miércoles, 29 de febrero de 2012

Nominaciones

No hablaremos del scouting combine. Para eso están otros. Que sí, que Andrew Luck y Robert Griffin III son unos portentos físicos que corren que te cagas, y el atraco que van a pegar los Rams por su elección en el segundo lugar de la primera ronda va a ser épico. No hablaremos ni de los que lo están haciendo bien ni de los que lo han hecho mal.


Tampoco de los fichajes, de si los Packers van a aplicar el franchise tag sobre Matt Flynn para luego traspasarlo o no. No creo que deban hacerlo, primero porque es demasiado arriesgado y segundo porque es trampa, puesto que va contra el espíritu del franchise tag, pero bueno. Tampoco comentaré el culebrón Manning.

Hablemos de nominaciones. Que últimamente se habla mucho de eso. Los Goya, los Óscar (¿u Oscars?)... Ninguna de las dos ceremonias realmente me interesa, aunque he de reconocer que esto me ha hecho bastante gracia:


Aprovechando que estamos en época de nominaciones, hablamos de eso. En el sentido de denominaciones. Porque supongo que sabéis que nominar significa también nombrar. Nos lo recuerda el Panhispánico de dudas de la RAE.

nominar. 1. Del latín nominare (‘dar nombre’ y ‘proponer o designar para una función o cargo’), proceden en español dos verbos: nombrar (→ nombrar), forma mayoritaria en todas las épocas del español, y el cultismo nominar, de uso más esporádico: «Muchas palabras de origen africano habían pasado a ser utilizadas por los amos, sobre todo las que nominaban aspectos de la industria azucarera» (Évora Orígenes [Cuba 1997]); «Reservaba al Estado el derecho a nominar el clero que ocuparía posiciones en la jerarquía eclesiástica» (Silvestrini/LSánchez Puerto Rico [P. Rico 1987]). En el español actual se ha revitalizado, por influjo del inglés, el uso de nominar, y hoy tiene también el sentido de ‘proponer o designar como candidato para algo’: «Ha sido nominado diez veces al premio de la Academia» (Expreso [Perú] 1.10.91).

2. Además del complemento directo, suele llevar un complemento predicativo: «¿No ha temido que lo nominen candidato a la Junta?» (Cambio 16 [Esp.] 26.3.90). Debe evitarse anteponer como a este complemento (→ como, 3b): «Lo nominó como candidato a diputado» (País [Esp.] 2.2.85); debió decirse Lo nominó candidato.


Hablemos de nominaciones deportivas. Y, en particular, de las footballísticas.

Qué mejor banda sonora para esta entrada que What's my name?, de los Clash.



Hoy en día, apenas se valora la correcta escritura. La ortografía. Los grandes medios de comunicación españoles la descuidan. A pesar de que la palabra es su instrumento de trabajo, demasiados periodistas son poco diestros en su manejo. Es frecuente leer meses y días de la semana con mayúscula inicial. ¡Joder, cómo no saben que miércoles no puede ser Miércoles (salvo que rija mayúscula inicial por otro motivo)! Estamos en febrero, no en Febrero. Y del año 2012, nunca 2.012. Ningún equipo puede cesar a su entrenador, en todo caso lo despide (esto no es ortografía, sino más bien sintaxis, porque ahí el problema es que cesar es intransitivo y muchos lo construyen como transitivo). El adverbio solo solo puede llevar tilde si resulta ambiguo su carácter de adverbio o adjetivo (y aún así se recomienda no usar la tilde), pero nuestros medios insisten en escribir la palabra con tilde siempre que sea adverbio (y aunque no exista ambigüedad). Eso es incorrecto. También lo es escribir tilde en pronombres demostrativos (v. gr. este) cuando no resulta ambiguo si son pronombres o determinantes. Y, creedme, es prácticamente imposible encontrar un caso de ambigüedad con demostrativos. Sin embargo, llueven tildes en pronombres demostrativos. Aprovecho para recordar que antes de la reciente reforma ortográfica tampoco se debía poner tilde en pronombres demostrativos si no existía ambigüedad, solo debía hacerse cuando era ambiguo. Por si querían utilizar esta excusa.

Joder, es que ni siquiera el fondo de los artículos de la prensa deportiva patria compensa los defectos de forma. Un pequeño recuerdo para un par de recientes detalles particularmente vergonzosos, uno de Marca y otro de As. Marca llegó a un acuerdo con la NBA para lanzar la web oficial de la NBA en España. NBA.es, que está bajo dominio de Marca. Pues bien, el nivel de esa sección ha batido nuevos récords de ineptitud. El blog Sobre la bocina, en especial. Parece redactado por un alumno de primaria, y estoy siendo generoso. ¿Que también soy cruel? Puede. Pero su autor se ha pegado un viaje a Orlando de puta madre para cubrir el All Star para Marca, mientras otros profesionales que saben de baloncesto y (además) saben escribir están en su casa sin curro. Muy triste. Para qué sirve el mérito y la capacidad.

En cuanto al As, lo de su director es para nota. Qué cara más dura. Ha dado la brasa durante años con el puto invento del Villarato (un producto solo apto para mentes podridas), del que se enorgullecía hasta el punto de sacar un vídeo explicando su genial ocurrencia. No os lo perdáis, patetismo del bueno:


Pero ahora Relaño dice que no, que se ha terminado. Pero Villar sigue siendo presidente de la Federación, eh. Sí, sí, que Villar sigue. El caso es que cuando el equipo que le gusta pierde es por culpa de una conspiración arbitral; cuando gana, se ha terminado esa conspiración arbitral. Bueno, no del todo. Estos días insinúa que ahora el equipo-que-no-debe-ser-nombrado se ve favorecido por la enemistad del actual presidente barcelonista con Villar. Y cita ejemplos de diversas competiciones futboleras supuestamente decididas por errores presuntamente intencionados de los árbitros (luego no son errores). Mira, Relaño, si crees que todas las competiciones deportivas futboleras están adulteradas, cierra tu puto chiringuito, joder. ¿¡Qué sentido tiene que hables de competiciones amañadas!? Si eres incapaz de comprender que arbitrar no es tan sencillo y que las equivocaciones son tales, déjalo. Déjalo ya, hostia, hazte un favor. Y si de paso te llevas al oligofrénico de Roncero, mejor. En el As hay mucha gente que escribe bien, cuya labor se ve manchada por el potente hedor que desprenden las columnas de Relaño y Roncero. Escindíos, por favor. Ya está bien. El Sport y El Mundo Deportivo son aún más hipócritas, incoherentes y tendenciosos que los anteriores. Dicho queda.

Aquí, en la medida de lo posible, intento cuidar el pequeño detalle sin importancia de escribir correctamente. Eso sí, yo no cobro por esto, a diferencia de los anteriores sujetos. Tampoco he estudiado Periodismo, pero me da que, por desgracia, licenciarse en esa disciplina ni mucho garantiza el dominio de la palabra por el licenciado. Un auténtico despropósito, porque lo primero que tienes que enseñar a un aprendiz es a utilizar su instrumento de trabajo, y de Periodismo se puede salir con buena nota y sin puta idea. En fin.

Cuando se habla de NFL resulta complicado escribir con corrección. Es complicado porque es imposible evitar los extranjerismos y neologismos y fijar criterios para administrarlos. La traducción tampoco funciona, porque los términos no están consolidados en español para estos usos. Me parece inevitable hablar de quarterbacks, sacks, tight ends, safeties, field goals, etc. Siempre en cursiva, porque son extranjerismos crudos. Sé que hay alternativas en español, pero no me gustan nada. Mariscales de campo, capturas, alas cerradas, profundos o goles de campo, respectivamente, me parecen términos extraños, artificiales y artificiosos. Gol de campo es un calco semántico bastante absurdo. También soy consciente de que en ocasiones utilizamos préstamos léxicos de dudosa validez en español como intercepción, que aunque no viene en el Diccionario de la lengua española (que, dicho sea de paso, no recoge todas las palabras existentes en español), sí se recoge en el Panhispánico de dudas. Es el duro peaje que tenemos que pagar por hablar de una disciplina extraña en España (es broma). En cualquier caso, se hace lo que se puede.

Después está el tema del nombre de los equipos. ¿Cómo debemos nominarlos? ¿Debemos adaptar sus nombres al español?

Veamos qué hace la prensa española con los equipos extranjeros futboleros, el caso más frecuente. Cuestión delicada. Porque a algunos les molesta que les cambien su nombre. Como a la S.D. Huesca. El F.C. Barcelona se refirió a él por el topónimo catalán de su ciudad, Osca, y esta fue la respuesta del club oscense:

COMUNICADO DE LA SD HUESCA

Carta remitida al Presidente del FC Barcelona y al Presidente de la LFP

La diversidad lingüística, cultural y geográfica enriquece un país. Compartimos el deseo por fomentarlos, conservarlos y difundirlos.

Sin embargo, consideramos que, como en todos los aspectos, llevados a un extremo, pueden incurrir, en ocasiones, en situaciones un tanto injustas, si me permiten el término y poco acordes al contexto real.

La SD Huesca ha cumplido recientemente cien años de historia, cien años vistiendo unos colores y portando un nombre como insignia, como identidad, como esencia al fin y al cabo.

Es por ello que ya hemos manifestado en alguna ocasión el deseo porque se respete nuestro nombre tal cual es.

Nuestra postura es totalmente favorable a la diversidad lingüística, es por ello, que cuidamos con detalle y especial atención la terminología a utilizar, para que esta sea siempre la adecuada.

Por lo que Girona Futbol Club, Centre D´Esports Sabadell o Gimnàstic de Tarragona, no imaginamos contemplarlos en castellano, aunque sea esta la lengua en la que nosotros nos expresamos y desconozcamos, desafortunadamente, el idioma catalán.

Soñemos por un momento con la posibilidad de que el Newcastle visitara nuestros estadios, lo anunciaríamos como el "Nuevo Castillo"? ¿Les parecería adecuada la medida al equipo inglés? o podrían llegar a pensar, que en un afán por proteger la diversidad lingüística, estamos incurriendo precisamente en lo contrario, en perjudicarla.

Como bien prodigan los acuerdos de juego limpio, debemos fomentar el respeto en el ámbito deportivo, principio que en la SD HUESCA tenemos muy presente, prueba de ello sirva el siguiente ejemplo;

En el último partido disputado en el estadio El Alcoraz frente al FC Barcelona B, el equipo visitante acudió con la equipación azulgrana y la negra, a sabiendas que la del equipo local era igualmente azulgrana. El árbitro a punto estuvo de suspender el partido.

La afición comenzaba a exaltarse y el Consejo de Administración oscense adoptó una postura conciliadora, cediendo, promulgando la colaboración, deportividad y recalcando que el juego debe estar por encima de pequeñas controversias o "malosentendidos". Así que explicó lo acontecido a su afición, prensa y público en general y vistió a su plantilla con la segunda equipación, toda de blanco, aun jugando como local.

A la LFP pertenecemos todos, y todos con nuestros nombres, el estandarte que al fin y al cabo portan nuestros jugadores. Por ello, solicitamos se respete dicha inscripción y se mantenga nuestro nombre, SD HUESCA, en todos los actos y comunicados que se lleven a cabo por parte de cualquier Club perteneciente a la LFP.

No existe ningún equipo en la Liga de Fútbol Profesional español que se denomine SD Osca.

El club tiene su punto de razón, no cabe duda. Sociedad Deportiva Huesca es un nombre propio, una denominación social, que no debe traducirse. Sin embargo, también es verdad que cuando el nombre de una entidad deportiva incluye el de su ciudad, solemos usar el topónimo español, por lo que mutatis mutandis el Barça estaría disculpado por usar el catalán.

El ejemplo al que alude el Huesca en su comunicado, de Nuevo Castillo por Newcastle, no es válido, puesto que en español no se usa ese nombre para referirnos a la ciudad de Newcastle. Sin embargo, cuando el nombre del equipo sí incluye topónimos con traducción española y uso generalizado, sí los usamos. Nadie habla del Porto, todos nos referimos a ese equipo como el Oporto. Todos nos referimos al equipo revelación de esta edición de la Liga de Campeones como el Basilea en vez de Basel, como se llama realmente. Igual que hablamos del Bayern de Munich (no München), Olympique de Marsella (no de Marseille), del Olympique de Lyon (no Lyonnais), del Brujas (no Brugge), del Copenhague (no København) o del CSKA de Moscú (no ЦСКА Москва). Traducimos siempre el nombre de la ciudad y respetamos el resto de la denominación. Bueno, no siempre, porque si os hablo del Crvena Zvezda igual no sabéis a qué equipo me refiero y si digo Estrella Roja sí.

Que tampoco es para cabrearse mucho. Eso sí, el equipo está en su perfecto derecho de pedir que se respete su nombre oficial y de que eso se cumpla. Faltaría más.

¿Y en la NFL? ¿Qué hacemos? ¿Traducimos ciudades (cuando exista traducción) y respetamos apodos? ¿Traducimos todo? ¿Nada? Yo soy partidario de no traducir nada y respetar la denominación original, íntegra, aunque admito que me surgen dudas con frecuencia. En particular, con los equipos con nombre de ciudad con correspondencia de uso común en español. Por ejemplo, Nueva Orleáns. Procuro alternar mis referencias a los equipos entre la ciudad y el apodo. Si en una frase hablo de los Packers, en la siguiente escribo Green Bay. Si primero digo Baltimore, luego digo Ravens. Pero cuando llega el turno de hablar de los Saints, ¿luego qué digo? ¿New Orleans o Nueva Orleáns? Uf, me cuesta. Lo mismo con los Colts (¿Indianápolis o Indianapolis?). En otros casos, descarto el español porque me suena demasiado forzado: los Eagles siempre serán Philadelphia y no Filadelfia (aunque la RAE me dice lo contrario) y los Patriots de New England en vez de Nueva Inglaterra. A Jets y Giants nunca los denomino New York o Nueva York a secas. Por dos motivos. El primero, que es un término equívoco, puesto que designa a dos equipos. El segundo, que ninguno de los dos es de Nueva York.

Complicada cuestión que genera a este autor unos cuantos quebraderos de cabeza. Bueno, no tanto, pero me da que pensar.

La alternativa de la traducción de ciudad y apodo me parece ridícula, sinceramente. Sí, sucede con el Estrella Roja, pero poco más. Hablar de los Potros de Indianápolis, de los Gigantes de Nueva York, de los Halcones Marinos de Seattle, de las Panteras de Carolina o de los Santos de Nueva Orleáns me resulta cómico. Poco serio. De coña marinera.

Capítulo aparte para los equipos de Oakland y Cleveland. No sé cuál de los dos es peor. A los Raiders se les denomina en algunos medios latinoamericanos como los Malosos. ¿¿Malosos?? Raiders, como correctamente señala la entrada de la Wikipedia en español dedicada al equipo de Oakland, significa "saqueadores, asaltantes o atracadores". Un raider, efectivamente, suele ser maloso, es una cualidad frecuente del raider, pero raider no significa maloso. Precisión, por favor. Si traducimos, que por lo menos la traducción sea adecuada. No transformemos una denominación intimidante en irrisoria.

Probablemente no tan ridícula, pero sí más imprecisa, es la nominación usada para la franquicia de Cleveland. Los Browns son para algunos hispanohablantes los Cafés. A ver. Brown significa "marrón". El café, si le echamos un poco de leche, es marrón. Incluso es verdad, como nuestra amiga la RAE nos indica en su Diccionario de la lengua española, que en Chile, Ecuador, México y Uruguay, café se usa para denominar al color marrón. Sí, color café. Pero los Cleveland no se llaman Browns por el color marrón. Ese Browns se refiere al apellido de su ilustre fundador y head coach (lo siento, pero entrenador en jefe tampoco me convence), Paul Brown. Los apellidos no se traducen. Cleveland Browns, en español, es Cleveland Browns. Cafés, un lírico y cariñoso apodo, pero nada fiel al original.

A la NFL todavía no ha llegado la idea de las noches latinas de la NBA. Básicamente, una oda al spanglish. Esencialmente consiste en añadir el artículo determinado antes del nombre del equipo en el uniforme de juego. "Los Bulls", "los Mavs", "los Suns". No traducen el apodo, se limitan a añadir el artículo. Una gilipollez. En algún caso, como el de los Knicks, traducen el topónimo.


Pero la palma se la lleva Miami. Los Miami Heat. Si omitimos el topónimo, los Heat. No, para la NBA son el Heat. ¡Venga, hombre! ¿Cómo que el Heat? Sí, es verdad, heat significa calor y lo correcto es usar el artículo determinado que regiría en su traducción española (el), pero en este caso particular el Heat suena estúpido. LeBron se ha quedado pasmado leyendo este párrafo.


Esto es todo por hoy. Como veis, la actualidad de la NFL me despierta un interés inusitado.

viernes, 17 de febrero de 2012

Planes de offseason (y Lin)

A ver si inventamos una palabra en español para referirnos a la offseason, porque la traducción literal "no-temporada" o "fuera de temporada" no me convence. Cómo es la NFL, que tiene offseason, preseason, season y postseason. En español, como en inglés, tenemos los prefijos pre y post que nos ayudan a construir las palabras pretemporada y postemporada, pero para off me resulta más complicado. A e in son prefijos de negación ¿Atemporada? ¿Intemporada? Uf, dejémoslo en offseason.

En realidad la offseason no es más que vacaciones. Canciones sobre vacaciones hay muchas, pero ninguna mejor que Holidays in the Sun.



Bueno, que os cuento los planes de offseason, tanto de NFL como de este blog. En cuanto al blog, no habrá un cierre. Eso sí, la producción será mucho menor. Hablaré de lo que se me vaya ocurriendo y me parezca interesante, que (me temo) no será mucho y frecuentemente estará poco relacionado con la NFL. Es lo que hay. O mejor dicho, no hay. A mí es que los culebrones veraniegos (en este caso invernales y primaverales) relacionados con los fichajes no me interesan demasiado. Me aburren soberanamente. Me aburría el culebrón Favre y ya me aburre en culebrón Manning. En fin, que sin competición hay que hablar de otras movidas. A ver qué va saliendo. También anticipo que es probable que durante el mes de julio no se publique nada o casi nada. Tampoco creo que prepare previas detalladas de cada una de las divisiones durante el mes de agosto. Y, aunque aún queda bastante hasta que comience la nueva temporada y todo puede cambiar, es muy probable que los Plácidos domingos, jodidos lunes, sean objeto de "reforma estructural". Los recortes, que están de moda.

En cuanto a NFL, la fecha que más me interesa es el 1 de abril. Ese día, habrá expirado el contrato entre NFL y Reebok y entrará en vigor el nuevo acuerdo con Nike. Temblemos, porque Nike prometía cambios drásticos en la vestimenta. Como decía hace más de un año, espero que no sean muy significativos.

Dicho esto, supongo que a la mayoría os interesarán más otras fechas clave, que comento brevemente a continuación por orden cronológico.

20 de febrero. El próximo martes termina el plazo para que las franquicias apliquen el franchise tag a alguno de sus jugadores que termina contrato. Solo pueden aplicárselo a uno. En esencia, la operación consiste en renovar unilateralmente a un jugador que termina contrato por una temporada adicional. En el pasado no se solía usar esta posibilidad, puesto que salía caro. Había que pagar al jugador el 120% de su sueldo del año anterior o, si era superior, la media de los salarios de los cinco jugadores mejor pagados en su posición para esa temporada. A partir de esta temporada, con el nuevo colectivo, el sueldo aplicable será el que resulte de calcular el salario medio del jugador mejor pagado en la posición correspondiente durante las cinco temporadas anteriores. Saldrá más barato a las franquicias. La temporada pasada, 13 franquicias aplicaron el franchise tag. Fue récord. Esta temporada, se prevé que ese récord se bata. En pocos días lo comprobaremos.

22 a 28 de febrero. En esas fechas se celebrarán las pruebas físicas y de habilidad a los jugadores universitarios seleccionables en el próximo draft más destacados. Carreras de 40 yardas, salto vertical, pruebas específicas en función de la posición... Todo ello televisado por NFL Network y, posteriormente, convenientemente despiezado por los medios de comunicación.

13 de marzo. Se abre la veda de los fichajes. A este periodo se le suele denominar, usando la traducción literal, agencia libre, pero a mí no me convence. Los que están libres son los jugadores, no los agentes. Este día, quien no haya renovado por su equipo, podrá firmar por el que quiera.

26 a 28 de abril. El draft. En el Radio City Music Hall de Nueva York 254 jugadores verán como sus derechos son asignados a alguna de las 32 franquicias de la NFL. Un circo, en torno al cual se vierten toneladas de tinta (y cibertinta) y por el que muchos sienten pasión. El evento central de la offseason.

Mayo-junio. Durante estos dos meses las franquicias organizarán pequeños eventos de entrenamiento y coordinación con sus jugadores. No son entrenamientos de pretemporada propiamente dichos, pero los jugadores empiezan a entrar en contacto con sus entrenadores y compañeros.

Finales de julio. Comienza la pretemporada. El training camp. Los entrenamientos de verdad. Agujetas, jugadores pasados de forma y auténticos ejércitos de jugadores que tratan de ganarse un contrato.

En agosto, entramos en pretemporada y en septiembre comienza la temporada, pero eso ya no es propiamente offseason. Un periodo, para mí, largo y tedioso.


Por ese motivo, los temas que se tratarán en este blog estarán frecuentemente contaminados (para algunos) o enriquecidos (para otros) con cuestiones ajenas al fútbol americano profesional. Precisamente hoy me apetece hablaros del tema Lin. The next big thing. El nuevo icono mediático norteamericano, surgido prácticamente de la nada. Como, en la medida de lo posible, quiero que los temas que se traten aquí tengan alguna relación (por lo menos mínima) con la NFL, aunque sea en términos comparativos, estableceré alguna conexión con el football. En este caso, con Tebow, caso con el que se compara a Lin.

Jeremy Lin. Alguno de los más reputados analistas de la NBA comenta que nunca jamás había visto algo parecido a esto. Me refiero, entre otros, a Bill Simmons, quien si bien puede resultar cargante y (algo) maleducado a algunos, creo que su conocimiento del baloncesto NBA está fuera de toda duda. Si os habéis leído el (recomendadísimo por mi parte) Book of basketball, no creo que os quepa duda.

En primer lugar, el contexto. Jeremy Lin. Hace un par de semanas, la temporada de los New York Knicks se encaminaba a su enésimo fracaso. El equipo marchaba 8-15, lejos de los puestos de playoffs, posición delicada en una temporada acortada como la presente. Además, sus mejores jugadores, Carmelo Anthony y Amar'e Stoudemire estaban lesionados. El desahucio era inminente. El despido de su entrenador, Mike D'Antoni, también. Seguramente con poca fe, y más bien obligado por las lesiones, el entrenador de los Knicks decidió dar la titularidad en el puesto de base-escolta a Jeremy Shu-How Lin. El éxito fue tan brutal como inesperado.

Lin es un pionero en muchos sentidos. Es el primer estadounidense de origen asiático que juega en la NBA. En la NBA han jugado varios asiáticos, el más notable Yao Ming, pero hasta ahora ningún chinorris de nacionalidad estadounidense había llegado ahí. También es un pionero por su procedencia universitaria. Viene de Harvard. Una universidad que cuenta con más alumni presidentes de los Estados Unidos que jugadores de la NBA. Lin es el tercer jugador procedente de esa prestigiosa universidad que pisa la NBA. El anterior lo había hecho en la temporada 1953-54. Tela. Y aunque su rendimiento es una sorpresa morrocotuda, a Lin se le veía venir. Sports Illustrated lo vio venir en febrero de 2010. Entonces se especulaba sobre su posible elección en el draft, que no llegó, pero por lo menos se veía en él potencial profesional. Un potencial que no vieron varios equipos que se deshicieron de Lin durante esta misma temporada, hasta que llegó a los Knicks.

En los Knicks, en cuanto le dieron la oportunidad, ha batido récords. Con él de titular, su equipo lo ha ganado todo. Y él tiene una cuota de responsabilidad muy alta. Fiel a su espíritu pionero, Lin es el primer jugador de la NBA en puntos anotados en sus cinco primeros partidos de titular como profesional desde 1960. Y han pasado unos cuantos desde entonces que no eran malos. Este espectacular vídeo resume sus inicios.


Hay que destacar que en su primer par de partidos podía sorprender, pero en los siguientes ya no. En el partido contra los Lakers, todo Estados Unidos andaba pendiente de él. No se hablaba de otra cosa. Aunque Kobe Bryant no se había enterado. El mito de los Lakers decía que no tenía ni puta idea de quién era el tal Lin. En el Madison, con el foco mediático apuntando directamente a su cara, Lin cascó 38 puntos a los Lakers, entre ellos muchos decisivos para llevarse el partido.

Kobe Bryant no era el único sorprendido. Lin era el primero. Básicamente, según él mismo reconocía, porque jamás en su vida había anotado 38 puntos.

Después de eso, en Toronto, nos dejó más momentos memorables. Ya, Calderas es de los peores bases defensores de la NBA, pero la idea de flotar a Lin no parece a priori tan mala, puesto que el punto débil del base de origen taiwanés es el tiro lejano. Y el bote con la izquierda. Calderón le deja hueco por la izquierda. Eso sí, cuando quedaba menos de dos segundos, debería estar más encima. Pero bueno.


Los New York Giants han ganado la competición más importante de los Estados Unidos hace escasamente dos semanas. El seguimiento de la NFL en Estados Unidos es muy superior al de la NBA. Pero hoy los Giants no son los reyes ni de su propia ciudad (o de la que toman el nombre). El rey es Lin.

Se compara el caso Lin al caso Tebow. Creo que la comparación no se sostiene. La única similitud es su impacto mediático. Puede que también compartan heterodoxia técnica, pero poco más. Sí, su llegada coincide con el inicio de una racha ganadora de su equipo, pero el papel de cada uno en esas rachas es bien diferente. Mucho. El rendimiento de Tebow fue mediocre. Siendo muy generosos. Aunque en los últimos drives de los partidos no solía fallar, su aportación global era pobre. El éxito de los Broncos se basaba fundamentalmente en la solidez defensiva, que permitía al equipo cuyo ataque apenas anotaba 7 o 10 puntos ganar un partido. Y la relación entre Tim Tebow y éxito defensivo no era de causalidad, sino de casualidad. Lo siento, pero no creo en las fuerzas místicas.

El rendimiento individual de Lin ha sido estelar. Récords de anotación y asistencias a mansalva. Acciones individuales brillantes y decisivas. No durante menos de un cuarto de partido, sino en partidos completos. De eso Tebow aún no puede presumir.

Además, Jeremy Lin, pese a su (relativamente) buen papel en el deporte universitario, está a años luz del rendimiento de Tebow en su etapa preprofesional. Tim Tebow obtuvo el Heisman Trophy, que premia al jugador universitario más destacado de la temporada universitaria. Era un ídolo en la universidad de Florida, y uno de los principales protagonistas de los éxitos de esa universidad, y en especial del campeonato nacional logrado en 2008. Antes de llegar a la NFL, ya era un ídolo de masas. Algo que estaba lejos de ser Lin, un casi completo desconocido.

Con todo, es cierto que tanto en el caso Tebow como en el de Lin, hay factores extradeportivos que han multiplicado su protagonismo mediático. En el caso de Tebow, la religión. En el caso de Lin, su tono de piel. No diré raza porque creo que las razas de seres humanos no existen. Las diferencias entre humanos tienen que ver con factores culturales, educativos y socioeconómicos, no con el color de la piel. Al menos esa es mi opinión. Pero es incuestionable que, en este caso, que Lin sea un chinorris yanqui ha potenciado tremendamente su fama. Sin embargo, sus números justifican el eco mediático.

Se habla también del recelo que suscitan ambos. Pero creo que es muy diferente. Tebow tiene detractores. Su constante y exagerado proselitismo religioso genera antipatías. Es innegable. Tiene haters. Puede que menos haters que lovers, pero muchos haters. De Lin se duda, pero no porque caiga mal, sino porque su pasado (o falta de pasado) genera recelos. Recelos que comparto, porque viéndolo jugar su técnica no es exquisita ni su físico privilegiado. Pero a nadie le cae mal. Bueno, quizá a Mayweather, pero es excepción. Cómo va a caer mal este chico, si es modélico. Estudioso, inteligente, humilde y sensato. También es religioso (también cristiano), pero sus declaraciones públicas parecen razonables, a años luz del predicador brasas de los Broncos. La de Lin es una historia increíble; mientras que Tebow no para de pedir que creamos.

En mí, Lin tiene el enésimo fan. Tebow, no.

* * *
Para terminar, no puedo dejar de manifestar mi apoyo a los guiñoles franceses. He pasado de la indiferencia al apoyo en estas semanas. Gracias por dejar en evidencia a los gilipollas que tanto abundan en este país, y que se indignan por las gilipolleces con más o menos gracia y más o menos ofensivas que se vierten en un programa que apenas supera el 3% de audiencia en Francia. Y que pese a apenas representar el 3% de la audiencia, algunos se toman como una afrenta de la sociedad francesa hacia la española. Qué bien retratados quedan. Tres por ciento de audiencia en Francia, respuesta masiva e institucional en España. Principales medios, el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, el Presidente del Gobierno, el Rey... Contra un programa satírico que apenas supera el 3% de audiencia. Qué país. Vergüenza ajena.

viernes, 10 de febrero de 2012

Sobre la justicia de la competición

Cuando publicaba el último Plácido domingo, jodido lunes pensaba que a partir de ese momento mi producción en este blog iba a caer bruscamente. La temporada de NFL había terminado y mi interés por los eventos de offseason no es muy elevado. Además, carezco de los conocimientos necesarios para analizar el evento más importante, el draft, en condiciones (tanto antes como después de que se celebre). Lo advierto ya porque alguien me preguntaba por ello: para poder hablar del draft es necesario un seguimiento y conocimiento del football universitario del que carezco. No solo hace falta seguir la temporada de college football, sino que luego hay que revisar vídeos de los jugadores elegibles y examinar los scouting combines (pruebas físicas y de habilidades individuales a las que se someten los principales jugadores que se presentan al próximo draft). Hay quien considera este mundillo de lo más interesante. Y tienen sus puntos. Es divertido examinar cuáles son las necesidades o carencias más importantes de cada franquicia y qué jugadores podrían cubrirlas. No es mi caso. No me motiva, así que aunque seguiré con cierto interés esos eventos y quizá escriba algo sobre ellos, no esperéis demasiado.

Sin embargo, la reciente actualidad deportiva española me ha animado a escribir de nuevo. No me puedo contener. Tengo que hablar de ello. De que este país tiene lo que se merece. O quizá se merezca algo incluso peor. Probablemente.

Otro tema de Stiff Little Fingers, que son muy buenos y están muy infravalorados. Nobody's hero. Ya sabéis, Don't wanna be nobody's hero, don't wanna be nobody's star, don't wanna be nobody's hero... Get up! Get out! Be what you are!



Uf, a ver por dónde empiezo. Que hay varios temas. Esencialmente dos. Poco footballeros, por cierto. Lo advierto. Ambos relacionados con la justicia de la competición. El primero, relativo a los que hacen trampas, los que vulneran las reglas del juego. Las que prohíben el consumo de determinadas sustancias. El caso Contador, vamos. El segundo, sobre otro tipo de doping, el financiero. Que también afecta a la justicia de la competición. A su propia esencia, porque sin competidores reales no hay competición.

Los dos temas tienen que ver con la idiosincrasia de la sociedad española. Como poco, curiosa. Curiosas las prioridades que nos mueven. Así en general, porque sé que a muchos no, entre los que me incluyo.

Comienzo con algunas reflexiones adicionales sobre el caso Contador. No me resisto, porque por si no tuviésemos suficiente con los medios, llegaron los políticos. Ya tardaban. Qué listos. Cómo saben que esto a la gente sí le importa. La corrupción no le importa tanto al votante. Que ni aparezcan por el Congreso, tampoco. Las promesas incumplidas, inocuas. Que se gasten el dinero en actividades innecesarias para el bien común o incluso ilícitas, tampoco. Al votante eso le da exactamente igual. Bueno, no exactamente igual, pero por esos motivos las masas no se movilizan. Solo los perroflautas. Por el deporte sí. Eso sí que nos importa. Parece mentira. En el deporte, o mejor dicho, en ver deporte nos va la vida. Si descienden a un equipo por impago, sale el pueblo a la calle. Las masas se manifiestan. Recordemos los casos de Celta y Valladolid. Acojonante. Ordenan el descenso de dos equipos porque es lo que las normas establecen y, ante las movilizaciones, el gobierno interviene para calmar los ánimos. Vergonzoso.

Dos políticos bastante relevantes se han cubierto de gloria con sus recientes declaraciones públicas sobre el caso Contador. El primero, Zapatero. Manda cojones que un tipo que lleva prácticamente sin abrir la boca desde que dejó el Gobierno rompa su silencio para esto. ¿¿Pero qué coño...??


Anda que te has lucido. De nuevo. Peor es lo de Cospedal. Cuyo currículum dice que es Abogada del Estado. Y dice que la resolución del TAS constituye "un disparate jurídico tremendo" (sic). ¿Por qué? Porque es sancionado "por no demostrar su inocencia". ¿¿Pero esta tía es Abogada del Estado?? ¿No sabe que en derecho administrativo sancionador pueden imponerse sanciones "aun a título de simple inobservancia"? Es decir, sin que sea necesaria culpa.

Es más, la ley antidopaje española, que Cospedal debería conocer, es aún más dura que el reglamento antidopaje de la UCI, el que se usó para castigar a Contador. Conforme a la ley española, la Ley Orgánica 7/2006, "Los deportistas se asegurarán de que ninguna sustancia prohibida se introduzca en su organismo, siendo responsables en cualquier caso cuando se produzca la detección de su presencia en el mismo". Conforme a la ley española se responde en todo caso. Deportista, asegúrate de que no entran sustancias prohibidas en tu organismo, porque si no responderás cuando te la detecten. Y punto final. El reglamento de la UCI es más generoso, porque permite al deportista evitar la sanción, una vez detectada la sustancia dopante. Conforme al reglamento de la UCI, si pruebas cómo llegó la sustancia a la sangre y que ahí no tuviste culpa, te libras de la sanción. La ley española, como bien sabrá la Abogada del Estado, no deja margen ni para eso. Pero la aplicación de una normativa más laxa es un disparate jurídico.

La sanción a Contador no es ningún disparate. Muy al contrario. Ahí se probó que había una sustancia prohibida en la sangre de Contador. Es decir, que no es "inocente" (término mal empleado en este contexto, por cierto, puesto que no estamos en un procedimiento penal). Es responsable. Y si hubiese demostrado, o ni siquiera, si hubiese probado una explicación más probable que cualquier otra sobre cómo llegó el clembuterol a su sangre .

Pero tranquilos, que el Ministro de Educación, Cultura y Deporte ya anuncia que reformará la norma. No tengo ni idea de qué coño cambiará. Porque la normativa española es, en estos momentos, de las más exigentes del mundo en materia de dopaje. Es una normativa que obtiene la máxima puntuación posible de la Agencia Mundial Antidopaje. ¿Entonces, qué hacemos? ¿Cuestionan el compromiso de España en la lucha contra el dopaje y relajamos los estándares? Bah, qué más da, el caso es mantener contentas a las masas.

Vergüenza ajena me provoca el pollo que se ha montado aquí por las burlas de un programa satírico. Los ahora famosos guiñoles de Canal+ Francia. He leído que los franceses nos atacan. Que sí, que sí.


¿¿Pero la gente es boba?? ¿¿Un puto programa de muñecos representa al estado francés?? Pues sí, nuestra sociedad llega a un grado de estupidez tal que es necesario aclarar este tipo de cuestiones. Si el diario más leído del país y la página web más visitada lo dicen, cuidado. Pues nada, por si alguien no se ha dado cuenta, el contenido de un programa satírico no representa el sentir de la sociedad francesa.

Voy a escribir un artículo sobre lo mal que me cayeron los franceses cuando estuve en París de vacaciones. Me inventaré unos cuantos chistes irreverentes y acusaciones falsas. A ver si los franceses convocan manifestaciones ante la embajada española.

Por cierto, otro dato que no sé si la gente tiene presente es que ninguno de los cuatro componentes del TAS para el caso Contador era francés. El presidente, Efrain Barak, era israelí. Los otros dos árbitros, Ulrich Haas y Quentin Byrne-Sutton, suizos. El asistente jurídico, Dennis Koolaard, neerlandés. ¡Los franceses, que nos tienen manía! Pues nada, todos a manifestarse a la embajada francesa a pedir el cierre de Canal+ Francia. Madre mía, qué ridículo. No me extraña que se rían de los españoles. Como para no.

Que los franceses nos tienen envidia. Hostias, la envidia. ¿Existe un argumento más estúpido para atacar al contrario que la envidia? Quizá, pero no se me ocurre. ¿De qué nos tienen envidia los franceses? ¿De nuestro salario mínimo? ¿De nuestra tasa de paro? Bah, eso son nimiedades, ¿verdad? Ay, la envidia. Vamos, no me jodas. Cuando alguien alega envidia del contrario, sospechad, porque probablemente no lleve la razón. Es el argumento de referencia de los aficionados del equipo-que-no-debe-ser-nombrado. No les digáis que ser de cualquier equipo de fútbol es gratis, que igual les revienta la cabeza. Sí, no son capaces de entender que ser de un equipo es tan fácil como decir "soy de tal equipo". No hace falta superar ninguna oposición, no hay requisitos de acceso. Si te gusta, simpatizas. Si no, te da asco. Sí, asco. Hay gente que confunde el asco con la envidia. Curioso.

Es acojonante. Por lo de los guiñoles sí se convocan manifestaciones y concentraciones de protesta. Sin embargo, cuando día a día se van revelando nuevos casos de corrupción, la movilización es nula. Eso sí, como nos toquen a nuestros deportistas, cuidado. ¡¡A las armas!! Soy español, a qué quieres que te gane, puede llegar a decir un absoluto inepto en la práctica de un deporte. Campeones son los deportistas que compiten, no lo eres tú. Que la nacionalidad que figura en tu pasaporte sea la misma no te convierte en campeón. Por mucho que Rafa Nadal lleve una muñequera con la bandera que te gusta.

Por cierto, ya que citábamos a Rafa Nadal. Un deportista intachable, ejemplar. Un ejemplo de esfuerzo, de competitividad y de deportividad. Que sabe ganar y sabe perder. No se le puede poner ni un solo pero a su actitud tanto dentro como fuera de la pista. Bueno, quizá. Si se confirma que utiliza una sociedad con domicilio en Guipúzcoa a la que imputa todos sus ingresos para ahorarse el pago de impuestos es para prohibirle el uso de la bandera de la gente a la que defrauda. Esto sí que es un escándalo. ¿47,37 millones de euros de beneficios y 11.000 euros de impuestos? ¡¡EL 0,023% DE SU RENTA!! ¿¿Pero esto qué es?? ¿Un multimillonario paga el 0,023% y el común de los mortales un tercio de su sueldo? Vamos, no me jodas. Mucha banderita de España en el uniforme, mucho anuncio publicitario y demás mierdas, pero después a los españoles contribuye con 11.000 euros. Indignante. Si esto es verdad, a la puta cárcel. Y si es legal, me parecerá inmoral (en cuyo caso que no vaya a la cárcel, pero que deje de lucir la banderita en su puta vida). Que no puede ser, coño. Ya está bien. Por esto nadie se moviliza. Si nuestros deportistas, los que tienen el DNI con la misma banderita que nosotros, fijan su residencia en un paraíso fiscal, a nadie le importa. ¡Bien hecho, hombre, que se ahorren impuestos! Y una mierda. A todos esos, que les den bien por el culo. Joder.

No deja de ser curioso que los que se proclaman más patriotas sean también los que más defienden no pagar impuestos. Curiosa manera de aportar a la patria que tanto dicen querer. A mí me sucede al revés, fíjate.

Así nos va.

Cómo se esfuerza el pueblo español en el deporte. En él centra todos sus esfuerzos. Cuánta grandeza. Qué orgullo. ¿Orgullo? Vergüenza me da a mí que las dos entidades deportivas más ricas del mundo sean españolas. Hoy se publicaba el informe Football Money League de la consultora Deloitte. Lo podéis leer entero en este enlace. Como veréis, los dos tiranos del fútbol español lideran con significativa diferencia el ranking europeo de ingresos. El equipo-que-no-debe-ser-nombrado gana 112,5 millones de euros más que el tercer clasificado. Más de un 30% más. Si descendemos un poquito más en el ranking, las diferencias son abismales. Ojo, que consideran aquí todos los equipos europeos. Si nos centramos en la liga española, el contraste es muy superior. Una guerra entre el ejército de los Estados Unidos y el del Vaticano. Bueno, quizá más diferencia. Una vergüenza.

Sí, vergüenza. Podréis decirme que no, que son un ejemplo de gestión, porque generan más ingresos que nadie. Ya, pero de dónde vienen esos ingresos. Mayoritariamente (muy mayoritariamente) de bolsillos españoles. Para esto sí hay pasta. Más de 120 millones de euros en venta de entradas. Más de 180 millones de derechos de televisión. De televisiones que luego se arruinan, y se arruinan porque han pagado más dinero del que esos derechos valen. Y no valen tanto porque las televisiones no son capaces de recaudar el dinero por publicidad y por cuotas de abonados que esperaban obtener al pagar esas millonadas. Millonadas que no pagan a los demás equipos.

Esta imagen resume el informe que se publicaba hoy.

Deloitte Money Football League 2012

Los dos tiranos o, mejor dicho, los que pagan a esos tiranos y los demás equipos que se lo consienten, se han cargado la liga española y llevan camino de cargarse también la europea. Ese panorama en España no va a cambiar. El panorama en el que dos lo tienen todo y los demás no tienen nada. Porque si por lo menos unos fuesen muy ricos y los demás fuesen "clase media", bueno. Pero no es así. Todos los demás están arruinados. Cada día más entidades se declaran en concurso de acreedores. En bancarrota. Porque no tienen para pagar sus deudas. Y los dos tiranos, a todo trapo. Irónicamente, los que están en la ruina son "sociedades anónimas deportivas", entidades con ánimo de lucro, y los dos tiranos son "clubes deportivos", asociaciones sin ánimo de lucro. Que sí, que sí, como lo oís. Y por eso pagan menos impuestos que las sociedades anónimas deportivas. Espectacular.

La principal causa del desequilibrio competitivo en el fútbol español está más que clara: reside en el sistema de gestión de los derechos televisivos. En la práctica totalidad de los eventos deportivos mundiales, quien explota los derechos audiovisuales es el organizador, no los competidores. En el tenis, no es Nadal, Djokovic o Federer quien individualmente vende a las televisiones el derecho a emitir los partidos. Es el organizador. En la NFL, quien vende a las teles estadounidenses el derecho a retransmitir los partidos es la propia NFL, no son los Giants, los Patriots ni ningún otro equipo. Lo mismo sucede en fórmula 1, NBA, ACB e incluso en fútbol. Sí, quien vende los derechos del Mundial es la FIFA, no cada una de las selecciones. Quien vende los derechos de la Eurocopa es la UEFA. Y lo mismo sucede con la Champions League. No son los equipos participantes, sino el organizador, quien vende los derechos. Evidentemente, no todos los participantes deben cobrar lo mismo. Hay criterios de reparto. En función del éxito deportivo o de la audiencia conseguida, por ejemplo. Pero el reparto es razonable. Sin embargo, en la liga española el panorama es diferente. Aquí, por excepción, cada equipo debe buscarse la vida. De ahí las diferencias abismales. Ese es el origen del fin de la competición. Que se la han cargado.

Pero no va a cambiar. Y digo que no va a cambiar porque todo está tan viciado ya que es imposible. A ninguna de las partes implicadas le interesa:

  • Los dos tiranos no van a renunciar a sus privilegios porque les va de puta madre. Sin ese dinero, sus gestores y personal deportivo no podría cobrar los astronómicos sueldos que cobran. Imposible.
  • Los demás equipos no se van a rebelar porque les interesa llevarse bien con los dos tiranos. Los pocos conatos de rebelión fracasan por falta de apoyos. Si los pequeños se uniesen, la situación podría cambiar. Sin duda. Porque son mayoría. Pero los tiranos saben ofrecer favores a los humildes: si votas a favor de mi sistema, te doy una limosnilla. Si no te quedas sin ella. Y quedarte sin un milloncejo puede ser la diferencia entre la permanencia y el descenso. Cesiones de jugadores, "recomendaciones"... Los pequeños no tienen poder para levantarse. Porque miran por sus intereses a corto plazo, y descender puede ser mortal para la entidad. Su guerra no es contra los tiranos, sino contra los iguales. Pues no se meten.
  • Los medios no van a denunciar la situación. Ellos han contribuido a crearla y de ella se lucran (aunque el lucro no cubre el coste). Han contribuido a crearla porque la diferencia tan importante entre los tiranos españoles y sus rivales europeos se explica esencialmente por los "derechos de televisión" por la competición local. Vamos, porque Mediapro les paga una millonada que los operadores ingleses, alemanes e italianos no pagan. Supongo que conocéis la situación financiera de Mediapro. Merecida, sin duda. Ningún medio de masas denunciará nada. Carlos Martínez proclamará las excelencias de la liga española. La mejor del mundo. Claro, su sueldo depende de los abonos vendidos a Digital+ y, en particular a Canal+ Liga. Como para decir que el producto estrella es una mierda. Ninguna tele se quejará. Tampoco la prensa escrita. Son ellos los que dedican sus espacios, casi exclusivamente a los dos tiranos. Publicidad gratuita. Supongo que sabéis lo que cuesta la publicidad. Y que es esencial para la promoción del negocio. Pues eso, los "nuevos aficionados" solo reciben información sobre dos. Y acaban por interesarles solo dos. El resto no existe. Tan sencillo como eso.
  • Los patrocinadores no cambiarán de postura. Se pelearán por exhibir su publicidad en los dos tiranos, porque son los soportes con más visibilidad en los medios. A los demás equipos nadie les hace ni caso. No interesan. Hay más potenciales clientes. Y a los patrocinadores el interés de la competición como que se la suda. Mucho dinero para dos, nada para el resto. Lo mismo.
  • Los aficionados tampoco se rebelarán. Porque la cuota de mercado de los tiranos aumenta día a día. Ser de los que ganan es muy fácil. Así empieza la canción. Pero la coletilla de ser del Estudiantes nos parece mejor la cantamos pocos. Creo que lo comentaba hace un año. Durante los últimos años, cuando iba Riazor a ver al Dépor contra los tiranos (espero que pueda hacerlo la temporada que viene), era frecuente ver al padre con la bufanda o camiseta del Dépor y al hijo con la del rival. Pues eso.

Imposible. Nada va a cambiar. La liga española ha muerto.

Me diréis que esa generación de ingresos por entidades españolas redunda en el bien común. No. Ese dinero se destina, mayoritariamente, a pagar los sueldos de deportistas y gestores. Muchos extranjeros, casi todos titulares de estructuras fiscales que les permiten ahorrarse impuestos. Si es que los pagan en España, claro. Y para completar el círculo virtuoso, la famosa Ley Beckham. Por fortuna derogada, pero aún aplicable a los que en su momento se acogieron a ella. Y que hace que el tipo impositivo de Cristiano Ronaldo sea más bajo que el mío. Eso es justicia tributaria, sí señor.

Tampoco está de más recordar que esos equipos no pagan impuestos sobre sus ingresos, sino sobre sus beneficios. Y sus beneficios son escasos. De hecho, el Barça viene generando pérdidas durante las últimas temporadas. Los beneficios del innombrable también son escasos. Claro, si es que no les interesa. Prefieren repartirse todo el dinero generado, porque al ser "entidades sin ánimo de lucro" no pueden repartir beneficios a los socios, dividendos. Así que ni impuestos sobre beneficios.

Que conste que los aficionados de los dos tiranos no me dan ninguna envidia. En un deporte en el que el dinero sí compra las victorias (a diferencia de la NFL, ya llegaremos a ello), porque te permite tener a los futbolistas que te dé la gana, que cualquiera de los dos tiranos no gane un partidos contra cualquiera de los demás es una humillación. Un fiasco de proporciones bíblicas. Que el Barça pierda en Getafe o el innombrable en Valencia contra el Levante es de un ridículo épico. Como si Manny Pacquiao pierde un combate contra un tetrapléjico. Así de equitativos son los combates en la liga de las estrellas. Así de divertida es la vida del aficionado de esos equipos: si ganan, habrán cumplido con la obligación. No trámite, obligación. No ganar es un fracaso. Con todas las letras. Así que si ganan, pues cumplen. Sin más.

Envidia, ninguna. Envidia me da el sistema de la NFL. Eso sí que me da envidia.

Qué diferente es, por fortuna, el panorama en la NFL. El ejemplo de competición en el que deberían mirarse todas las demás. Lo normal es copiar el modelo exitoso. El europeo es ruinoso. El español, más ruinoso que ninguno. La NFL es una competición en la que ningún equipo paga más de lo que puede a sus jugadores, porque hay un tope salarial configurado como un porcentaje de los ingresos de la franquicia al que todos están sometidos. En el que todos los participantes compiten en igualdad de condiciones, y en el que los peor clasificados reciben ventajas (en forma de mejores elecciones en el draft). El resultado, campeones diferentes cada año, multitud de equipos luchando por el anillo, incertidumbre. Eso es una COMPETICIÓN, con todas las letras, y no en lo que se ha convertido el fútbol español y, a este paso, también el europeo. Porque sin competidores no hay competición. Y cuando solo compiten dos, la competición se convierte en una milonga. Un fraude.

La NFL, y el deporte profesional norteamericano en general, se asienta en varios principios que aseguran su viabilidad económica. El primero, el tope salarial. Un tope que hace que a diferencia del fútbol europeo, el dinero no pueda comprar las victorias. Si el tope es 80, da igual que tengas 150. En tu plantilla no puedes gastarte más. Y por eso las estrellas se dispersan entre los diferentes equipos. En el fútbol europeo, el dinero lo compra todo. Los dos tiranos tienen los jugadores que les da la gana. Eligen a los que quieren, tal cual. En Estados Unidos, no pueden. El tope salarial es un principio fácilmente importable.

Otras de las bases del deporte estadounidense no lo son. En Estados Unidos, los peores tienen derecho a elegir a los mejores jugadores que se incorporen a la liga gracias al draft, pero en Europa eso es imposible porque no existe una cantera universitaria equiparable y la competición no puede ser "cerrada" porque el derecho de competencia lo impide. Esas medidas han fomentado la paridad en la NFL (no en la NBA, sin embargo, donde los anillos están mucho menos repartidos). Pero como suele explicar Gonzálo Vázquez, la razón original del draft es económica: que las franquicias no se peleen alocadamente por los nuevos jugadores, encareciendo su coste.

La conjunción de los anteriores factores ha llevado a una NFL viable y sana económicamente. La competición existe y es justa.

Ahora comparemos para hacernos una idea del disparate que aquí vivimos. Recordemos que los dos tiranos, que obtienen sus ingresos esencialmente en España, recaudaron 479,5 y 450,7 millones de euros la pasada temporada. ¿Cuánto recaudó el que más de la NFL? Según los datos más recientes, del informe de Forbes de julio de 2011, 406 millones de dólares. En euros, según el tipo de cambio actual, de unos 300 millones de euros.

¿Es esto normal? La entidad que más gana del deporte estadounidense, gana 150 millones menos que el tirano que menos gana. El tirano gana un 50% más que los Cowboys. Supongo que no hace falta recordar la capacidad económica estadounidense en comparación con la española. Supongo que no hace falta comparar la audiencia televisiva de un partido de la NFL con la de uno en España. Pero aún así, Mediapro paga más. ¿Cómo puede suceder esto en un país que atraviesa la galopante crisis que sufre España? Pues eso. En Estados Unidos las televisiones hacen estudios serios de lo que valen los derechos de la NFL. Aquí, permitidme que lo dude. En la situación financiera de los que los pagaron está la prueba.

Pero bueno, ahí los medios no solo saben mejor cuánto deben pagar, sino que sus productos son infinitamente mejores. La prensa deportiva española está a años luz de la de ahí. En todos los sentidos.

Es obsceno que los dos tiranos del fútbol español generen ingresos muy superiores a los de la franquicia que más recauda de la NFL. Se ve que la sociedad española, significativamente menos numerosa y más pobre que la estadounidense, puede gastarse más dinero en fútbol que la estadounidense en football. Obsceno. Ridículo. Patético.

En Estados Unidos tienen la competición deportiva más saludable del mundo. Modélica. Una competición entre iguales, entidades viables y saneadas económicamente. Una competición que preserva la esencia del deporte: la incertidumbre. Sin incertidumbre, te cargas el deporte. El deporte es el único espectáculo en el que nadie conoce su desenlace. En los demás espectáculos (cine, teatro, concierto), su desarrollo y desenlace están escritos. En el deporte no. Bueno, en el fútbol español quizá. Es muy improbable que cualquiera de los dos tiranos no gane. Y no cambiará.

¿Injusticia en la competición? España es la referencia. Sin duda.

Joder, qué a gusto me he quedado.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Notas de fin de curso (y otros temas)

En primer lugar, quiero agradeceros a todos los comentarios de la última entrada. Comentaré los planes de offseason en el próximo artículo (planes que todavía no tengo muy claros), en el que también os contaré el calendario oficial de eventos hasta el mes de septiembre.

Un clásico de los Stones, Miss you, describe bien nuestros sentimientos hacia la NFL durante los próximos meses.



En este momento, terminado el curso, es momento de evaluar a cada uno de los treinta y dos equipos. Vamos a darles las notas. Unas notas basadas en el rendimiento final en función del potencial y las expectativas de cada equipo. Ahí van, uno a uno, ordenados en función de la clasificación final (en la que los Colts quedaron por delante de los Rams, aunque a efectos de draft los Colts eligen primero).


New York Giants: 10. Son los campeones. No contemplo otra nota para ellos, pese a las siete derrotas de la temporada regular.

New England Patriots: 9. A un par de jugadas del anillo. Primeros en la AFC, con futuro y margen de mejora.

San Francisco 49ers: 9. De la nada a (casi) todo en una temporada. Construyeron la defensa más dura y contundente de la NFL. Memorable victoria en ronda divisional (en el mejor partido de la temporada) y a poco más de un fumble de la Super Bowl.

Baltimore Ravens: 8. El eterno aspirante de la AFC. Sólida defensa, mediocre ataque. Lo de siempre. Por fin se llevaron su división barriendo a Pittsburgh, aunque aspiran a más.

Green Bay Packers: 6. El resultado de la postemporada es una gran decepción que la regular season no compensa. Se puede caer, pero no así. Durante todo el año, récords de ineptitud ofensiva y de eficiencia pasadora.

New Orleans Saints: 8. Probablemente el mejor equipo de la NFL. El mejor ataque y una defensa que comenzó apestando y terminó a nivel más o menos digno. Pero aquí no siempre gana el mejor. Cayeron con las botas puestas en un épico partido en San Francisco.

Houston Texans: 9. Excepcional temporada pese a la plaga de lesiones que se cebó con ellos. Primer campeonato de división y primera victoria en playoffs. También cayeron con todos los honores. Un equipo dominante en la línea de scrimmage, tanto en ataque como en defensa.

Denver Broncos: 8. El partido de wild card justifica la temporada. Gran defensa, dudoso ataque. Vuelve la ilusión a Mile High.

Pittsburgh Steelers: 7. En temporada regular solo se les atragantaron los Ravens. Llegaron a playoffs muy mermados, aunque deberían haber llegado más lejos en postemporada.

Detroit Lions: 8. De huevones a leones. Aunque deben dominar su ira y mejorar un poco en defensa. Divertida y controvertida temporada, pero un éxito en términos globales.

Atlanta Falcons: 5. Profundamente grises. Tocaron lo que les funcionó la temporada pasada y se les estropeó todo. Empeoraron en ataque y no mejoraron en defensa. Desilusionante.

Cincinnati Bengals: 8. Muy por encima de las expectativas. Sus jóvenes fichajes han sido un éxito. El futuro debería ser suyo, pero cuidado que también lo decíamos de Tampa tras la pasada temporada.

Tennessee Titans: 6. Buen balance, aunque en la división más floja de la NFL. Muy irregulares. Chris Johnson se tomó un año sabático. Poco más que aprobado.

Chicago Bears: 6. Hasta la lesión de Cutler parecían aspirar a todo. Pero se equivocaron con Hanie y la lesión de Forté los remató. De la ilusión a la desilusión.

San Diego Chargers: 4. Su peor temporada en bastante tiempo. Ahora no fallan solo los equipos especiales. También el ataque y la defensa. Su sprint final no valió para nada. Y Norv Turner sigue. Sigan desperdiciando su talento, sigan.

Oakland Raiders: 4. Enésimo borrón y cuenta nueva. Esta vez le tocó a Hue Jackson. La apuesta por Carson Palmer no funcionó. La clave era McFadden y desde que se lesionó el equipo se derrumbó. Pese a todo, se quedaron a una victoria en casa ante San Diego de acceder a playoffs.

New York Jets: 3. Su entrenador garantizaba la Super Bowl y no llegaron ni a playoffs. Mal juego y malos rollos. Sanchez sigue sin mejorar y ya hasta sus compañeros lo cuestionan. La defensa se resquebraja. Suspenso rotundo.

Philadelphia Eagles: 2. El dream team, los Heat de la NFL, la plantilla de las estrellas. Terminó estrellada. Empezaron a jugar demasiado tarde. No llegar ni a playoffs es un fiasco de proporciones bíblicas con esa plantilla. Pero mucho ojo con ellos el año que viene.

Dallas Cowboys: 4. Enésimo fracaso del proyecto Jerry Jones. Su entrenador necesita un curso acelerado en icing the kicker. Su secundaria fue un lastre. Mucho nombre y poco hombre.

Arizona Cardinals: 6. Su mal inicio les dejó sin playoffs. Kolb no rindió como se esperaba. Pero terminaron con balance equilibrado y brindaron a su afición varias victorias memorables en la prórroga. Patrick Peterson es un espectáculo. Y como esto es un espectáculo, merecen aprobar.

Kansas City Chiefs: 5. A rachas. Sin sus mejores jugadores ofensivos y defensivos, casi remontan y obran el milagro. En la división más barata de la NFL, se quedaron a un field goal de pelear por su campeonato. Con Romeo Crenell mejoraron y les damos un aprobado raspado.

Seattle Seahawks: 5. Consiguen las mismas victorias que la temporada pasada, pero esta vez con siete no se gana la división. Su temporada fue digna. Marshawn Lynch activó su beast mode con más frecuencia que en años anteriores. Eso sí, necesitan un quarterback.

Buffalo Bills: 5. Empezaron como nunca y terminaron como siempre. Fred Jackson fue su mejor noticia. Fitzpatrick es muy listo, fue a Harvard: supo firmar su contrato en el momento adecuado.

Carolina Panthers: 7. Cam Newton ha cambiado la cara de la franquicia. Un equipo muy competitivo, pese a su balance. Y de los más divertidos de ver de la liga.

Miami Dolphins: 4. La plantilla daba claramente para mucho más. La primera mitad de temporada fue desastrosa. Su mejora llegó demasiado tarde.

Jacksonville Jaguars: 3. Tiraron la temporada antes de comenzar, cuando despidieron a David Garrard. Su juego de carrera y su defensa son buenos, pero el ataque aéreo es nulo. Así es imposible competir. También da pena ver su estadio (vacío). Un tres para los tristes tigres.

Washington Redskins: 4. Temporada de altibajos que termina con el fracaso al que nos tienen acostumbrados. Faltó continuidad en la posición de quarterback. Eso sí, barrieron al campeón. Pero no es consuelo.

Tampa Bay Buccaneers: 2. Tras un buen primer mes y medio (que les libra de una nota peor) se convirtieron en el peor equipo de la NFL. Parece que a algunos jóvenes les llegó el rookie wall con un año de retraso.

Cleveland Browns: 2. El buen juego de la temporada anterior se esfumó. Un año apestoso y deprimente. Classic city of Cleveland season.

Minnesota Vikings: 3. La apuesta McNabb fue un fiasco y Peterson termina gravemente lesionado. Jared Allen y algunos destellos de Christian Ponder, de lo poquísimo positivo.

Indianapolis Colts: 1. Vergonzosa temporada. Planificación, dirección y rendimiento pésimos. Un puto desastre.

St. Louis Rams: 2. Su complicado calendario inicial no ayudó, pero no es excusa para haber empeorado tanto de una temporada a otra. Hasta Bradford parece sembrar algunas dudas. Su alta calificación se debe a su victoria ante los Saints.

* * *

A partir de aquí ya no se habla de fútbol americano. Estáis avisados.

¿Os habéis leído el laudo del TAS en el caso Contador? Supongo que sí, porque todo dios habla de ello, y sin haberlo leído no puede criticarse la decisión. Pero mira que me extraña, porque son 98 páginas en inglés de una complejidad importante. Yo me lo he leído, aunque he tardado bastante, y dice lo siguiente:

Que había una sustancia prohibida en la sangre de Contador y que esa sustancia no estaba sometida a "umbral" (hay sustancias cuya presencia en sangre solo se prohíbe por encima de un determinado límite; en el caso del clembuterol basta con una presencia mínima). Esto no lo discute ni el propio Contador.

Que para reducir o eliminar la sanción derivada de presencia de sustancia prohibida en sangre, el deportista debe demostrar lo siguiente:

1.- Cómo llegó esa sustancia a su sangre.

2.- Que en la llegada de esa sustancia a su sangre no medió culpa o negligencia del deportista.

Esto no lo dice el laudo, lo digo yo: si te pillan con mierda, lo tienes jodido. Una vez probada la presencia de la sustancia prohibida por el acusador, la carga de prueba de la inocencia pasa al acusado. No se condena sin pruebas, porque se ha probado que en la sangre del acusado había mierda. El acusado, en consecuencia, tiene que hacer lo posible para que no llegue esa mierda. Eso es lo que las normas deportivas establecen (algo que todo deportista tiene la obligación de conocer), que el que tiene que vigilar e impedir que llegue la mierda es el deportista. Si llega la mierda, debe demostrar cómo llegó y que no fue por su culpa. Una regla que tiene su lógica, porque demostrar que un deportista tomó una sustancia intencionadamente para mejorar su rendimiento puede ser complicado. En general, meterse en las mentes de los humanos para probar sus intenciones es difícil. Ah, yo no sabía que me metían esto o que esto estaba prohibido, fue el médico del equipo. No, esas excusas no valen. Demuéstrame cómo llegó y que no fue culpa tuya.

En este caso, detectada la mierda, el acusado tiene que explicar en primer lugar cómo llegó esa sustancia. Y, por suerte para el acusado, no se le exige probarlo "más allá de la duda razonable" (estándar de prueba general), sino que basta con que pruebe que su explicación es la más probable de las posibles (un estándar de prueba más bajo que el general).

El acusado alega que la sustancia llega a su organismo como consecuencia de la ingestión de carne contaminada. Sobre la base de las pruebas que se presentan a los árbitros del TAS, estos concluyen que aunque es una explicación posible, es muy poco probable ("the probability of this occurring is very low"). Consideran que la probabilidad de este escenario es remota. Lo mismo consideran de la posibilidad de que fuese el resultado de una transfusión de sangre. Y consideran que el escenario más probable es el de ingestión de un suplemento alimenticio contaminado. Esa no es la explicación de Contador. Y lo que no se prueba es la ausencia de culpa del deportista.

En conclusión, una vez detectada la sustancia prohibida, y puesto que el acusado no logra probar que no tuvo culpa, se le sanciona. Porque es lo que dicen las normas, sencillamente.

Por cierto, recomiendo la lectura de este artículo de Juanma Trueba en As.com. En él dice lo siguiente: "el TAS dejó en segundo plano dos hechos de máxima relevancia. El primero, explicado en el punto 16 (aconsejo que se lea la sentencia completa, véanla en AS.COM), señala que en un control anterior a la presunta ingesta de carne ya se detectaban restos de clembuterol que, aunque mínimos, desmontarían la teoría del filete. En lugar de recalcar ese dato, el TAS prefirió centrarse, con voluntaria o involuntaria elegancia, en la ausencia de antecedentes de clembuterol en la carne española, a diferencia de lo que ocurre con China y México, países que se relacionan con los recientes casos de clenbuterol entre deportistas. El otro punto revela la existencia de restos plásticos en la sangre en proporción mucho mayor de la que se considera normal, lo que apoyaría la tesis más lúgubre de las planteadas: la de la autotransfusión".

El TAS no dice que Contador sea un tramposo o un sinvergüenza. Nada de eso. Simplemente, aplica las normas. No queda otra. Luego cada cual puede sacar la conclusión que le plazca sobre si el comportamiento de Contador es moralmente reprochable o no, pero esa es otra discusión. Solo se puede "atacar" la resolución del TAS si, examinadas las alegaciones y las pruebas disponibles, uno considera que la conclusión debería haber sido que la causa más probable era la ingestión de carne contaminada, y que ahí el ciclista no tuvo la más mínima culpa.

Leo diversas gilipolleces en los medios, que llegan a proclamar que este laudo vulnera los derechos humanos. El TAS pierde el juicio, dice en portada el diario más vendido de España. Las normas deportivas, contra los derechos humanos, dicen otros. Se habla de que se vulnera la presunción de inocencia. ¡Adónde vamos a llegar, que sin pruebas concluyentes se condena al sospechoso! Supongo que todos los que comentan eso desconocen una institución denominada "responsabilidad objetiva", un tipo de responsabilidad más severa con el responsable que la que se aplica a Contador (que tuvo la posibilidad de haber probado su inoncencia, algo que no habría sucedido si la responsabilidad se hubiese configurado como objetiva). La responsabilidad objetiva se da en otros ámbitos del derecho sancionador. Es algo bastante extendido, y cada vez más, en el ámbito de la responsabilidad civil: la culpa o negligencia es irrelevante a la hora de imputar responsabilidad al sujeto. Probada la conducta ilícita, resulta irrelevante la intención del sujeto (culpa o dolo). Ojo, que no estamos en el ámbito penal. Ahí sí que rige la presunción de inocencia. El matiz es importante. Contador no fue sometido a un proceso criminal, sino civil. No es una "responsabilidad pública" (penal) sino "privada" (civil). Pero da igual, que el populismo no atiende a razones.

Las discusiones sobre si el clembuterol mejora o no el rendimiento o sobre si Contador quería conscientemente doparse (nótese que estaba dopado, eso no se puede discutir) son irrelevantes. El clembuterol forma parte del listado de sustancias prohibidas. Y punto. ¿Que no debería estar ahí, o que debería establecerse un umbral por debajo del cual su presencia en el organismo no sea sancionable? ¿Que debe probarse la culpa del deportista, en vez de presumirse, una vez se detecta la sustancia prohibida? Bueno, eso puede discutirse para modificar la norma en el futuro, pero no es lo que dice en el presente. Y los jueces tienen que aplicar las normas presentes, no modificarlas para llegar a una solución que consideren más equitativa.

De las interpretaciones patrioteras y conspiranoicas podéis imaginar qué opino.

En fin, que una pena.

lunes, 6 de febrero de 2012

Plácido domingo, jodido lunes: Super Bowl

Se acabó. Los New York Giants son los campeones. Hablemos de eso, ¿no?


Siempre comienzo con música. Suelo configurar el reproductor de YouTube de modo que el vídeo queda oculto. Porque lo importante es la música. Pero esta vez no. Hablaré de ello. Me cuesta entender que los Giants sean campeones, aunque acepto y reconozco que son quienes más lo han merecido durante el último mes. Ahora bien, ni entiendo ni acepto las opiniones de los que consideran que el espectáculo del descanso de esta Super Bowl es el mejor de la historia. ¿Dónde coño estaban en 2009?


Lo más comentado

El partido. 21-17. Los Giants llevaron el partido a su terreno y lo ganaron. Su terreno es el de los partidos de tanteador relativamente bajo. Los partidos en los que el vencedor no necesita llegar a la treintena de puntos. Partidos en los que amasan la posesión y el quarterback rival contempla desde la banda cómo sus compañeros de la defensa tratan de parar al rival un down tras otro, poco a poco, lentamente. Classic New York Giants football. Fieles a sus señas de identidad. Un partido sin big plays. Sin errores. Con una pizca de suerte (fumbles recuperados y errores de recepción del rival). Y, sobre todo, un partido en el que el ataque comandado por Eli Manning consigue la posesión a falta de poco menos de cuatro minutos, a tiro de anotación para ponerse por delante. Es increíble. Ahí sí que no fallan.

Hasta el two-minute warning del segundo cuarto, el partido discurría tal y como había planeado Coughlin. Un poco amarrategui (eché en falta más riesgos contra la secundaria de los Patriots), pero seguro. Ortodoxo y efectivo. El front four de los Giants se las arreglaba para generar presión a Tom Brady sin recurrir al blitz. Cuando no llegaban al pasador, como en el safety por intentional grounding de la primera jugada ofensiva de New England, los gigantes (nunca mejor dicho) bloqueaban los intentos de pase de Brady. Gronkowski no estaba. Su ausencia se notó mucho durante todo el partido. La sombra de Gronkowski no es Gronkowski. Y la carrera tampoco funcionaba.

Mientras, el ataque de los Giants superaba claramente a la defensa de los Patriots, que bastante hacía con contener estragos mayores. Las carencias habituales de la defensa de New England se ponían de nuevo de manifiesto. Errores en la secundaria y fallos en placajes. Los Giants amasaban y amasaban la posesión, pero el partido llegaba a poco más de dos minutos para el descanso con 9-3 para los de Nueva Jersey. La diferencia en el marcador era muy inferior a la que veíamos en el campo.

Y entonces llegó el ataque de los Patriots. Los Patriots que esperábamos algunos. Solo apareció durante un par de drives, pero qué drives. De 92 y 79 yardas. Sin prisa (sin big plays), pero sin pausa (no huddle). El último del segundo cuarto y el primero del tercero. En esas dos posesiones, Tom Brady completó los 16 pases que lanzó (récord en una Super Bowl) y New England consiguió 14 puntos. La sombra de Gronkowski apareció tímidamente, Aaron Hernandez se convirtió en el objetivo favorito de Brady y Woodhead, saliendo desde el backfield, hacía mucho daño. De 9-3 a 9-17. El partido parecía a punto de romperse. Los Patriots parecían coger la velocidad de crucero que casi nadie puede seguir. Fue un espejismo.

A partir de ahí, vuelta a la tónica inicial. Los Giants movían el balón con soltura, aunque no eran capaces de rematar sus ataques con touchdown. Se tenían que conformar con anotar de tres en tres. Pero la clave estuvo en la defensa. Esa es para mí la clave del partido. Que salvo en los dos drives centrales, la defensa de los Giants paró a los Patriots. El front four, con un Justin Tuck excepcional, atosigaba a Brady. Cuatro bastaban. Los demás, a cubrir. No solo la secundaria, también los linebackers hicieron un excepcional trabajo de cobertura. La intercepción que consigue Chase Blackburn es espectacular.


Así llegamos al final. Donde mejor se mueve Eli Manning. El clutch quarterback. Y se acabó.

Ganó el equipo que impuso su estilo, el que defendió mejor, el que mejor atacó y el que menos errores cometió.

Los campeones. Antes de que comenzasen los playoffs comentaba que lo hecho hasta entonces no valía de casi nada. Vale solo para sobrevivir. A partir de entonces comienza una nueva competición en la que todos parten de cero. A partir de entonces se decide el campeón. No basta con ser el mejor desde septiembre a enero. Hay que ser el mejor en enero. Y cualquiera puede serlo.

Si la NFL se rigiese por las normas del fútbol americano universitario, los New York Giants no hubiesen disputado la Super Bowl. Probablemente el título se habría decidido en un partido entre Packers y Saints, los dos equipos que mejor impresión causaron en temporada regular (y da igual que Green Bay hubiese vencido a Nueva Orleáns, como dio igual que LSU hubiese vencido a Alabama). Pero afortunadamente la NFL se rige por otras reglas. La temporada regular es mucho más importante que en las demás Grandes Ligas, pero no tanto como en la universidad. Desde septiembre hasta principios de enero se decide qué doce equipos sobreviven. A partir de entonces, el campeón se determina en duelos a vida o muerte. Y ahí los Giants se mueven como nadie.


Perdonen por la escabrosa imagen anterior. Se corresponde con la imagen de los Giants en temporada regular. El equipo de Nueva Jersey es el primer campeón que no llega a 10 victorias de temporada regular desde que esta se disputa a 16 partidos. El registro de los Giants fue de 9-7. Un registro peor que el de los propios Giants de la temporada pasada, que con 10-6 se quedaron fuera de los playoffs. Un registro similar al de los mediocres Tennessee Titans, que se quedaron fuera de la postemporada. Solo los Denver Broncos lograron menos victorias que los Giants y siguieron vivos en enero. Poco importa que los Giants hayan sido barridos por los Redskins, que los derrotaron dos veces, que cayeran en casa ante los Seahawks, o que fuesen humillados en Nueva Orleáns. Poco importa que los Giants sea el primer campeón que termina la temporada regular con más puntos recibidos que anotados. Todo eso da igual, y todos lo sabíamos. En enero, la justicia de su anillo es indiscutible.

Vencieron con comodidad a Atlanta. Vencieron con holgura en el estadio del equipo con mejor registro de la NFL. Vencieron, sufriendo, en el estadio del segundo mejor de la NFC. Y vencieron, como ellos. Ninguna de las victorias se puede discutir. Por supuesto que tuvieron suerte en algunos momentos. Como todos los campeones. ¿El mejor equipo de la NFL? No lo creo, sinceramente. Como tampoco creo que lo fuesen en la 2007-2008. ¿El mejor en playoffs? Sin duda.


Defense wins championships. Guarden sus mensajes apocalípticos. The end is not nigh. Esta Super Bowl confirma la vigencia de ese refrán tantas veces repetido. Veintiún puntos son suficientes para ganar el gran partido. El anillo es para el único que no ha permitido a su rival superar los 20 puntos en ninguno de los partidos de playoffs. Dejaron a los Falcons en 2 puntos (no permitidos por su defensa, por cierto), a los Packers en 20 y a los 49ers y a los Patriots en 17. Los flashes son para Manning, Cruz y compañía, aunque la clave ha estado en la defensa. Esa ha sido la principal diferencia entre los Giants que pierden siete partidos en regular season y ninguno en playoffs; entre los Giants y los demás equipos.

Un equipo chapado a la antigua es el actual campeón, así que, por favor, dejen de dar la brasa con que las normas actuales de la liga han acabado con las defensas. Que no. Y tampoco es porque se arbitre de modo diferente en playoffs que en temporada regular. Milongas. No dudo que la permisividad arbitral sea mayor en enero que en noviembre. De acuerdo. Pero eso no cambia sustancialmente el resultado. Diferentes caminos pueden llevar a la victoria. La defensa es uno de ellos. Y este año ha vuelto a ser fundamental.

Todo sigue igual

Maldición implacable. Si es que el ganador estaba cantado. Cómo pude olvidarme de comentar esto. La portada de Sports Illustrated la semana pasada fue la siguiente:


Y la semana anterior, esta:


El gafe de esa portada es implacable. Nunca falla.

Déjà Blue. Los paralelismos son evidentes. Ha sucedido casi lo mismo que en 2008 y que en la pasada temporada regular. Los Giants han vencido a los Patriots. Los Patriots eran favoritos (esta vez ligeramente, pero para las casas de apuestas lo eran). La defensa de los Giants frena al ataque de los Patriots. New England llega con poca ventaja al final del partido. Los Patriots no aprovechan sus oportunidades. Y los Giants no fallan. Tras una recepción espectacular e inverosímil, los Giants anotan y se ponen por delante. A los Patriots solo les queda la heroica, un milagro. Un milagro que en algún momento parece posible. En 2008 un pase a Moss, en 2012 el hail Mary. Pero el milagro no llega. Los Giants son campeones.

Quien duda vuelve a perder. Si vuestro equipo llega a la Super Bowl y cuenta con un jugador clave lesionado, pero cuya participación en el partido es dudosa, estáis perdidos. Mejor que digan desde el primer día que no juega. Y que no juega. Para los Colts fue Dwight Freeney, para los Steelers fue Maurkice Pouncey y para los Patriots fue Rob Gronkowski. Las dos semanas previas al partido discutiendo y elucubrando sobre su participación. Y, al final, jueguen (de aquella manera) o no, su equipo pierde. Otro gafe más para la lista.

Todo cambia

Eli Manning. El pasado verano, NFL Network publicaba la clasificación de los cien mejores jugadores actuales de la NFL. La clasificación se basaba en la opinión de los propios jugadores. Como no podía ser de otro modo, abundaban los quarterbacks.



Doce quarterbacks figuraron en el top 100. En el vídeo anterior no habréis visto ni una imagen de Eli Manning. No estaba en el top 100. Sí estaban Donovan McNabb, Joe Flacco, Josh Freeman o Matt Ryan. Entonces, yo probablemente tampoco le habría incluido entre los cien primeros, para qué negarlo.

Ahora mismo no solo tengo la absoluta certeza de que Eli Manning figuraría en ese top 100, sino que algunos hablan de su posible inclusión en el Hall of Fame. De la nada al todo en cinco meses. Así de rápido cambian las cosas en la NFL.

Su actuación en el gran partido fue impecable. Completó el 75% de sus pases. No cometió ningún error grave. Comenzó el partido completando sus nueve primeros pases. Récord en una Super Bowl. Y en los momentos más importantes completó los pases decisivos para que su equipo venciese. Por segunda vez, dirige un drive ganador en una Super Bowl. Por séptima vez esta temporada. Hechos.


Discutir ahora mismo a Eli Manning es tener ganas de discutir. Dejémonos de gilipolleces, de si Elite o no Elite, de si haber ganado un anillo más que su hermano lo convierte en mejor jugador y demás mandangas. Eli Manning ha completado un último mes de competición intachable. Ha sido el mejor quarterback de la NFL durante ese periodo. Indiscutible. Indiscutible. Ninguno responde tan bien como él en situaciones de presión. Cuando más importa. Dejémonos de filias y fobias y juzguemos lo que hemos visto desde el día de año nuevo hasta ayer. No se le puede objetar nada.

Y no es fácil. Nada fácil. 3:46, en la propia yarda 12, solo un tiempo muerto, 2 puntos abajo. Field goal or nothing. Pues touchdown.

En los debates sobre el sexo de los ángeles no entro. Solo puedo juzgar lo que veo, y lo que he visto está más que claro.

¡La AFC gana el sorteo! Tras catorce Super Bowls consecutivas en las que la moneda caía del lado que predecía el equipo de la NFC, este año el sorteo lo ganó el de la AFC. La probabilidad de que el cara o cruz salga del lado de la NFC durante catorce ocasiones consecutivas es de 0,5 elevado a 14. Es decir, de un 0,0061%. El detalle más interesante del partido, sin duda. Después de esto, nada tiene sentido.

Lo mejor

Tom Coughlin. El gran vencedor de estos playoffs. El viejo cascarrabias de 65 años (aunque aparenta más). Su fama de mejor estratega en postemporada ha quedado de nuevo confirmada. Coughlin ha sabido llevar todos los partidos a su terreno. Ha preparado cada partido a conciencia y ha establecido en cada uno de ellos el plan perfecto para llevarse la victoria. No le ha hecho falta descubrir la rueda. Un game plan conservador, en el que no se corre en 2.ª y 1, en el que uno no se la juega en 4.º down, y en el que las jugadas de engaño brillan por su ausencia. Eso en ataque. En defensa, mono de trabajo. Cuatro presionan y el resto cubre. El abecé. Demasiado conservador para mi gusto, pero de una efectividad incuestionable, porque este es el resultado:


Manning-ham. Collinsworth nos contaba que Manningham tiene problemas para correr correctamente las corner o fade routes. Rutas en las que el receptor corre cerca de la banda y se abre aún más para recibir al límite de la línea de fuera de banda. Nos explicaban con una animación que Manningham corría demasiado cerca de la banda, sin sitio para abrirse, lo que dejaba al quarterback sin opción. El pase iba a irse fuera de banda, lo contrario era físicamente imposible. En general, a Manningham le costaba recibir cerca de la línea de banda.

Pero en el momento más importante del partido, y cuando la defensa de los Patriots empujaba a los Giants cerca de la propia goal line, Eli Manning volvió a confiar en Manningham. El receptor estaba de nuevo cerca de la banda. No era una corner route, pero Manningham volvía a estar pegado a la banda. Y tenía al cornerback encima (algo por detrás) y al safety por delante. El pase era tan complicado como arriesgado, y la recepción tres cuartos de lo mismo. Con el safety viniendo de cara, el riesgo de intercepción es alto. Con dos defensores encima, la probabilidad de completar la recepción es baja. El jugador está pegado a la banda, tiene que conseguir la posesión, pisar con ambos pies dentro del campo y no perder el balón mientras cae empujado por los defensores. Pero todo funcionó en la jugada más importante del partido. El pase es de una precisión milimétrica, y la recepción inmaculada.


Esta jugada se compara a la recepción de David Tyree en 2008, pero es muy diferente. No en cuanto a dificultad e importancia, pero sí en cuanto a intención. Lo de 2008 estuvo alimentado por ingentes dosis de potra. Era un improvisado averquésale, y salió el milagro. Esta jugada estaba planeada. La jugada de la temporada.

La defensa de los Giants (y no hablo solo de la defensa). Creo que la clave fue dejar a New England en 17. Y que los Patriots se queden en 17 puntos es el resultado de un esfuerzo colectivo del que no es responsable solo la defensa. También cuenta el ataque, que fue minando poco a poco, incesantemente, al rival. Laaaargas posesiones que impedían que Brady tocase el balón. Los Giants tuvieron el balón durante algo más de 37 minutos; los Patriots durante algo menos de 23. Eso ayuda a que no anoten.

También son responsables del éxito los equipos especiales. Steve Weatherford, el punter, ejecutó punts profundos y precisos que dejaban a los Patriots casi siempre en complicadas posiciones de campo. La cobertura del retorno también fue excelente. El safety con el que se inaugura el marcador, provocado por el pass rush y la cobertura perfecta, no habría llegado si la unidad de punt no arrincona a los Patriots tan cerca de su goal line. Hasta en tres ocasiones tuvo que comenzar New England dentro de su propia yarda 10. Esto ayuda mucho, claro.

Finalmente, la defensa. Cómo no. El primero, Justin Tuck. El jugador que sembró el terror en el backfield de New England. Desde el principio, forzando el safety por intentional grounding de Tom Brady, hasta el final, . En el front four también destacó la presencia de Jason Pierre-Paul. Sus estadísticas no reflejan la estupenda actuación del defensive end durante la primera mitad. No solo placando, sino también bloqueando pases. 23 años tiene la criatura. No esperaba que el front four pudiese generar tanta presión desde tan pronto. Fue fundamental. Gracias a ello, linebackers y secundaria pudieron dedicarse a sus tareas. Y cómo lo hicieron. Poco se halaga el trabajo de la secundaria de los de New Jersey. Es cierto que se ve favorecida por regalitos en forma de drop de cuando en vez, pero su trabajo de cobertura es excepcional. No permitió ni un solo big play.

La NBC sí que sabe. Empecé viendo el partido por Digital+, pero al primer parón cambié. Bendito Game Pass. Luego hablaremos de la realización internacional, que por suerte apenas sufrí. Unos minutos fueron suficientes para cambiar urgentemente de canal. Ahora es momento de comentar lo visto y escuchado en la NBC. Espectacular. Flipante. Pareceré exagerado, pero los que lo hayáis visto por ahí podéis confirmarlo. Y no solo lo digo yo. Una realización perfecta, con repeticiones en el momento adecuado, con animaciones y gráficos preparados al instante (tanto, que te hacían dudar si esto estaba amañado). Los comentarios, como siempre, certeros, precisos y puntuales. Es alucinante la capacidad de Collinsworth de analizar las claves de cada jugada al instante, y cómo coordina sus comentarios con las imagenes. Nada más terminar la jugada, tenemos la repetición de rigor, centrada en la clave que nos va a dar el comentarista. De nuevo, la NBC encontró el equilibrio entre divulgación y tec

Ah, y los anuncios. Es la primera vez que veo una Super Bowl por la señal televisiva estadounidense. Hasta ahora siempre la había visto por Digital+. Os puedo asegurar que solo por los anuncios merece totalmente la pena "cambiarse" al Game Pass. Los parones se hacen mucho más entretenidos. Mi anuncio favorito, este. Unas risas:


#SBesp. Durante el partido, el hashtag promovido por los de siempre (Sports made in USA, Football Speech, Fans NFL Spain y NFL Hispano) fue trending topic en España. Enhorabuena a los susodichos. Además, los diez trending topics de Twitter en España durante el partido tenían que ver con la Super Bowl. Todo un éxito. El fútbol americano, por lo menos anoche, interesaba.

Pero tampoco caigamos en la euforia. Estoy harto de ver trending topics que tienen que ver con la ACB o la Euroliga de baloncesto. Y luego las audiencias televisivas de esos eventos son paupérrimas. Nos importan a cuatro gatos. Si nos guiamos por los trending topics, el mundo está formado mayoritariamente por preadolescentes locazas que adoran a ídolos de la canción. Y por suerte el mundo tampoco es así. No pretendo ser aguafiestas, sino realista. Pero hay que aplaudir estas iniciativas, que poco a poco incrementan la notoriedad del fútbol americano en España. Y es bueno que lo bueno se difunda.

Lo regulero

Ahmad Bradshaw. ¿Estamos ante el touchdown ganador de una Super Bowl más triste de la historia? En 1998 sucedió algo parecido: Broncos y Packers estaban empatados a 24 puntos a falta de 1:45. Denver tenía el balón en la 1 de Green Bay. Entonces, Mike Holmgren decidió permitir que los Broncos anotasen. Decisión polémica, porque Denver estaba en 2.ª y goal y a Green Bay le quedaban dos tiempos muertos. Holmgren admitió después que creía que no era 2.ª y goal sino 1.ª y goal. Pero Terrell Davis entró como una moto en la end zone:


Lo de Bradshaw fue diferente. Tenía la consigna clara de no anotar. Debía pararse en la yarda 1 para chutar un field goal a falta de 19 segundos que dejaría el partido con 17-19 y a los Patriots sin tiempos muertos. Pero hace esta cosa rara:


Sabe que tiene que pararse, pero no se para. Personalmente, creo que la tentación era tan grande que no se pudo resistir. Que no venga con milongas de la inercia o los árbitros. Se vio ahí y dijo... ¡Ufff!

El error de Bradshaw no tuvo finalmente consecuencias. Y puede debatirse qué es mejor, dejar a los Patriots 1 minuto y 1 tiempo muerto para conseguir un touchdown o 19 segundos sin tiempos muertos para un field goal. Seguramente la última es la mejor opción. De lo que no cabe duda es de que estamos, seguramente, ante el touchdown victorioso más triste jamás anotado en una Super Bowl.

Tom Brady. Dos drives brillantes, de los mejores de la historia de la Super Bowl, fueron insuficientes. Brady batió el récord de pases completados consecutivos en una Super Bowl. Lo tenía un tal Joe Montana con 13. Brady consiguió 16. Entre el final del segundo cuarto y el principio del primero, Brady estuvo perfecto. Pero durante el resto del partido cometió varios errores importantes. El primero, el safety que concede por intentional grounding en la end zone. Un jugador de la veteranía de Brady (¡en esa situación!) debe ver venir la jugada, y debe tener las tablas suficientes para tirar una mandarina a una banda cerca de un receptor (remotamente). La intercepción que lanza a Chase Blackburn también debería haberla evitado. No deja de ser un buen punt, pero no estaba el partido para regalos. Es el típico error que Eli Manning habría cometido la temporada pasada. Pase precipitado bajo presión en busca del milagro. Mal. En resumen: regular, Tom, regular.

Lo peor

Wes Welker. Los partidos igualados se deciden en pequeños detalles. Hay quien resume el desenlace de este partido en dos jugadas: Welker fue incapaz de atrapar un pase más o menos asequible y Manningham consiguió completar una recepción complicadísima. Ahí pudo estar la diferencia. No era la recepción más sencilla. Eso no se discute. El pase podría haber sido mejor. Pero el balón era perfectamente atrapable. Y de un receptor que a lo largo de su carrera en New England ha hecho de la fiabilidad su mejor virtud, no te esperas esto. Una pena.


Al terminar el partido, Welker estaba destrozado. Asumió toda la responsabilidad. Dijo que es un pase que nunca deja caer. Que en el momento más importante, falló al equipo.

En estos momentos, expertos reconocidos en materia de fútbol americano como Gisele Bündchen critican (veladamente) a Welker. "My husband cannot fucking throw the ball and catch the ball at the same time. I can't believe they dropped the ball so many times". Que dice que su marido no puede pasar y recibir, joder. Que no se puede creer que se les haya caído el balón de las manos tantas veces. Ea.

La señal internacional. ¿Por qué la NFL hace esto? No lo puedo entender. No puedo entender que si durante toda la temporada, toda, la señal internacional y la estadounidense es la misma, en la Super Bowl sean diferentes. Hasta las finales de conferencia, siempre disfrutamos de la realización de Fox, CBS, ESPN, NBC o NFL Network. Los aficionados estadounidenses ven lo mismo que nosotros. En la Super Bowl no. No entiendo por qué. Porque, además, la realización internacional es bastante peor. Y los comentarios en inglés, también. Que ya está bien, coño. ¿Qué les cuesta? ¿Es que fuera de Estados Unidos no merecemos una realización que esté a la altura?

De los comentarios del Plus no puedo hablar, porque apenas seguí un par de drives por ahí. Leí en Twitter que estuvieron hablando de la Pro Bowl y del desarrollo del fútbol americano en la India. En la NBC no hablaron de eso.

Espectáculo enlatado. Ayer se confirmó que la NFL no quiere música en los descansos. No discuto que sea un espectáculo. Sí, lo es. Pero de música, poco. Creo que no hay nada más denigrante para un artista que un playback. Es un fraude. Con todas las letras. Intentan hacernos creer que está cantando alguien que no lo está haciendo.

Por varios motivos, y el primero el playback, el show de Madonna me pareció una mierda. No discuto que varios de los temas que sonaron sean clásicos del pop. Como tampoco dudo de que lo que escuchábamos eran sonidos enlatados, prefabricados y (para mí) tediosos. El artista del descanso no cobra ni un dólar de la NFL. La remuneración es en especie: publicidad. A cambio de ello, el artista debe montar un show digno. El playback es indigno. Si no sabes o no puedes cantar y bailar a la vez, no lo hagas. Para escuchar tu voz grabada, me pongo un CD. En fin. Que muy espectacular, dicen. Solo faltaba. Aunque a mí tanto disfraz y tanta mierda no me hacen mucha gracia.

Sin embargo, hoy se critica a una que no hizo playback. Se critica a una pava que se hace llamar M.I.A., que dedicó una amable peineta al espectador y dijo sobre algo que "I don't give a shit" (me importa una mierda).


Sinceramente, me parece una gilipollez a la que no habría que dar ninguna importancia. ¿Alguien tiene alguna duda de que lo que pretendía esta tía es que se hablase de ella?

Muchos consideran que el siguiente es uno de los peores espectáculos del descanso de una Super Bowl. Para gustos, los colores. Pero yo prefiero la música. Y esto es música.


(a España este show llegó con un desfase de varios segundos entre sonido e imagen; la mierda de siempre con la señal internacional)

Hasta septiembre. Nos quedamos sin NFL hasta el jueves 6 de septiembre. Siete meses exactos. Comienza la larga travesía del desierto. Hay quien disfruta de la offseason, algunos incluso más que de la propia temporada. Fichajes, movimientos en los despachos, draft... No es mi caso. NFL, te echaremos de menos.