Martz entrenó a Warner en los Rams del Greatest Show on Turf). Yo no me lo creo, a ver si Cutler se lo cree y mejora. En cuanto a los receptores, Hester y Knox me parecen jugadores bastante notables, y este año la llegada de Manumaleuna como tight end añade profundidad a la posición junto a Greg Olsen. El backfield se ha reforzado también. Forté quizá no ha respondido el año pasado a las altas expectativas generadas en su temporada de rookie, pero la llegada de un tío curtido como Taylor seguro que le viene muy bien a él y al equipo. En definitiva, a priori, un buen ataque.
Parece que los Bears podrían apuntarse a la moda de la wildcat offense (en la que el jugador que recibe el snap no es el quarterback, sino generalmente un running back), aunque un poco peculiar, ya que el jugador con el que se estaba entrenando estos días la recepción del snap era Devin Hester, un wide receiver. Hester es un tío acostumbrado a cambiar de posición, ya que se le drafteó como defensor, en particular como cornerback, fue reconvertido a receptor y actúa también como retornador. Lo de lanzar el balón tampoco le resulta extraño, puesto que jugó en high school como quarterback. De todos modos, puede que esto se quede en meros experimentos propios de organized team activities ("OTAs"), mini entrenamientos típicos de esta época del año.
La defensa debería mejorar en relación con el año pasado, al sumarse un crack como Julius Peppers, fichado como agente libre, y Brian Urlacher, el símbolo de este equipo, que volverá tras un año en blanco. Dos playmakers de primera categoría. Quizá el punto más débil está en los defensive backs, pero en líneas generales parece una defensa bastante sólida.
En cuanto al equipo técnico, la llegada de Mike Martz como coordinador ofensivo es otra de las principales novedades de los Bears para 2010. ¿Podrá sacar lo mejor de Cutler? Sin embargo, ahí sigue Lovie Smith, denostado por muchos aficionados de los Bears e incluso por la prensa. Parece claro que esta es su última oportunidad. O mejora ostensiblemente, o se irá a la calle.
El calendario de los Bears es relativamente duro. El 14.º de la liga, el más duro de la NFC Norte. Teniendo en cuenta que Packers y Vikings están en su misma división, es difícil que no sea duro.
A pesar de los fichajes, creo que los Bears están todavía un peldaño por debajo de Vikings y Packers. El que pasa el balón y los que corren con él creo que son algo peores que los de los equipos del norte. No se les puede descartar para dar la sorpresa, pero como me tengo que mojar un poco, porque de lo contrario esta primera predicción sería una auténtica basura, preveo que quedarán terceros en la división y que no conseguirán plaza de wild card, aunque podrían quedarse cerca. Si todo va como creo, una de las plazas de wild card irá para el segundo de la NFC Norte, y para la otra apostaría por el segundo de la NFC Sur o Este.
Detroit Lions. A base de quedar en las últimas posiciones, los Lions han ido acumulando jóvenes talentos en el draft que en algún momento tendrán que explotar y esta franquicia irá para arriba. De todos modos, la siguiente temporada no parece que vaya a ser la de la explosión.
Los Lions vienen de ganar solo 3 de sus últimos 40 partidos, 2 partidos en las dos últimas temporadas, los dos en casa y uno de ellos in extremis, en la última jugada del partido y contra los Browns. ¿Hace falta decir algo más para justificar por qué creo que van a ser los últimos de la división?
Su ataque y su defensa, como indican los resultados de las últimas temporadas, son pésimos. Me limitaré a apuntar las principales esperanzas de los Lions, dos promesas y un jugador ya contrastado. En el ataque, el joven Matthew Stafford, número 1 del draft 2009, deberá consolidar las virtudes que apuntaba la temporada pasada y seguir creciendo. Contra los Browns demostró ser un tipo duro y que quiere ganar: dio el pase del touchdown ganador con un brazo lesionado y contra el criterio de los médicos del equipo. No os perdáis el siguiente vídeo, en el que se escuchan las palabras del propio Stafford durante el partido. Impresiona:
La otra gran esperanza del ataque es un jugador consolidado. Un receptor estrella, Calvin Johnson, Megatron, alto, fuerte, rápido... Y siempre con dos tíos encima y sin compañeros que le permitan explotar sus excelentes cualidades. Sin embargo, para la próxima temporada llega el receptor Nate Burleson, agente libre procedente de los Seahawks, que puede ayudar mucho al ataque de Detroit, ya que será otro foco de atención de la defensa, que no podrá concentrarse tan alegremente en Calvin Johnson.
En la defensa la esperanza es el rookie Suh. Novedad importante. Los Lions, que tenían la segunda elección del draft, eligieron al que para todos los analistas era el mejor jugador disponible, el defensive tackle Ndamukong Suh. No fue número 1 porque los Rams consideraban prioritario reforzar la posición de quarterback, desde la que puedes construir un equipo ganador más fácilmente (si el jugador tiene talento) que a partir de un tío que juega en la línea defensiva como Suh. Este defensive tackle es una mala bestia, seguro que sus tackles estarán entre las jugadas más espectaculares todas las jornadas, porque el tío no placa, PLACA. No me extrañaría que se comiera alguna que otra falta personal por ello (unnecessary roughness). Ya puede tener cuidado la línea de ataque de los Packers, porque este tío se come a Rodgers. Además, ha llegado otro veterano defensive end, Kyle Vanden Bosch, ex de los Titans, que subirá el nivel de la línea defensiva. A esta línea se une otro veterano, ex de los Packers, Corey Williams. En la secundaria, el free safety Louis Delmas apuntó buenas maneras en su año de rookie y se espera que siga mejorando. Aunque ya no sea un cachondeo, la defensa de los Vikings tampoco será temible.
En cuanto a la dureza del calendario de los Lions, pues cabe decir algo parecido a lo que hablábamos en el caso de los Bears. Su división es muy dura y ellos son claramente los peores. Por eso, teóricamente son los que tienen un calendario más duro en la NFC Norte (porque no pueden jugar contra ellos mismos). El 13.º más duro de la NFL.
Creo que con ganar más partidos que la temporada pasada y, en particular, alguno fuera, los Lions podrían darse por satisfechos. Lamentablemente para ellos, creo que seguirán siendo un equipo entrañable, unos leones poco feroces. El principal objetivo debería ser el crecimiento como jugadores de sus jóvenes talentos para poder tener un equipo realmente competitivo a medio plazo. Si, además, alguno de los partidos lo ganan como el de los Browns del año pasado (recordad, el cómo importa), de modo épico, la temporada habrá merecido la pena. Aunque seguramente, salvo que os compréis el Game Pass, no veréis ningún partido de Detroit en directo. Dudo mucho que el Plus, mejor dicho, la NFL, designe un partido de un equipo tan perdedor como este para su emisión internacional.
Absurda predicción final. Como adelantaba, el primer puesto debería depender del duelo particular entre Vikings y Packers. Si alguno consigue ganar los dos partidos, la división será suya, y puede que la ventaja de campo durante todos los playoffs. Que la suerte esté del lado de los de Wisconsin, que hará falta. Los Bears serían terceros, y los Lions, a distancia, cuartos.
Si tienen algún comentario sobre el análisis y las predicciones, será más que bienvenido.
* * *
BONUS TRACK: un Anal Intruder para el Madrid olímpico[A partir de aquí esto no va de football, así que los que solo os paséis para leer sobre temas "footballísticos" podéis dejar de leer]
Me vais a perdonar, pero no puedo dejar de comentar una cuestión que nada tiene que ver con el football, aunque sí con el deporte. Me ha indignado tanto que hasta había pensado escribir un artículo exclusivamente sobre esto, aunque me he contenido porque este blog está para hablar sobre la NFL. Lo dejo como pegote de cierre a este artículo, como bonus track.
Sabéis que Madrid se ha presentado ya dos veces como candidata a albergar los Juegos Olímpicos, en 2012 y 2016, cosechando sendos fracasos. Parece que lo va a volver a hacer para los Juegos de 2020 o de una ocasión posterior. Entre las mentiras que venden los responsables de la candidatura, está que Madrid es una ciudad comprometida con el deporte. Y una puta mierda. Las instituciones públicas madrileñas son un ejemplo de abandono y marginación al deporte. Por eso celebraré todas las veces que fracase la mentada candidatura, basada en la hipocresía y el engaño. Aquí lo único que interesa es el negocio puro y duro. Los demás a la mierda.
Esta semana hemos podido ver otro ejemplo. No sé si sabréis que el Estudiantes jugaba de prestado en el Madrid Arena. La cancha es propiedad de una empresa municipal, Madrid Espacios y Congresos ("MEyC"). En su día se firmó un contrato de arrendamiento que vence este mes. Se firmó porque el ayuntamiento construyó un pabellón muy grande en medio de la nada (en la Casa de Campo) que no se usaba para nada. Y había que darle algún uso. Bueno, se usaba solo para el Masters de tenis de Madrid (mira tú, que me suena que lo han vuelto a hacer...). El ayuntamiento, a través de MEyC, ofreció el recinto al Estu en unas condiciones de precio muy ventajosas. Con el paso del tiempo, MEyC vio que lo más rentable era utilizar el recinto para otros fines distintos de los deportivos: conciertos, congresos, muestras gastronómicas, eventos de pastilleros, etc. Por sus santos cojones, MEyC decidió incumplir el contrato e impedir el uso del Madrid Arena al Estu. Eso provocó que el Estudiantes acudiera a los tribunales, aunque hasta que se dictó la resolución judicial correspondiente, el Estu tuvio que jugar varios partidos en Vistalegre (una pista de la que se tuvo que ir porque no podía pagar su alto precio). Evidentemente, los tribunales dieron la razón al Estu y obligaron a los sinvergüenzas de MEyC a cumplir lo pactado en el contrato y permitir que el Estu jugase en el Arena. Ah, se me olvidaba decir que el Estudiantes estuvo durante mucho tiempo retrasando la presentación de su demanda, ya que está en una situación más que complicada, puesto que tiene que llevarse bien con las autoridades municipales, porque sin apoyo municipal cualquier club ACB menos los de fútbol es inviable.
El contrato de arrendamiento del Madrid Arena llega ahora a su fin. En Madrid hay (1) un mal llamado Palacio de los Deportes (que debería llamarse Palacio de los Conciertos) explotado por una joint venture de la Comunidad de Madrid y una empresa privada (Madrid Deportes y Espectáculos) que no va a permitir que el deporte impida la celebración de sus conciertos; (2) el Palacio Vistalegre, plaza de toros cubierta, de gestión privada y situada en el barrio de Carabanchel, que se habilitó para el baloncesto cuando se quemó el Palacio de los Deportes y el Estu no tenía a dónde ir; (3) la Caja Mágica (a.k.a. Caca Mágica o Paja Mágica), carísima obra situada en el centro de a tomar por culo, sin acceso cercano por transporte público y, hasta la próxima temporada baloncestística, sin uso; y (4) el Madrid Arena. Ninguno de estos cuatro pabellones, tres de ellos públicos (gestionados por empresas públicas o semipúblicas) se pone a disposición de un equipo de baloncesto madrileño histórico, y no digo de forma gratuita, sino pagando un precio que se pueda permitir. De hecho, la única alternativa que se plantea como viable es la de Vistalegre, el recinto privado. Tócate los cojones, el Ayuntamiento de Madrid que apoya al deporte.
Y no creáis que les dan remordimientos en admitirlo. Luis Blázquez, presidente de MEyC, no ha tenido ningún reparo en declarar lo siguiente, aprovechando la presentación del acuerdo con el equipo-que-no-debe-ser-nombrado para que dispute sus partidos en la Caja Mágica (en exclusiva, eso sí, que no les gusta compartir nada con la plebe): "El contrato con Estudiantes vence el 30 de junio. El Arena tiene que especializarse en espectáculos musicales y otras ofertas de ocio. ¿Que si Estudiantes podría jugar en la Caja Mágica? No lo creo". Hay que echar al Estu del Madrid Arena porque "la contratación de eventos musicales y similares a largo plazo no es compatible con reservas deportivas si no tienen fechas ciertas también a largo plazo". Podéis encontrar más información en estos artículos del As y El País.
Vuelvo a poner lo que dice Blázquez. Es que es muy fuerte. "El contrato con Estudiantes vence el 30 de junio. El Arena tiene que especializarse en espectáculos musicales y otras ofertas de ocio. ¿Que si Estudiantes podría jugar en la Caja Mágica? No lo creo".
En resumen, de los dos pabellones municipales aptos para ACB (el Palacio de los Deportes es de la Comunidad de Madrid), uno se va a especializar en "espectáculos musicales" y el otro en "deporte", pero el que se destina a eventos deportivos se lo reservan en exclusiva a la sección deficitaria del equipo-que-no-debe-ser-nombrado. La verdad es que todo esto no cuadra con el macropabellón de 20.000 espectadores que iban a construir en Valdebebas para disputar sus partidos en la NBA (que según sus planes, deberían estar disputando desde hace algún tiempo), pero bueno.
Se mima al equipo con más dinero pero que menos fomenta el deporte para los madrileños. Solo tenéis que comparar las fotos de las personas que hacen deporte en las canteras de ambos equipos:
1.- El que no recibe el apoyo del Ayuntamiento de Madrid:
2.- El que recibe el apoyo del Ayuntamiento de Madrid (en la foto, en la que meten al cuerpo técnico y a la directiva para hacer bulto --en la anterior no-- hay varios jugadores salidos de la cantera de Estudiantes, y no solo los del primer equipo):
Como dato complementario, el equipo-que-no-debe-ser-nombrado ha decidido disolver su filial, así que quitad a la mitad de las personas que salen en la foto anterior. Así os haréis una idea de la dimensión de su cantera para la temporada que viene. Y este es el único equipo que no es de fútbol (aunque se financia gracias a él) que recibe el apoyo del Ayuntamiento de Madrid.
¿Os habéis parado a pensar cuántos equipos de la ciudad de Madrid compiten en primera división en deportes distintos del fútbol? En balonmano, ni un equipo; en fútbol sala, tampoco (eso sí, equipos de la periferia unos cuantos); en voleibol, cero; en waterpolo, hockey sobre patines, tres tantos de lo mismo. Ni siquiera en la Liga Nacional de Fútbol Americano (donde también hay que desplazarse a la periferia --Las Rozas y Rivas-- para ver partidos). Nada de nada. Así es el Madrid olímpico que ama el deporte. Un engaño que espero que nunca cuele.
A día de hoy, Estudiantes está sin cancha, en concurso de acreedores y sin el apoyo de ninguna institución pública. Ojo, que soy el primero que está en contra de que se destinen recursos públicos al deporte profesional. El deporte profesional tiene que autofinanciarse (en sentido amplio). En otras palabras, los equipos deben financiarse con los ingresos que genera su actividad ordinaria (patrocinios, contratos televisivos, etc.) y no con subvenciones, incluidas las encubiertas (colocas el nombre de la ciudad/comunidad autónoma y te pago unos milloncejos). Con la que está cayendo, solo faltaba. Eso sí, o follamos todos o la puta al río. Ayudas públicas para todos o para nadie.
Y no os creáis que Madrid está con el deporte. Eso es mentira. Y mientras la sigan manteniendo, me alegraré de los fracasos de las candidaturas olímpicas. Anda y que les den. Con el Anal Intruder.
[Creo que no valgo para diplomático. Ea.]
miércoles, 16 de junio de 2010
El arte de la predicción
PREVIO: el periodista-gurú de la NFL Peter King, de Sports Illustrated, está en Sudáfrica cubriendo la Copa del Mundo de fútbol. King, autor de la columna semanal Monday Morning Quarterback (MMQB, de obligada lectura) está escribiendo artículos (bueno, por ahora lleva solo uno, pero vendrán más) de parecida estructura al MMQB aunque con el fútbol de protagonista. Os recomiendo estos artículos, porque resulta curioso cómo un experto en football y primerizo en fútbol habla de esto último. No faltan referencias al fútbol de balón ovalado ni comparaciones entre ambos fútboles. Este es el enlace al primero de los artículos de King, sobre el Estados Unidos-Inglaterra del pasado sábado. Hasta aquí la primera recomendación de lectura de esta semana.
Antes del inicio de la temporada, durante la temporada y antes y durante la postemporada, abundan los pronósticos sobre el resultado de la competición. Un no parar de quinielas. Algunas predicciones se limitan a señalar qué equipos ganarán cada división, otras señalan también qué cuatro equipos (dos por conferencia) conseguirán plaza de wild card, unas llegan a pronosticar qué equipos disputarán la Super Bowl y otras aún más detalladas ordenan a los 32 equipos de mejor a peor clasificado. Incluso algunos medios, a día de hoy, llegan a estimar el número de victorias y de derrotas que obtendrá cada equipo en la temporada regular, lo que requiere predecir el resultado de todos y cada uno de los partidos (porque si no los resultados no cuadran). Es decir, que en mayo se han puesto a predecir cómo quedará un partido que se juega en diciembre. He pillado la guía de Pro Football Weekly (que podéis comprar aquí, eligiendo jugadores de portada) y en esa previa, además de ordenar a los 32 equipos de la NFL en el típico Power Raking, predicen la posición que ocupará cada equipo dentro de su división y el número de victorias y derrotas que obtendrá. De risa, vamos, como el joven Rappel.
¿Por qué de risa? Porque cualquier predicción con pretensiones de ser algo precisa a estas alturas de (no-)temporada resulta menos fiable que el Marca adelantando un fichaje del equipo-que-no-debe-ser-nombrado al día siguiente de su eliminación de alguna competición. Vale que los pronósticos responden a una demanda del mercado: a todo el mundo le gusta conocer qué creen los expertos que va a pasar. Y más aún en la offseason, cuando los yonkis de la NFL necesitan este tipo de mandanga para aplacar su mono. Y vale que en estos momentos, cuando la confección de las plantillas ya está casi finalizada, puede analizarse a priori cuáles son las virtudes y defectos principales de cada equipo.
Vale. Pero a la hora de hacer y leer cualquier pronóstico, existen ciertas limitaciones, más allá de que (generalmente) el ser humano no puede predecir el futuro, que debemos tener en cuenta. Fundamentalmente, tres: el factor tiempo, el factor lesiones y el factor suerte.
Factor tiempo, o de cómo la distancia temporal a un evento es inversamente proporcional a la fiabilidad de las predicciones que se hagan sobre él
No, no me refiero a las condiciones meteorológicas, sino al tiempo como magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro (gracias, RAE). Se hacen predicciones a día de hoy. Cuando ninguno de los equipos ha jugado ni un partido para ver cómo funciona su plantilla actual. Podréis decirme que hay equipos cuya "alineación titular" o, al menos, "núcleo duro", apenas varía en relación con el año pasado, pero ni siquiera en esos casos se puede predecir qué va a pasar con ellos porque, lamentablemente para los adivinos, juegan contra otros equipos cuyo rendimiento ignoramos.
Es más, ni siquiera los mismos 53 jugadores rinden igual un año que el siguiente: el hambre de victorias y el egoísmo no es el mismo cada año. Así, por ejemplo, Drew Brees seguramente no tendrá la misma hambre de victorias este año que el anterior ni, como ejemplo de lo segundo, un jugador de segundo año (sophomore, que les llaman) estará conforme con el mismo número de minutos/protagonismo que en su año de rookie, lo que le puede hacer actuar en su propio interés y no en el del equipo. En este sentido, la estadística es enemiga del bien común, porque algunos anteponen sus números individuales al balance victorias/derrotas (y ya con la creciente importancia del fantasy football ni te cuento)
Si las quinielas que se hacen durante los playoffs fallan más que el profesor de lengua de Yoda [coña inspirada en esta genial viñeta publicada en el Willybitorium] (¿cuántos daban a los Saints ganadores de la Super Bowl antes de comenzar los playoffs? que yo recuerde, pocos ¿y cuántos apostaban por que los Cardinals llegasen a la Super Bowl hace un par de años? pues nadie, si hasta se decía que era de los peores equipos en llegar a playoffs de toda la historia), cuando todos sabemos cómo juega cada uno de los equipos, ¿qué fiabilidad puede tener un pronóstico sin haber visto siquiera jugar a un solo equipo? Pues eso.
Factor lesiones, o de cómo los resultados de un equipo dependen de la salud de sus jugadores clave
La importancia de este segundo factor, como la del primero, es evidente. Sin embargo, parece que todas las predicciones lo obvian. Si acaso, algunos analistas hablan de que el rendimiento de un equipo dependerá de que X [póngase el nombre de un jugador proclive a las lesiones] esté sano. Pero no solo se lesionan los sospechosos habituales. ¿Y si a los Colts les pasa lo que a los Patriots del 2008 (véase foto que encabeza este párrafo) y se les lesiona su quarterback titular para toda la temporada? Pues adiós temporada, y a pensar en la siguiente.
Es una obviedad, pero es así. Unos equipos son más dependientes que otros de algunos jugadores, pero, en general, todos tienen sus piezas clave cuya ausencia hace bajar el rendimiento del equipo. Y es un factor impredecible, porque en la NFL los jugadores no se lesionan (solamente) por ser proclives a ello. En otras palabras, no se lesionan solos. Se lesionan porque les dan unas hostias de puta madre, porque hay jugadores que viven para golpear, y entre tanto golpe, precisamente, lo extraño es que no haya lesiones.
Como de las lesiones solo sabemos que las va a haber, pero no quiénes las van a sufrir, el grado de incertidumbre es mayor. Se podrá decir que las virtudes de un equipo se concentran en un jugador, que el grado de dependencia del equipo sobre unos pocos jugadores es mayor, y por eso su éxito estará condicionada a que los jugadores clave conserven su salud, pero poco más.
Factor suerte, o de cómo todos los campeones están siempre en algún momento contra las cuerdas, y necesitan algo de inspiración o fortuna para superarlo
Estoy empezando a leer un libro que recomiendo a todo aficionado al baloncesto y, en particular, al norteamericano: The Book of Basketball de Bill Simmons. Un libro espectacular. Todo aquel al que le guste el baloncesto (y sepa inglés) debe comprárselo. En este libro, Simmons hace una serie de reflexiones sobre los factores clave para lograr un campeonato, que creo cabe aplicarlos no solo a la NBA, sino también a otros deportes, y la NFL es sin duda uno de ellos. En las primeras páginas del libro Simmons habla del secreto, The Secret, para conseguir un campeonato, que le revela Isiah Thomas en una piscina plagada de mujeres en topless en Las Vegas: the secret of basketball is that it's not about basketball. ¿Qué quiere decir esta enigmática frase? Que la clave de un equipo ganador está fuera de la cancha, está en lo bien o mal que se lleven los jugadores fuera del campo de juego y en los sacrificios individuales que estén dispuestos a hacer a favor de su equipo. Lo que se viene a llamar la química de un equipo. En baloncesto no cabe el método de valoración que los banqueros de inversión denominan sum of the parts, la suma de las partes. En su libro, Simmons dice que Bill Russell conocía The Secret, mientras que Wilt Chamberlain no. El primero hacía mejores a sus compañeros, el segundo no. A escala nacional, es claro que el presidente del equipo-que-no-debe-ser-nombrado no conoce The Secret. En cuanto a la NFL, parece claro que Bill Belichick conoce The Secret. Como me dijo un aficionado de los Patriots (un poco pesado, eso sí) el año pasado en Wembley, Bellichick puede hacer de mí un quarterback titular de la NFL y de él una cheerleader. Pues eso. Seguro que muchos equipazos a priori luego no funcionan lo bien que indicaría la suma de sus individualidades, y al revés.
Pero bueno, The Secret no tiene que ver con la suerte, aunque me apetecía contar la historia, que me ha gustado. Aparte de este secreto, Simmons habla de que todo equipo ganador necesita una dosis de suerte, porque raro es que no se vea contra las cuerdas en algún momento de la temporada. Como diría Arsenio Iglesias, qué duda cabe.
Hay ejemplos a patadas de esto, y en todos los deportes. En fútbol, qué sería del Barça del triplete si Iniesta no mete ese gol en Stanford Bridge en el último minuto (o si el árbitro hubiese pitado alguno de los penaltis cometidos por el Barça ese partido, y el Chelsea lo hubiese metido --esta última parte se les olvida a muchos cuando se habla de los partidos robados porque no se pitan penaltis: los penaltis a veces se fallan, que nos lo digan a los del Dépor--); el mismo Barça gana tres ligas consecutivas en la última jornada gracias a que el líder no gana (las dos ligas de Tenerife y la del famoso penalti). La selección española gana la Eurocopa gracias a que Casillas está más inspirado que Buffon en una tanda de penaltis (la lotería futbolística por antonomasia). Coño, que Grecia ganó una Eurocopa, y ese era un equipo infame, cómo iba a ganarla sino de suerte. En baloncesto, la selección española es campeona del mundo gracias a que Andrés Nocioni falla un triple absolutamente solo desde una esquina.
Y en football, pues lo mismo, ejemplos a patadas. El vídeo de Youtube que aparece incrustado al principio de este apartado recoge una de las más afortunadas (y polémicas) jugadas de la historia de la NFL, la inmaculada recepción. ¿Recordáis el partido de la Tuck Rule? Tampoco hay que remontarse a tiempos tan pasados. Los últimos tres campeones de la Super Bowl, Saints, Steelers y Giants, han estado alguna vez más fuera que dentro; tanto, que su derrota era casi segura en algún momento de la postemporada. Los Giants ganan la Super Bowl gracias a que David Tyree consigue una increíble recepción apoyándose su casco en una jugada en la que Eli Manning se libra del sack milagrosamente (estos Giants también tuvieron su dosis de suerte en la final de la NFC, donde el amigo Brett lanzó una intercepción en la prórroga que permitió a los de East Rutherford recuperar el balón y chutar el field goal ganador); los Steelers tenían la Super Bowl perdida después del touchdown de Larry Fitzgerald en los últimos minutos del 4.º cuarto de la Super Bowl, y la posición de campo desde la que empiezan el drive ganador era pésima, pegada a su propia end zone. Incluso cometieron un holding que les retrasó 10 yardas en uno de los downs. Los últimos campeones, los Saints, tenían el partido perdido: con empate en el marcador, los Vikings estaban en field goal range, y sucede lo increíble: saltan 12 jugadores al huddle, por lo que se les penaliza con 5 yardas, lo que les saca de field goal range y les obliga a arriesgar algo más en la elección de la jugada. Entonces, Brett hace lo mismo que en su último pase con los Packers y con los Jets: lanza una intercepción más que unir a su récord histórico de la NFL. El partido va a la prórroga, los Saints ganan el cara o cruz y consiguen el field goal ganador. Tres golpes de suerte seguidos.
Suerte, suerte, suerte. Siempre necesitas algo de suerte, porque por bueno que seas, en algún momento te verás jodido. Los grandes campeones tienen que estar aliados con la fortuna. ¿Cómo vas a predecir eso? Joder, mi predicción era buena, pero es que ese equipo tuvo una suerte que te cagas. Pues sí, como suele ser habitual. Lo que pasa es que la suerte es difícil de predecir, sea buena o mala. Queda poco científico decirlo, pero es así, si la suerte no está de tu lado, no serás campeón.
Dicho todo lo anterior, no me voy a privar de hacer mis absurdas predicciones. Porque, admitámoslo, a todos nos gusta leer los Power Rankings y las previas de los equipos en las que se pronostica qué van a hacer. Por mucho que sepamos que los augurios tienen menos base que las selecciones de Scariolo (nótese la ironía), siempre mola ver por qué resultados apuesta el personal.
Pero no será en este artículo donde las haga. Había empezado a redactarlas, pero he pensado que quizá la entrada queda demasiado extensa (incluso para lo que suele ser habitual) y, además, la justificación de cada una de las predicciones sería demasiado corta (contradictorio, eh).
En cuanto a cómo hacer los pronósticos, en principio había pensado hacer mis absurdas predicciones para esta temporada siguiendo la misma estructura que las de Pat Kirwan, de NFL.com, que con muy buen criterio (a mi juicio) se abstiene de hacer el típico ranking de los 32 equipos y, en cambio, los clasifica en 5 niveles. Una predicción, cuanto más vaga e imprecisa, más realista. Desde luego, más realista que las estimaciones que llegan a predecir el balance de victorias-derrotas (nadie contempla los empates, y alguna vez se dan, y si no que se lo digan a McNabb hace un par de años, que ni sabía que podía haber un empate en un partido de NFL). Los cinco niveles en los que encuadramos a los 32 equipos son los siguientes: en el nivel 1, los equipos cuya clasificación para playoffs es segura; en el segundo nivel, los que deberían estar en playoffs; los equipos del nivel 3 son los que podrían luchar por una plaza de playoffs; en cuarto lugar, los equipos cuya clasificación para playoffs se ve tan lejana que sería una sorpresa; y en último lugar, el nivel 5 estaría integrado por los equipos en etapa reconstrucción.
Sin embargo, pensándolo mejor, voy a optar por aproximación, porque si se dice que dos equipos van a jugar playoffs sin lugar a dudas, esto no implica que ambos formen parte de la élite de la liga. Al contrario, uno de los equipos del nivel 1 puede ser claramente peor que uno del nivel 2, y no por ello deja de estar en el nivel 1. Y al revés, si se hace una clasificación de los 32 equipos, puede que el autor considere que el 10.º clasificado va a estar en playoffs seguro pero que el 8.º no lo tiene tan claro. ¿Por qué? Por culpa del sistema de clasificación para playoffs, que no se hace en función de qué equipos son los mejores de la liga, ni siquiera de cada conferencia, sino de cada de división. El mejor de cuatro equipos va a playoffs pase lo que pase, aunque el peor de otros cuatro se quede fuera. Vamos, que los Chargers con un record de 8-8 fueron a los playoffs el mismo año que los Patriots se quedaron fuera con un balance de 11-5. Nadie dudaría en poner a los Patriots por encima de los Chargers en un Power Ranking, y probablemente deberían estar en un nivel superior (¿2-3?) que los de San Diego (¿3-4?). Pero da lugar a equívocos.
Para evitar este tipo de dudas interpretativas, y ya que predecir quién va a conseguir una plaza en postemporada resulta esencial en toda predicción (porque es el objetivo de todo equipo al empezar la temporada, ¿no?), voy a ir analizando cada una de las divisiones en varios artículos que iré publicando los próximos días. Seguramente no diga nada excepcional, porque pronosticar las sorpresas es difícil (no voy a decir que los Bills van a ganar la AFC Este), pero bueno, salvo que dejéis unos cuantos comentarios pidiéndome que me deje de esas mierdas y me dedique a escribir de otros temas, lo haré.
Nada más. Enhorabuena a los aficionados del Baskonia, qué final.
CIERRE: Blogger acaba de lanzar un nuevo editor de plantillas que me permite cambiar la apariencia del blog. Estoy pensando utilizarlo para ampliar el ancho del texto, y así tenéis que darle menos a la ruedita hacia abajo para leer cada artículo. Además, estaba pensando crear una versión para móviles de la página, para que los que se metan aquí por iPhone, Blackberry y demás smartphones (así les llaman) lo vean con más facilidad y tarde menos en cargar. En estos momentos no puedo por el hecho de que las letritas son blancas y la versión de móvil se vería con las letras blancas sobre fondo blanco, y si se puede cambiar el color de fondo o de las letras en la versión móvil, no sé cómo. Eso sí, si os gusta la apariencia del blog tal y como está, no lo cambio. Abro encuesta para escuchar la opinión del ciberpueblo.
Antes del inicio de la temporada, durante la temporada y antes y durante la postemporada, abundan los pronósticos sobre el resultado de la competición. Un no parar de quinielas. Algunas predicciones se limitan a señalar qué equipos ganarán cada división, otras señalan también qué cuatro equipos (dos por conferencia) conseguirán plaza de wild card, unas llegan a pronosticar qué equipos disputarán la Super Bowl y otras aún más detalladas ordenan a los 32 equipos de mejor a peor clasificado. Incluso algunos medios, a día de hoy, llegan a estimar el número de victorias y de derrotas que obtendrá cada equipo en la temporada regular, lo que requiere predecir el resultado de todos y cada uno de los partidos (porque si no los resultados no cuadran). Es decir, que en mayo se han puesto a predecir cómo quedará un partido que se juega en diciembre. He pillado la guía de Pro Football Weekly (que podéis comprar aquí, eligiendo jugadores de portada) y en esa previa, además de ordenar a los 32 equipos de la NFL en el típico Power Raking, predicen la posición que ocupará cada equipo dentro de su división y el número de victorias y derrotas que obtendrá. De risa, vamos, como el joven Rappel.
¿Por qué de risa? Porque cualquier predicción con pretensiones de ser algo precisa a estas alturas de (no-)temporada resulta menos fiable que el Marca adelantando un fichaje del equipo-que-no-debe-ser-nombrado al día siguiente de su eliminación de alguna competición. Vale que los pronósticos responden a una demanda del mercado: a todo el mundo le gusta conocer qué creen los expertos que va a pasar. Y más aún en la offseason, cuando los yonkis de la NFL necesitan este tipo de mandanga para aplacar su mono. Y vale que en estos momentos, cuando la confección de las plantillas ya está casi finalizada, puede analizarse a priori cuáles son las virtudes y defectos principales de cada equipo.
Vale. Pero a la hora de hacer y leer cualquier pronóstico, existen ciertas limitaciones, más allá de que (generalmente) el ser humano no puede predecir el futuro, que debemos tener en cuenta. Fundamentalmente, tres: el factor tiempo, el factor lesiones y el factor suerte.
Factor tiempo, o de cómo la distancia temporal a un evento es inversamente proporcional a la fiabilidad de las predicciones que se hagan sobre él
No, no me refiero a las condiciones meteorológicas, sino al tiempo como magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro (gracias, RAE). Se hacen predicciones a día de hoy. Cuando ninguno de los equipos ha jugado ni un partido para ver cómo funciona su plantilla actual. Podréis decirme que hay equipos cuya "alineación titular" o, al menos, "núcleo duro", apenas varía en relación con el año pasado, pero ni siquiera en esos casos se puede predecir qué va a pasar con ellos porque, lamentablemente para los adivinos, juegan contra otros equipos cuyo rendimiento ignoramos.
Es más, ni siquiera los mismos 53 jugadores rinden igual un año que el siguiente: el hambre de victorias y el egoísmo no es el mismo cada año. Así, por ejemplo, Drew Brees seguramente no tendrá la misma hambre de victorias este año que el anterior ni, como ejemplo de lo segundo, un jugador de segundo año (sophomore, que les llaman) estará conforme con el mismo número de minutos/protagonismo que en su año de rookie, lo que le puede hacer actuar en su propio interés y no en el del equipo. En este sentido, la estadística es enemiga del bien común, porque algunos anteponen sus números individuales al balance victorias/derrotas (y ya con la creciente importancia del fantasy football ni te cuento)
Si las quinielas que se hacen durante los playoffs fallan más que el profesor de lengua de Yoda [coña inspirada en esta genial viñeta publicada en el Willybitorium] (¿cuántos daban a los Saints ganadores de la Super Bowl antes de comenzar los playoffs? que yo recuerde, pocos ¿y cuántos apostaban por que los Cardinals llegasen a la Super Bowl hace un par de años? pues nadie, si hasta se decía que era de los peores equipos en llegar a playoffs de toda la historia), cuando todos sabemos cómo juega cada uno de los equipos, ¿qué fiabilidad puede tener un pronóstico sin haber visto siquiera jugar a un solo equipo? Pues eso.
Factor lesiones, o de cómo los resultados de un equipo dependen de la salud de sus jugadores clave
La importancia de este segundo factor, como la del primero, es evidente. Sin embargo, parece que todas las predicciones lo obvian. Si acaso, algunos analistas hablan de que el rendimiento de un equipo dependerá de que X [póngase el nombre de un jugador proclive a las lesiones] esté sano. Pero no solo se lesionan los sospechosos habituales. ¿Y si a los Colts les pasa lo que a los Patriots del 2008 (véase foto que encabeza este párrafo) y se les lesiona su quarterback titular para toda la temporada? Pues adiós temporada, y a pensar en la siguiente.
Es una obviedad, pero es así. Unos equipos son más dependientes que otros de algunos jugadores, pero, en general, todos tienen sus piezas clave cuya ausencia hace bajar el rendimiento del equipo. Y es un factor impredecible, porque en la NFL los jugadores no se lesionan (solamente) por ser proclives a ello. En otras palabras, no se lesionan solos. Se lesionan porque les dan unas hostias de puta madre, porque hay jugadores que viven para golpear, y entre tanto golpe, precisamente, lo extraño es que no haya lesiones.
Como de las lesiones solo sabemos que las va a haber, pero no quiénes las van a sufrir, el grado de incertidumbre es mayor. Se podrá decir que las virtudes de un equipo se concentran en un jugador, que el grado de dependencia del equipo sobre unos pocos jugadores es mayor, y por eso su éxito estará condicionada a que los jugadores clave conserven su salud, pero poco más.
Factor suerte, o de cómo todos los campeones están siempre en algún momento contra las cuerdas, y necesitan algo de inspiración o fortuna para superarlo
Estoy empezando a leer un libro que recomiendo a todo aficionado al baloncesto y, en particular, al norteamericano: The Book of Basketball de Bill Simmons. Un libro espectacular. Todo aquel al que le guste el baloncesto (y sepa inglés) debe comprárselo. En este libro, Simmons hace una serie de reflexiones sobre los factores clave para lograr un campeonato, que creo cabe aplicarlos no solo a la NBA, sino también a otros deportes, y la NFL es sin duda uno de ellos. En las primeras páginas del libro Simmons habla del secreto, The Secret, para conseguir un campeonato, que le revela Isiah Thomas en una piscina plagada de mujeres en topless en Las Vegas: the secret of basketball is that it's not about basketball. ¿Qué quiere decir esta enigmática frase? Que la clave de un equipo ganador está fuera de la cancha, está en lo bien o mal que se lleven los jugadores fuera del campo de juego y en los sacrificios individuales que estén dispuestos a hacer a favor de su equipo. Lo que se viene a llamar la química de un equipo. En baloncesto no cabe el método de valoración que los banqueros de inversión denominan sum of the parts, la suma de las partes. En su libro, Simmons dice que Bill Russell conocía The Secret, mientras que Wilt Chamberlain no. El primero hacía mejores a sus compañeros, el segundo no. A escala nacional, es claro que el presidente del equipo-que-no-debe-ser-nombrado no conoce The Secret. En cuanto a la NFL, parece claro que Bill Belichick conoce The Secret. Como me dijo un aficionado de los Patriots (un poco pesado, eso sí) el año pasado en Wembley, Bellichick puede hacer de mí un quarterback titular de la NFL y de él una cheerleader. Pues eso. Seguro que muchos equipazos a priori luego no funcionan lo bien que indicaría la suma de sus individualidades, y al revés.
Pero bueno, The Secret no tiene que ver con la suerte, aunque me apetecía contar la historia, que me ha gustado. Aparte de este secreto, Simmons habla de que todo equipo ganador necesita una dosis de suerte, porque raro es que no se vea contra las cuerdas en algún momento de la temporada. Como diría Arsenio Iglesias, qué duda cabe.
Hay ejemplos a patadas de esto, y en todos los deportes. En fútbol, qué sería del Barça del triplete si Iniesta no mete ese gol en Stanford Bridge en el último minuto (o si el árbitro hubiese pitado alguno de los penaltis cometidos por el Barça ese partido, y el Chelsea lo hubiese metido --esta última parte se les olvida a muchos cuando se habla de los partidos robados porque no se pitan penaltis: los penaltis a veces se fallan, que nos lo digan a los del Dépor--); el mismo Barça gana tres ligas consecutivas en la última jornada gracias a que el líder no gana (las dos ligas de Tenerife y la del famoso penalti). La selección española gana la Eurocopa gracias a que Casillas está más inspirado que Buffon en una tanda de penaltis (la lotería futbolística por antonomasia). Coño, que Grecia ganó una Eurocopa, y ese era un equipo infame, cómo iba a ganarla sino de suerte. En baloncesto, la selección española es campeona del mundo gracias a que Andrés Nocioni falla un triple absolutamente solo desde una esquina.
Y en football, pues lo mismo, ejemplos a patadas. El vídeo de Youtube que aparece incrustado al principio de este apartado recoge una de las más afortunadas (y polémicas) jugadas de la historia de la NFL, la inmaculada recepción. ¿Recordáis el partido de la Tuck Rule? Tampoco hay que remontarse a tiempos tan pasados. Los últimos tres campeones de la Super Bowl, Saints, Steelers y Giants, han estado alguna vez más fuera que dentro; tanto, que su derrota era casi segura en algún momento de la postemporada. Los Giants ganan la Super Bowl gracias a que David Tyree consigue una increíble recepción apoyándose su casco en una jugada en la que Eli Manning se libra del sack milagrosamente (estos Giants también tuvieron su dosis de suerte en la final de la NFC, donde el amigo Brett lanzó una intercepción en la prórroga que permitió a los de East Rutherford recuperar el balón y chutar el field goal ganador); los Steelers tenían la Super Bowl perdida después del touchdown de Larry Fitzgerald en los últimos minutos del 4.º cuarto de la Super Bowl, y la posición de campo desde la que empiezan el drive ganador era pésima, pegada a su propia end zone. Incluso cometieron un holding que les retrasó 10 yardas en uno de los downs. Los últimos campeones, los Saints, tenían el partido perdido: con empate en el marcador, los Vikings estaban en field goal range, y sucede lo increíble: saltan 12 jugadores al huddle, por lo que se les penaliza con 5 yardas, lo que les saca de field goal range y les obliga a arriesgar algo más en la elección de la jugada. Entonces, Brett hace lo mismo que en su último pase con los Packers y con los Jets: lanza una intercepción más que unir a su récord histórico de la NFL. El partido va a la prórroga, los Saints ganan el cara o cruz y consiguen el field goal ganador. Tres golpes de suerte seguidos.
Suerte, suerte, suerte. Siempre necesitas algo de suerte, porque por bueno que seas, en algún momento te verás jodido. Los grandes campeones tienen que estar aliados con la fortuna. ¿Cómo vas a predecir eso? Joder, mi predicción era buena, pero es que ese equipo tuvo una suerte que te cagas. Pues sí, como suele ser habitual. Lo que pasa es que la suerte es difícil de predecir, sea buena o mala. Queda poco científico decirlo, pero es así, si la suerte no está de tu lado, no serás campeón.
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Dicho todo lo anterior, no me voy a privar de hacer mis absurdas predicciones. Porque, admitámoslo, a todos nos gusta leer los Power Rankings y las previas de los equipos en las que se pronostica qué van a hacer. Por mucho que sepamos que los augurios tienen menos base que las selecciones de Scariolo (nótese la ironía), siempre mola ver por qué resultados apuesta el personal.
Pero no será en este artículo donde las haga. Había empezado a redactarlas, pero he pensado que quizá la entrada queda demasiado extensa (incluso para lo que suele ser habitual) y, además, la justificación de cada una de las predicciones sería demasiado corta (contradictorio, eh).
En cuanto a cómo hacer los pronósticos, en principio había pensado hacer mis absurdas predicciones para esta temporada siguiendo la misma estructura que las de Pat Kirwan, de NFL.com, que con muy buen criterio (a mi juicio) se abstiene de hacer el típico ranking de los 32 equipos y, en cambio, los clasifica en 5 niveles. Una predicción, cuanto más vaga e imprecisa, más realista. Desde luego, más realista que las estimaciones que llegan a predecir el balance de victorias-derrotas (nadie contempla los empates, y alguna vez se dan, y si no que se lo digan a McNabb hace un par de años, que ni sabía que podía haber un empate en un partido de NFL). Los cinco niveles en los que encuadramos a los 32 equipos son los siguientes: en el nivel 1, los equipos cuya clasificación para playoffs es segura; en el segundo nivel, los que deberían estar en playoffs; los equipos del nivel 3 son los que podrían luchar por una plaza de playoffs; en cuarto lugar, los equipos cuya clasificación para playoffs se ve tan lejana que sería una sorpresa; y en último lugar, el nivel 5 estaría integrado por los equipos en etapa reconstrucción.
Sin embargo, pensándolo mejor, voy a optar por aproximación, porque si se dice que dos equipos van a jugar playoffs sin lugar a dudas, esto no implica que ambos formen parte de la élite de la liga. Al contrario, uno de los equipos del nivel 1 puede ser claramente peor que uno del nivel 2, y no por ello deja de estar en el nivel 1. Y al revés, si se hace una clasificación de los 32 equipos, puede que el autor considere que el 10.º clasificado va a estar en playoffs seguro pero que el 8.º no lo tiene tan claro. ¿Por qué? Por culpa del sistema de clasificación para playoffs, que no se hace en función de qué equipos son los mejores de la liga, ni siquiera de cada conferencia, sino de cada de división. El mejor de cuatro equipos va a playoffs pase lo que pase, aunque el peor de otros cuatro se quede fuera. Vamos, que los Chargers con un record de 8-8 fueron a los playoffs el mismo año que los Patriots se quedaron fuera con un balance de 11-5. Nadie dudaría en poner a los Patriots por encima de los Chargers en un Power Ranking, y probablemente deberían estar en un nivel superior (¿2-3?) que los de San Diego (¿3-4?). Pero da lugar a equívocos.
Para evitar este tipo de dudas interpretativas, y ya que predecir quién va a conseguir una plaza en postemporada resulta esencial en toda predicción (porque es el objetivo de todo equipo al empezar la temporada, ¿no?), voy a ir analizando cada una de las divisiones en varios artículos que iré publicando los próximos días. Seguramente no diga nada excepcional, porque pronosticar las sorpresas es difícil (no voy a decir que los Bills van a ganar la AFC Este), pero bueno, salvo que dejéis unos cuantos comentarios pidiéndome que me deje de esas mierdas y me dedique a escribir de otros temas, lo haré.
Nada más. Enhorabuena a los aficionados del Baskonia, qué final.
CIERRE: Blogger acaba de lanzar un nuevo editor de plantillas que me permite cambiar la apariencia del blog. Estoy pensando utilizarlo para ampliar el ancho del texto, y así tenéis que darle menos a la ruedita hacia abajo para leer cada artículo. Además, estaba pensando crear una versión para móviles de la página, para que los que se metan aquí por iPhone, Blackberry y demás smartphones (así les llaman) lo vean con más facilidad y tarde menos en cargar. En estos momentos no puedo por el hecho de que las letritas son blancas y la versión de móvil se vería con las letras blancas sobre fondo blanco, y si se puede cambiar el color de fondo o de las letras en la versión móvil, no sé cómo. Eso sí, si os gusta la apariencia del blog tal y como está, no lo cambio. Abro encuesta para escuchar la opinión del ciberpueblo.
viernes, 11 de junio de 2010
Mundos de fantasía
Antes de entrar al fondo del asunto me gustaría agradecer sus aportaciones a todos los que dejan comentarios en el blog. Tanto a los comentarios elogiosos como a los que no lo son tanto. Aunque he puesto un contador de visitas para hacerme una idea de cuánta gente lee los artículos que publico, uno nunca sabe si interesan o si, siquiera, realmente alguien los lee. Lo dicho, muchas gracias a todos los que escribís comentarios, aunque sea (seguramente con razón) para censurar alguna salida de tono (que no las dejará de haber, porque si no no sería yo y, además, este blog no haría honor a su nombre).
Bueno, tras una entrada sobre cuestiones históricas, retomamos la actualidad de la NFL. Actualidad en sentido amplio, porque el tema del artículo de hoy no se refiere a la actualidad de competición en sí, o por lo menos a la competición real, sino a una cuestión derivada de la realidad de la competición, pero que año a año adquiere mayor importancia.
Vengo a hablaros de fantasías. No de lo primero que te sale cuando buscas "fantasías" en Google. Es curioso: si buscas "fantasías" en Google, los primeros resultados solo tienen connotaciones sexuales. En cambio, buscas "fantasy", en inglés, y el tema ya no va de sexo, sino (entre otros resultados, pero es el primero) de lo que venimos a hablar aquí: de las fantasy leagues (ligas fantásticas). Sirva esto como muestra de que la importancia de las fantasy leagues es mucho mayor en el mundo anglosajón que en el español (bueno lo admito, como algunos os habréis dado cuenta, he hecho trampa, que he usado el plural --fantasías-- en español y el singular --fantasy-- en inglés, ¿os molesta un poquito de manipulación? ¿a que no? si lo hacen constantemente en el mejor programa de humor de la televisión española, con permiso del ya difunto Muchachada nui; hablo de El gato al agua, clarostá).
¿Qué es una liga fantástica? Lo explico por si alguno no lo conoce, aunque supongo que sí. En cualquier caso, como lo académico es definir el concepto central del texto antes de la parrafada sobre el tema en sí, os digo qué es, con carácter general, una fantasy league. Definimos, inspirándonos en la mayor fuente de conocimiento actual (la Wikipedia) la liga fantástica como un juego donde los participantes actúan como gestores de un equipo ideal (no de la muerte, sino en el sentido de que no es real, es una idea --esto me da pie a contar la anécdota de una profesora de lengua que tuve con, digamos finamente, problemillas de dicción -era gangosa- y pronunciaba casi igual [ð] que [ř]; cuando nos hablaba de nosequé de un mundo irreal -¿o era ideal?- le preguntamos como cuatro o cinco veces si estaba diciendo irreal o ideal; menudo cabreo se pilló, se creía que la estábamos puteando, "¿¡es que no está claro lo que digo!?" y nos quedamos con la duda, oye--). El equipo ideal (e irreal) compite contra otros equipos ideales de gestores "fantásticos", acumulando puntos basados en las estadísticas generadas por jugadores o equipos reales en un deporte. Estas estadísticas se traducen en puntos del equipo fantástico aplicando unas fórmulas predeterminadas por el organizador de la liga fantástica. Curioso el afán del ser humano por construir conceptos teóricos para explicar la realidad cuando, en muchas ocasiones, lo más sencillo es observar la propia realidad (digo, que vaya mierda de definición he dado, si lo mejor es poner un ejemplo práctico, que se entiende mucho mejor).
En España el tema de las ligas fantásticas no tiene demasiada importancia, no es un deporte (virtual) de masas, al contrario que en Estados Unidos. ¿Por qué? Pues porque aquí lo único que importa es el fútbol (permítaseme la licencia, sé que el fútbol tampoco es un deporte de masas en España, únicamente lo son dos equipos --el que no debe ser nombrado y el que le gana siempre-- y la recientemente denominada La Roja --seudónimo que pertenecía antes a la selección chilena--), y el fútbol es un deporte que se presta poco al fenómeno del fantasy, ya que genera pocas estadísticas individuales y la importancia de la estadística individual es muy inferior a la de otros deportes (v. gr., football o baloncesto). En definitiva, las ligas fantásticas de fútbol no triunfan porque, objetivamente, en un partido de fútbol pasan muy pocas cosas importantes, y así es muy difícil crear un juego algo interesante (no interpretéis de lo anterior que no me gusta el fútbol, aunque reconozco que cada vez me aburre más; me gusta, y mucho; de hecho, estoy impaciente por calzarme los ocho partidos del Mundial de viernes a domingo, salivando que estoy). Por esa falta de estadísticas casi todos los fantasy games relacionados con el fútbol terminan echando mano de las puntuaciones (totalmente subjetivas) que los medios de comunicación otorgan a cada jugador.
Así, la competición de fantasy española que seguramente os sonará más es la Liga Fantástica Marca, cuya puntuación se basa en parte en las puntuaciones que da el diario a cada jugador. Supongo que todos hemos jugado alguna vez a este juego. Admitamos que es bastante mierda (como todas las fantasies de futebol). Sobre fútbol, la otra competición de fantasía española que conozco es el Comunio (al que están enganchados varios compañeros de curro, y yo que no lo entiendo), que se basa también en la puntuación del As. Una mierda. Al final dependes de la decisión de un redactor cuyos criterios a la hora de puntuar pueden ser muy diferentes a los de otros del mismo periódico (por ejemplo, Segurola casi nunca pone ceros por respeto a los jugadores, mientras que otros redactores los ponen con mucha alegría), por lo que el juego está viciado.
Dejando de lado las ligas fantásticas futboleras, la competición fantasiosa más importante de este país (y la mejor) es el Super Manager de ACB.com. Esta sí que mola, y engancha hasta a los que no les gusta el baloncesto. ¿Por qué está tan bien? Pues porque el baloncesto se presta a esto. En baloncesto la estadística es muy importante (al acabar un partido, todos miramos las estadísticas de los jugadores, los box scores, para juzgar el partido que han hecho). Sí, la estadística no lo es todo, hay "intangibles" que ahí no se ven y hay también auténticos especialistas en maquillar sus números, pero la estadística aquí vale mucho. Al Super Manager sí que juego, y no de cualquier manera, sino en la mejor liga privada: la de los Tanchos Panchos, en la que participan jugadores de lugares tan recónditos como Grecia o Arganda del Rey, y a la que hasta la propia web oficial de la ACB se ha rendido (no, no tengo el honor de aparecer en ninguna de las fotos que ilustran el artículo). No faltan ni los estatutos.
Bueno, centrémonos, que seguro que más de uno está pensando que este artículo es una basura y que hablo de todo menos football. Ahora viene.
Para encontrar los orígenes del fantasy football nos tenemos que remontar hasta 1962. El inventor fue uno de los socios de los Raiders, Bill Winkenbach. En este artículo (en inglés) de Fantasy Sports Publications cuentan la historia con detalle. Estaban los Raiders inmersos en una gira de partidos fuera de casa, por el este norteamericano. El colega Bill, junto con dos compadres, estaba mazándose a copas y, al calor etílico, pergeñó las normas de la primera liga fantástica. En el 63, el tema se formalizó, y fundaron la Greater Oakland Professional Pigskin Prognosticators League. El acceso estaba reservado a quien cumpliera alguno de los siguientes requisitos: tener un cargo administrativo en alguna franquicia de la AFL, tener relación directa con el football como periodista o haber vendido o comprado al menos 10 abonos de los Raiders para la temporada de 1963. Era una competición elitista. El resultado, en palabras (traducidas) de uno de los participantes en este juego pionero: "la competencia era feroz. Se destrozaron amistades. Hubo algunos divorcios. Pero los chicos solían intentar entrar por todos los medios". Bueno, da gusto comprobar que ya desde el principio la competición era sana. Qué sería de esto sin los piques, ¿no? Sin la tensión, el sufrimiento adicional que aportan las fantasy leagues, el temor a cagarla, la satisfacción por la victoria...
La idea se popularizó por los States y fue creciendo, creciendo y creciendo. Seguramente el factor más importante en la expansión del deporte fantástico haya sido Internet. Fundamental. Como con casi todo, uno piensa "joder, ¿y cómo se las arreglaban para hacer esto antes de que hubiera Internet?". Pues sí. En los deportes fantásticos, donde los cambios de jugadores jornada a jornada son esenciales, si no existía Internet... ¿por carta? Pues supongo que sí, por correo ordinario. Qué caca. Ahora con el Interné, es el frenesí: dispones de infinitamente más información, esperas hasta el último segundo para decidir con qué jugadores salir la próxima jornada, consultas las estadísticas de unos partidos que normalmente te importarían una mierda de manera enfermiza (F5, F5, F5...). Y los fantasy games crecieron y crecieron. Mucho, tanto que la fantasía invadía la realidad, llegando incluso a desplazarla en importancia (bueno, quizá desplazarla no, pero empujarla un poco sí).
Os pongo unos ejemplos: como dice el artículo que enlazaba antes, el running back de los Titans Eddie George decía que lo que más le preocupaba de su rendimiento en la temporada 2001 no era haber decepcionado a sus compañeros o a la afición de los Titans. No, lo que más sentía era escuchar a la gente en cada aeropuerto "eh, tío, te tenía en mi equipo de fantasy" y Eddie respondía "lo siento, este año podría ser elegido en la última ronda del draft" [al hilo de esta anécdota, os cuento otra parecida aunque al revés: en el tren de vuelta de León con los jugadores del Estu, tras el glorioso triunfo que nos dio la permanencia el año que no bajamos, un ilustre Tancho Pancho le dijo a Sergio Sánchez lo más importante que le podía decir en un día como ese "Sergio, de puta madre, te tenía en el Super Manager" y Sergio le respondió "pues te habrá ido muy bien" (había hecho 20 puntos y 10 asistencias)].
El otro ejemplo de la preocupación de los jugadores por la fantasy, de la temporada pasada: a falta de menos de 2 minutos para el final del partido Jaguars-Jets, los Jaguars perdían por un punto y estaban a pocas yardas de anotar, metidos en field goal range. Entonces, los Jets, ya sin tiempos muertos para parar el partido, sabían que la única manera de ganar ese partido era dejar anotar un touchdown rápido a los Jaguars y recuperar el balón para intentar la heroica. Y dejaron pasar, sin oposición real, a Jones-Drew hacia la end zone. Sin embargo, el de los Jaguars, muy listo, se arrodilló a una yarda de la end zone. Ahí se quedó el balón, los Jaguars dejaron pasar el tiempo y chutaron el field goal que les dio la victoria en los últimos segundos, para no dejar tiempo de reacción a los de East Rutherford, NJ. Esta acción tan inteligente implicó una pérdida de puntos en las ligas fantásticas, que habrían sido más de haber anotado el touchdown. Al terminar el partido, Jones-Drew pidió perdón a sus propietarios fantásticos. En esta foto le veis postrándose antes de llegar a la goal line.
Esto son indicios emocionales de la enorme importancia de los juegos fantásticos en los Estados Unidos, pero vamos con algunos números: según las estimaciones de la Fantasy Sports Trade Association estadounidense, 27 millones de adultos americanos (sinceramente, no sé qué quieren decir con "americanos", seguro que no quieren decir americanos, pero no sé si se refieren a solo estadounidenses o también canadienses) participan en competiciones de fantasy. No pocos. según un artículo de la revista Time de agosto de 2009, la industria del fantasy (sí, tiene la consideración de "industria") mueve 800 millones de dólares (supongo que al año). De media, cada jugador de fantasy se gasta 73 dólares en su participación en estas fantásticas competiciones. Por otra parte USA Today hablaba, también en agosto de 2009, de que los anunciantes ven un mercado muy atractivo en los jugadores de fantasy, por lo que se gastan importantes sumas de dinero en publicidad incrustada en estos juegos. ¡Pero si hasta existen órganos arbitrales (como este y este) dedicados a resolver disputas por temas de fantasy!
La obsesión por estas fantasías llegan a tal punto que las estimaciones indican que los fantasy sports provocan pérdidas de productividad en horario laboral valoradas en 9000 millones de dólares (a saber cómo hicieron esta estimación; en fin, que tampoco os fiéis, porque es imposible comprobar si esta estimación es precisa).
Creo que no hace falta que añada mucho más para entender la importancia que tienen estos juegos. A la NFL le viene de maravilla, claro, como a cualquier competición en la que se basen las fantasy leagues. Crece el seguimiento y el interés por los partidos. Ya no hay partidos intrascendentes, para un jugador de fantasy todos son igual de importantes, porque puntúan igual. Y anda que no da millones. En 2006, la NFL suscribió un contrato de 5 años de duración con el operador de telecomunicaciones Sprint, por 600 millones de dólares, y en virtud del cual se permitía a los abonados de Sprint gestionar sus equipos fantásticos desde sus teléfonos móviles. Acojonante, ¿verdad?
Pero un momento, ¿no íbamos a hablar de un tema de actualidad? ¿qué tiene de actualidad algo que existe desde hace tanto tiempo? Pues el tema está de actualidad porque recién (como dirían los argentinos) NFL.com ha presentado la nueva versión de su fantasy, a todo trapo, acaparando la portada de la web. Si es que entras en NFL.com y no ves más que fantasy por todos lados. Esta nueva versión del juego incluye, como novedad, la posibilidad de que los participantes en el juego vean resúmenes de los partidos y de las evoluciones de los jugadores de sus plantilla. Que no falte información. Es la fantasymanía.
Hay muchísimos fantasy games de la NFL, organizados por diferentes proveedores (desde NFL.com hasta Yahoo! Sports o ESPN.com, por nombrar a algunos de los más importantes). El sistema, a diferencia del del Super Manager ACB o de la Liga Fantástica Marca, no permite que los equipos de una misma liga compartan jugadores. Aquí hay exclusividad: al jugador que tienes tú no lo tiene nadie más. Para eso se organiza un draft de fantasía. Cuando ya tienes tu plantilla, tienes que escoger cada jornada a tu equipo titular, el que suma puntos. Suele estar formado por estos jugadores:
¿Y cómo se puntúa? Pues aunque también depende de cada liga, suele hacerse así:
Temo que con tanto número los pocos que hayáis leído todo el rollo anterior os hayáis cansado definitivamente y paséis de seguir leyendo, o activéis el modo lectura en diagonal. No lo hagáis, amigos.
Dicho todo lo anterior, muy elogioso con el fantástico deporte fantástico, la cuestión de actualidad que me ha llevado a escribir sobre este tema fue un artículo que leí hace poco de Don Banks en Sports Illustrated. No a todo el mundo le gustan los deportes fantásticos. Al señor Banks no le gustan nada, a pesar de que parte de su sueldo seguramente se genere gracias a los fantasy sports (y él que lo admite). Las objeciones de Banks no vienen de ahora, sino de 2001. En su artículo de este año viene a reconocer que la fantasy ha tomado el control de la NFL. Sin embargo, lo que me pareció más interesante fueron sus críticas a los juegos fantásticos, las que hizo en 2001 y en las que se reafirma. Son diez:
1. Cambia la manera en que ves los partidos. Te fijas en los árboles (jugadores) y no ves el bosque (el partido). Totalmente cierto, a mí me pasa. Y no mola. Los jugadores sustituyen al alcohol en la popular canción alcohol, alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos [según otras versiones para ponernos], el resultado nos da igual. Pues no, hombre. Lo importante debería ser el partido real, no el virtual. ¿Cuánta gente de la que ve el partido con atención realmente lo está viendo?
2. Glorifica a los "acumula-estadísticas" en perjuicio de los jugadores de equipo. En otras palabras, que los jugadores más valiosos son los que hacen mejores números, y no los más valiosos (los que más inciden en el resultado de un partido). Bueno, esta objeción no acabo de comprarla. Todo jugador de fantasy sports debe ser consciente de ello, de que lo que importa es la estadística y no lo bueno que sea un jugador, y que el MVP de la fantasy league no tiene por qué ser el mejor en la realidad, aunque es verdad que la gente que sigue una competición solo o principalmente porque tiene un equipo de fantasy puede llevarse una impresión equivocada.
3. Convierte en héroes a niñatos con problemas. Esta objeción es curiosa. No creo que sea muy adecuada, porque se centra en un caso específico: el Randy Moss de 2001, que causaba grandes problemas en el vestuario que perjudicaban al equipo. No lo compro. De un caso particular no se puede extraer una crítica general.
4. El frikismo. Esta es mi traducción de lo que Banks llama "the geek factor". Creo que está bien traducido. Dice que el nombre de la gente cuya principal fuente de entretenimiento son cosas que no suceden en realidad es Trekkies (seguidores de Stark Trek). Vamos, que los que se obsesionan con esto son unos raros de cojones. Puede que fuera cierto en un principio, pero hoy en día, cuando juega tantísima gente, no creo que sea así. Aunque es verdad que tiene bastante de freak la cuestión.
5. La muerte de la offseason. Esta crítica es curiosa, cuanto menos. Dice que por culpa del fantasy, la gente está obsesionada con la NFL los 365 días del año, las 24 horas del día, sin descanso. ¿Esto es malo?
6. Se centra ridícula e injustamente en el ataque y en los anotadores de touchdowns. Sí, es verdad, desde la defensa se ganan campeonatos. Y en las competiciones fantásticas sobre football pasa casi desapercibida. Tanto, que en la mayoría los jugadores no existen. Tienes que elegir directamente a toda la defensa de un equipo. Qué desagravio. Aunque es cierto, estaríamos solamente ante una mala selección de los criterios de puntuación, que se podría subsanar. No es, pues, un mal intrínseco al fantasy football en sí.
7. El corazón dividido. En esta sí que estoy de acuerdo. Esto es una puta mierda. Cuando tengo en el Super Manager a un tío que juega contra el Estu, no me mola nada cuando tira, está el balón por el aire y... joder, no, que lo falle, pero si lo mete bueno, si lo tiene que meter alguien, que sea el mío. No, no puede ser. Las ligas fantásticas hacen que desees el bien a tus jugadores más odiados. Eso no puede ser. Es una cuestión de principios. La fantasy los corrompe. Seamos conscientes de ello.
8. La proliferación de expertos. Esta es graciosa. Normal que le parezca a Banks, aparecen los periodistas especializados en fantasy. No os imagináis cuántos hay. Ni los ríos de tinta que corren para hablar de esto. Hasta publicaciones especializadas. Claro, a Banks no le gusta, más gente a chupar del bote periodístico. Bueno chico, pues a mí esto me resulta indiferente. Por lo menos es un trabajo decente, ¿no? Si no seguro que terminarían en el mundo de las drogas, de la prostitución o lo que es peor, de cantante de Pignoise (uno de los días más tristes de la historia de la música fue aquel en el que Álvaro Benito se lesionó tan gravemente que tuvo que dejar el fútbol).
9. El dinero. Que se mueve mucha pasta con las ligas fantásticas. La gente se pica y pone pasta. Bueno, no veo que sea tan grave, salvo que nos pongamos muy moralistas y digamos que toda apuesta debe desaparecer, que tampoco lo termino de ver. Sí, el dinero lo corrompe todo, pero bueno, también da de comer, ¿no?
10. Lo que mola llevar la contraria. Esta es buena. Estoy de acuerdo. Anda que no mola defender lo que nadie defiende. Eres guay. No eres un borrego más. ¿Que a todo el mundo le molan las fantasy leagues? Pues solo por ser diferente, a mí no. Toma ya. Argumentaco.
Bueno, como habréis visto, de todas las críticas que hace Banks de los deportes fantásticos, solo un par resultan razonables, aunque me parecen bastante importantes: que hace que no veas el partido, sino a los jugadores, con lo que se pierde la esencia del deporte, y el tema del corazón dividido.
Nunca he jugado a un fantasy game de la NFL. Creo que este año tampoco va a ser. Aparte de que así evito hacer el ridículo, no me apetece el estrés de ver todos los partidos con tensión. No, así no voy a disfrutar sosegadamente del football. Así que, más allá de este artículo, no esperéis que hable mucho de fantasy. Si os queréis informar de eso, os recomiendo que le preguntéis al especialista patrio, el experto de Football Speech.
Para terminar, una reflexión ajena al football. Aún a espera de confirmación oficial, lanzo un ataque preventivo y poco elegante, aunque sincero: le deseo lo peor a Sergio Rodríguez en su (más que probable) nueva aventura en la triste sección deficitaria. Ojalá comande a la derrochadora nave vikinga a un nuevo fracaso (otro más) en un marco incomparable, como la flamante Caca Mágica. Menos mal que cuando mi hermana estuvo hace unos meses en Nueva York no tenían su camiseta de los Knicks en la NBA Store. En un día en el que hablo de fantasías, una pesadilla cobra visos de realidad (me criticaréis por esto, pero como adelantaba en el párrafo introductorio, sin salidas de tono y exabruptos no sería yo). Esta canción es para él. Social Distortion, Far Behind. Que la disfrutéis, es cojonuda.
Bueno, tras una entrada sobre cuestiones históricas, retomamos la actualidad de la NFL. Actualidad en sentido amplio, porque el tema del artículo de hoy no se refiere a la actualidad de competición en sí, o por lo menos a la competición real, sino a una cuestión derivada de la realidad de la competición, pero que año a año adquiere mayor importancia.
Vengo a hablaros de fantasías. No de lo primero que te sale cuando buscas "fantasías" en Google. Es curioso: si buscas "fantasías" en Google, los primeros resultados solo tienen connotaciones sexuales. En cambio, buscas "fantasy", en inglés, y el tema ya no va de sexo, sino (entre otros resultados, pero es el primero) de lo que venimos a hablar aquí: de las fantasy leagues (ligas fantásticas). Sirva esto como muestra de que la importancia de las fantasy leagues es mucho mayor en el mundo anglosajón que en el español (bueno lo admito, como algunos os habréis dado cuenta, he hecho trampa, que he usado el plural --fantasías-- en español y el singular --fantasy-- en inglés, ¿os molesta un poquito de manipulación? ¿a que no? si lo hacen constantemente en el mejor programa de humor de la televisión española, con permiso del ya difunto Muchachada nui; hablo de El gato al agua, clarostá).
¿Qué es una liga fantástica? Lo explico por si alguno no lo conoce, aunque supongo que sí. En cualquier caso, como lo académico es definir el concepto central del texto antes de la parrafada sobre el tema en sí, os digo qué es, con carácter general, una fantasy league. Definimos, inspirándonos en la mayor fuente de conocimiento actual (la Wikipedia) la liga fantástica como un juego donde los participantes actúan como gestores de un equipo ideal (no de la muerte, sino en el sentido de que no es real, es una idea --esto me da pie a contar la anécdota de una profesora de lengua que tuve con, digamos finamente, problemillas de dicción -era gangosa- y pronunciaba casi igual [ð] que [ř]; cuando nos hablaba de nosequé de un mundo irreal -¿o era ideal?- le preguntamos como cuatro o cinco veces si estaba diciendo irreal o ideal; menudo cabreo se pilló, se creía que la estábamos puteando, "¿¡es que no está claro lo que digo!?" y nos quedamos con la duda, oye--). El equipo ideal (e irreal) compite contra otros equipos ideales de gestores "fantásticos", acumulando puntos basados en las estadísticas generadas por jugadores o equipos reales en un deporte. Estas estadísticas se traducen en puntos del equipo fantástico aplicando unas fórmulas predeterminadas por el organizador de la liga fantástica. Curioso el afán del ser humano por construir conceptos teóricos para explicar la realidad cuando, en muchas ocasiones, lo más sencillo es observar la propia realidad (digo, que vaya mierda de definición he dado, si lo mejor es poner un ejemplo práctico, que se entiende mucho mejor).
En España el tema de las ligas fantásticas no tiene demasiada importancia, no es un deporte (virtual) de masas, al contrario que en Estados Unidos. ¿Por qué? Pues porque aquí lo único que importa es el fútbol (permítaseme la licencia, sé que el fútbol tampoco es un deporte de masas en España, únicamente lo son dos equipos --el que no debe ser nombrado y el que le gana siempre-- y la recientemente denominada La Roja --seudónimo que pertenecía antes a la selección chilena--), y el fútbol es un deporte que se presta poco al fenómeno del fantasy, ya que genera pocas estadísticas individuales y la importancia de la estadística individual es muy inferior a la de otros deportes (v. gr., football o baloncesto). En definitiva, las ligas fantásticas de fútbol no triunfan porque, objetivamente, en un partido de fútbol pasan muy pocas cosas importantes, y así es muy difícil crear un juego algo interesante (no interpretéis de lo anterior que no me gusta el fútbol, aunque reconozco que cada vez me aburre más; me gusta, y mucho; de hecho, estoy impaciente por calzarme los ocho partidos del Mundial de viernes a domingo, salivando que estoy). Por esa falta de estadísticas casi todos los fantasy games relacionados con el fútbol terminan echando mano de las puntuaciones (totalmente subjetivas) que los medios de comunicación otorgan a cada jugador.
Así, la competición de fantasy española que seguramente os sonará más es la Liga Fantástica Marca, cuya puntuación se basa en parte en las puntuaciones que da el diario a cada jugador. Supongo que todos hemos jugado alguna vez a este juego. Admitamos que es bastante mierda (como todas las fantasies de futebol). Sobre fútbol, la otra competición de fantasía española que conozco es el Comunio (al que están enganchados varios compañeros de curro, y yo que no lo entiendo), que se basa también en la puntuación del As. Una mierda. Al final dependes de la decisión de un redactor cuyos criterios a la hora de puntuar pueden ser muy diferentes a los de otros del mismo periódico (por ejemplo, Segurola casi nunca pone ceros por respeto a los jugadores, mientras que otros redactores los ponen con mucha alegría), por lo que el juego está viciado.
Dejando de lado las ligas fantásticas futboleras, la competición fantasiosa más importante de este país (y la mejor) es el Super Manager de ACB.com. Esta sí que mola, y engancha hasta a los que no les gusta el baloncesto. ¿Por qué está tan bien? Pues porque el baloncesto se presta a esto. En baloncesto la estadística es muy importante (al acabar un partido, todos miramos las estadísticas de los jugadores, los box scores, para juzgar el partido que han hecho). Sí, la estadística no lo es todo, hay "intangibles" que ahí no se ven y hay también auténticos especialistas en maquillar sus números, pero la estadística aquí vale mucho. Al Super Manager sí que juego, y no de cualquier manera, sino en la mejor liga privada: la de los Tanchos Panchos, en la que participan jugadores de lugares tan recónditos como Grecia o Arganda del Rey, y a la que hasta la propia web oficial de la ACB se ha rendido (no, no tengo el honor de aparecer en ninguna de las fotos que ilustran el artículo). No faltan ni los estatutos.
Bueno, centrémonos, que seguro que más de uno está pensando que este artículo es una basura y que hablo de todo menos football. Ahora viene.
Para encontrar los orígenes del fantasy football nos tenemos que remontar hasta 1962. El inventor fue uno de los socios de los Raiders, Bill Winkenbach. En este artículo (en inglés) de Fantasy Sports Publications cuentan la historia con detalle. Estaban los Raiders inmersos en una gira de partidos fuera de casa, por el este norteamericano. El colega Bill, junto con dos compadres, estaba mazándose a copas y, al calor etílico, pergeñó las normas de la primera liga fantástica. En el 63, el tema se formalizó, y fundaron la Greater Oakland Professional Pigskin Prognosticators League. El acceso estaba reservado a quien cumpliera alguno de los siguientes requisitos: tener un cargo administrativo en alguna franquicia de la AFL, tener relación directa con el football como periodista o haber vendido o comprado al menos 10 abonos de los Raiders para la temporada de 1963. Era una competición elitista. El resultado, en palabras (traducidas) de uno de los participantes en este juego pionero: "la competencia era feroz. Se destrozaron amistades. Hubo algunos divorcios. Pero los chicos solían intentar entrar por todos los medios". Bueno, da gusto comprobar que ya desde el principio la competición era sana. Qué sería de esto sin los piques, ¿no? Sin la tensión, el sufrimiento adicional que aportan las fantasy leagues, el temor a cagarla, la satisfacción por la victoria...
La idea se popularizó por los States y fue creciendo, creciendo y creciendo. Seguramente el factor más importante en la expansión del deporte fantástico haya sido Internet. Fundamental. Como con casi todo, uno piensa "joder, ¿y cómo se las arreglaban para hacer esto antes de que hubiera Internet?". Pues sí. En los deportes fantásticos, donde los cambios de jugadores jornada a jornada son esenciales, si no existía Internet... ¿por carta? Pues supongo que sí, por correo ordinario. Qué caca. Ahora con el Interné, es el frenesí: dispones de infinitamente más información, esperas hasta el último segundo para decidir con qué jugadores salir la próxima jornada, consultas las estadísticas de unos partidos que normalmente te importarían una mierda de manera enfermiza (F5, F5, F5...). Y los fantasy games crecieron y crecieron. Mucho, tanto que la fantasía invadía la realidad, llegando incluso a desplazarla en importancia (bueno, quizá desplazarla no, pero empujarla un poco sí).
Os pongo unos ejemplos: como dice el artículo que enlazaba antes, el running back de los Titans Eddie George decía que lo que más le preocupaba de su rendimiento en la temporada 2001 no era haber decepcionado a sus compañeros o a la afición de los Titans. No, lo que más sentía era escuchar a la gente en cada aeropuerto "eh, tío, te tenía en mi equipo de fantasy" y Eddie respondía "lo siento, este año podría ser elegido en la última ronda del draft" [al hilo de esta anécdota, os cuento otra parecida aunque al revés: en el tren de vuelta de León con los jugadores del Estu, tras el glorioso triunfo que nos dio la permanencia el año que no bajamos, un ilustre Tancho Pancho le dijo a Sergio Sánchez lo más importante que le podía decir en un día como ese "Sergio, de puta madre, te tenía en el Super Manager" y Sergio le respondió "pues te habrá ido muy bien" (había hecho 20 puntos y 10 asistencias)].
El otro ejemplo de la preocupación de los jugadores por la fantasy, de la temporada pasada: a falta de menos de 2 minutos para el final del partido Jaguars-Jets, los Jaguars perdían por un punto y estaban a pocas yardas de anotar, metidos en field goal range. Entonces, los Jets, ya sin tiempos muertos para parar el partido, sabían que la única manera de ganar ese partido era dejar anotar un touchdown rápido a los Jaguars y recuperar el balón para intentar la heroica. Y dejaron pasar, sin oposición real, a Jones-Drew hacia la end zone. Sin embargo, el de los Jaguars, muy listo, se arrodilló a una yarda de la end zone. Ahí se quedó el balón, los Jaguars dejaron pasar el tiempo y chutaron el field goal que les dio la victoria en los últimos segundos, para no dejar tiempo de reacción a los de East Rutherford, NJ. Esta acción tan inteligente implicó una pérdida de puntos en las ligas fantásticas, que habrían sido más de haber anotado el touchdown. Al terminar el partido, Jones-Drew pidió perdón a sus propietarios fantásticos. En esta foto le veis postrándose antes de llegar a la goal line.
Esto son indicios emocionales de la enorme importancia de los juegos fantásticos en los Estados Unidos, pero vamos con algunos números: según las estimaciones de la Fantasy Sports Trade Association estadounidense, 27 millones de adultos americanos (sinceramente, no sé qué quieren decir con "americanos", seguro que no quieren decir americanos, pero no sé si se refieren a solo estadounidenses o también canadienses) participan en competiciones de fantasy. No pocos. según un artículo de la revista Time de agosto de 2009, la industria del fantasy (sí, tiene la consideración de "industria") mueve 800 millones de dólares (supongo que al año). De media, cada jugador de fantasy se gasta 73 dólares en su participación en estas fantásticas competiciones. Por otra parte USA Today hablaba, también en agosto de 2009, de que los anunciantes ven un mercado muy atractivo en los jugadores de fantasy, por lo que se gastan importantes sumas de dinero en publicidad incrustada en estos juegos. ¡Pero si hasta existen órganos arbitrales (como este y este) dedicados a resolver disputas por temas de fantasy!
La obsesión por estas fantasías llegan a tal punto que las estimaciones indican que los fantasy sports provocan pérdidas de productividad en horario laboral valoradas en 9000 millones de dólares (a saber cómo hicieron esta estimación; en fin, que tampoco os fiéis, porque es imposible comprobar si esta estimación es precisa).
Creo que no hace falta que añada mucho más para entender la importancia que tienen estos juegos. A la NFL le viene de maravilla, claro, como a cualquier competición en la que se basen las fantasy leagues. Crece el seguimiento y el interés por los partidos. Ya no hay partidos intrascendentes, para un jugador de fantasy todos son igual de importantes, porque puntúan igual. Y anda que no da millones. En 2006, la NFL suscribió un contrato de 5 años de duración con el operador de telecomunicaciones Sprint, por 600 millones de dólares, y en virtud del cual se permitía a los abonados de Sprint gestionar sus equipos fantásticos desde sus teléfonos móviles. Acojonante, ¿verdad?
Pero un momento, ¿no íbamos a hablar de un tema de actualidad? ¿qué tiene de actualidad algo que existe desde hace tanto tiempo? Pues el tema está de actualidad porque recién (como dirían los argentinos) NFL.com ha presentado la nueva versión de su fantasy, a todo trapo, acaparando la portada de la web. Si es que entras en NFL.com y no ves más que fantasy por todos lados. Esta nueva versión del juego incluye, como novedad, la posibilidad de que los participantes en el juego vean resúmenes de los partidos y de las evoluciones de los jugadores de sus plantilla. Que no falte información. Es la fantasymanía.
Hay muchísimos fantasy games de la NFL, organizados por diferentes proveedores (desde NFL.com hasta Yahoo! Sports o ESPN.com, por nombrar a algunos de los más importantes). El sistema, a diferencia del del Super Manager ACB o de la Liga Fantástica Marca, no permite que los equipos de una misma liga compartan jugadores. Aquí hay exclusividad: al jugador que tienes tú no lo tiene nadie más. Para eso se organiza un draft de fantasía. Cuando ya tienes tu plantilla, tienes que escoger cada jornada a tu equipo titular, el que suma puntos. Suele estar formado por estos jugadores:
- 1 Quarterback;
- 2 Running Backs (RB);
- 2 Wide Receivers (WR);
- 1 jugador a elegir entre RB o WR;
- 1 Tight End;
- 1 Kicker; y
- una defensa o los equipos especiales de determinado un equipo completo (por ejemplo, te pillas la defensa de los Jets).
¿Y cómo se puntúa? Pues aunque también depende de cada liga, suele hacerse así:
- 1 punto por cada 25 yardas de pase;
- 1 punto por cada 10 yardas de carrera;
- 1 punto por cada 10 yardas de recepción;
- 6 puntos por anotar un touchdown;
- 4 puntos por dar un pase de touchdown;
- -2 puntos por cada pase interceptado o fumble perdido;
- 1 punto por cada extra point conseguido;
- 3 puntos por cada field goal de hasta 39 yardas; 4 puntos por field goal de entre 40 y 49 yardas; y 5 puntos por cada field goal de más de 50 yardas;
- 2 puntos por posesión recuperada por la defensa;
- 1 punto por sack de la defensa;
- 2 puntos por safety conseguido por la defensa;
- 6 puntos por touchdown anotado por la defensa; y
- 2 puntos por kick bloqueado.
Temo que con tanto número los pocos que hayáis leído todo el rollo anterior os hayáis cansado definitivamente y paséis de seguir leyendo, o activéis el modo lectura en diagonal. No lo hagáis, amigos.
Dicho todo lo anterior, muy elogioso con el fantástico deporte fantástico, la cuestión de actualidad que me ha llevado a escribir sobre este tema fue un artículo que leí hace poco de Don Banks en Sports Illustrated. No a todo el mundo le gustan los deportes fantásticos. Al señor Banks no le gustan nada, a pesar de que parte de su sueldo seguramente se genere gracias a los fantasy sports (y él que lo admite). Las objeciones de Banks no vienen de ahora, sino de 2001. En su artículo de este año viene a reconocer que la fantasy ha tomado el control de la NFL. Sin embargo, lo que me pareció más interesante fueron sus críticas a los juegos fantásticos, las que hizo en 2001 y en las que se reafirma. Son diez:
1. Cambia la manera en que ves los partidos. Te fijas en los árboles (jugadores) y no ves el bosque (el partido). Totalmente cierto, a mí me pasa. Y no mola. Los jugadores sustituyen al alcohol en la popular canción alcohol, alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos [según otras versiones para ponernos], el resultado nos da igual. Pues no, hombre. Lo importante debería ser el partido real, no el virtual. ¿Cuánta gente de la que ve el partido con atención realmente lo está viendo?
2. Glorifica a los "acumula-estadísticas" en perjuicio de los jugadores de equipo. En otras palabras, que los jugadores más valiosos son los que hacen mejores números, y no los más valiosos (los que más inciden en el resultado de un partido). Bueno, esta objeción no acabo de comprarla. Todo jugador de fantasy sports debe ser consciente de ello, de que lo que importa es la estadística y no lo bueno que sea un jugador, y que el MVP de la fantasy league no tiene por qué ser el mejor en la realidad, aunque es verdad que la gente que sigue una competición solo o principalmente porque tiene un equipo de fantasy puede llevarse una impresión equivocada.
3. Convierte en héroes a niñatos con problemas. Esta objeción es curiosa. No creo que sea muy adecuada, porque se centra en un caso específico: el Randy Moss de 2001, que causaba grandes problemas en el vestuario que perjudicaban al equipo. No lo compro. De un caso particular no se puede extraer una crítica general.
4. El frikismo. Esta es mi traducción de lo que Banks llama "the geek factor". Creo que está bien traducido. Dice que el nombre de la gente cuya principal fuente de entretenimiento son cosas que no suceden en realidad es Trekkies (seguidores de Stark Trek). Vamos, que los que se obsesionan con esto son unos raros de cojones. Puede que fuera cierto en un principio, pero hoy en día, cuando juega tantísima gente, no creo que sea así. Aunque es verdad que tiene bastante de freak la cuestión.
5. La muerte de la offseason. Esta crítica es curiosa, cuanto menos. Dice que por culpa del fantasy, la gente está obsesionada con la NFL los 365 días del año, las 24 horas del día, sin descanso. ¿Esto es malo?
6. Se centra ridícula e injustamente en el ataque y en los anotadores de touchdowns. Sí, es verdad, desde la defensa se ganan campeonatos. Y en las competiciones fantásticas sobre football pasa casi desapercibida. Tanto, que en la mayoría los jugadores no existen. Tienes que elegir directamente a toda la defensa de un equipo. Qué desagravio. Aunque es cierto, estaríamos solamente ante una mala selección de los criterios de puntuación, que se podría subsanar. No es, pues, un mal intrínseco al fantasy football en sí.
7. El corazón dividido. En esta sí que estoy de acuerdo. Esto es una puta mierda. Cuando tengo en el Super Manager a un tío que juega contra el Estu, no me mola nada cuando tira, está el balón por el aire y... joder, no, que lo falle, pero si lo mete bueno, si lo tiene que meter alguien, que sea el mío. No, no puede ser. Las ligas fantásticas hacen que desees el bien a tus jugadores más odiados. Eso no puede ser. Es una cuestión de principios. La fantasy los corrompe. Seamos conscientes de ello.
8. La proliferación de expertos. Esta es graciosa. Normal que le parezca a Banks, aparecen los periodistas especializados en fantasy. No os imagináis cuántos hay. Ni los ríos de tinta que corren para hablar de esto. Hasta publicaciones especializadas. Claro, a Banks no le gusta, más gente a chupar del bote periodístico. Bueno chico, pues a mí esto me resulta indiferente. Por lo menos es un trabajo decente, ¿no? Si no seguro que terminarían en el mundo de las drogas, de la prostitución o lo que es peor, de cantante de Pignoise (uno de los días más tristes de la historia de la música fue aquel en el que Álvaro Benito se lesionó tan gravemente que tuvo que dejar el fútbol).
9. El dinero. Que se mueve mucha pasta con las ligas fantásticas. La gente se pica y pone pasta. Bueno, no veo que sea tan grave, salvo que nos pongamos muy moralistas y digamos que toda apuesta debe desaparecer, que tampoco lo termino de ver. Sí, el dinero lo corrompe todo, pero bueno, también da de comer, ¿no?
10. Lo que mola llevar la contraria. Esta es buena. Estoy de acuerdo. Anda que no mola defender lo que nadie defiende. Eres guay. No eres un borrego más. ¿Que a todo el mundo le molan las fantasy leagues? Pues solo por ser diferente, a mí no. Toma ya. Argumentaco.
Bueno, como habréis visto, de todas las críticas que hace Banks de los deportes fantásticos, solo un par resultan razonables, aunque me parecen bastante importantes: que hace que no veas el partido, sino a los jugadores, con lo que se pierde la esencia del deporte, y el tema del corazón dividido.
Nunca he jugado a un fantasy game de la NFL. Creo que este año tampoco va a ser. Aparte de que así evito hacer el ridículo, no me apetece el estrés de ver todos los partidos con tensión. No, así no voy a disfrutar sosegadamente del football. Así que, más allá de este artículo, no esperéis que hable mucho de fantasy. Si os queréis informar de eso, os recomiendo que le preguntéis al especialista patrio, el experto de Football Speech.
Para terminar, una reflexión ajena al football. Aún a espera de confirmación oficial, lanzo un ataque preventivo y poco elegante, aunque sincero: le deseo lo peor a Sergio Rodríguez en su (más que probable) nueva aventura en la triste sección deficitaria. Ojalá comande a la derrochadora nave vikinga a un nuevo fracaso (otro más) en un marco incomparable, como la flamante Caca Mágica. Menos mal que cuando mi hermana estuvo hace unos meses en Nueva York no tenían su camiseta de los Knicks en la NBA Store. En un día en el que hablo de fantasías, una pesadilla cobra visos de realidad (me criticaréis por esto, pero como adelantaba en el párrafo introductorio, sin salidas de tono y exabruptos no sería yo). Esta canción es para él. Social Distortion, Far Behind. Que la disfrutéis, es cojonuda.
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