martes, 2 de noviembre de 2010

El partido del año

Una estupenda tira de Mafalda dice lo siguiente:


La verdad es que no puede ser más cierto. Aplicando el cuento, voy a comentar hoy el partido del año. El partido que pude ver en directo. Para mí (casi) el más importante de la temporada. Hoy no habrá Plácido domingo, jodido lunes. Tampoco hablaré de la noticia que ha revolucionado la NFL, y que, después de aterrizado, me ha dejado aterrorizado (realmente no, pero era por hacer el juego de palabras): los Minnesota Vikings han despedido a Randy Moss. Tampoco comentaré otros partidos probablemente más grandes desde un punto de vista objetivo (como la torre) pero menos desde el subjetivo (mi dedo). Recién aterrizado de Londres, os comentaré cómo viví con un grupo de amigos un fin de semana cojonudo. Ya esperamos impacientes la ocasión del año que viene. Como comenta sabiamente una de ellos (pronto dos) vale la pena "quitarse de otras cosas" para poder ir a Londres a ver la NFL. Una perenne costumbre ya.

Qué Weekend nos pegamos.



Esta vez voy a escribir poco. Una(s) imagen(es) vale(n) más que mil palabras. Todas las fotos que veréis a continuación están sacadas de mi cámara o de la de uno de mis amigos. Las mejores no son mías. Por cierto, desde aquí le agradezco que se haya dado tanta prisa en pasarme algunas que le pedí, y espero que no se haya ganado ninguna bronca por llegar tarde a su cita.

Todo empezó el sábado por la mañana, cuando decidimos seguir el camino de la diversión.


Llegamos bien pronto a Londres, ciudad que sufría este fin de semana la invasión de dos fenómenos netamente estadounidenses. Uno de ellos era el de Halloween. La ciudad estaba plagada de referencias a esta fiesta de su antigua colonia.


El sábado había un evento en Trafalgar Square protagonizado por los 49ers, pero como ya comenté en la anterior entrada, no todo va a ser football, así que aprovechamos la oportunidad para ver un partido de fútbol inglés. Es algo que nunca había hecho y que siempre me había apetecido, así que aprovechamos la oportunidad para ir al impresionante nuevo estadio del Arsenal, al Emirates, a ver su partido contra el West Ham.


Aunque no es ni mucho menos tan impresionante como la llegada a Wembley, se nota que ambos estadios fueron diseñados por la misma mano. La experiencia de llegar a ese estadio también fue cojonuda. Vivir el ambiente de los aledaños, entrar en su tienda, y comprobar que por algo la Premier League es la mejor liga del mundo, desde luego a años luz del espectáculo tercermundista (en lo que a gestión se refiere) que podemos ver en España. Ellos sí saben sacar partido de todo lo que rodea al fútbol. Ahí el término "profesional" sí resulta apropiado para referirse a la gestión. También es cierto que los ingleses inventaron el fútbol, saben lo que hacen.


Llegamos con tiempo al Emirates, nos dimos una vueltecilla para sacar fotos y disfrutamos de un partido muy emocionante, aunque no pasará a la historia por lo que pasó en el campo. El Arsenal, que iba segundo de la Premier, ganó 1-0 al último, el West Ham United, con un gol a pocos minutos del final. El ambiente impresionante y la organización perfecta. Hasta la salida de las más de 60 000 personas que asistieron al partido estuvo bien estructurada. Temíamos volver en el metro como sardinas en lata, pero el circuito que tuvimos que recorrer hasta llegar a la estación y la frecuencia de los trenes nos permitió ir más tranquilos que durante casi cualquier otro momento del viaje (el metro de Londres es una puta mierda, pero en la salida del partido hay que reconocer que estuvo bien).


Después del fútbol, la cena, la copa de después, y a descansar, que al día siguiente esperaban emociones fuertes. Nos levantamos prontito y, como el evento que íbamos a ver lo requería, todos lucimos nuestras mejores galas.


Antes de partir hacia Wembley cogimos fuerzas con un buen English breakfast (joder, cuánto comimos estos tres días, hemos cogido reservas para dos semanas).


Fuimos pronto al metro. A las doce del mediodía entrábamos en la estación para comenzar el (relativamente) largo viaje a Wembley. Entonces empezamos a ver a decenas de aficionados con las camisetas de todos los equipos de la NFL. Quizá había más de los que ya habían pasado por Londres (Patriots y Dolphins, sobre todo) y de los que jugaban el partido, pero creo que vi camisetas de todas las franquicias. Sé que es una gilipollez, pero a mí eso me mola bastante. Después de tres cuartos de hora de metro, llegamos a la estación de Wembley Park. El cielo gris y la lluvia deslucían un poco la vista desde la salida de la estación, pero no dejaba de ser impresionante (siento repetir tanto este adjetivo, pero es la verdad).


El camino al estadio (realmente a la Tailgate Party) fue un poco menos animado que el año pasado. Probablemente el hecho de que estuviese lloviendo afectó al colorido del paseo. Una pega menor.


Apuntaba antes que todos acudimos con nuestras mejores galas. Los escoceses (supongo, por el kilt) también. Así nos disponíamos a entrar en la Tailgate Party.


La Tailgate Party no estaba mal, tenía cosillas curiosas, y muchas actividades cuyo único inconveniente eran las largas colas que había que esperar. Los que hayan seguido mi consejo de comprar el merchandise en los stands situados alrededor del estadio se las habrán ahorrado.

Bueno, nadie quería perderse el partido. Ni la antigua Vicepresidenta del Gobierno, ahora que tiene tiempo libre del que disfrutar.


El exterior del estadio estaba decorado con imágenes de ambos equipos. Tanto de Broncos...


...como de 49ers.


Entramos muy pronto. Así estaba Wembley cuando casi nadie había entrado.


El pre-game show comenzó muy puntualmente a las 4.37, con la actuación de My Chemical Romance. No son mi grupo favorito, pero no estuvieron mal, la verdad.


Mientras la banda tocaba, sacaron banderitas de todos los equipos de la NFL; la NFC por un lado...


... la AFC por el otro.


Los himnos me gustaron menos que el año pasado. No hubo mosaico en los fondos, sino que las banderas salían de globos con los nombres de cada equipo. El himno estadounidense lo interpretó Michelle Williams. Ahí nos dimos cuenta de que había venido mucha gente de Estados Unidos. Por lo menos por nuestra zona, mucha gente lo cantó con la mano en el pecho.


El God Save The Queen lo interpretó Jeff Beck con su guitarra. Una puta mierda, la verdad. Con lo que mola escuchar a miles de ingleses cantarlo.


La presentación del equipo local también me pareció algo menos espectacular que la de la temporada pasada. No salieron fuegos artificiales de la cubierta del estadio, ni tampoco animaciones adaptadas al partido. Eso fue casi lo único bueno que nos ofreció Tampa Bay el año pasado.


Aunque el público estaba bastante dividido (mucha gente apoyaba a los Broncos, y buena parte de esa gente venía de los Estados Unidos) nadie dudaba en agitar la banderita de los 49ers que regalaban a cada aficionado.


Y entonces comenzó el partido. Con tanto espectáculo, casi no te acuerdas de que vienes a eso. Y eso que los seis que allí fuimos estábamos bastante nerviosos. Es curioso, porque ninguno de nosotros somos fans de Denver o de San Francisco.

La primera parte fue bastante decepcionante. Dominio casi absoluto de las defensas. 3-0 de ventaja para San Francisco (¡por fin vimos un field goal!). Lo mejor, este homenaje a la niña de El exorcista. Una lástima que no estuviese permitido, facemask que inmortalizó perfectamente mi colega con su cámara (a partir de aquí todas las fotos del partido, cojonudas, son suyas). Atención al giro de cabeza.


En el comienzo de la segunda parte, el partido parecía decantarse a favor de Denver. Un touchdown y un field goal daban ventaja a los Broncos. Aunque la ventaja era corta, la impresión que daba el ataque de San Francisco era de impotencia. Con un quarterback nuevo que no se atrevía a demasiado, todo el ataque giraba en torno a Frank Gore. Los Broncos lo sabían y lo mantenían relativamente a raya.

La jugada que cambió el partido fue una castaña a la desesperada de Troy Smith al comienzo del último cuarto. Los Broncos ganaban por 10-3 y parecían tener el partido controlado. San Francisco estaba en la 39 de los Broncos. Smith retrocede y cuando parece que va a conceder un sack lanza un pase muy profundo, a la desesperada, desde el centro del campo...


...el pase se dirigía a la end zone de Denver, pero no parecía la mejor idea. Era carne de intercepción. El tight end Delanie Walker lo esperaba en doble cobertura, entre los dos mejores jugadores de la secundaria de Denver, dos excelentes jugadores como Champ Bailey y Brian Dawkins. Milagrosamente, pasó esto y el partido dio un giro de 180 grados (qué fotacas esta y la anterior, que nadie se olvide de que el que las sacó estaba en la grada).


Walker se quedó en la 1 de Denver, el propio Smith anotó un TD de carrera engañándonos a todos y entonces comenzó el festival de Troy y Crabtree. Dos touchdowns más, 14 arriba para San Francisco.

Los Broncos tuvieron un arreón final que estuvo a punto de darles el empate. Gracias a ellos pudimos ver nuestro primer challenge en directo. Gracias a nuestro fotógrafo particular no tuvimos duda de la jugada, que reproduzco a continuación:

En primer lugar, Orton pasa hacia su derecha...


...Brandon Lloyd está abierto, va a recibir...


...y completa el pase, pero al ser empujado a la banda nada más recibir, los 49ers piden un challenge. En directo la jugada parecía dudosa, pero nuestro fotógrafo particular nos aclaró todas las dudas. Pase completo (qué gran foto):


Ese drive terminó en touchdown, y vimos otra acción exótica, un extra point fallado.

A las puertas nos quedamos del touchdown de retorno que habría dado la oportunidad a Denver de empatar el partido con una transformación de dos puntos. Qué pena, habría sido la leche. Así llegaba Eddie Royal a la end zone antes de ver cómo se anulaba su touchdown por illegal block in the back.


En resumen, fue un partido muy entretenido, con una segunda parte excepcional que tuvo de todo. Alternativas en el marcador, jugadas espectaculares, polémica arbitral, touchdowns anulados (los dos de Denver) y actuaciones brillantes de Troy Smith y Michael Crabtree. El año pasado asistimos en Wembley al debut de Josh Freeman, quizás futura estrella de este deporte. Quién sabe si este año hemos visto también el nacimiento de una estrella en Troy Smith. Sus números fueron sobresalientes: 12/19, 196 yards, 1 TD de pase, 1 TD de carrera, 115,2 de passer rating. Muy bien también Frank Gore, tanto corriendo (más de 100 yardas) como recibiendo.

Y en Denver pudimos ver sus señas de identidad: muchas yardas de pase para Orton (369) aunque algunas cagadas decisivas (sobre todo la carrera en la que comete un fumble crucial) y de recepción para Lloyd (169), con jugadas para Tebow cuando Denver estaba cerca de la goal line rival.

Finalmente, tras remolonear un poco por el estadio (al terminar el partido pusieron el canal NFL RedZone en los videomarcadores, donde esperaba enterarme de una victoria de Green Bay) dijimos adiós a Wembley hasta aproximadamente dentro de un año. Y es que si vas, repites. No lo dudéis, si tenéis oportunidad de ahorrar para ello, no os decepcionará.

2 comentarios:

  1. Gran blog.Lo suelo seguir habitualmente aunque prefiero el college, por cierto,las fotos de tu colega son una pasada, tendría que mandar su CV a SI.

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