lunes, 31 de enero de 2011

Equiseleuve: con quién ir

Voy a decir una de las pocas verdades unversales: ya queda menos. Y como ya queda menos para la Super Bowl, primer artículo sobre el Partido.

I.- La música

En estos días de entretiempo, en estos días que se hacen eternos entre las finales de conferencia y la Super Bowl, In between days, de unos tipos que, como muchos jugadores de fútbol americano, también se pintan la cara. The Cure. La versión extendida de la canción, ya que estos días se hacen tan largos.



II.- Previo: ¿equiseleuve?

Sí, equiseleuve. Supongo que es lo que pensáis cuando veis escrito XLV. Esta es la "Super Bowl XLV". Y es que la Super Bowl es el partido de los números romanos. A pesar de que de primeras, cuando se llega a cierta cantidad, la peña no tiene ni zorra de qué quieren decir esos números romanos, los seguimos utilizando. Super Bowl XLV. Pues eso, súperboul equiseleuve.

¿Por qué siguen utilizándose los números romanos si nadie tiene ni zorra de lo que significan? Por esnobismo, obviamente. Es que es lo guay. Queda muy culto. ¡Pero si ni siquiera sabemos leer 45.ª, cómo vamos a saber leer XLV! Y cuando digo que no sabemos leer 45.ª me refiero a que poca gente piensa cuadragésimo quinta cuando ve escrito 45.ª. ¿O no? Igual de triste resulta la regla, cimentada sin duda en la ignorancia popular, de que a partir del XI los ordinales para referirnos a un rey, papa o cargo similar se convierten en cardinales. Vamos, que Alfonso X es Alfonso décimo pero Alfonso XI es Alfonso once. En fin.

Bueno, en Estados Unidos la huella romana es muy profunda, quizá por eso mantienen la tradición de romanizar la Super Bowl. En otra ocasión quizá comentaremos por qué uso el genero femenino (la Super Bowl) y no el masculino (el Super Bowl). Bueno, mejor lo digo ahora: el Super Bowl suena de mierda.

III.- Por qué tomar partido

Entramos en terreno pseudofilosófico. ¿Es necesario tomar partido por uno de los dos contendientes para poder disfrutar al máximo del espectáculo? No, no lo es. De hecho, en muchas ocasiones creo que es algo que no se elige. Depende de cada persona. Algunos somos partidistas, otros son contemplativos.

Hay personas que son capaces de ver un partido de fútbol americano como quien va al cine. A ver un espectáculo y a disfrutar de él sin inclinarse por ninguno de los equipos. Lo dicho, como quien va al cine, al teatro o a un concierto. El domingo de finales de conferencia, cuando Ponseti insinuaba que ya resultaba demasiado evidente que Zanoni era de los Steelers (si no lo es, lo parece), este le respondía que no, que él no era de ningún equipo y solamente quería presenciar un buen espectáculo. Mariano Tovar dice algo parecido, que él no es de ningún equipo, sino que es más de jugadores. Eso le hace ser del equipo de Mark Brunell, esta temporada suplente de Mark Sanchez en los Jets y destinatario de sus mocos. Bueno, supongo que se podrá ser así.

Yo no lo soy. Me cuesta no tomar partido por uno de los dos contendientes. Siempre termino haciéndolo. Por mucho que me ponga a ver un partido "a contemplar el espectáculo" me termino decantando por alguno. Normalmente, el débil. En otras ocasiones, el que sea con tal del que el partido esté igualado.

En términos más generales, siempre termino haciéndome de un equipo. Recuerdo que hace unos cuantos veranos (el verano siguiente a que Tampa ganase la Super Bowl) me puse a ver fútbol australiano en Sportmanía. A las primeras de cambio, en el primer partido que vi, me hice de un equipo. Los Fremantle Dockers. No recuerdo contra quién jugaban, pero era un rival teóricamente superior y casi ganan. Perdieron. Pero fue suficiente para que me hiciese de los Dockers. Molaban. Ese verano me tragué tropecientos partidos de la Australian Football League (AFL). Ya no la sigo. Por desgracia, Digital+ ha dejado de emitir sus partidos. Es una pena, porque las retransmisiones eran cojonudas. El narrador variaba, el comentarista era siempre un australiano que se apostaba cervezas con el primero. Muy del estilo de Michael Robinson. Qué pena que ya no lo emitan. Pero bueno, que lo que pretendía deciros es que me resulta inevitable tomar partido por algún equipo en cualquier deporte, por raro que sea o por poca relación que en principio pueda tener con él. Y que la AFL mola.

Cuando se toma partido, uno se alegra más de las victorias (aunque se sufre más con las derrotas). Sí, es una manera de ganarse una fuente de cabreos, pero también de satisfacciones. Sobre todo cuando pasan cosas como que los Packers lleguen a la Super Bowl. Tomar partido para un partido en particular no da tantas alegrías ni sufrimientos, pero hace que sigas el partido con mayor interés.

Bueno, pues desde mi posición de aficionado de los Packers os intentaré dar argumentos para ir o no ir a favor de Pittsburgh o Green Bay en la Super Bowl. Intentaré dar argumentos lo más racionales e irracionales que se me ocurran. Porque no olvidemos que, en muchas ocasiones, nos decantamos por un equipo por motivos absurdos. También daré unos cuantos. Ahí van algunas razones para tomar partido por uno u otro equipo. Seguro que hay muchos más, que cada cual lo complete con los que vea.

IV.- Steelers: argumentos a favor y en contra

Comienzo, por cortesía, con el equipo que quiero que pierda. Bueno, no quiero que pierda, de hecho los Steelers son mi segundo equipo, pero al estar en frente Green Bay deseo que salgan sin el Vince Lombardi de Arlington.

Pros

1.- Porque las Terrible Towels molan. Sí, creo que son el mejor objeto de animación del deporte estadounidense. Con diferencia. El que tiene más historia. Hasta su propia entrada en la Wikipedia (donde podéis ver que quienes la desprecian son víctimas del mal fario). Su origen, en 1975, antes de un partido de playoffs. La idea, del narrador radiofónico de los Steelers Myron Cope, cuyo nombre hoy figura en todas las Terrible Towels. Esta es la historia:


2.- Por su afición. La ESPN la calificó en 2008 como la mejor de la NFL (por poco). Forbes, en agosto de 2010, como la segunda mejor de todas las Grandes Ligas estadounidenses, solo por detrás de la de los Boston Red Sox de béisbol. Hay muchos motivos para tal reconocimiento. Dondequiera que jueguen los Steelers, veréis en las gradas multitud de Terrible Towels. Da igual lo lejos que esté de Pittsburgh, siempre habrá una nutrida representación de la Steeler Nation. A veces hasta resulta embarazoso para el equipo local, que parece que juega fuera. Un ejemplo de ello, el partido de los Steelers este año en Tampa. El deporte tiene sentido por los aficionados, nunca debemos olvidarlo. Y la existencia de una gran afición es un argumento de peso para querer que gane un equipo.

3.- Por Aaron Smith. A muchos no os sonará el nombre de Aaron Smith. No es de los jugadores más famosos de la plantilla de Pittsburgh. Sin embargo, es un gran jugador. Peter King lo incluyó en el equipo de la última década. Es un defensive end. Su participación en la Super Bowl es todavía duda, ya que una grave lesión le ha llevado a perderse todos los partidos de su equipo desde el 24 de octubre. Pero, ¿por qué es un argumento para ir con los Steelers? Por su historia personal. Quién mejor que NFL Films para contárnosla (si veis el vídeo, seguro que no os arrepentís).

4.- Porque te gusta el nombre "Roethlisberger". ¿Os parece una gilipollez? mi novia es de los Steelers por esto. Primer argumento absurdo. Muchas veces son los más efectivos. Roethlisberger. Y de ahí, a sufrirse y alegrarse por este equipo. Qué cosas tiene el deporte. Inexplicables.

5.- Porque representan los valores tradicionales del fútbol. Un equipo construido desde su defensa, con una historia inigualada en la era Super Bowl. Construido sobre la base del Telón de Acero (Steel Curtain), su temible defensa. Con una nómina de míticos corredores entre los que destacan nombres como los de Franco Harris o Jerome Bettis (The Bus), que en Rashard Mendenhall pueden tener un digno sucesor.

6.- Porque parten (ligeramente) como no favoritos. Una especie de argumento de ir con el equipo pequeño. El nobody believes in us está del lado de los Steelers, aunque no sea por mucha diferencia. No termino de entenderlo, porque se enfrentan a un seed 6 y porque son el equipo con experiencia. Muchos de los que jugarán el próximo domingo en Arlington ya estuvieron en otras dos Super Bowls, y las ganaron. En un año en el que las defensas marcan el camino del éxito, tienen la mejor defensa. Pero a pesar de eso, son los no favoritos.

7.- Porque la barba de Brett Keisel mola que te cagas. ¿O no?


8.- Porque desde bien pequeñitos sienten sus colores. Mirad si no lo que publica hoy Zona Roja.

Contras

Bueno, unos cuantos argumentos en contra de los Steelers. Como veréis, en ambos casos habrá más argumentos a favor que en contra. Por algo son mis dos equipos favoritos.

1.- Ya no son tan tradicionales. Este equipo basa su ataque en pasar, pasar y pasar. No os engañéis, el partido de la final de la AFC fue una excepción, el ataque de los Steelers se basa normalmente en una sucesión de pases, con unas cuantas bombas a Mike Wallace, y a ver qué pasa. Un ataque pass-first.

2.- Estos ya ganaron muchas Super Bowls, y las ganaron hace poco. Recuerdo mi teoría de la satisfacción marginal decreciente en la victoria. La alegría global generada por un triunfo se compone de las alegrías experimentadas por cada aficionado. La alegría de cada aficionado tiende a decrecer cuando otros triunfos están cercanos en el tiempo. Si hace poco su equipo cosechó éxitos, la alegría no será tan grande. Y al revés. Los Steelers han ganado dos Super Bowls hace muy poco (en febrero de 2006 y de 2009). Los aficionados no se alegrarían tanto del título como los de los Packers, que no pisan una Super Bowl desde que los Broncos de Elway derrotaran a Green Bay en enero de 1998. Si sois gente de bien, que busca el mayor bien común, deberíais ir con Green Bay.

3.- Son sucios. Que no lo digo yo, lo dice David Fleming, de la ESPN. Los de Pittsburgh tienen muchos "cadáveres" a sus espaldas. James Harrison es de los placadores más viciosos de la NFL. La Hines Ward Rule, que prohíbe los bloqueos ciegos, se llama así por algo. Luego el tío sonríe, pero eso no oculta su vileza. Pero el artículo que os enlazo va más allá. Habla de muertos por culpa de las sustancias que los Steelers administraban a sus jugadores con el fin de mejorar su rendimiento.

4.- Probablemente no son un equipo tan mítico como para llevar 3 anillos. Tres anillos son muchos. Son proporciones de equipo mítico. Muy mítico. ¿Lo merecen estos Steelers? Pues qué queréis que os diga, me parece demasiado. Los Colts de la era Manning, que son el equipo con más victorias de la última década (junto con los Patriots) tienen solo una. Es un poco como el Brasil de Francia '98. Yo quería a toda costa que perdiesen, porque ese equipo no se podía comparar al que ganó el Mundial de Estados Unidos. Sí, son muy buenos en defensa y tal, pero ¿tres anillos? Demasiado.

V.- Packers: argumentos a favor y en contra

Pros

1.- Porque no tienen dueño, es de sus aficionados. El otro día dejaba un comentario en Zona Roja al que enlazaba un artículo del New Yorker. Pongo aquí también el enlace en vista de las reacciones tan positivas que cosechó. Los Green Bay Packers son el ÚNICO equipo profesional de las Grandes Ligas norteamericanas que no está controlado por un solo individuo. Todas, absolutamente todas las demás franquicias, tienen un dueño mayoritario. Una persona que controla su capital. En Green Bay la propiedad se diluye entre la afición. No solo eso, sino que para asegurar que nunca nadie tomará el control de la entidad, los estatutos limitan la titularidad de acciones a 200 000. Teniendo en cuenta que el total de acciones es de 4 750 937, la cantidad resulta irrelevante, un 4,2%. Actualmente, los Packers tienen 112 158 accionistas. La colectivización de la propiedad, el reparto del capital entre los aficionados. ¿No os parece lírico? Mola que te cagas.

2.- Porque es la única franquicia profesional que no busca el lucro. Este argumento está estrechamente relacionado con el anterior ¿Sabéis por qué existe un grave riesgo de que la temporada que viene no tengamos NFL o de que no la tengamos completa? Por el reparto de los beneficios generados por la competición. ¿Y sabéis cuál es el único equipo que no tiene como fin conseguir beneficios económicos? Los Green Bay Packers. Sí, como dice Dave Zirin, de The New Yorker, en la temporada en la que los propietarios de la NFL llevan amenazando de forma constante com el cierre patronal para el próximo año a menos que se les aseguren mayores beneficios en el próximo convenio colectivo, resulta de una justicia poética que los Green Bay Packers, el equipo sin dueño, llegue a la Super Bowl.

El fin de la entidad no es reportarles beneficios a los titulares de las acciones en que se divide su capital. Y, a diferencia de lo que pasa en España con las cajas de ahorro o los clubes de fútbol (que no SAD), no es la ley la que impide el reparto de dividendos. Fueron los propios dueños de los Packers, el pueblo, el que decidió que lo que generaba la entidad se quedaba en ella. Lo decidieron los accionistas de los Packers en 1923. Es una restricción autoimpuesta. No estamos aquí por el dinero, sino por el deporte.

Ahí nadie invierte dinero para especular. Nadie espera obtener un dólar por el dinero desembolsado en acciones. No solo eso, sino que ni siquiera los accionistas tienen derecho a conseguir entradas. El único fin de la inversión es el amor a los colores.

La liga no ve esto con sus mejores ojos. Existe una norma en la constitución de la NFL, de 1960, que estipula lo siguiente: "charitable organizations and/or corporations not organized for profit and not now a member of the league may not hold membership in the National Football League". Esto es, "las organizaciones benéficas o las compañías sin ánimo de lucro y que no sean actualmente miembros de la liga no podrán ser miembros de la National Football League". O dicho de otro modo: a la NFL se viene a ganar dinero, quien no venga a eso no entra (salvo los que ya se colaron).

3.- Porque son de una ciudad de poco más de 100 000 habitantes. El número de personas que asistirá a la Super Bowl será probablemente superior a la población total de Green Bay. Para la Super Bowl cuentan con 105 000 personas (si bien, solo 100 000 estarían dentro del estadio, las 5000 restantes lo verían desde fuera al módico precio de 200 dólares por verlo en pantalla gigante). De acuerdo con el último censo oficial, realizado en 2000, la población total de la ciudad (¿ciudad?) es de 102 313 habitantes. La población estimada en 2009 es de algo menos, 101 412 habitantes. Comparándolo con ciudades españolas, menos que habitantes que 35 de las 50 capitales de provincia españolas. ¿Os imagináis al equipo de Jaén, León o Badajoz ganando la competición deportiva más importante de España? Pues el de una ciudad con menos habitantes puede conseguirlo respecto de la de Estados Unidos, donde la cantidad de ciudades con más habitantes es muy superior a la española.

4.- Porque es la ciudad que más vive para su equipo. ¿Conocéis a alguna otra ciudad que lleve el logo de alguno de sus equipos en el escudo municipal? No solo el logo, sino que también su apodo se debe a los Packers (Titletown, USA). Ahí lo tenéis.


5.- Por Donald Driver, Charles Woodson y Ryan Pickett. Cada temporada pensamos en los veteranos que todavía no han ganado ni un anillo y están ante, quizá, su última oportunidad. Los nombres que os doy quizá no tengan el glamur de un Terrell Owens o un Randy Moss, pero no creo que dejen de merecerse una retirada con un Vince Lombardi. Todos ellos son jugadores excelentes que hasta ahora no han podido alcanzar la Gloria. Driver y Pickett son leyendas en Green Bay. El primero como receptor y el segundo en la línea ofensiva. Por su lealtad a los colores y por su excelente rendimiento a lo largo de su carrera se merecen un título. Woodson, un defensive back al que solo Bills y Packers quisieron cuando expiraba su contrato con los Raiders, tuvo cerca la gloria en Oakland, pero perdió la Super Bowl frente a Tampa. Todos estos jugadorse se merecen un anillo.

6.- Porque te gusta el queso. Por si alguien no lo sabe, el estado de Wisconsin, de donde proceden los Packers, es la despensa de Estados Unidos. Uno de sus productos típicos es el queso. En el ámbito deportivo, el término cheesehead (cabeza de queso) se usa para denominar a los aficionados de los Green Bay Packers. Muchos de ellos llevan un queso (de plástico, luego no queso) en su cabeza. Con todo, los primeros en llevar un queso sobre sus cabezas fueron los aficionados de los Milwaukee Brewers de béisbol. También de Wisconsin, eso sí. Pero bueno, si te gusta el queso, tu equipo son los Packers.

7.- Porque el nombre "Green Bay" mola. ¿Que no? No me digáis que "Green Bay Packers" no mola. Es eufónico. Música para los oídos. Mucho mejor que Pittsburgh. Si eso hasta es difícil de deletrear. Y se ve feo. Ese urgh final suena a atragantamiento. Pero Green Bay mola. Grin Bey. Sin igual.

8.- Aaron Rodgers mola. Como jugador, un espectáculo. Como persona, un tipo con muchas más luces que casi todos (por no decir todos) los deportistas profesionales que estamos acostumbrados a escuchar. Bueno, en la semana del escándalo de la maldita foto (véase más abajo) quizá no es el momento más oportuno para decirlo. Pero lo creo, creo que Rodgers es un tipo admirable no solo por lo que hace en el terreno de juego (que también) sino por su comportamiento fuera de él. Y eso que hace cosas un poco rarunas (pero divertidas) como esta: aparecer en todas y cada una de las fotos de los capitanes de los Packers durante los años en los que él no era capitán. Mirad aquí y buscadle en todas las fotos. No es difícil encontrarlo. Pero acaban de descubrir que hacía esta gilipollez esta semana. A mí me hace gracia, sobre todo según avanza el tiempo, cuando las tonterías que hace para salir son mayores.

9.- El trofeo se llama Vince Lombardi. Vince Lombardi no era el entrenador de los Steelers. Era de los Packers. Cuando su familia, todavía en su Brooklyn natal, le preguntó dónde estaba el sitio ese de Green Bay al que se tenían que mudar, que ni salía en el mapa, Lombardi respondió que ahora Green Bay no salía en el mapa, pero cuando él terminase su trabajo allí, Green Bay saldría en todos los mapas. Los cinco campeonatos que ganaron los Packers con Lombardi como head coach contribuyeron a ello. ¿A que molaría que el Vince Lombardi se fuese a la tierra que Vince Lombardi puso en el mapa?

10.- Porque su afición es la más fiel. ¿Sabéis en qué año, por última vez, se dejó de vender una entrada para un partido oficial de los Packers en su estadio, Lambeau Field? En 1960. Desde entonces, se han agotado siempre. Y desde entonces ha habido bastantes temporadas de resultados mediocres. Ni siquiera entonces Lambeau Field dejaba de llenarse. Podéis pensar que el estadio quizá es un poco pequeño. No, no lo es. Tiene capacidad para 73 128 espectadores. Recordemos que la ciudad apenas supera los 100 000. Considerando que se ha quedado pequeño, los Packers están estudiando la posibilidad de ampliar su capacidad en 9 000 espectadores más.

La Cheesehead Nation tampoco abandona a su equipo cuando juega fuera de casa. En el partido de playoffs de Atlanta el ataque de los Falcons pedía al público que se callase. No lo conseguían, el ruido seguía siendo importante. ¿Por qué sería? Mirad cómo estaban los pasillos del Georgia Dome de Atlanta al terminar el partido de la ronda divisional.


Termino con otro dato estremecedor: la lista de espera para conseguir un abono en Lambeau Field es de (atención) 83 881 personas. Mayor que la capacidad de Lambeau Field. Te cagas. Coges el numerito, y a esperar. Unas cuantas décadas. Es improbable (mucho) que consigas tu abono antes de morir.


Contras

Venga, unos cuantos argumentos para ir contra el equipo que me gusta.

1.- Son los que más se han gastado en salarios y puede dar mal ejemplo. Habréis visto en mi anterior entrada que el equipo que más dinero ha desembolsado en sueldos son los Green Bay Packers. Si ganan los Packers, una posible interpretación (para mí, equivocada) de la victoria es que el que más se gasta gana. Mal ejemplo en los tiempos de crisis que corren. Deberían darse ejemplos de austeridad, podrían oponer algunos. Bueno, ya he comentado al pie del anterior artículo los motivos por los que creo que el razonamiento es incorrecto, así que no aburro más aquí. Además, debo dar argumentos para ir en contra de Green Bay, por mucho que me cueste.

2.- Es mi equipo y os caigo mal. Un argumento de peso. Lo digo en serio. Muchas veces esto es lo que lleva a querer que un equipo gane o pierda: lo bien o mal que os cae un (no) colega vuestro que es aficionado de ese equipo. Y entiendo que a muchos os caiga un poco gordo. Me jodería muchísimo que palmasen los Packers. Así que si queréis verme (aunque sea figuradamente) bien jodido, debéis ir con los Steelers. Algunos amigos (sí, amigos) míos desean que mis equipos palmen. La fraternidad del jódete. Hay que aclarar que la persona en particular en la que pienso es aficionada, socia y abonada del innombrable.

3.- Os repatean las celebraciones de Rodgers. Este es un argumento de fiabilidad probada. Lo digo porque durante la final de la NFC, que vi, entre otros, con cierto aficionado de los Falcons (distinto del que animaba a los Bears para joderme, aunque también seguidor del Mal), en reiteradas ocasiones se me transmitió los sentimientos de odio que generaba Rodgers por su celebración del cinturón de campeón. Aquí tenéis un reportaje sobre ella.


4.- El lío de la foto de marras. Qué tocada de huevos lo de la maldita foto. Qué gilipollez, y la que se ha montado por su culpa. Os cuento brevemente. Los Packers habían programado su foto oficial de equipo para la Super Bowl para este martes. Los jugadores en injured reserve list (lista de lesionados) no llegan a Dallas hasta el próximo jueves. Por tanto, no estarían en la foto. Dos de ellos, Finley y Barnett, se quejan en Twitter. Les parece un gesto feo del equipo. Ellos se han lesionado luchando por sus colores, dicen. Y se les paga con esto. Los Packers responden que la omisión de los lesionados de la foto es una decisión del equipo, no de la NFL. Más indignante para los jugadores. Y que ya vendrán a Arlington a ver el partido en la banda y que (en su caso) ya se les daría el anillo conmemorativo de la victoria. Finley y Barnett, más indignados. McCarthy dice que estos actos no deben interferir en los planes de recuperación de los jugadores y que se equivocaron al quejarse. Tras reunirse el head coach con los capitanes (Woodson y Rodgers) se decide posponer la foto al viernes para que los lesionados estén presentes. Y cuando el fuego parecía apagado, Rodgers insinúa que tampoco deberían hablar demasiado, porque algunos de ellos (los dos que se quejaban públicamente, en particular) decidieron marcharse de Green Bay para recuperarse por su cuenta en otros sitios, lejos del equipo, mientras otros en su situación (el mismo Rodgers, en 2006) decidieron quedarse con sus compañeros. A esas declaraciones les siguieron las correspondientes amarguras de Finley y Barnett en Twitter. Dicen que después Rodgers (uno de los que consiguió que salieran en la puta foto que luego nadie mira) habló con ellos y todo quedó en paz. Un lío de mierda, pero que algunos podéis interpretar como un feo gesto para los pobrecillos lisiados.

5.- Eres de Favre. No tengo dudas de que Favre desea que los Packers pierdan. Por mucho que después del partido de Atlanta haya dicho lo contrario. Creo que sus sentimientos sinceros son los que le manifestó a Julius Peppers después de su último partido contra los Bears: desea que los Packers palmen. Los favristas supongo qué también. Sería duro ver a su némesis con los mismos anillos que el coleccionista de récords (de los buenos y de los malos).

6.- El intento de imitación de las Terrible Towels no convence. ¿Qué necesidad hay de ser copiones? Ninguna, cada cual tiene sus símbolos de animación, unos las toallas amarillas y otros las cabezas de queso, ya me diréis por qué hay que imitarse. Los que crearon las Titletown Towels no opinan lo mismo.



VI.- Excurso: ¿por qué odio al equipo-que-no-debe-ser-nombrado?

Texto invisible, para que nadie se ofenda. Quien lo lea, advertido está de que puede haber insultos hacia el caballero del honor (del honor de mis cojones). Voy a hablar de lo que dice el título de este capítulo, aprovechando que este artículo trata de cuestiones sentimentales. Y porque también me lo han preguntado. Para poder leerlo, tenéis que seleccionar el texto de los siguientes párrafos.

Comienzo por los orígenes. Mis orígenes. Soy de los que fui criado por abuela. Como mis padres no estaban en casa, mi abuela se pasaba el día conmigo y mis dos hermanas. No creo que haya nadie más m*****ista que mi abuela. Os lo aseguro. Todavía hoy. Si un jugador del innombrable le pega una patada en la cabeza a un contrario, ella dice que el contrario le da un cabezazo en el pie al del lado oscuro. Pero lo dice convencida, eh. El día del 2-6 decía que se habían dejado perder. Si yo los considero el Mal, ella los considera el Bien. Pero no creáis que mi odio viene por llevar la contraria, ni mucho menos, al principio me mostraba receptivo a las tesis malignas.

Mi abuela intentó meterme en la cabeza que el Mal era el Bien. No es que intentase conscientemente que me convirtiese al credo del Mal, pero siempre que me hablaba de fútbol, se refería al innombrable con las mejores palabras. Exaltaba sus virtudes, me hablaba de él como un equipo invencible, superior a todos. Y yo, de bien pequeñito, veía que aquello no se correspondía con lo que me decían. Que domingo tras domingo, y en Europa, la cosa no era ni mucho menos para tanto. ¿Pero esta mierda es lo que me venden como lo mejor de lo mejor?

Contexto temporal: comienzo a seguir la liga de fútbol en 1990. Tenía 7 años. Es cuando me hice socio del Dépor y empecé a entusiasmarme por el fútbol. Lo seguía con devoción. Y esperaba que aquello que me contaban de aquel equipo tan excelente fuese verdad. No lo era. En aquella época se inició un ciclo en el que el equipo-que-no-debe-ser-nombrado ganaba poco. El Barça ganó 4 ligas seguidas (si bien 3 de ellas de auténtica potra, la suerte, tan importante en el deporte) y las fuerzas del Mal estaban en horas bajas.

Otro factor que seguramente influyó es que en mi clase, los pocos que no eran del Dépor eran del equipo-que-no-debe-ser-nombrado. Había alguno que era de Madrid, otros eran de la tierra pero equivocaban sus preferencias. Los piques al llegar a clase los lunes eran contra los del Mal. No había nadie del Barça, a pesar de que por aquella época (principios de la década de los 90) la principal potencia era la azulgrana. Y a pesar de que quien arrebató la liga al Dépor fue el Barça.

Lo anterior relata los orígenes del odio. La base. Sin apenas argumentos, aunque alguno hay. Los argumentos vinieron después. O yo los vi después. Supongo que si hoy llegase a España sin conocer nada de su cultura deportiva, volvería a terminar odiando al equipo-que-no-debe-ser-nombrado.

¿Por qué? Por varios motivos. Ahora sí, motivos. Uno de ellos es que son un poco como Eugenia, la Bim Bam Bum, el personaje de la serie Aída. Presumen y presumen como si fuesen una tía buenorra pero en realidad no son más que una desagradable anciana que da asco. Se parecen también a Eugenia en que no se dan cuenta de lo que son hoy. Una entidad que ha cosechado más fracasos que éxitos, por lo menos desde que yo tengo conciencia.

Luego está lo de la envidia. Que muchos de sus aficionados confunden la envidia con el asco. ¡Que yo no les tengo envidia, que les tengo asco, a ver si se enteran! Algunos parece que creen que para ser aficionado de un equipo particular hay que aprobar un examen, pagar una tasa o tener un don divino que impide el acceso a los que no lo tienen. Igual se llevan un chasco al leerlo, pero debo decírselo: hacerse de un equipo es GRATIS, no hace falta ningún requisito, basta con decir soy de tal equipo y ya está, lo eres. Ah, bueno, no es tan fácil. Cuando lo que sientes es ASCO (que no envidia) no puedes hacerte de ese equipo. Esa sí es una barrera. Pero el propio hecho de que a sus aficionados se les llene tanto la boca con la envidia me provoca más asco hacia el equipo-que-no-debe-ser-nombrado.

Siguiendo con la envidia y el asco, tampoco dejo de sorprenderme de la atribución que hacen algunos de los éxitos ajenos. Parece que hacerse aficionado de un equipo le hace acreedor a uno de la sala de trofeos y de la cuenta corriente de la entidad. Cuando vienen los aspirantes a ultrillas de la sección deficitaria a la cancha del Estu y gritan que somos unos muertos de hambre no puedo evitar partirme el culo. Esos pringaos, que hay que ver qué pintas gastan, me llaman muerto de hambre. Te cagas. Bueno, pues que sepan que no, que ese complejo de superioridad por le mero hecho de querer que gane un equipo tampoco está fundamentado. Lo sentimos, por ser aficionado del Mal no tienes su cuenta corriente ni eres acreedor de sus trofeos. Hay que joderse, la vida es dura.

Y es que la prepotencia y la arrogancia siempre, o por lo menos desde que tengo conocimiento de causa, han sido señas de identidad de la casa. Cómo les gusta presumir del pasado. Cómo les gusta presumir de títulos de los que no pudieron alegrarse, porque ni estaban vivos. Supongo que ser aficionado de un equipo vale para lo que puedes vivir. Para las alegrías que puedes experimentar y para las penas que debes soportar. Pero ellos presumen de lo que nunca vieron. Pues que les aproveche, no veas lo que me alegro yo de cuando los Packers de Lombardi ganaron las Super Bowls I y II, menuda juerga que me corrí cuando me enteré.

Además, tienen todo el dinero y los medios del mundo. Avasallan. El tema ya lo desarrollé algo en el artículo sobre la mierda de prensa deportiva que nos toca sufrir en España. Ningún otro equipo existe. A pesar de que tienen más dinero que nadie, y también por eso, asfixian a los demás competidores. Los demás no tienen presencia mediática. El diario más leído de España, o por lo menos más difundido (porque no hay quien se lo lea), trata a los rivales del innombrable como si fuesen equipos extranjeros. Como trataban los locutores radiofónicos cuando empecé a escuchar la radio a los rivales de equipos españoles en competiciones europeas. Poder mediático absoluto y poder económico.


¿Resultados? Ridículos. Patéticos. Todo lo que no sea un título es un fiasco enorme, y cosechan unos cuantos. Si es que apenas pueden estar orgullosos de ninguna victoria. ¿Que ganan al Atlético? ¡Oh, qué mérito! Solo ingresan más de 100 millones más que ellos en concepto de derechos audiovisuales, y tienen un presupuesto de tropecientosmil millones más. ¿Qué mérito tiene?

Para colmo, a pesar de todo lo que tienen, creo que nunca han jugado bien. Por lo menos, desde 1990. Esta es una discusión que ya tuve muchas veces con aficionados de esa deplorable institución. ¿Cuándo han jugado bien? Las contestaciones más frecuentes suelen ser las de la liga de Valdano, que no estuvo mal pero era un nivel por lo menos mediocre a escala europea (y recordemos que esa liga la ganaron contra el Dépor en un partido en que los tuvimos contra las cuerdas y que ganaron de puta coña), y las de las temporadas en que ganaron sus Champions League. La primera de ellas, basada en los punterazos, en los fueras de juego no pitados y en la potra, no cuenta. Ese año no fueron campeones de liga, por supuesto. Digo por supuesto porque desde que tengo uso de razón jamás han logrado un doblete (por doblete me refiero a dos títulos importantes, las supercopas, intercontinentales y demás mandangas no cuentan). La segunda Champions la ganan al Valencia tras haber finalizado quintos en la liga. Ese equipo jugaba de mierda. Y la tercera, la del famoso gol de Zidane, la ganan tras haber quedado terceros en liga, haber sido humillados en el Centenariazo y habérseles aparecido la virgen en forma de portero suplente recuperado para la causa (Casillas). ¿Que los innombrables jugaron alguna vez algún partido bien, de vez en cuando? Vale. Pero nunca, nunca jugaron bien. No el suficiente tiempo como para considerar que un equipo juega bien. Ni juegan bien en estos momentos, fieles a su estilo. Eso sí, ganan muchos partidos ante rivales inferiores (muy inferiores) aunque a veces tropiezan, como en Pamplona. La Bim Bam Bum.

Por suerte, además, fichan a mucha gente que me cae mal. Me alegro cuando fichan a alguien que me cae como una patada en los huevos. Me fastidia cuando fichan a tíos que me caen bien, como Xabi Alonso, o cuando sale gente que parece maja, como Casillas (hasta el día que fingió una agresión en San Mamés). Pero cómo me alegra el fichaje de Mourinho, el entrenador más arrogante, prepotente y que practica un fútbol más feo del mundo, o el de Cristiano, el icono de lo hortera y arrogante. Y ese Sergio Ramos, digno sucesor de Míchel Salgado, o de históricos como Guti o Fernando Hierro. La relación de imbéciles que pueblan las plantillas del Mal sería demasiado larga. Yo me alegro cada vez que llega uno. Espero que Aznar vea cumplido su sueño algún día y llegue a la presidencia de su amado club.

En definitiva, que lo odio, porque, en resumidas cuentas representa un poder absoluto y tiránico, tanto en lo económico como en lo mediático y social. Pero, como dice la canción de Hüsker Dü que os puse en la anterior entrada, all the silver you can steal, cant't buy a piece of what I feel.

Si en fútbol resultan repugnantes, en baloncesto quizá más. Bueno, no sé si más, porque es complicado. Como sabéis, soy del Estu. Ahí todavía más Bim Bam Bum. A pesar de tener uno de los mayores presupuestos del baloncesto europeo (donde hay menos competidores serios que en fútbol) no llegan a una Final Four desde que Felipe González era presidente del Gobierno. Se permiten más de 20 millones de euros de déficit anuales (¿qué otra empresa puede permitirse eso?), y nos dicen a los del Estu que estamos obsesionados con ellos pero ellos son los que nos quitan a jugadores de cantera, jugadores del primer equipo, al patrocinador y hasta al speaker. ¡Si ellos son los obsesionados! Si el actual presidente, en su anterior etapa, fue el que propuso una fusión con nosotros. ¿Pero cómo vas a fusionar el Bien y el Mal? De locos. Pero bueno, que son la Bim Bam Bum, que Alberto Herreros llegó a más Final Four con el Estudiantes (1) que con la sección deficitaria (0). Iba a decir que es una pena, pero no, me alegro mucho de que ellos no sepan la alegría que supone ganar un mísero partido en ACB contra cualquier rival. Ellos no saben que es ir a Granada a ver un partido corriente y moliente y celebrarlo con los jugadores de su equipo en la grada como si hubiesen ganado la Euroliga. Una suerte para nosotros, los muertos de hambre. Que se jodan.


Ah, y mola querer que pierdan. Sí, mola.

Termino: lo de no escribir su nombre sino apodarlo como el equipo-que-no-debe-ser-nombrado viene de que me hizo gracia como llamaban al malo de Harry Potter. Como ese malo es de piel muy blanca, y es muy malvado, me pareció conveniente denominar así a la Maldad en este blog. Una coña marinera.


VII.- Excurso II: recomendación cinematográfica

Lo tuiteé cuando fui a verla, pero estoy en el deber moral de reiterarlo: No controles es un peliculón que te cagas. Si la calidad de una comedia puede medirse por las risas generadas, No controles es la mejor del año. Qué digo del año, probablemente de la década. Con diferencia. Bueno, casi todas las risas se deben a ese dios del humor que es Julián López. Unos chistes malos (pero que me hacen gracia) de Juancarlitros, uno de los personajes de la peli:


Id a verla. Merece la pena. En la sala en la que la vi, la gente terminó aplaudiendo. ¿Por qué la publicidad aquí? Pues porque el otro día me dijo un colega que conoce a uno de la productora que estaba siendo un fracaso en taquilla. Qué injusticia, con la mierda que hay todos los fines de semana en cartelera y que amasa millones (el pasado fin de semana, sin ir más lejos, fui a ver Red, de Bruce Willis, Morgan Freeman y John Malkovich, y menuda puta mierda). Julián López for president. He dicho.

VII.- Excurso III: la Pro Bowl es una puta vergüenza

Por si alguien no lo sabía. Atención a la jugada. Vergüenza ajena inside.


IX.- Encuesta

¿Con quién vais vos? Abro encuesta para saberlo. Os doy una pista: la respuesta correcta es "con los Green Bay Packers".

miércoles, 26 de enero de 2011

Medios y resultados

Dada la considerable extensión de mis artículos, he pensado que no viene mal dividirlos en capítulos. Creo que puede facilitar su lectura. Hagamos la prueba.

1.- La música

En una entrada en la que hablaremos de medios y de resultados (de fines), me parece oportuno incluir una canción en la que se dice que los fines no justifican los medios. Hüsker Dü es una de mis bandas favoritas, a pesar de que son de la tierra de los Vikings, Minnesota. Terms of psychic warfare.



Creo que merece la pena poner la letra de la canción (estupenda letra), aunque sea en pequeñito para que no ocupe demasiado espacio.

I see you walking down the road
And the thoughts within my mind explode
But having to hold back taught me a lot about control
And letting it all loose at once when it was time to let you know
You occupied my space and you occupied your mind
By jumping off the roof to the first conclusion you can find

Now all the silver you can steal
Can't buy a piece of what I feel
It's sad but the means they just don't justify the ends
To be forever haunted by the ghosts of all your friends
Painful, yeah that's the way you've chosen it to be
C'mon can't you think of anyone besides me?

These are the terms!

Now don't think you're the only one who harbours a self hate
I'm just as guilty of selling what my sweet soul creates
And don't feel bad the next time my memory comes creepin'
You've got your own bed now, I suggest that's the one you sleep in


2.- Planteamiento del problema: el encuentro entre Isiah Thomas y Bill Simmons

En un pasaje del cojonudo libro The book of basketball, de Bill Simmons, del que os he hablado ya en bastantes ocasiones, Simmons relata cómo fue su encuentro con Isiah Thomas. Thomas, aparte de mítico base de los Detroit Pistons, había sido general manager de los New York Knicks. El que decide los fichajes, vamos. Su gestión del personal en esa franquicia resultó desastrosa. Cada operación parecía peor que la anterior. Fichaba a jugadores que daban un pésimo rendimiento a cambio de sueldos estratosféricos. Simmons lo ponía a parir, día sí, día también. Lo hacía con crueldad, con saña. En algunos artículos imitaba la forma de pensar de Isiah Thomas, a cuya mente imputaba reflexiones como "I always try to acquire the best guy in the trade, regardless of whether it's a good deal or not" (siempre intento adquirir al mejor jugador en el intercambio, con independencia de que sea una buena operación o no). Era el hazmerreír de los gerentes de la NBA. Un desastre de gestor (y de entrenador).

Una de las cosas que más me gusta de Bill Simmons es que siempre dice lo que piensa (o eso parece), pero de forma razonada. No intenta disfrazarse de neutral ni se esfuerza por quedar bien con nadie, pero no deja de motivar sus opiniones. Quizá por eso se apoda "the Sports Guy" (el tío de los deportes), porque escribe lo que pensaría, tal cual, un aficionado con argumentos. Cualquier aficionado echaría pestes de Isiah Thomas. Nadie ahorraría calificativos crueles contra él. Simmons tampoco. Y cuando el que te pone a caldo escribe en el mayor grupo mediático-deportivo de Estados Unidos, la ESPN, las críticas duelen. A Thomas le dolieron tanto que dijo que si se encontrase a Simmons alguna vez por la calle iba a tener problemas.

Y Simmons y Thomas se encontraron. Fue en Las Vegas, en la temporada de ligas de verano, en la piscina de un hotel plagada de mujeres en top less. Simmons dice que estaba acojonado. Estaba con otro periodista, con Gus Johnson, del que hablé ya en alguna ocasión porque parece tener un imán para atraer finales de partido inverosímiles (esta temporada comentó, entre otros, el Jaguars-Texans del Hail Mary). Johnson es famoso por la pasión que pone a sus comentarios. Un ser fácilmente excitable.

Pues bien, Johnson insistió en presentarle a Simmons a Isiah Thomas. A pesar del terror inicial, Simmons terminó accediendo. No hubo hostias. Thomas fue correcto y educado. Incluso fue explicando a Simmons, su mayor crítico, las razones por las que había tomado sus criticadísimas decisiones. Simmons admitía que en todas y cada una de las operaciones que resultaron desastrosas y parecían disparatadas, Thomas tenía un punto de razón. Todas tenían a priori sentido. En esa misma conversación, mientras Simmons contemplaba unos pechos femeninos desnudos, Thomas reveló a Simmons The Secret. Pero eso ya es otro tema.

¿Para qué todo este rollo? Para comentar cómo las decisiones de los gestores, por descabelladas y erróneas que parezcan en vista del resultado final, tienen una motivación en la base. Una motivación que, además, en el momento en el que se toma la decisión, puede parecer perfectamente fundamentada. Todos los responsables de las franquicias tienen razones de más o menos peso para apoyar sus decisiones. Hasta Isiah Thomas, para algunos el peor gestor de un equipo profesional norteamericano de la historia. Sin embargo, los resultados deportivos son los que terminan dictando sentencia.

3.- Obligaciones de medios y de resultado

En la anterior entrada, al hilo de lo que yo decía sobre Ted Thompson, se planteaba martintxo cuándo se debía hacer balance de la gestión de una franquicia. Decía que una vez concluido el último partido de la temporada. Ese era el momento de hacer la evaluación, en vista de los resultados conseguidos. Sí, al final es inevitable caer en el resultadismo, por mucho que, en ocasiones, las victorias lleguen gracias a la suerte o incluso a pesar de determinadas decisiones erróneas de la gerencia.

El resultadismo. En Derecho se distinguen dos tipos de obligaciones, las de medios y las de resultado. Las primeras se entienden cumplidas con el mero desempeño de una determinada actividad con una diligencia mínima. Si luego el resultado no es el que espera la contraparte, se tiene que aguantar. En las segundas, las de resultado, sucede lo contrario. Da igual cómo haya desempeñado su actividad el deudor, lo único que importa es si ha llegado al resultado pactado. Como norma general, los servicios que prestamos a nuestras empresas son de medios, no de resultado. En función de los resultados (individuales o de la propia empresa) en algunos casos se pagan bonus, pero en general el mero esfuerzo de cada uno sirve para que se le pague su salario a fin de mes. ¿En cuál de los dos tipos de obligaciones encuadramos las de los gestores de las franquicias de la NFL?

4.- Relación entre resultados y medios en la NFL

Este lunes la ESPN publicó un artículo en el que se ordenaban las franquicias de la NFL en función del dinero que les había costado obtener cada victoria. Una relación entre resultados y medios. Decían que era una manera de traducir la rentabilidad de la inversión (return on investment), concepto financiero, a términos deportivos. Quién consigue más por menos dinero. La clasificación solo consideraba los resultados en temporada regular. La verdad, no entiendo por qué excluyen los playoffs. Precisamente las victorias más valiosas son las de la postemporada. No vale lo mismo una victoria en una final de conferencia que una victoria en un intrascendente partido de temporada regular en la que ninguno de los equipos se juega nada. Pero, no obstante, en el artículo de la ESPN consideran la victoria intrascendente de regular season y no la más importante, la de postemporada. Así que preparé otra tabla, con esos datos (asumamos que los datos de salarios son buenos, aunque no dicen de dónde los toman) pero con las victorias de playoffs incorporadas. Estuve tentado de ponderar las victorias en playoffs, porque creo que deberían valer más, pero finalmente no lo he hecho. Todas las victorias valen lo mismo.

En la tabla falta por adjudicar una victoria más. Una victoria más que no es una victoria más. Es La Victoria Final. Una victoria que apenas tendrá incidencia en el resultado final pero que es el fin último al que aspiran los 32 competidores en la NFL. En cualquier caso, este es el ranking de eficiencia salarial de la NFL, en el que los equipos están ordenados por el dinero en sueldos que les costó cada victoria, de menor gasto a mayor. Los importes están en millones de dólares.


En el artículo de la ESPN se destacan algunas operaciones de cada equipo. La más lamentable es la del equipo menos eficiente, Carolina: Jake Delhomme, quarterback que jugó (mal) para los Browns, cobró esta temporada de los Panthers la suculenta cantidad de 12,7 millones de dólares. Delhomme devolvió un poco de ese valor al lanzar dos intercepciones en el partido que jugaron Browns y Panthers esta temporada. Insuficientes para que Carolina ganase.

Otros ejemplos de acuerdos ruinosos (para las franquicias, que no para los jugadores) son los que permitieron a Favre cobrar 11,7 millones de salario fijo por básicamente destrozar a los Vikings o los 21 millones de dólares de bonus cobrados por Albert Haynesworth. Los Redskins, habituales en tratos pésimos, también pagaron 7,2 millones a Clinton Portis y 10 a McNabb. Todas estas operaciones retribuyen rendimientos pasados, no presentes. En el presente estos jugadores rinden a un nivel muy bajo.

En el otro lado, destacan entre los chollos para las franquicias el coste del backfield de los Jets (LT+Greene), de solo 1,42 millones, y las gangas de los Bucs. Lo de los Bucs es tremendo. Jóvenes y baratos. Los servicios de Josh Freeman, un quarterback que se ha mostrado más que capacitado para dirigir un ataque en la NFL (y letal cuando se trata de ganar un partido en el último drive) cuestan 395 000 dólares. Una ganga. Los de un corredor de más de 1000 yardas (LeGarrete Blount), 320 000 dólares. Lo mismo que les costó Mike Williams. La trampa, obviamente, es que todos estos jugadores son novatos cuyo rendimiento era todavía una incógnita. Freeman fue elegido en primera ronda, sí, pero los Bucs no perdieron la cabeza con él.

Como no solo me parecía interesante ver quién era más eficiente con sus recursos, sino también saber quién se gastaba más, os presento otra versión de la tabla en la que las franquicias figuran ordenadas por gasto en salarios. De más a menos gastizo.


Hay que tener en cuenta que esta temporada se da la circunstancia excepcional de que no existe tope salarial. En el convenio colectivo que expirará en marzo se estipulaba que durante la última temporada de vigencia de dicho convenio no habría tope salarial. En 2009 ese tope era de 128 millones de dólares. También había un mínimo, de 112,1 millones. Si esos límites estuviesen vigentes, solo 10 de las 32 franquicias estarían en el rango permitido.

5.- El gasto de Green Bay

He de reconocer que no me gusta que los Packers sean los primeros de esa clasificación de gasto. Con tanto dinero (bien)gastado, podría interpretarse que tiene menos mérito llegar a la Super Bowl. Con tanto dispendio, ya podrán, diréis. Pues no. Las características del mercado deportivo norteamericano desmienten ese razonamiento. Ahí todos tienen las mismas oportunidades. El que tiene más dinero o, mejor dicho, el que se gasta más dinero no puede fichar a los jugadores que le dé la gana. Eso solo pasa en Europa. Allí, aparte de que las diferencias de capacidad económica no son exageradas, las rigideces del mercado impiden que quien más tenga contrate a los jugadores que le dé la gana. De hecho, en raras ocasiones el que más gasta es el que gana. Sin ir más lejos, los Knicks de Thomas solían ir a la cabeza de la clasificación del gasto salarial, mientras el equipo pululaba por los infiernos de la clasificación. Exactamente lo contrario que en Europa, donde la correlación entre gasto y éxito es casi perfecta.

En el caso particular de Green Bay, otra razón que explica el alto gasto en sueldos es la plaga de lesiones. 15 tipos en la injured reserve list, más que ninguna otra franquicia en la NFL. Mientras los lesionados siguen cobrando, los Packers tienen que contratar a sus sustitutos. Los fichados del practice squad no suelen cobrar mucho, pero cobran. Vaya si cobran. Los del practice squad, que no son miembros oficiales del equipo, que no pueden ser convocados, cobran un mínimo de 5200 dólares por semana de entrenamiento (si se les contrata por semanas) u 88 400 dólares por temporada (si firman para toda la temporada). Yo hay días que gano menos que los chicos del practice squad. Y cuando se les ficha para jugar, evidentemente, cobran más que eso.

Además, la forma de construir la plantilla de Green Bay muestran que su éxito no se basa en gastarse más dólares que los demás. Ya expliqué en el anterior artículo que la filosofía de Ted Thompson es la de construir a partir del draft.

6.- Utilidad de las tablas

¿Sirven las tablas anteriores para evaluar a los gestores de las franquicias? Sí pero no. Son sin duda unas herramientas muy útiles, pero también presentan varios vicios que no podemos obviar. No son recursos infalibles para juzgar el rendimiento de un gestor.

Primero, porque no discrimina entre el rendimiento ofrecido por los jugadores mejor y peor pagados. Me explico. Tus victorias pueden deberse a las actuaciones de jugadores retribuidos por debajo de lo que valen, mientras te gastas millonadas en tipos que se quedan en la banda o que aportan poco. Ese no es un ejemplo de una gestión eficiente, sino de que se te ha aparecido la Virgen con esos jugadores con los que nadie contaba. Mientras, un JaMarcus Russell de la vida puede estar cobrando cantidades indecentes por hacer el vago.

Después está el factor suerte. Caso fortuito y fuerza mayor. Sé que quizá hablo demasiado de la suerte y os doy la brasa con mis supersticiones (no solo soy supersticioso con el tema Sports Illustrated, ahora tengo otra: tengo que ver los partidos de los Packers con una camiseta puesta --esta-- y con la de juego de Rodgers en un sofá; la superstición llega a tal punto que la semana pasada me la llevé a la casa de un colega y la dejé encima del sofá; dio suerte), pero la caprichosa diosa fortuna juega un papel fundamental. No me refiero solo (que también) a determinados lances decisivos durante los partidos, o a que no se produzcan lesiones de jugadores importantes. Me refiero a la suerte en la contratación de jugadores.

7.- La suerte en el caso Aaron Rodgers

Muchas veces el acierto depende de eventos que no están bajo el control del decisor. En el caso de Ted Thompson, sin ir más lejos, su contratación más exitosa, por la que pasará a la historia, se debe a un suceso improbable: la no contratación de un potencial número 1 del draft por los 23 primeros equipos en elegir. Realmente 21, porque Dallas y Minnesota tuvieron dos oportunidades de elegir a ese jugador y no lo hicieron en ninguna de ellas. Obviamente me refiero a Aaron Rodgers. Elegido en el puesto 24 del draft de 2005. Luchaba por el primer puesto con Alex Smith, y no solo no fue número 1, sino que cayó hasta el 24. Algo extremadamente improbable, pero que permitió a Thompson realizar la contratación de su vida.

Recordemos lo que se decía aquel día mientras las franquicias pasaban de Aaron Rodgers. En la ESPN se esforzaban por intentar consolar al sorprendentemente olvidado quarterback. Lo hacían cuando solo se habían realizado 14 elecciones. Entonces ya sorprendía la no elección de Rodgers. Caería todavía más, hasta el puesto 24. Precisamente el que auguraban los analistas, que, por una vez, acertaron en sus predicciones.


Thompson no solo tuvo la suerte de poder elegir a Rodgers. Tuvo la suerte de seleccionar a un Rodgers enrabietado. Un Rodgers con ganas de revancha, de demostrar a quienes no lo habían elegido que estaban muy equivocados. Un tipo marcado a fuego por el nobody believes in me.

No penséis que se trata de una gilipollez. Se considera que uno de los principales motivos del fracaso de jugadores elegidos en puestos nobles del draft es su pasotismo. Algunos van de figuras desde que llegan a la NFL, y se creen que deben gozar de privilegios. Como si todo fuese tan fácil como en la universidad, se acomodan, esfuerzan un poco menos de lo que podrían y se quejan en cuanto vienen mal dadas.

La elección de Rodgers en el puesto 24 del draft de 2005 sobremotivó al jugador. Que conste que ser elegido en primera ronda es un privilegio, pero cuando te calientan la cabeza y te crean expectativas de ser elegido en primer lugar, la situación cambia. El tema empeora cuando te invitan al llamado green room. El draft se televisa. Un grupo reducido y selecto de jugadores asiste físicamente al evento. Los que se prevé que se elijan en los primeros lugares. Rodgers era uno de ellos. Un posible número 1, casi seguro top 10. Pero pasó el top 10 y no lo eligieron. Y las cámaras no paraban de enfocarlo, elección tras elección, para ver cómo estaba tras ver cómo nadie le quería. Cada equipo tiene 15 minutos para realizar su elección. Más de 4 horas sentado esperando a que digan su nombre, con los focos en su cara para ver cómo reaccionaba. Todo un trauma, que Rodgers recordaba en esta entrevista concedida en octubre de 2010.


Una parte del éxito de estos Packers se debe a aquel sorprendente draft en el que un talentoso jugador fue olvidado por muchos. Nadie sabe si los Packers estarían jugando el domingo de la semana que viene en Arlington de no haber sucedido aquello. Creo que el mero hecho de llegar a ese partido, por sí solo, acredita la labor de Ted Thompson. Pero no debemos olvidar todos los factores ajenos a su voluntad que ayudan a conseguir el deseado resultado.

8.- Conclusión

Las obligaciones de los gestores de franquicias de NFL, ¿son de medios o de resultados? Pues creo una mezcla entre las dos. El resultadismo terminará imperando, pero nunca debemos olvidar cómo se ha llegado a él. Una filosofía de contratación teóricamente sólida y a priori acertada siempre tendrá que contar con sus dosis de suerte. Por ejemplo, que tengas disponible una joya a la que dejan pasar otros 21 equipos. O que los Lions ganen en Tampa Bay. Si ninguno de esos dos improbables eventos hubiesen sucedido, probablemente no se estaría alabando estos días a Ted Thompson. Pero siempre es así. Sin ir más lejos, y hablando de la última dinastía oficial de la NFL, a Bill Belichick se le apareció Tom Brady (elegido en el puesto 199 del draft) y la Tuck Rule. En la NFL, ni los mejores medios garantizan el resultado. Para eso hace falta un poco de suerte.

martes, 25 de enero de 2011

Plácido domingo, jodido lunes: finales de conferencia

Solo quedaban vivos cuatro. Cuatro de treinta y dos. No necesariamente los mejores. Y solo podían quedar dos. El resultado ya lo conoceréis todos.


La canción de esta semana, Beat on the brat. Por dos motivos. El primero, que es una de mis canciones favoritas. Si no es la mejor canción que se ha compuesto jamás, poco le falta. Qué mejor manera de festejar la clasificación de los Packers para la Super Bowl que con esta canción. El segundo motivo, que brat (niñato) es lo que están considerando los aficionados de los Bears a Cutler. Y le están golpeando (beating) de lo lindo. Figuradamente, eso sí. Pues eso, que beat on the brat, beat on the brat, beat on the brat with a baseball bat, oh yeah, oh yeah, o-ooh.



Qué pude ver. Salvo fuerza mayor, uno no puede perderse los partidos de final de conferencia. El primero en casa ajena, con amigos que no sufrían. No solo no sufrían, sino que los muy cabrones querían que Chicago anotase para que "hubiese partido". La madre que los parió, cuando Green Bay ganaba de 14 me decían que "tranquilo", que ya estaba hecho. Ya. Qué sufrimiento. Les agradezco que me aguantaran ayer. Qué mal lo pasé durante la segunda parte del partido. Había comida y bebida abundantes. Sospecho que todo estaba muy bueno. Lo sospecho porque estaba tan nervioso que no probé bocado. Pero qué alegría al terminar el partido. ¡¡Los Packers a la Super Bowl!! El segundo partido ya lo vi en mi casa. Tampoco hay que abusar de la confianza del anfitrión. Llegué a tiempo para ver el himno en Heinz Field. El resultado, que los dos equipos favoritos de mi hogar se disputarán la Super Bowl. Como decía uno de los anfitriones del primero de los partidos, el 6 de febrero en mi casa habrá más tensión que en el bautizo de un Gremlin.

Favre Watch (lo más comentado)

De qué se va a hablar día después de las finales de conferencia. Pues de los dos equipos que disputarán la Super Bowl. Los dos finalistas son los Green Bay Packers y los Pittsburgh Steelers. Haciendo bueno el refrán de offense wins games, defense wins championships, llegan a la Super Bowl las dos mejores defensas de la temporada regular. La defensa de Green Bay ha sido la mejor defensa de la NFL en playoffs en el apartado de puntos permitidos. También ha sido la mejor de la NFC en yardas concedidas. La defensa de los Steelers es la mejor de la NFL en yardas permitidas en postemporada. Y ha sido clave en las dos victorias.

Los dos partidos de ayer se decidieron por un touchdown de diferencia o menos. Y los ganaron los equipos cuyas defensas consiguieron anotar un touchdown. Green Bay con el pick-six de Raji. Pittsburgh con el fumble retornado para touchdown de William Gay. La diferencia fue de 5 puntos y no de 7 porque la defensa de los Jets consiguió 2 (un safety). En definitiva, que los ataques empataron a puntos en ambos partidos. Las diferencias las marcaron las defensas. Y se impusieron las que en principio parecían superiores.

¿Son Packers y Steelers justos finalistas? Creo que sí.

Los Packers son justos campeones de la NFC. Quién si no. Cuando un sexto cabeza de serie llega a la Super Bowl es difícil cuestionar que ha llegado merecidamente, porque para ello ha tenido que eliminar a los cabezas de serie números 3 y 1. Los Packers también han eliminado al 2. Han tenido que jugar todos sus partidos fuera de casa. Y, además, han ganado merecidamente en todos esos enfrentamientos, mostrándose superiores a sus rivales en todos los partidos (aunque en Philadelphia y Chicago el miedo a ganar afloró en los últimos instantes). Cuando un equipo elimina a los cabezas de serie 1, 2 y 3 de su conferencia, difícilmente se puede cuestionar la justicia de su plaza en la Super Bowl. Cuando, además, ese equipo no ha perdido ni un solo partido por más de 4 puntos en toda la temporada, ni ha ido perdiendo por más de 7 puntos en toda la temporada, puede concluirse que nadie, en ningún momento, se ha mostrado claramente superior a él.

Y todo ello pese a ser el equipo con más jugadores y más titulares en la injured reserve list, el listado de jugadores lesionados para toda la temporada. Lesiones de jugadores importantes a los que se ha encontrado recambio válido. Alguno tardío, como es James Starks; otros que implican un cambio de estilo, como es el abandono de los pases a los tight ends ante la baja de Jermichael Finley. Un justo finalista. Sin duda más justo que los Bears. El segundo seed 6 que lo consigue, el primero en la NFC. Pero un seed 6 muy potente, tanto que en ninguno de los partidos sorprendió su victoria. De hecho, partía como favorito en todos (si nos guiamos por las apuestas de los expertos).

¡Un brindis por este equipo!


En la AFC han vencido los Steelers. Ha vencido la mejor defensa de la NFL. Ese dato puede ser suficiente para considerarlos justos finalistas. La mejor defensa y un ataque decente. No han eliminado al mejor de la temporada regular, que además les había superado claramente entonces, los Patriots, pero no se puede decir que New England mereciese más después de su justa derrota en Foxborough ante los Jets. Los Steelers también tuvieron que superar adversidades muy importantes. No solo me refiero a los Ravens y a los Jets, dos equipos muy duros, en playoffs. Durante los cuatro primeros partidos de la regular season estuvieron sin su quarterback titular. Por golfo y mala gente. Una sanción injustificada, pero bueno. En ataque se han visto forzados a utilizar hasta 4 quarterbacks y 7 tackles. Ayer se lesionó el center titular, el novato Maurkice Pouncey, pero su suplente, Doug Ligursky, hizo que la ausencia de Pouncey apenas se notase. Salvo el error en el snap que causó el safety, Ligursky hizo un buen partido, teniendo en cuenta la defensa que tenía delante. Y han sacado petróleo de jugadores como Antonio Brown, 195.ª elección del pasado draft. Defensa dominante y ataque solvente.

Los Jets también habrían sido justos finalistas (eliminaron a Colts y Patriots, cosa fina), pero ayer fueron peores que los Steelers. Mejor dicho, en la mitad en la que fueron superiores a los Steelers, fueron menos superiores que los Steelers en la mitad en la que los Steelers fueron superiores. No puedes empezar una final de conferencia perdiendo 24-0. No puedes conceder más de 100 yardas de carrera en una mitad si quieres llegar a una Super Bowl. La buena segunda parte de los Jets no fue suficiente. El goal line stand de Pittsburgh valió para sellar una victoria por la que no deberían haber sufrido después de conseguir 24 puntos de ventaja.

Este vídeo oficial de la NFL recoge lo mejor de los dos partidos.


A partir de ahora, durante las eternas dos semanas que quedan hasta la Super Bowl, os hartaréis de leer análisis de cada equipo, predicciones y previas. Seguramente por aquí también. Es lo que hay.

La otra historia mediática del domingo fue la lesión de Cutler. En 2007, Philip Rivers jugó la final de la AFC con el ligamento cruzado anterior de su rodilla roto. Para NFL Network esa fue la octava actuación más valiente de la historia. Probablemente, más que valiente, fue temeraria. Pero este es el tipo de cosas que se espera de un jugador de fútbol americano. No sé hasta qué punto debería ser así, pero forma parte de la épica que se exige a los líderes de cada equipo. Se da por sentado. Los jugadores son héroes. Los tipos más duros. O eso, o nenazas, traidores, cobardes. No hay término medio.

No sabemos hasta qué punto Cutler estaba en condiciones de seguir ayer. Hoy comentan que tenía un ligamento cruzado de la rodilla roto. Pero cuando hablo de condiciones de seguir me refiero a que pudiese andar y el riesgo de perder la pierna no fuese muy alto. Seguramente en un partido cualquiera la retirada era la única opción. Seguramente un Cutler mermado era incluso contraproducente para el ataque de los Bears. Pero era la final de conferencia. El partido de su vida, hasta ahora. Uno de los partidos más importantes de la historia de los Bears en los últimos años. Ocasiones como estas se presentan pocas veces.

Y en un deporte de superhombres, vimos al quarterback titular de los Bears de pie en la banda, con cara de indiferencia, sin gestos de gran dolor. Ni siquiera se sabía en qué jugada se había lesionado. De hecho, las únicas señales de daños en su cuerpo eran las manchas de sangre de su codo derecho. Parecía, e insisto en que parecía, haber desertado. El daño a su imagen ya está hecho. Analistas y compañeros de profesión (que no de equipo) lo han puesto a parir. Creo que se han pasado varios pueblos, por mucho que, efectivamente, Cutler no haya mostrado la bravura que se le supone a un superhéroe. Twitter echaba humo anoche. Una selección de tweets sobre el asunto:

Maurice Jones-Drew (running back de los Jaguars): "All I'm saying is that he can finish the game on a hurt knee... I played the whole season on one...". Lo único que digo es que puede terminar el partido con la rodilla lesionada... Yo jugué la temporada completa con una sola rodilla...

Ross Tucker (ex offensive lineman, ahora periodista de la ESPN: "I've hurt my knee playing football 4 times. Never once did I then stand up on sidelines afterwards". Me lesioné la rodilla jugando al football 4 veces. Nunca jamás me quedé de pie en la banda después de la lesión.

Anthony Armstrong (wide receiver de los Redskins): "Knee-gate in Chicago".

Lance Moore (wide receiver de los Saints): "Its hard to know, but it def looked like it. RT @LSUFAN869: @LanceMoore16 Cutler gave up wouldn't you say?". En respuesta a la pregunta de un aficiionado "¿No dirías que Cutler se ha rendido?", Moor dice "Es complicado saberlo, pero definitivamente lo parecía".

Darnell Dockett (defensive tackle de los Cardinals): "If I'm on chicago team jay cutler has to wait till me and the team shower get dressed and leave before he comes in the locker room! Si estuviese en el equipo de Chicago, Jay Cutler tendría que esperar hasta que yo y el resto del equipo nos duchásemos, nos vistiésemos y nos fuésemos antes de entrar al vestuario!

La ira contra Cutler ha llegado a tal punto que varios aficionados de los Bears quemaron camisetas del jugador que creen indigno de vestir sus colores. Los aficionados de los Bears que cometieron actos como los que podéis ver en el siguiente vídeo se merecen sin duda la derrota. Hay que ser imbécil.


Super Bowl III (la sorpresa)

Caleb Hanie era un completo desconocido antes de que se jugasen los partidos de ayer. Si nos dicen que este tipo sería el quarterback con mejor passer rating del Bears-Packers, nos habríamos llevado una buena sorpresa. Seguro que nadie apostó por él. Los ratings de los cuatro quarterbacks que jugaron este domingo en el Soldier Field fueron de 65,2, 55,4, 39,6 y 31,8. Todos esos registros son muy discretos. Pero no deja de sorprender que el mejor sea el de Hanie y el peor el de Cutler. De Collins nadie podía esperar nada bueno. Cuando vi que salía al campo pensé que era el fin para los Bears. No lo hizo tan mal. Pudo ser peor. Consiguió 0 yardas. No completó ningún intento de pase en sus cuatro intentos. Pero por lo menos no fue interceptado. Por eso el rating de Collins fue de 39,6: el que obtiene un QB que lanza todos sus pases incompletos.

He de decir que cuando saltó al campo Hanie me dio miedo. El miedo a lo desconocido. Se lo dije a quienes estaban viendo el partido conmigo. Me daba miedo porque no sabía cómo iba a jugar, pero peor que Collins no lo podía hacer. Salía sin nada que perder. Cutler y Collins habían hecho un partido pésimo. Nadie le podría reprochar nada. Los Bears perdían por 14 puntos. Y en su primer drive, TD. Caleb Hanie, la gran sorpresa del fin de semana.

Recordaba un poco a la historia de Willie Beamen, el quarterback suplente que salta al estrellato en Any given Sunday. Reconozco que yo estaba acojonado. Parecía la típica historia de película del desconocido que contra todo pronóstico consigue el milagro. Por suerte para mis Packers no hubo final feliz para Hanie. Mike Martz tampoco le ayudó, con un playcalling más que cuestionable. Pero sus 153 yardas de pase en una serie de 13/20 y su touchdown en toda una final de NFC no se los quita nadie. ¿Carnaza de one-shot wonder? 

Tampoco deja de ser sorprendente que el mejor de los cuatro quarterbacks titulares del domingo fuese Mark Sanchez. Puntualizo: según las estadísticas, el mejor fue Mark Sanchez. 20/33, 233 yardas, 2 touchdowns, ninguna intercepción, 102,2 de passer rating. Ante la mejor defensa de la NFL. Un gran partido. Hacía la matización de que era el mejor QB "según las estadísticas" porque creo que a pesar de su paupérrimo 35,5 de rating el partido de Roethlisberger fue muy bueno. También es sorprendente que podamos decir eso cuando su rating es peor que el que obtiene un quarterback que lanza todos sus pases incompletos. Pero los números engañan, nos sorprenden. Roethlisberger probablemente fue el mejor de los cuatro titulares. Echándole un par para correr con la cabeza por delante cuando hacía falta. Sobreponiéndose al golpe que sufrió en el muslo (no era nada serio, ni mucho menos, pero era lo que le faltaba a Cutler). Y consiguiendo los primeros downs en los momentos calientes. Big Ben va camino de su tercer anillo. Tiene un año más que yo, que no tengo ninguno. ¿Debo plantearme que estoy haciendo con mi vida?

La maldición del anfitrión de la Super Bowl (la vida sigue igual)

Por segundo año consecutivo, los Jets se quedan a las puertas de la Super Bowl. Por segundo año consecutivo, consiguen llegar a la final de la AFC tras quedar en el sexto lugar de su conferencia. Desde que Joe Namath garantizase la victoria en la tercera edición de la Super Bowl, la de la gran sorpresa, no han vuelto a jugar el gran partido. Buen momento para recordar a Broadway Joe, borracho como una cuba, con dificultades para articular palabras, diciéndole a la reportera que le importa una mierda la marcha del equipo, que lo único que quiere darle un beso. Épico.


La vida que sigue igual, pero para bien, es la de los Pittsburgh Steelers. Pocos propietarios pueden estar más contentos que la familia Rooney. Es su octava aparición en una Super Bowl. Igualan a los hasta ahora líderes en solitario, los Dallas Cowboys. Los Steelers no hacen demsiado ruido, no se habla de ellos como una dinastía, pero los Steelers se plantan en su tercera Super Bowl en seis años. Si la ganan, sería su tercer título en ese periodo. Considerando los últimos seis años (ya, es algo arbitrario, ¿por qué seis y no nueve? pues para que me cuadre bien lo que voy a decir) son el único equipo que repite campeonato. E, insisto, nadie habla de la dinastía de los Steelers. Será la tercera Super Bowl para jugadores como Roethlisberger, Hines Ward o Troy Polamalu. Toda una hazaña.

Pero para maldición, y para constante, la del gafe de Sports Illustrated. Increíble. Esta temporada se están superando. Comenté la semana pasada la alegría que me llevé al ver que los Chicago Bears figuraban en la portada de la revista. En otra edición, estaban los Jets. Jets y Bears, cómo no, cayeron eliminados. El gafe de Sports Illustrated es implacable. Ruego a los responsables de la revista que no hagan ninguna portada con los Packers como protagonistas antes de la Super Bowl. Ya lo hicieron una vez esta temporada, ya es suficiente. Es momento de hablar de los Steelers, de la increíble historia de Big Ben, de su renacimiento de villano a héroe, o del pelo de Polamalu. Lo que sea, pero que por favor no saquen a los Packers en portada.

La vida de Kurt Warner (la vida cambia)

En cada una de las dos finales de conferencia vimos dos partidos diferentes. Cada una de las mitades fue dominada con claridad por uno de los equipos. Los Packers se impusieron a los Bears en los dos primeros cuartos. No me gustó nada la poca diferencia que reflejaba el marcador. 14 puntos no son nada. Una diferencia mucho menor de la que se veía en el campo. El partido comenzó en la misma línea que el de la semana pasada en el Georgia Dome. Los Packers movían el balón con facilidad en ataque. Rodgers conectaba con Jennings y con Nelson con relativa facilidad. Todo marchaba como la seda. Primer drive ofensivo, 7 puntos. Los Bears no se mostraban completamente inoperantes en ataque, pero se quedaban siempre a las puertas de field goal range (de hecho, podrían haberse atrevido a chutar alguno de 50 yardas). El juego de carrera también funcionaba. James Starks volvía a rendir a muy buen nivel y conseguía el primer touchdown de su carrera. Un paseo de Green Bay, hasta que un pase de Rodgers se quedó algo corto, el balón pegó en el pie de Donald Driver y la defensa de los Bears lo interceptó. La potra de los Bears. Ese fue el punto de inflexión en el duelo entre el ataque de los Packers y la defensa de Chicago. Desde entonces, se impusieron los de casa.

La segunda parte fue para los Bears. Su defensa dominó y su ataque, mal que bien, dirigido por Hanie y apoyándose en el juego de carrera, comenzó a funcionar. Cuando Green Bay parecía recuperar el ritmo en ataque, Rodgers lanzó una intercepción a Urlacher. Un pésimo pase, un regalo imperdonable, que a punto estuvo de terminar en touchdown de Chicago. Brian Urlacher no es el tipo más hábil del mundo corriendo con el balón, y bastó un regular placaje de Rodgers para que cayese. El ataque de Green Bay no volvió a funcionar, la estrategia, tanto ofensiva como defensiva se volvió demasiado conservadora y el tercer quarterback de Chicago a punto estuvo de forzar el empate con la ayuda de un buen juego de carrera. La defensa de Green Bay estaba para el arrastre. Dos partidos diferentes, un cambio radical.

En Pittsburgh, exactamente lo mismo. Si acaso, un cambio todavía más patente. El partido comenzó con un parcial de 24-0 a favor de los Steelers y concluyó con otro de 19-0 para los Jets. Durante los dos primeros cuartos, los Steelers se comieron el reloj. Su primer drive, que terminó en touchdown, duró casi 9 minutos. Una burrada. Los Jets no respondían en ataque, su carrera chocaba frente al telón de acero. Al otro lado, Mendenhall daba una exhibición. De ese modo, y tras un dudoso fumble retornado por William Gay para touchdown, se llegaba al 24-0. Todo el pescado parecía vendido. Todos pensábamos que teníamos ya Super Bowl. Estábamos equivocados.

Cambio radical en la segunda parte. De repente, la defensa de los Jets reaccionó. Los Steelers no anotaron ni un solo punto más. La carrera de los Jets, sobre todo gracias a Shonn Greene, comenzaba a funcionar. Poco a poco, iban remontando. Y gracias a un detalle, a la heroica resistencia de la Steel Curtain en su goal line, Pittsburgh terminó llevándose el partido.


Los Jets invirtieron casi ocho minutos para no conseguir ningún punto. Luego lograron un safety, y anotaron otro touchdown que les puso a 5 puntos, pero era demasiado tarde. Fin a la racha de escapadas milagrosas de los Jets.

Y como la semana pasada, sucedió lo contrario que en los enfrentamientos de temporada regular. Cuando Green Bay jugó en Chicago, ganaron los Bears. Los Jets ganaron en Pittsburgh. Este domingo cambió el resultado. No hay precedente para el Packers-Steelers. Su último enfrentamiento, en Pittsburgh, lo ganaron los Steelers. ¿Tocará venganza? Esta vez, aunque sea algo simbólico, los Packers juegan en casa.

Hall of Fame (lo mejor)

Los dos grandes triunfadores del fin de semana son Ted Thompson y Rashard Mendenhall. Comenzamos por el jugador, seguimos por el directivo.

Mendenhall fue el MVP de las finales de conferencia. Podríamos haberlo incluido en la sección dedicada a la sorpresa del fin de semana, porque salvo Mariano Tovar, que llevaba dando mucho tiempo la tabarra (¿o tovarra?) para que le diesen más balones, pocos confiaban en él. Al final casi mejor para Pittsburgh, porque cogió a los Jets desprevenidos. En sus últimos seis partidos, Mendenhall acumulaba 357 yardas de carrera, 59,5 por partido y 3,4 por intento. No parecía la principal amenaza del ataque de Pittsburgh. Y qué partidazo hizo ayer. Su primera mitad fue memorable. Ante un equipo como los Jets, que presumían de que ningún equipo podía llegar a las 100 yardas de carrera frente a ellos, casi supera ese registro en solo dos cuartos. Terminó con 121 yardas de carrera y 32 de pase.

Pero bueno, Mendenhall no solo dio por culo a la defensa de los Jets. Mirad, mirad.


Sigo con Ted Thompson. Hasta hace pocos días algunos (ya pocos) aficionados de los Packers seguían pidiendo su despido. Si buscáis "fire Ted Thompson" (despedid a Ted Thompson) en Google, encontraréis muchos resultados. 92 100, aproximadamente. Ted Thompson es el General Manager de los Green Bay Packers. La persona que, junto con Mike McCarthy, pero en primer lugar, toma las decisiones sobre altas y bajas de jugadores. Su decisión más traumática fue la de apostar por Rodgers y mandar a paseo a Favre. Sobre esa historia hay muchos matices. Pero lo que está claro es que Favre quería volver después de anunciar su retirada. Thompson decide mantener el plan Rodgers. Hoy Aaron Rodgers ha ganado tantos partidos, mejor dicho, el equipo en el que Aaron Rodgers es titular ha vencido en tantos partidos de playoffs fuera de casa como el equipo de Brett Favre en toda su carrera. Ya nadie duda de que el movimiento fue el correcto.

Pero no todo se reduce al plan Rodgers. Thompson es el arquitecto de estos Packers. Su estrategia disgusta a algunos. Pasa por no buscar jugadores cotizados ni en la agencia libre ni por medio de traspasos. Eso es lo que han hecho los Bears, fichar a jugadores con experiencia sin contrato en vigor (como Julius Peppers) o acordar traspasos (como el de Cutler por Orton). A Thompson eso no le gusta. Prefiere construir un equipo en el draft o buscar jugadores sin nombre, que ningún equipo ha querido. Del draft, de su primera ronda, proceden jugadores como el propio Rodgers, B.J. Raji o Clay Matthews. De los sin nombre destacan Sam Shields, Tramon Williams o John Kuhn.

Ante la plaga de lesiones, esta temporada se ha criticado a Thompson por no querer buscar sustitutos de garantías en el mercado. Se le criticó por no buscar a un running back ante la probada incapacidad de Brandon Jackson para desempeñar el papel de principal corredor del equipo. Marshawn Lynch estaba a tiro, pero Thompson ofreció casi nada por él. La aparición de James Starks (drafteado en un puesto muy bajo) ha resultado providencial. Tampoco se volvió loco para solucionar la plaga de bajas en la defensa. Jugadores semidesconocidos, como Frank Zombo, Erik Walden o el propio Sam Shields han asumido la responsabilidad. Y con mucho éxito. Recordemos también durante la regular season se renovó a Tramon Williams para 4 temporadas por 8,25 millones anuales. Puede parecer mucho, pero ahora mismo Williams valdría bastante más.

El resultado es una plantilla muy completa, profunda, joven y relativamente barata para todo lo que aporta. Ted Thompson tenía razón. Hay que reconocer su mérito para llegar a conseguir esto:


Otro jugador que fue objeto de duras críticas fue Tim Masthay. Muchos no lo conoceréis. Es el punter de los Packers. Yo lo he puesto a parir más de una vez (no en este blog, creo). Su partido del domingo fue excelente. No es el primer partido brillante que completa. Frente a los Jets en New Meadowlands ya fue clave para la victoria. Entonces fue nombrado jugador de equipos especiales de la jornada en la NFC. Pero ha tenido muchos altibajos, todo hay que decirlo. Después de un partido completo sin chutar un solo punt, Masthay dejó a Devin Hester en ridiculous. Todos sus punts cayeron dentro de la 20 de Chicago. La colocación y bombeo también fueron muy buenos. Gracias a ello sus compañeros pudieron llegar pronto a Hester. Especialmente Jarret Bush, un jugador al que también puse a parir en más de una ocasión (como cornerback no vale, pero como jugador de equipos especiales es muy bueno). Hester se quedó en 16 yardas de retorno totales en 3 intentos. El retornador de punts más peligroso de la historia de la NFL. Gran trabajo del equipo de punt de Green Bay.

Termino la sección con Sam Shields. Su actuación tiene un lunar que comentaremos más adelante, pero ahora tocan los halagos. Shields es un novato no drafteado que jugaba de receptor en los Miami Hurricanes. En su último año universitario, por necesidades del equipo, juega como cornerback. Un año de experiencia previa, pues. Y ayer jugando toda una final de conferencia en la NFL. La temporada de Shields ha sido muy buena, y su partido de ayer excelente. Tiene que ser complicado jugar contra la secundaria de Green Bay. ¿A quién buscas? Collins y Woodson suelen quedar descartados. Son dos Pro Bowlers. Grandes jugadores, pese al cagadón de ayer en el segundo TD de los Bears. Por ese motivo, los rivales buscaban a Tramon Williams o a Sam Shields. Williams lleva 3 intercepciones en postemporada. Shields consiguió 2 ayer (aunque una de las dos no debería haberla conseguido, como veremos).

Además, Shields forzó un fumble en el segundo cuarto. Jugada curiosa, por cierto, en la que se aplicó una norma poco conocida: si dentro de los dos últimos minutos de una mitad el ataque comete un fumble y recupera el balón, no puede avanzar con él. Por eso, cuando Shields forzó el fumble y Forté lo recuperó, los árbitros detuvieron la jugada.

Pro Bowl (lo regulero)

La temporada está a punto de acabarse. Queda el gran partido, pero después comenzará una larga travesía del desierto para los aficionados al fútbol americano. Larga e incierta, porque no sabemos cuánto tiempo estaremos sin NFL. Un sentimiento regulero para el aficionado.

Para regulera, la performance de ayer de Digital+. El fin de semana comenzó muy mal, con el enésimo cambio de programación de última hora. Impresentable, reincidente y lamentable actuación de los responsables de programación de la plataforma. Ya es la segunda semana consecutiva que lo hacen. Se ve que los abonados de otras plataformas que solo disponen de Sportmanía les importan una mierda. Desde el lunes habían anunciado que el Bears-Packers iba por Sportmanía. El viernes anuncian que no irá por ese canal, sino por Canal+ Deportes. El mismo viernes, Zanoni dice en su Facebook que no, que sigue por Sportmanía. Luego rectifica y dice que por Canal+ Deportes. Un esperpento. Un cero de nuevo para los responsables de programación del Plus. Si no saben en qué canal programarán finalmente el partido es mejor que no lo digan hasta que esté confirmado.

El domingo siguió mal con la pésima narración del primer partido. Si se proponen hacerlo peor, no sé si les sale. La semana pasada ya hicieron algo parecido. Que conste que a mí las narraciones distendidas me gustan. No pasa nada porque haya colegueo entre los comentaristas, me parece genial. Y que nos cuenten su vida. Me pareció muy interesante (no lo digo irónicamente) la historia que contó Andrea Zanoni sobre cómo se aficionó al fútbol americano. Me gustó la historia del tío que vive en Nueva York y le habla de Joe Namath. Pero de ahí a conectar con el colega MAC (que, dicho sea de paso, cuando narra partidos de NFL creo que lo hace muy bien), que está en Australia, sin puta idea de cómo va el partido, que no lo está viendo, y contarle lo que ha pasado hasta ese momento, hay un trecho. Y no fue cuestión de un minuto, sino que tuvieron al tío al teléfono durante un cuarto de hora. Ahí superaron, y por mucho, la barrera de la falta de profesionalidad. Si echan de menos a su colega, pues que lo llamen en un descanso y le cuenten lo que está pasando. Pero no en directo. No cuando el partido se pone más interesante. Y lo que ya es el colmo es que se pongan a hablar del puto Open de Australia. ¿De verdad era necesario, o incluso admisible, contarle al espectador la hazaña de Schiavone? ¿En medio de la final de la NFC, en sus momentos decisivos? ¿Pasando olímpicamente del partido? Qué mierda, de verdad. Yo no daba crédito a lo que escuchaba.

Mientras colegueaban con MAC se produjo una jugada que me suscitaba dudas pero a la que no dedicaron apenas atención. Me refiero al punt de Green Bay en el que Jarret Bush evita que el balón entre en la end zone pero que los árbitros dan como touchback. El partido estaba en un momento muy importante y la jugada también lo era. Dependiendo de la decisión arbitral, los Bears saldrían desde casi su propia end zone o desde la yarda 20. Los comentaristas de Digital+ despacharon la jugada con un "fue touchback porque parece que el jugador de Green Bay no se llegó a restablecer dentro del campo". Comentaron eso en un inciso, entre los comentarios del interesantísimo Open de Australia. No era para menos, el cuadro femenino estaba al rojo vivo y sin duda el espectador de NFL demandaba esa información. Creo que la jugada merecía más explicación (es lo que se espera de un comentarista), pero lo que no merecía era la total indiferencia. Y se ponen a hablar del Open de Australia, tócate las pelotas. No estaría de más que los comentaristas del Plus explicasen por qué era un touchback. Por qué Jarret Bush no se había reestablecido. ¿Es porque pisó la línea de la end zone antes de tocar el balón y fue el primer jugador en tocar el balón? Parece que no, que era porque ambos pies debían estar completamente fuera de la end zone antes de tocar el balón. Este son el tipo de cosas que esperaría que Zanoni y Molina comentasen, en vez del puto Open de Australia de tenis. Acabamos viendo el partido en versión original.

Sin embargo, en el siguiente partido la narración del Plus corrigió su rumbo. Por eso están en la sección regulera y no en la mala. Si en el primero tuvimos una conexión que no solo no aportaba nada, sino que restaba, en el segundo partido incorporaron a un comentarista que aportó mucho y bueno. Me refiero a Ponseti. La calidad del sonido con el que llegaba la voz de Ponseti era impecable. El antiguo narrador de la NFL en el Plus aportó mucho. Animó la narración del partido con comentarios pertinentes, sobre el partido en particular y la NFL en general. A algunos les habrá sentado mal que tilde a Roethlisberger de "chulo piscinas" o diga que Mendenhall es un poco nenaza por resbalarse antes de llegar a la end zone ante la presencia de un defensor (en este último caso no era justo lo que decía Ponseti, ya que la repetición mostraba que Mendenhall se había resbalado). Pero Ponseti aportó reflexiones interesantes sobre, por ejemplo, la capacidad de remontada de los Jets, superior a la de Chicago. También comentó algún otro tema interesante, como el de la Pro Bowl (que los propietarios prefieren que no sea en Hawaii, sino, como la temporada pasada, en el mismo escenario que la Super Bowl). Y animó el cotarro insinuando las por otra parte bastante evidentes preferencias de Andrea Zanoni por un equipo en particular.

La verdad es que se echan de menos los comentarios de Ponseti y Guillermo Gómez. Sin querer menospreciar a los actuales comentaristas, creo que eran bastante mejores. Insisto en que no por demérito de los de ahora (salvo cuando se ponen a hablar del puto Open de Australia y a resumirle el partido a un colega que no lo está viendo) sino por lo bien que lo hacían los de antes. Los nostálgicos tendremos la oportunidad de rememorar estos tiempos pasados en la Super Bowl. Ponseti y Guillermo Gómez la comentarán para la Ser. No sé en qué plan, pero el mero hecho de que se siga retransmitiendo es una estupenda noticia para el fútbol americano en España. La ausencia de Paco González, Pepe Domingo Castaño y la demás tropa sin duda restará oyentes con respecto de otros años (no sé si la Cope hará la Super Bowl, lo dudo) pero seguro que más de uno se engancha a este deporte gracias a esa retransmisión.

Ah, los dos partidos en directo y en HD. También debe reconocerse. Canela y veneno por parte de Prisa este fin de semana. El resultado final, pues, regulero.

En este apartado solemos incluir actuaciones brillantes de jugadores de equipos perdedores. No se puede pasar por alto el partido de Brian Urlacher. Todo un Monster of the Midway. Rodgers y Urlacher suelen jugar partidas de ajedrez antes de cada snap. Uno grita una cosa, otro grita otra, sus respectivos compañeros se mueven en función de los gritos, y así sucesivamente. En unas ocasiones, esos gritos no significan nada. Los movimientos están predeterminados. En otras ocasiones, los gritos ordenan ajustes al ataque o a la defensa en función de lo que se ve en el contrario. Durante la primera parte, la partida de ajedrez la ganó Rodgers. Durante la segunda, Urlacher fue el vencedor. Creo que podemos considerarle vencedor global. Limitar al ataque de Green Bay a 14 puntos es toda una victoria. Conseguir que no anote ni uno solo durante los 41 últimos minutos de partido, un éxito. Urlacher fue el principal responsable. En el apartado individual, 10 placajes (9 en solitario), 1 sack y 1 intercepción. Un partidazo de un jugador que venía de perderse casi una temporada completa y que generaba dudas en cuanto a su posible vuelta al alto nivel. Gran temporada la suya.

También debemos hablar de Mark Sanchez. Después de tantos palos, de tantas dudas suscitadas, hay que decir que sus playoffs han sido impecables. Ayer cometió una pérdida de balón que costó 7 puntos, el dudoso fumble que retornó Gay para touchdown, pero su partido, ante una defensa muy dura y en una final de conferencia (la segunda para él) fue muy bueno. No lanzó ninguna intercepción (termina los playoffs con una sola intercepción en tres partidos; es el mejor QB en este aspecto), consiguió 233 yardas de pase y 2 touchdowns. No es mi jugador favorito, ni mucho menos. Pero hay que reconocer su carácter y el mérito que tiene jugar a ese nivel con solo 24 años.

Pick-six en la prórroga (lo peor)

El gran perdedor del fin de semana es Jay Cutler. Su partido fue desastroso y su imagen ha quedado muy dañada. Pero ya hemos hablado bastante de él, así que vamos a por otros.

Se esperaba mucho de Devin Hester. Se esperaba algo, al menos. Y no aportó absolutamente nada. 16 yardas de retorno en 3 intentos. Mal. Ridiculous. Como receptor (esa es su posición, aunque parezca que solo se dedica a retornar) logró una sola recepción para 16 yardas. Una basura de partido.

La jugada sucia de la semana, este golpe criminal de Peppers a la cabeza de Rodgers. No tengo ninguna duda de que iba a hacer daño y que conocía el historial médico de su víctima.


Como esta semana la sección va un poco ligera (creo que no ha habido actuaciones lo suficientemente lamentables para estar aquí, aparte de las ya comentadas), metamos a Mark Sanchez por pegarle un moco a Mark Brunell. Eso no se hace, hombre. Un respeto al suplente, por favor.


Leon Lett, baby! (decisión estúpida de la semana)

Sam Shields hizo un partidazo, pero intentar el retorno en su segunda intercepción fue una decisión estúpida. Muy estúpida. Incluso la propia intercepción podría considerarse como un error. Normalmente, cuando un rival se juega un 4.º down es mejor que el pase termine en incompleto que interceptarlo. Si el pase es profundo, es sin duda mejor el incompleto, porque la posición de campo del equipo que defiende será mejor. En cualquier caso, en el momento del partido en el que se produce la segunda intercepción de Shields, daba igual que el pase fuese incompleto o interceptado, lo que importaba era que Green Bay recuperase la posesión.

Pues bien, Sam Shields, que se marcó un auténtico partidazo, tomó las peores decisiones posibles. Primero la de interceptar. Luego la de intentar retornar. ¡¡AL SUELO!! ¡¡Al suelo, gilipollas!! ¡¡A dónde coño vas?!? Más o menos esto es lo que gritaba ayer cuando veía al 37 de los Packers correr con el balón. A puntito estuvo de cagarla bien. Los Bears casi fuerzan el fumble. Los jugadores cada vez tienen mejores condiciones físicas pero peor materia gris. No sé cuántas veces habremos visto este mismo tipo de decisión estúpida esta misma temporada.


Mención de honor para B.J. Raji, que hizo de Leon Lett. Se salvó por media yarda. De verdad que alucino con cómo se la juegan estos tíos por hacer el imbécil. Raji estuvo a punto de perder el balón antes de entrar en la end zone por hacer el bobo. En fin. La jugada defensiva es cojonuda. Un ejemplo de zone blitz perfecto. El defensive lineman ocupa el lugar del linebacker, que va a por el quarterback en vez de quedarse en cobertura. El QB no se espera que ahí haya un defensor (¿qué hace ahí un jugador de la línea?). Primera intercepción en la carrera profesional de Raji. Primer TD también.


Raji, tan fofo, sonriente, con esa cara de niño, con esos mofletes que se le salen del casco, ¿no os recuerda a este enorme personaje de los Cazafantasmas?


El próximo partido (de verdad)

Puntualizo lo de "de verdad" porque el próximo partido de la NFL es ese simulacro llamado Pro Bowl. Con ese nombre se conoce a la interrupción de las vacaciones en Hawaii de una serie de famosos jugadores de la NFL (famosos, que no mejores), que les obligan a meterse en un estadio durante tres horillas para hacer un paripé.

El 6 de febrero se enfrentarán en Arlington los campeones de la AFC y de la NFC. Dos de los equipos con más historia de la NFL. El que tiene más Super Bowls (Pittsburgh, 6) contra el que tiene más títulos de campeón de la NFL (cuentan los títulos de la era pre-Super Bowl, un total de 12). Los dos equipos con mejor afición. Los Packers parten como ligeros favoritos en las apuestas, aunque es de las Super Bowls más igualadas de la historia en el mundo del juego. Sobre estas cuestiones ya escribiremos en las próximas semanas.

Para abrir boca, un resumen de lo que sucedió en el último enfrentamiento entre estos dos equipos. La temporada pasada en Pittsburgh. Para mí, el mejor partido de la regular season 2009. Si la Super Bowl es parecida a ese partido, será una de las mejores de la historia (bueno, espero que el resultado sea diferente del de 2009). Entonces no estaba Polamalu en la defensa de Pittsburgh y la defensa de los Packers sufría mucho contra el pase. Las cosas han cambiado bastante en ambos equipos, aunque muchos de los protagonistas serán los mismos.