Generalmente, cuando alguien muere, todo el mundo se deshace en elogios. Los defectos se desvanecen, las virtudes son lo único que queda. La presunta muerte deportiva de Brett Favre (y van...) no podía ser menos. Una plétora de panegíricos. Voy a llevar la contraria y dar un poco por saco, recordando el resultado de sus últimos pases en cada uno de sus equipos (y de algunos de los primeros).
Ya que, como veréis, parece anclado en el mismo resultado, (I'm) Stranded, de los Saints :
Hagamos memoria:
− Primer pase de Favre como Falcon (y como jugador profesional): intercepción.
− Último pase de Favre como Falcon: intercepción.
− Primer pase de Favre como Packer: completado a sí mismo (qué narcisista).
− Último pase de Favre como Packer (en final de conferencia): intercepción
− (Pen)último pase de Favre como Jet: intercepción
− Último pase de Favre en playoffs, como Viking (en final de conferencia): intercepción
− Último pase de Favre como Viking (hasta ahora): intercepción
Pues eso. Qué finales más tristes. Lo que comenzó con una intercepción, terminó (por ahora) con otra. Un total de 335 (récord histórico, como no podía ser de otro modo).
Y repito lo que comentaba en Zona Roja: Me gustaría estar apenado por el fin del 4. Fue mi primer ídolo. Soy de los Packers por él. Pero como soy más de equipos que de jugadores, sigo siendo de los Packers pero ya no soy de él (esto da para un comentario separado, porque, por lo menos en mi caso, de un jugador puedes "dejar de ser" por su comportamiento, pero el equipo es casi como una madre, lo terminas queriendo por muchas penurias que pase).
El adiós no ha podido ser más triste. En un equipo del que no es el emblema, en un estadio del que ese equipo debería ser local pero no lo es, y presumiendo de una racha de partidos (297) que realmente no es la que es. Porque la racha, como muchos defienden, no es de 297, es de 321 partidos. ¿Por qué no iban a contar los partidos de playoffs? Si son los más importantes. El hecho, como ya han dicho muchos, es que Favre ha respondido a la llamada de su equipo cada domingo, ya fuera septiembre, octubre, noviembre, diciembre o enero (las dos Super Bowls que disputó fueron en enero). Nada le detuvo nunca, ni la muerte de su padre. Todo eso hay que reconocerlo. Como hay que reconocer que sus récords se basan también en su permanencia: jugó tanto que tiene todos los récords "buenos" (yardas de pase, touchdowns) y "malos" (intercepciones, fumbles).
Pero, como decía, ya es triste de que presuma de la racha equivocada. Y que presuma como presume: vendiendo balones a 500 dólares.
Un broche triste para sus últimos tristes años de carrera, sobre todo el antepenúltimo y el último. Tan tristes, que yo no estoy triste de que se pire. Quién me lo iba a decir.
Y añado: espero que juegue el próximo lunes contra los Bears y consiga una victoria que Green Bay necesita imperiosamente. Ese podría ser su último partido como Packer.
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Gracias por tu ánimo en la entrada anterior. ¡¡¡¡VOLVEREMOS!!!
ResponderEliminarEn cuanto a Favre, te he de decir, que yo tengo sentimientos encontrados. Como tú, me hice de los Packers por él. Hasta llegar ahí, pasé por unos cuantos equipos, solo porque ganaban. Recuerdo que mi primer partido de football fue una repetición de la SuperBowl XXVIII, allá por el año 84 y claro me hice fan de Dallas, hasta que llegó Elway, entonces era de Denver. Por aquella época, ni sabía lo que era un sack, ni un fumble, ni un pass-rush, solo tipos corriendo y lanzado de un manera acojonante. Fíjate lo poco que sabía que vi a Green Bay y a Favre ganar la SuperBowl XXXI y ni me fijé. En realidad lo descubrí en la siguiente, en la que pierde ante los Broncos de Elway, de mis Broncos de entonces. Un tipo con el número 4 que lanzaba misiles y que me llamaba más la atención que el propio Elway. Internet entonces no es lo mismo que ahora, así que con cuentagotas fui descubriendo que ese tipo era Brett Favre y que Green Bay era un pueblecito del norte de Wisconsin, que en realidad tampoco sabía ni ubicarlo en el mapa y que sus aficionados llevaban un queso en la cabeza. Ya no era de Denver, era de Favre primero y de Green Bay después. No sé si decir que es mi padre footballistico, si se puede decir el palabro, pero sí que fui aprendiendo viéndole jugar. Y me cabreó, y mucho, todo lo que pasó en su final con Green Bay, y más todavía cuando anunció su fichaje por los Vikings. ¡Joder, al enemigo no! Pero he de decir que fue el mismo enfado que tuve cuando el peque me dijo que quería ser del Sporting. Tócate los cojones, mira que no hay equipos y tiene que ser el Sporting. ¿Qué pasó? Que el cabreo duro, como dice Sabina, lo que dura un hielo en un whisky on the rocks. Lo entenderás cuando tengas un monstruito y el muy cabrón te diga que se hace del equipo que no puede ser nombrado. Y créeme, que te puede pasar.
Así que, aunque eso de ser de un equipo y no de un jugador sí que es cierto, en el caso de Favre, y en mi caso particular, se rompe. Yo sigo siendo de Favre y espero que el lunes por la noche le haga el último favor al equipo que le dio el nombre y la fama y por tanto a todos nosotros.
PD.- ¡¡¡PUXA OVIEDO!!! ¡¡¡VOLVEREMOS!!! Recuérdaselo a tu compañero de curro.