martes, 29 de noviembre de 2011

Plácido domingo, jodido lunes: jornada 12

El viernes empecé a escribir una entrada a la que llamé Jodido jueves, plácido viernes, que vendría a ser una edición reducida del Plácido domingo, jodido lunes. Cuando llevaba cuatro líneas desistí. A quién quería engañar, si tenía solo un par de horas para escribirla. En ese tiempo no termino un artículo de estos ni de coña. Así que la sesión tripartita del jueves se comentará en esta entrada, aunque queda ya muy lejos.


Música. Aunque el jueves me intentaban convencer por Twitter (básicamente, Sabiopelotas, un maestro en el arte de tocar las ídem) para que incluyese alguna mierda de Enrique Iglesias, personaje que intervino en el descanso del Dallas-Miami, no cuela. Y eso que usó el argumento dialéctico más potente en España: el no hay huevos. Pese al innegable peso de este argumento, me niego a poner mierda de la familia Iglesias. Hasta el viernes, en mi cita con un torturador al que pago (el dentista), sonaban temas de otro de esa familia que habla como si piedras poblasen su boca, Julito. ¿Por qué coño hablan así? ¿Tienen una tara, una enfermedad genética, o simplemente son imbéciles? Hay que joderse. Que no, que me niego a poner esa basura. ¿Que son unos clásicos? Sí, clásicos de la mierda. Los clásicos que molan son otros. Stay with me, de los Dictators, por ejemplo.



Lo más comentado

El caso Suh. Nadie duda de que Jim Schwartz tenía que hacer algo con estos Lions. No eran leones, eran unos putos huevones.


Sin embargo, con Suh creo que se ha pasado de frenada. La agresividad siempre es necesaria en el fútbol americano. Siempre dentro de unos límites, eso sí. Cuando se exceden esos límites, los principales perjudicados son el propio jugador y su equipo. Es el caso de Suh. Jim Schwartz, que vive los partidos hecho un basilisco, indignándose ante cualquier decisión arbitral, no le hace ningún bien al jugador. Ninguno. El incidente con Jim Harbaugh (donde el culpable para la mayoría fue el entrenador de los Niners) ya apuntaba que este tipo es algo tontico. El jueves, más indicios. Creo que me recuerda a otro entrenador de un deporte diferente. Lo confirmo más adelante.

La jugada de marras, en la que Suh agrede a un rival, es la más importante del Lions-Packers, la que termina decantando el partido para Green Bay. El partido, hasta ese momento, estaba 7-0. La defensa de Detroit estaba parando razonablemente bien a Green Bay. La única anotación de los Packers hasta entonces se debió en buena medida a una acción de su defensa, una intercepción de Clay Matthews cerca de la goal line de Detroit. Y en esa misma jugada en la que a Suh se le va la cabeza, los Packers eran incapaces de anotar en 3.ª y goal. Se verían forzados a chutar un field goal. Por culpa de la penalización, los Packers disfrutan de un nuevo set de downs y logran el 14-0. Y, más importante aún, los Lions se quedan sin uno de los pilares de su defensa. Por una estupidez.

El primer paso para solucionar un problema es reconocer que existe ese problema. Si no, difícilmente podrás empezar a buscar la solución. Ndamukong Suh sigue en la fase de negación al problema, tal y como quedó patente al terminar el partido. En la rueda de prensa que dio Suh el jueves no mostraba ninguna señal de arrepentimiento. Decía que le habían provocado y, lo que es más increíble, que él no pretendió agredir a nadie. No había dado ninguna patada, sino que había perdido el equilibrio y estiraba la pierna para no caerse. Apostillaba Suh que los auténticos aficionados lo entenderían. Y, en todo caso, que al único al que le tiene que rendir cuentas es a Dios. Él lo entendería. Te cagas. Aquí tenéis el vídeo que resume todo lo sucedido.


Su entrenador creo que no le está ayudando. En absoluto. Esas palabras de Suh lo revelan. Evidentemente desconozco qué le dice Schwartz a Suh en privado, pero el empeño del head coach parece más encaminado a preservar la imagen pública de su jugador que a corregir su exceso de agresividad. No era la primera vez.

Días después, Suh emitió un comunicado oficial en el que reconocía sus culpas y pedía perdón. Que se lo crea quien quiera. Para mí, es una nota que solo busca lavar su imagen y minimizar su sanción. Sanción que, por cierto, se queda en dos partidos.

Suh me recuerda mucho a Pepe. Otro tipo con graves problemas psicológicos y todavía en fase de negación. Su entrenador actúa también como Schwartz. Hasta tienen parecido capilar. Pero los medios allí actúan de modo muy distinto a los de aquí. Básicamente, no actúan como oligofrénicos. Con Suh podrían emplear algunos de los argumentos que los defensores de lo indefendible usan con Pepe: que nunca ha lesionado gravemente a nadie, que fuera del campo parece buen chaval, que son momentos de mucha tensión, que "se arrepiente" (el entrecomillado es intencionado, porque me río yo de esas notas oficiales hablando de lo triste y arrepentido que está el puto loco de turno) o que le tienen tomada la matrícula por ser quien es. Como Suh, Pepe es un pavo que en cuanto se le cruza el cable entra en modo Mortal Kombat. No tiene por qué suceder en un partido de especial tensión o trascendencia. A Pepe le pasa en un partido que su equipo gana holgadamente ante el Olympique Lyonnais, a Suh en un partido de pretemporada. En cualquier momento. Sí, es un espectáculo verlo, pero cualquier día tenemos una desgracia. El día en el que alguno acierte con una patada en la cabeza, a ver qué pasa.

En Estados Unidos nadie defiende a Suh. Por lo menos, ningún medio de comunicación algo relevante. Todos reclamaban una sanción adecuada. Dura. Reprochaban firmemente la conducta del jugador. En España, tendríamos al retrasado de turno diciendo gilipolleces para defender al desequilibrado agresor. Esto es así. Tampoco dudo de que la basura emitida por el infame periodista calaría en los contaminados cerebros de las ciegas masas. Es la hostia. Lo pensaba el otro día. De lo mejor que nos ha traído Twitter es la revelación de lo estúpidos que son algunos ilustres periodistas deportivos españoles (bueno, de lo estúpidos que son algunos personajes públicos en general). Ahí todos (los que de verdad llevan su cuenta) se muestran tal y como son. Más o menos.

Os recomiendo fervientemente el Twitter de Paco García Caridad. Qué espectáculo. Risas aseguradas. Su campaña de peloteo a Cesc Fábregas cuando este estaba todavía en el Arsenal para que fichase por el innombrable es digna de los Monty Python. Qué dominio del idioma de Shakespeare. Y qué inteligencia emocional y dominio de las redes sociales.


Si lo anterior es para nota, lo siguiente creo que lo supera:


Este pavo últimamente protagoniza una curiosa campaña contra Nike y a favor de Adidas, que ha llevado a algunos cuestionar su capacidad intelectiva. Me acuerdo hoy de él porque el sábado leía tuits suyos con unas faltas de ortografía impropias de una persona que vive de su palabra. Ni en casa del herrero, cuchillo de palo ni pollas. Que es su instrumento de trabajo, cojones, que aprenda a usarlo.

Pensaba el otro día que qué habrá hecho gente como Caridad, Carazo, Roberto Gómez, Roncero o Manolete para cobrar por escribir lo que escriben y decir lo que dicen. Lo que escriben y dicen es una mierda. Pero una mierda de las gordas y muy malolientes. Y me respondía a mí mismo que el único mérito que pueden tener son sus contactos. Que tienen amigos en la industria futbolera que les chiva cosas. Mentiras o verdades, da igual. Y esos contactos también les consiguen entrevistas. Tienen eso y antigüedad. Parece que por llevar años en un puesto ya eres digno de admiración y respeto profesional.

Toda esta gente es incapaz de escribir un texto medianamente interesante. No son buenos oradores. En el fondo y en la forma, son malos de cojones. Personalmente, prefiero un periodista que sepa escribir correctamente y cuente historias interesantes, aunque no sean confidenciales, a uno que tenga muchos amigos y le cuenten chismorreos. De hecho, la amistad de un periodista con un jugador, entrenador o directivo afecta a su independencia. Hace que su trabajo sea menos fiable. Menos todavía. Le somete a un conflicto de interés. La situación empeora si el único mérito del periodista de turno es comportarse como un ultra de un determinado equipo. Esos son los perfiles habituales del periodista deportivo de éxito en España. Así salen los diarios deportivos, claro. Lo más sangrante es que esa peña cobra por lo que escribe. Como si cada vez que fueseis a cagar os diesen cinco eurillos y exhibiesen vuestros zurullos a millones de personas. Tal cual.

Habrá quien piense que me estoy pasando tres pueblos con esto que escribo. No, no lo creo. Por transigir estamos donde estamos. Son ellos los que se pasan, tomándonos por imbéciles e idiotizando al personal. Y no toleran ni la menor crítica, oye. Si alguien dice que la mierda es mierda, que se dé por jodido. Cualquier voz discordante, por justa que sea la crítica, será duramente reprimida. El último caso, el de Paco Grande, que dijo lo evidente de esos ineptos que son Sergio Sauca y Silvia Barba. Ya ha sido despedido de Televisión Española. Debe de ser que las declaraciones de Grande superan el umbral de la normalidad intelectual y eso le incapacita para ejercer de periodista deportivo en España.

En fin, que los misterios del periodismo deportivo español son insondables, irresolubes e incomprensibles. Aunque supongo que esto le pone en una situación incómoda y que seguro que preferirá que su nombre no salga en un texto tan delicado como este, también debo decir que me deja totalmente perplejo ver como en portada de As.com se cuelga algún artículo sobre la NFL y en vez de estar escrito por Mariano Tovar, la persona que mejor escribe sobre NFL en España (a años luz de diferencia) y, en general, de las que mejor escribe sobre cualquier deporte, se publica una cutre nota resumen de la jornada de la Agencia EFE. Que sí, que sé que el servicio de EFE cuesta un potosí, y (supongo) que las responsabilidades y competencias de cada trabajador en un medio están delimitadas de forma estricta, pero desperdiciar de ese modo el talento es algo que solo superan los San Diego Chargers.

Por cierto, ya que estamos en la sección sobre lo más comentado, y que estoy hablando sobre la "calidad" de nuestra prensa, no me resisto a incluir en esta entrada lo que debería ser la noticia principal de cualquier medio deportivo español. Obviamente, no lo ha sido. Acojonante el gol de la victoria en el descuento de Iñigo Martínez. Acojonante.


Denver volvió a remontar. Cambiamos de tema. Sigue la locura en torno a Tebow. Ningún partido ha sido objeto de tanto comentario como el Chargers-Broncos. Una vez más, Denver consigue la victoria tras ir perdiendo en el 4.º cuarto. Una vez más, el ataque "dirigido" por Tim Tebow consigue anotar en el drive más importante del partido.

Os reís de Tebow, pero gana. El argumento más repetido. Un argumento que incide en el mito de que el quarterback, prácticamente solo, gana y pierde los partidos. Un falso mito, como he escrito en repetidas ocasiones. El año pasado algunos criticaban duramente a Rodgers "porque nunca había ganado un partido de playoffs". Claro, sería culpa suya que los Packers palmasen en Arizona hace un par de temporadas después de liderar una de las exhibiciones ofensivas más memorables que recuerdo. De un quarterback debutante, la mejor que he visto. Pero el sambenito de "que no gana en playoffs" le persiguió durante un año. No creáis, que algunos aún usan el argumento de "Favre tenía razón, si no le traspasan a los Jets probablemente los Packers habrían podido ganar el anillo en 2008". Como dice la expresión que tanto me gusta, mis cojones treinta y tres. Los Packers no terminan 6-10 en 2008 por bajo rendimiento de su ataque. Su ataque, y en particular su quarterback, funciona de puta madre. Es la defensa la que no rinde. Y en 2009, los Packers no pierden en Arizona por bajo rendimiento ofensivo. Pierden por pura ineptitud defensiva. No está de más recordar que los quarterbacks no ganan ni pierden solos. Son probablemente la pieza más importante de un equipo, pero en el fútbol americano el fallo de cualquier unidad puede costarte un partido (o darte la victoria). No está de más recordarlo en la semana en la que se dice que Brady ha igualado el registro de victorias de Joe Montana. Una media verdad, porque transmite la idea de que son estos jugadores los que ganan o pierden. No es así, ganan o pierden sus equipos.

Volviendo al caso de Denver, repito por enésima vez que los principales culpables de la racha victoriosa de los Broncos son sus defensores. Ojo, que el ataque también contribuye. El football es un deporte colectivo, y es importante que ninguna pieza falle. Ni los equipos especiales. Pero si tenemos que repartir cuotas de responsabilidad, la defensa de Denver debe llevarse el mayor trozo de la tarta.

Lo tuiteaba el domingo. San Diego promediaba 23,6 puntos por partido. Esta jornada, en más de 60 minutos (hay que incluir la prórroga), se queda en 13. El ataque (y equipos especiales, hay que añadir) de los Broncos consigue anotar 16. Un touchdown. Y todos los titulares se los lleva el quarterback. ¡Qué manera de hacer que el kicker de los Chargers fallase! ¡Qué manera de entregarle el balón a Willis McGahee para que lograse las yardas decisivas en la prórroga! ¡Cómo atosigaba un snap tras otro a Philip Rivers para impedir que lanzase cómodo!

Que no. Hay quien apunta también que el estilo ofensivo de Denver beneficia a la defensa. Con tanta carrera, los Broncos conservan la posesión y la defensa descansa. Bueno, vamos a ver si es verdad. Veamos cuánto tiempo tiene el balón Denver en la era Orton y cuánto lo conserva en la era Tebow. Semana a semana.

Era Orton
1.- Denver 27:25, Oakland 32:35. Posesión de Denver: 46%.
2.- Denver 30:15, Cincinnati 29:45. Posesión de Denver: 50,4%.
3.- Denver 29:06, Tennessee 30:54. Posesión de Denver: 48,5%
4.- Denver 26:59, Green Bay 33:01. Posesión de Denver: 45%.
5.- San Diego 40:08, Denver 19:52. Posesión de Denver: 33,3%.

Cinco partidos, únicamente uno en el que la diferencia de posesión es significativa. A ver si con Tebow ha cambiado mucho el panorama.

Era Tebow
1.- Denver 34:17, Miami 33:19. Posesión de Denver: 50,9%.
2.- Denver 30:26, Detroit 29:34. Posesión de Denver: 50,8%.
3.- Denver 31:51, Oakland 28:09. Posesión de Denver: 53,1%.
4.- Denver 33:38, Kansas City 26:22. Posesión de Denver: 56%.
5.- Denver 27:48, Jets 32:12. Posesión de Denver: 46,3%
6.- Denver 37:08, San Diego 37:23. Posesión de Denver: 49,1%.

Lo siento, pero no lo veo. No veo una diferencia sustancial en la posesión de Denver en la era Tebow con respecto a la era Orton. Sí, hay un partido en la era Orton en el que Denver tiene mucho menos el balón. En los otros cuatro partidos de Orton, con sustancialmente el mismo descanso que en la actual etapa de Tebow, la defensa de Denver no rinde como ahora. De hecho, en el mejor partido de la defensa de Denver, el que disputa ante los Jets, la posesión de los Broncos es inferior a la del rival. Habrá que buscar otro argumento, digo yo, para explicar la mejoría defensiva de Denver. Este de la teoría del descanso no me convence en absoluto.

A falta de nada mejor, esto es lo que escucho como argumento para sostener que los Broncos defienden mejor con Tim Tebow. La llamo la teoría mística: "algo tendrá Tebow que con él la defensa juega mejor que con Orton". ¿Qué es ese algo? Ah, no sé, pero algo hay. Ahí se queda la teoría mística.

Y sí, es verdad que la defensa de Denver juega mejor cuando Tebow viene siendo el quarterback titular que cuando lo era Orton. Algo que yo achaco, puede que de forma equivocada, a dos motivos fundamentales:

1.- Que cuando Orton era titular varios defensores clave de Denver estaban lesionados. Champ Bailey, Elvis Dumervil, Brian Dawkins, Marcus Thomas. Todos ellos se perdieron partidos por lesión o jugaron mermados durante las cinco primeras semanas de liga. Repasad esos partidos. Comprobad el injury report de Denver y lo veréis. En la era Orton, la defensa de Denver jugó muy mermada por las lesiones. Después de la semana de descanso, el panorama mejora ostensiblemente. Para mí, primer y más importante factor que explica la mejoría defensiva. No es magia. Es salud.

2.- Que el paso de las jornadas ha beneficiado a todas las defensas, y la de Denver no es excepción. El cierre patronal provocó un caos defensivo generalizado durante las primeras semanas. Las defensas no estaban sincronizadas. Los defensores, oxidados, eran incapaces de parar a los atacantes. Con el paso de las semanas, esta tendencia fue remitiendo paulatinamente. Los novatos asimilan mejor los sistemas defensivos, los entrenamientos mejoran la coordinación de las defensas. El estado de forma defensivo mejora ostensiblemente. No es magia. Creo yo.

No obstante, hay que reconocer los méritos de Tim Tebow. Y de John Fox. Lo digo sin ningún tipo de ironía. Tebow no comete errores. Eso es muy importante en la NFL. No pierde balones, no lanza intercepciones ni comete fumbles. Eso también contribuye a que un equipo no pierda un partido. No cagarla es capital. Sobre todo cuando tu capacidad constructiva es muy limitada. Tampoco se puede negar que cuando su equipo necesita puntos imperiosamente, en el 4.º cuarto, Tebow y sus compañeros de ataque no decepcionan. Todo eso es cierto. Como también lo es que las portadas llegan por su nombre, y no por sus méritos. Méritos que, en mayor medida, debían atribuirse a los Von Miller (el mejor rookie de lo que llevamos de liga), Elvis Dumervil y compañía.

No dudo de que todo este circo favorece a Denver. Algunos se preguntan cómo se puede parar a Tebow. Supongo que no se dan cuenta de que, básicamente, todos los equipos lo han parado. Lo que no han podido hacer sus últimos rivales es superar a esa excelente defensa. Esto beneficia a Denver porque distrae a los contrarios de lo realmente capital para vencer a los Broncos: doblegar a la defensa.

No, es que le tienes manía, Tebow gana. Claro. Va a ser eso. Magia. ¿Por qué no nos inventamos otras causas? Denver gana porque se ha deshecho de Brandon Lloyd. Ese tipo era un lastre para los Broncos. Hala, ahí tenéis otro creíble argumento. Sin Lloyd, los Broncos están 5-1. Otro: Denver gana porque Palmer ficha por los Raiders. Justificadme por qué no. Desde que Carson Palmer firma por Oakland, Denver está 5-1. Y no me contéis milongas de que los Broncos defienden muy bien. Cuando Palmer estaba en los Bengals, esa defensa no lo hacía tan bien. Algo tendrá que ver, ¿no?

La sorpresa

La sorpresa es que no hay sorpresa. Lo siento, pero soy incapaz de encontrar una sorpresa real esta jornada. No creo que se haya dado ningún resultado sorprendente. Si echo un vistazo a mi quiniela, veo que solo fallo los partidos de Tampa, St. Louis y San Diego, pero ninguno de esos resultados creo que sea demasiado inesperado. Todo entraba dentro de lo normal: que Tennessee gane en su casa a los Bucs, que los Cardinals sean menos malos que los Rams o que los Chargers palmen por sexta ocasión consecutiva.

En el plano individual tampoco hay grandes sorpresas. Quizá las 190 yardas de carrera de Chris Johnson, aunque es lo que se le supone por el salario que cobra. Sí sorprende más que una reputada defensa (por lo menos por nombres) como la de Philadelphia se olvide de marcar a un desconocido como Wes Welker.


Todo sigue igual

Green Bay e Indianápolis. Once de once. Victorias de los Packers y derrotas de los Colts. El resultado es el mismo, aunque el modo de llegar a él cambia. En el caso de Green Bay, la principal protagonista de la derrota victoria [editado; gracias, Eloy, se me va la pinza] en Detroit fue la defensa. Muy sólida. Me comentaba Pablo Cerezo por Twitter el viernes que en Detroit había visto más vulnerables que nunca a los Packers por la falta de fluidez de su ataque. Es verdad, el ataque de Green Bay estuvo menos suelto de lo que suele. Pero la defensa fue más fiable que nunca (esta temporada). Y a mí eso, como aficionado de los Packers, me da más confianza. Estoy más tranquilo con una defensa infranqueable y un ataque correcto que con un ataque explosivo y una defensa blandita. Poniendo un ejemplo práctico, vivo con más tranquilidad un partido como el de Green Bay en Detroit que uno como el de Green Bay en San Diego. El resultado es el mismo en ambos casos, pero a largo plazo, sin una defensa fiable, la probabilidad de derrota me parece más alta.

En cuanto a los Colts, el domingo se marcaron un jugamos como nunca, perdimos como siempre. Por lo menos vendieron cara su derrota. Dwight Freeney y Reggie Wayne nos recordaron que siguen existiendo. Ya casi ni nos acordábamos. Se mantuvieron con opciones durante casi todo el choque, pero ante un equipo que llevaba casi dos años sin vencer fuera de su estadio, también palmaron. 0-11. Nadie les privará de Andrew Luck, que este sábado se despidió del estadio del Cardinal con una victoria ante Notre Dame.

Saintificado sea noviembre. Por tercera temporada consecutiva, los Saints han ganado todos sus partidos en noviembre. Este año, solo tres partidos, ya que tuvieron la semana de descanso de por medio. Pero tres partidos teóricamente complicados y muy importantes. Dos contra sus principales rivales de división, Tampa y Atlanta, y el otro contra uno de los supuestos gallitos de la NFC, unos Giants a los que destrozaron impíamente. 49 puntos, nada menos, le cascaron a una defensa que este año no está a la altura de temporadas anteriores. Cuando pensamos en los Giants, nos viene a la mente la idea de un equipo duro, cabroncete y enmierdante. Lo que Mariano Tovar describía a principio de temporada como una morcilla con pinta de boñiga se ha transformado en una boñiga con fama de morcilla. Los Giants viven de la inspiración de su ataque, porque su defensa hace aguas. Es la vigésimo sexta de la NFL contra el pase y la vigésimo cuarta contra la carrera.

En fin, que en teoría íbamos a hablar de los Saints. En estos momentos, seguramente, la gran alternativa a los Packers en la NFC. Me parece improbable que consigan desbancar a los Niners de la segunda posición de la conferencia, pero mucho ojo con ellos. Son el mejor equipo de la NFL en ataque aéreo y el octavo por tierra. Su defensa, su gran punto débil, va tapando poco a poco las múltiples vías de agua que amenazaban con hundir la nave. Siguiendo la tónica general de la liga, va mejorando. El próximo domingo de madrugada, ya en diciembre, los Saints se enfrentan a los Lions en un partido decisivo para el futuro de la NFC.

Patrick Peterson. Si un tipo lleva tres retornos de punt para touchdown y soy el entrenador rival, cada vez que se coloque para chutar un punt ordeno que lo tiren fuera del campo. ¿Que pierdes cinco o diez yardas por querer tirarla fuera? Vale. Asumo esa pérdida. Pero es que si ya te ha hecho esto una vez esta temporada:


¡No vuelvas a darle la oportunidad en el siguiente partido! ¡Que te la puede volver a liar!


Una vez más, los Cardinals derrotan a los Rams gracias a un punt retornado para touchdown por Patrick Peterson. Las comparaciones con Devin Hester ya han comenzado.

San Diego Chargers. Sexta derrota consecutiva. Mes y medio palmando. Solo los Colts superan la racha negativa de San Diego. Esta jornada perdieron de uno de los modos habituales: con cagadas en equipos especiales. La derrota se dio un aire a la de Kansas City. Field goals propios fallados, oportunidades desaprovechadas en la prórroga, el rival que no falla y a tomar por culo. Ya veréis como Norv Turner no se come el turrón. Porque en Estados Unidos nadie lo hace. Y también es probable que lo echen, que esta sea su última temporada como head coach de San Diego.

Todo cambia

Freeman ha perdido su toque. ¿Dónde ha quedado aquel quarterback que dirigía con maestría los drives finales de los partidos? Supongo que Tebow le ha succionado sus poderes. Hay que ver, qué parásito. El caso es que este Josh Freeman es un jugador muy distinto al que vimos durante sus dos primeras temporadas como profesional. Los estadounidenses dirían que en vez de progresado, ha regresado. La de esta jornada fue la quinta derrota consecutiva de los Bucs. Y no fue una victoria moral como algunos podrían considerar la derrota ante Green Bay. Esta vez Tampa palmó en un partido que ganó el menos malo. Nueve pérdidas de balón entre Titans y Buccaneers. Una más por parte de los Bucs. Si antes Tampa era un equipo letal en los últimos cuartos, ahora es incapaz de conservar su ventaja. Ganando por 17-10 comenzó el 4.º cuarto en Nashville. En ese cuarto decisivo, los Bucs encajaron un parcial de 0-13 y se llevaron una nueva "L" a Florida. En tres ocasiones tuvieron los Bucs la oportunidad de anotar en el 4.º cuarto. Los tres drives acabaron en punt, intercepción y turnover on downs. Es cierto que en el último drive se produce una decisión arbitral más que discutible: en 3.ª y 10, en la 34 de Tennessee, Freeman completa un pase para Lumpkin, que parecía haber superado la marca de primer down. Por lo menos, era dudoso. Los árbitros no revisan la jugada, sitúan el balón una yarda por detrás del primer down y los Bucs se tienen que jugar un desesperado 4.º down. Un 4.º down desastrosamente ejecutado. Un intento de quarterback sneak (jugada en la que Freeman, pegado al culete de su center, debía tirar para adelante en cuanto recibiese el balón) que fracasa porque la entrega del balón de center a quarterback no se realiza correctamente. Freeman pierde el balón, y cuando lo recupera ya es demasiado tarde. Tiene a cuarenta defensores encima de su chepa, que le impiden avanzar la yarda necesaria. Los Buccaneers palman. ¿Dónde quedó la magia del último cuarto?

Fin a la racha de los Niners. En un partido dominado por las defensas y en el que las penalizaciones resultaron decisivas, San Francisco vio cortada su racha victoriosa en Baltimore. El duelo de hermanos entrenadores fue una batalla por la posición en la que avanzar unas pocas pulgadas costaba años de vida. Ahí la defensa de los Ravens estuvo mejor. La única jugada en la que Alex Smith consiguió conectar con Ted Ginn Jr. para touchdown fue invalidada por un chop block (bloqueo ilegal al defensor) tan innecesario como bien señalado por los árbitros. La otra jugada decisiva, este pase profundo en el que los Ravens vuelven a beneficiarse de una infracción.


Más discutible, aunque creo que bien señalada. Esta intercepción se convierte en un avance de los Ravens por pass interference del defensor. Los 49ers ven cortada su racha de ocho victorias consecutivas. Su rendimiento ofensivo fue paupérrimo, aunque hay que darle mérito a la defensa de Baltimore. Aun sin Ray Lewis, los Ravens son un muro en los partidos ante rivales fuertes.

Lo mejor

Domingo de emociones fuertes. Comentaba la semana pasada que a una sesión emocionante de partidos le seguía una tediosa o al revés. Esta semana no fue así. Tanto los partidos de la primera como de la segunda tanda del domingo estuvieron plagados de tensión hasta el final. Cinco partidos decididos por una anotación o menos a las 7; tres de cuatro en los de las 10. Como dice un colega en un cántico que debería triunfar "¡este partido / es entretenido!".

Pateadores de Oakland. Creo que Peter King exagera. Decía este lunes que los grandes triunfadores del draft de 2000, aparte de los Patriots, que eligieron a un tal Tom Brady en la sexta ronda, fueron los Raiders. En ese draft, le cayeron palos a mansalva a Al Davis por gastarse una primera ronda en un kicker, Janikowski, y una quinta en un punter, Shane Lechler. Y creo que los palos siguen llevando razón. Por mucho que el rendimiento de ambos jugadores esté siendo excelente. Me da igual.

Kickers y punters son, en cierto modo, como los abogados: males necesarios. Necesitas uno, no tienes más remedio, el juego es así, y necesitas que no te falle, pero no puedes basar un buen negocio en un brillante abogado. Igual que un equipo campeón no se puede construir sobre pateadores. Eso sí, si te falla el abogado estás jodido. Tus ideas de negocio pueden irse a tomar por culo. Igual que si tu kicker o tu punter te fallan. Pero los que tienen que tirar del carro son otros. Para que Janikowski meta sus field goals, el equipo tiene que llegar a una distancia asequible para el pateador. Sí, la distancia asequible de Janikowski es mucho más lejana que la del kicker medio, pero desde la 30 propia no va a poder convertir la patada. En cuanto al punter, su tarea comienza con el fracaso del ataque. Y su objetivo es facilitar la labor de la defensa, limitar los daños que puede causar el rival.

En cualquier caso, no vengo hoy a menospreciar la labor de kickers y punters. Su importancia en el juego es capital, es verdad. Y esta jornada asistimos a una exhibición en Oakland, sobre todo por parte de Lechler. A Janikowski aún le veo algo renqueante de su lesión. Esta jornada convirtió todos los field goals que intentó, pero ninguno de ellos fue desde distancias siderales. Distancias siderales que sí recorrieron los punts de Shane Lechler.


Supongo que a nadie le extraña que Lechler sea el líder histórico de la NFL en yardas recorridas por patada, con 47,5.

Beanie Wells. El corredor de los Cardinals está siendo la mejor noticia del ataque de Arizona. Su temporada es muy buena. Esta semana jugó su mejor partido. En St. Louis, logró nada menos que 228 yardas de carrera (incluida una galopada de 71 yardas y un touchdown). Récord de la franquicia. También es verdad que cometió un fumble que posteriormente su equipo perdió, hecho que solo empaña un poquito su excepcional partido.

Connor Barwin. Aunque no se enfrentaba a uno de los mejores ataques de la liga (de hecho, está entre los peores), cuando un jugador consigue nada menos que 4 sacks y 10 placajes merece ser destacado. Barwin se puso las botas en Jacksonville. Lleva tres partidos consecutivos cosechando alguna captura de quarterback. Gracias a él, entre otros, la defensa de Houston figura entre las mejores de la NFL.

Drew Brees. El quarterback del antojo en la cara cometió un giganticidio este lunes noche. En el Saints-Giants pudimos asistir a una muestra práctica de la diferencia entre un pasador del grupo de los elegidos (Brees) y otro del grupo siguiente, de los buenos, pero no tanto (Eli Manning). Sí, soy consciente de que estoy siendo demasiado oportunista. En cualquier caso, Brees hizo un partidazo ante los Giants. Fue preciso, logró extender jugadas que parecían muertas y hasta logró un touchdown de carrera. Sumado a los cuatro de pase, cinco touchdowns para el quarterback de New Orleans. Hay quien dice que podría pelearle el MVP a Rodgers. No exageremos. Puede estar en la batalla por la segunda posición. De la primera todos andan muy lejos.

Lo regulero

Pocos motivos para dar las gracias. ¿No os decepcionaron los partidos de Acción de Gracias? Sobre todos los más esperados, el de Detroit y el de Baltimore. El Lions-Packers resultó bastante tedioso. Suh se lo cargó, y aún así la primera parte, dominada por las defensas, resultó mucho menos espectacular de lo que anticipábamos. Supongo que para el aficionado neutral, un partido olvidable. La Harbaugh Bowl, más de lo mismo. El mejor partido, con diferencia, el menos esperado. Me gustó mucho el Dallas-Miami. No fue un partido inmaculado por ninguno de los dos bandos, pero vimos alternativas y buen juego por ambos contendientes. En resumen, con todo lo que esperábamos del menú de Acción de Gracias, la sensación final es bastante regulera.

Houston gana y se vuelve a quedar sin quarterback. Parece que los Texans están obligados a pagar un caro tributo por cada victoria que consiguen. Unas veces en forma de corredor (Arian Foster), otras en forma de receptor (Andre Johnson), otras en forma de defensive end (Mario Williams), últimamente en forma de quarterback (Matt Schaub y Matt Leinart). Una jornada tras otra nos hacemos la misma pregunta: ¿podrán los Texans ganar su división a pesar de la baja de ______________? Houston se ve obligado a implementar más planes de rescate que Grecia (hablo de rescate para que todos nos entendamos, porque eso de rescate me hace mucha gracia: es mentira; se trata, realmente, de planes de refinanciación de la deuda --algunos sujetos prestan dinero a un determinado plazo al estado griego, que no puede devolverlo a ese plazo, y para cambiar las condiciones de devolución del préstamo, esos sujetos exigen que se implanten determinadas medidas en Grecia--; ¿qué tiene que ver esto con un rescate? los griegos no se van a morir, Grecia no se va a hundir bajo las aguas; creo que se trata, más bien, de un eufemismo para que la población acepte más fácilmente que le den dolorosamente por el culo: no te quejes que nos están rescatando).

El domingo mantuve una interesante discusión tuitera sobre Leinart. Viendo que el divo de USC podía ser un jugador válido para la NFL (ya, dos cuartos no permiten juzgar con un mínimo de criterio a un jugador, pero este tipo tiene un historial que apunta que por lo menos tiene talento), me acordé de Ken Wisenhunt. Wisenhunt mandó a Leinart a esparragar antes del inicio de la temporada 2010-2011, la primera en los Cardinals después de Kurt Warner. Wisenhunt se quedó en su plantilla con Derek Anderson, Max Hall, John Skelton y Richard Bartel. La jugada salió tan tan bien que todos esos pasadores tuvieron oportunidades de demostrar su ineptitud al mando del ataque de Arizona. Leinart no dispuso de un solo partido de temporada regular para mostrar si valía o no. Este pasado verano, los Cardinals tuvieron que pagar un precio alto por otro quarterback, Kevin Kolb. La nueva apuesta tampoco marcha bien. Todo un sainete. El caso es que viendo el cuarto y pico que protagonizó Leinart en Jacksonville no pude evitar acordarme de Wisenhunt. Sí, de nuevo soy oportunista. Pero visto el rendimiento de sus sustitutos y lo que estaba mostrando Leinart ante una de las mejores defensas de la NFL (sé que suena raro hablar de este modo de los Jaguars, pero el mal rendimiento de este equipo no debe impedir ver que su defensa está respondiendo muy por encima de lo esperado), pensaba sinceramente que si fuese un aficionado de los Cardinals me estaría cagando en la ascendencia de Ken Wisenhunt.

Poco sentido tiene ahora la discusión sobre Leinart. En el segundo cuarto de su primer partido como titular de los Texans se rompió la clavícula. Adiós a la temporada. Adiós, quién sabe, a una de sus últimas oportunidades para triunfar como profesional del fútbol americano.

¿Quién dirigirá ahora el ataque de los Texans? El novato T.J. Yates asumió esa tarea en Jacksonville y no lo hizo mal. Cumplió, sin más. Houston había fichado la semana pasada a Kellen Clemens, eterno suplente de los Jets que no ha demostrado nada (bueno) en su carrera profesional. Se habla del posible fichaje de Jake Delhomme o Jeff Garcia [actualización: confirmado el fichaje de Delhomme por los Texans]. Conclusión: más que nunca, los Texans necesitan a Arian Foster y a Ben Tate. Aunque por suerte para Houston, este año parece que el campeonato de división no debería correr peligro. Cuentan con dos partidos de ventaja con respecto a los Titans y un inmaculado balance de 4-0 en su división. No obstante, sus opciones de cara al anillo (que tampoco eran exageradas), sí que se ven sensiblemente mermadas.

Miami Dolphins. Estos Dolphins no tienen nada que ver con los de la primera mitad de temporada. Es una pena. Si hubiesen jugado como lo están haciendo desde la primera jornada, seguro que estarían peleando por una plaza de playoffs en la AFC. Seguro. Apuntaba antes que el Cowboys-Dolphins fue lo mejor del jueves. Un partido muy entretenido. Miami dio mucha guerra a Dallas. Los problemas de Matt Moore para recoger los snaps de su center y la cuestionable gestión del tiempo por parte de Tony Sparano les costaron el partido. Sin embargo, como ya se empieza a apuntar, este equipo tiene mimbres para hacer algo importante en el futuro.

Atlanta y Minnesota. No creo que ninguno de los dos equipos haya salido del todo satisfecho del partido del domingo en el Georgia Dome. Los Falcons ganaron, pero sufrieron más de la cuenta ante un rival inferior que les dio un buen susto en la segunda mitad. Tras irse ganando con holgura al descanso, los Falcons casi hacen un Vikings ante los Vikings. Menos mal para Atlanta que el retorno de 104 yardas de Percy Harvin no acabó en touchdown (sorprendente que un retorno de 104 yardas no termine en touchdown, ¿verdad?) y que su defensa impidió que Minnesota anotase en el siguiente drive, porque si no los problemas habrían sido muy serios. Victoria de Atlanta, pero de las que no termina de gustar.

Lo mismo, pero al revés, en Minnesota. Los Vikings encaraban el partido sin su principal referencia ofensiva, Adrian Peterson. Aún así, y pese al hoyo en el que se hallaban sumidos al descanso, dieron razones para la esperanza a su afición. Estuvieron cerca de remontar el partido ante un rival de peso, y su quarterback de futuro, Christian Ponder, realizó su mejor jugada de la temporada: este espectacular pase en 4.º down para Percy Harvin.


En el fondo y desde un punto de vista racional, en estos momentos a los Vikings no les conviene demasiado ganar partidos. Sin opciones de playoffs, solo conseguirán empeorar su lugar de elección en el próximo draft.

Mark Sanchez. Un tipo capaz de lo peor y de lo no tan malo. Un jugador que fue repetidamente abucheado en el partido en el que fijó su récord personal de pases de touchdown (cuatro). Su equipo ganó, sus números terminaron siendo correctos, aunque empezaron siendo pésimos. De todos modos, ¿qué coño hacía dándole a la bici en los últimos segundos, cuando Buffalo atacaba para llevarse el partido? Mira que me puso nervioso. Un tipo que encaja perfectamente en la definición de regulero.

Caleb Hanie. No fue el debut soñado. Tampoco fue desastroso. Tuvo algunos destellos de calidad (que se dice en el peculiar lenguaje periodístico), algunos errores graves (sus dos primeras intercepciones) y fallos de novato. Todos nos pusimos de parte de Hanie cuando vimos a su familia sufriendo en la grada de Oakland. No me digáis que no. Nos emocionamos con sus pases de touchdown. Y nos llevamos las manos a la cabeza con su spike fallido en el final del partido. Dudó entre arrojar el balón al suelo para parar el reloj o jugar, y cuando decidió arrojarlo al suelo tenía a Seymour encima: intentional grounding. Aprovecho para explicar la norma, que suele suscitar dudas. Cuando un quarterback lanza intencionadamente el balón fuera del alcance de cualquier receptor para evitar un sack (esto es importante) dentro del pocket, comete la infracción de intentional grounding. Si está fuera del pocket, o si no está en situación de inminente pérdida de yardas, no es intentional grounding. En los últimos segundos de partido, Hanie dudó, y cuando vio que no tenía oportunidad de pasar el balón, tiró el balón al suelo con Seymour a pocos centímetros. Error de novato. Se pierde el down y el reloj no se para. Fin del partido. Un partido del que Hanie guardará buenos y malos recuerdos.

Lo peor

Jerome Simpson. Este debió de ver el derbi madrileño el sábado. Por cierto, enhorabuena a los seguidores del innombrable, que lo cortés no quita lo valiente. El equipo-que-no-debe-ser-nombrado gana a rivales infinitamente inferiores, algo de lo que no puede presumir su único rival real en la liga. Eso sí, que no se cachondeen de la falta de competitividad en un derbi porque ellos y sus homólogos catalanes se han cargado la competencia. Tanto, que dentro de poco ni en Europa habrá rivales reales para los dos tiranos hispanos. Nadie ingresa tanto de las teles como ellos. La diferencia no es baladí, cien millones de euros anuales respecto de los demás. Así a ver quién es el guapo que compite con ellos. Bueno, que me desvío del tema. Que Jerome Simpson emula a ese lamentable teatrero llamado Ángel Di María. Espero que sancionen a Simpson. Deberían sancionar también a Di María, pero el fraude teatril forma ya parte de la esencia del fútbol. No hay futbolista limpio. Los hay menos que otros (Di María o Dani Alves, los más famosos), pero no pondría la mano en el fuego por ningún futbolista. Qué poco respeto por el compañero y la profesión. No extraña que en la página oficial de la NFL (nada menos) se pregunten si ese jugador es "Thierry Henry con el número 89 de los Bengals" y que la acción nos haga preguntarnos si estamos viendo un partido de la Major League Soccer (supongo que hablan de Henry por ser el futbolista más famoso de la MLS junto a Beckham y por la fama de tramposo que arrastra por la manaza decisiva del Francia-Irlanda de clasificación para el Mundial 2010, pero no me parece Henry el prototipo de futbolista piscinero).


Espero que acciones tan lamentables como la de Simpson sigan siendo noticia. Será una señal de que se trata de algo excepcional. En el fútbol son el pan nuestro de cada día.

Con todo, hay que reconocer que la acción es despollante. Como esta gamberrada que colaron temporalmente en la biografía de Jerome Simpson de la Wikipedia. Me parto.


Stevie Johnson. El receptor de los Bills se lleva el premio al gilipollas de la semana. Hizo un Stojic. Mario Stojic es un jugador de baloncesto, excornudo, que en el partido de la penúltima jornada de la ACB de 2007 que enfrentaba a Menorca (su entonces equipo) y Estudiantes soliviantó a las masas y al Estu con sus provocadores gestos. Si el Estu no hubiese ganado ese partido, habría descendido. Era un partido agónico. Durante todo el encuentro el Menorca fue ganando. Incluso con relativa holgura. Pero Stojic, con su actitud y gestos a la grada, consiguió que el Estu despertase. Espoleó la reacción estudiantil. Nos hizo mucho bien. Desde entonces, cada vez que vuelve se le canta "se nota, se siente, Stojic es demente". Stevie Johnson hizo algo parecido este domingo ante los Jets. Cuando anotó el touchdown que ponía por delante a los Bills ante los Jets, imitó la celebración clásica de Plaxico Burress, receptor del equipo rival, y fingió dispararse en la pierna. Por dispararse en la pierna, Burress pasó un par de años en la cárcel. La causa directa fue tenencia ilícita de armas, pero por disparársela en una discoteca lo pillaron. Ahí tenéis la celebración de este bufón.


No contento con motivar al rival, en el último drive del partido Stevie Johnson dejó escapar dos balones que podrían haber dado la victoria a Buffalo. El primero fue sin duda culpa exclusiva de Johnson. Un pase perfecto de Ryan Fitzpatrick que inexplicablemente Johnson no atrapa. El segundo es responsabilidad compartida de Johnson y Fitzpatrick. Como la NFL está tan porculera con los vídeos de YouTube, no os lo puedo mostrar (os habréis dado cuenta de que los vídeos que incrusto ahora son de calidad mierdosa, pero solo los vídeos no directamente tomados de la tele tienen cierta garantía de permanencia). Sí os puedo mostrar lo que hizo Johnson hace exactamente un año. Lo mismo que este: dejar caer un balón que habría dado la victoria a su equipo.


DeSean Jackson. El karma es muy cabrón. Hay que andarse con mucho cuidado. El de Stevie Johnson es un ejemplo. Ríete del rival, que luego los dioses del football (que diría Easterbrook) te lo harán pagar. Jackson se rio (sin tilde, por monosílabo ortográfico) de los Giants la semana pasada. Esta jornada fue convenientemente retribuido. Un par de drops vergonzantes fueron la compensación. El último de ellos, además, pone en cuestión la hombría del receptor. Parece más preocupado de evitar el golpe que va a recibir que de atrapar el balón.


Triste final para la temporada de los Eagles. Lo siento por sus aficionados. Hasta los más pequeños piden el despido de Andy Reid.


Quo vadis, Jaguars. Los Jaguars caminan sin rumbo por la NFL. Acaban de destituir (que no cesar, no se puede cesar a nadie porque cesar es un verbo intransitivo) a Jack del Rio, su head coach, de vender una participación mayoritaria a un nuevo propietario, y el rumbo de su ataque lo dirige Blaine Gabbert. Lo dicho, que caminan sin rumbo. No sabemos quién será su quarterback de futuro, no sabemos quién dirigirá la estrategia deportiva de la franquicia ni (a ciencia cierta) dónde jugará. El anterior dueño mayoritario dice que sabe bien a quién le vende el equipo y que cree que tiene garantías de que se quedará en Jacksonville. Ya. Cuesta imaginar una situación más triste.

Nick Novak. Podría haberlo incluido en el apartado dedicado a lo regulero, pero el haber fallado dos field goals que habrían dado la victoria a su equipo y, sobre todo, haber sido pillado en una situación tan embarazosa como esta, lo sitúa entre lo peor de la jornada. Para mearse de risa [firmado: Subdirección General de Chistes Fáciles].


Cómo está la clasificación para playoffs y cómo creo que quedará

No lo hago aposta. De verdad. Asumo que soy gafe. Por lo menos para los equipos de la NFC Este. Cada vez que apuesto por uno, palma. No falla. Prometo no volver a apostar por los Eagles. Pobrecillos, ya han tenido bastante. A partir de ahora, maldeciré a los Cowboys. ¡¡Ja, ja, ja, Chicos Vaca, estáis perdidos!!

En la NFC, el panorama se aclara cada vez más. Solo ocho equipos están en la carrera por los playoffs, algunas de cuyas plazas parecen ya bastante definidas. Así están las cosas.


Y así creo que quedan (a gafar que me pongo):

1.- Green Bay Packers. La probabilidad de temporada perfecta, siempre complicada, sufre un serio revés con las derrotas de Niners, Bears y Lions, que permiten a los Packers cierta relajación.

2.- San Francisco 49ers. De aquí a final de temporada, un partido complicado, contra los Steelers. Los demás, muy ganables. Por eso, aunque creo que no son el segundo mejor equipo de la NFC, creo que no deberían tener problemas para conservar su segundo puesto.

3.- New Orleans Saints. La alternativa más seria en estos momentos al dominio de Green Bay.

4.- Dallas Cowboys. Esta apuesta hará que palmen en Arizona la próxima semana.

5.- Chicago Bears. La primera experiencia con Hanie no ha sido muy esperanzadora. Su rendimiento defensivo, lo es.

6.- Atlanta Falcons. No me entusiasma esta apuesta, pero viendo el estado implosivo en el que están sumidos los Lions, no tengo otra alternativa.

En la AFC, seguimos con el mismo caos. Eso sí, la AFC Este define su rumbo. Es el habitual, de dominio de los Patriots. También el Sur parece tomar un destino claro, aunque las lesiones y el historial de decepciones generan algo de incertidumbre en torno a los Texans. El Oeste y el Norte, bastante abiertos.



Gafemos también a los equipos de la Americana. Así digo que terminan (no hay cambios con respecto de la semana pasada):

1.- Baltimore Ravens. ¿Habéis echado un ojo al calendario les espera? Partidos teóricamente asequibles, por lo que quizá debería cambiar esta apuesta. Los Ravens palman cuando menos exigente es el rival.

2.- Houston Texans. Su partido más complicado de aquí a fin de temporada, la semana que viene ante Atlanta.

3.- New England Patriots. Entre mis numerosas equivocaciones, no figura la de anticipar el advenimiento del fin de ciclo en Foxboro.

4.- Oakland Raiders. Apuesto por ellos pese a los complicados partidos que se les avecinan: Dolphins, Packers y Lions.

5.- Pittsburgh Steelers. Deberían ir sobrados para ser quintos.

6.- Cincinnati Bengals. Que no se descuiden, que Tebow acecha.

* * *

Esto es todo por esta semana. No es poco (creo). Aprovecho para avisar de que la semana que viene no habrá Plácido domingo, jodido lunes. Me piro de puente y no podré seguir la jornada.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Rico y con fundamento: Acción de Gracias 2011

Soy muy de repetirme, lo sé, pero en esta ocasión mejor me remito al pasado. Hace un año comenté los orígenes de esta fiesta y su estrecha relación con la NFL. No han cambiado. Este año prefiero centrarme en el menú de partidos que nos tiene preparado la NFL. A priori, el más suculento de los últimos tiempos. Tres partidos, seis equipos que vienen de ganar sus partidos en la última jornada. Entre ellos, los tres mejores de la NFL en cuanto a clasificación.

El jueves, día ideal para una TV Party. Subid el volumen, que este tema se sale. Un clásico de Black Flag, en la versión del disco en apoyo de los West Memphis Three. TV party tonight! TV party tonight!



El horario que indico en cada partido es el peninsular español.

18.30: Detroit Lions - Green Bay Packers. Digital+ en directo.

Uno de los partidos más esperados de la temporada. Los invictos Packers visitan la guarida de los Lions. Entre los dos acumulan 17 victorias y 3 derrotas. Desde hace casi dos meses los Packers no se enfrentan a un rival tan duro. Fue también en un dome, en Atlanta. Ahora en Detroit. Los Packers están 10-0, pero su calendario ha sido bastante benévolo. Si atendemos al balance de los rivales con los que ha jugado hasta ahora, Green Bay ha tenido el calendario más fácil de toda la NFL (41%). Eso sí, al empeoramiento del porcentaje de victorias de los rivales han contribuido los Packers ganándoles todos los partidos. En Acción de Gracias, partido de los grandes.

El precedente. Todos esperamos un festival de puntos. Yo el primero. Creo que al menos habrá que anotar 40 puntos para ganar este partido. Pero sus protagonistas serán sustancialmente los mismos que en el choque de 2011. El resultado de ese partido fue 7-3. Bueno, el quarterback de los Lions era Drew Stanton (el tercer QB). Ahora estará Matthew Stafford. Y en los Packers terminó el partido Matt Flynn. En cualquier caso, cuando Rodgers estuvo en el partido (medio partido, no poco), las cosas fueron igual de mal para Green Bay. Aaron Rodgers dispuso de 7 drives ofensivos, en los que consiguió solo 2 primeros downs y, en el mejor de ellos, 20 yardas totales. Y terminó con una conmoción cerebral. Así fue ese partido:


Eso sí, los domes (pese a lo anterior) son el territorio favorito de Rodgers. Es que ahí se pone las zapatillas cómodas y la lía. Recordemos sus últimas actuaciones en el Georgia Dome, en el Metrodome o en la misma Super Bowl. Por cierto, acabo de darme cuenta de que Rodgers ya ha superado su récord personal de touchdowns de pase en una temporada. Y le quedan seis partidos.

El (más lejano) precedente. Esto lo vienen repitiendo hasta la saciedad en los medios, así que supongo que ya estaréis enterados. Los Packers están en su mejor racha histórica de victorias. La anterior, que data de 1962, se terminó en un partido de Acción de Gracias disputado en Detroit. Ahí los Lions aplastaron a los Packers de Lombardi y Starr. Once sacks, once, le cayeron al mítico quarterback. No sería muy sorprendente que se repitiese la historia, aunque con unos cuantos sacks menos. Ni el desenlace de la temporada: Green Bay no perdió más partidos en 1962.

El ogro. Ndamukong Suh. Un tipo que parece buen chico fuera del campo y un matón dentro de él. Sus bestialidades ya han provocado una reunión con el jefe de la NFL, en la que le dieron un toque de atención. Esta semana ya apunta que el modo de parar a Aaron Rodgers es golpeándolo una vez tras otra, sin parar. No se avergüenza en reconocer que el resultado del año pasado (la conmoción cerebral)

Los enfrentamientos. Creo que los matchups son bastante favorables para los Lions. La defensa de Green Bay las va a pasar canutas para parar a un ataque tan explosivo como el de Detroit. Especializada en conceder big plays, Calvin Johnson y compañía pueden hincharse. Creo que cuando ataquen los Lions veremos pocos punts. No serán todo anotaciones, porque la defensa de los Packers es muy oportunista, pero creo que los Lions aquí se impondrán. El cruce entre ataque de Green Bay y defensa de Detroit tampoco me gusta. Y me remito al precedente de la pasada temporada. Suh, Vandenbosch y compañía campaban a sus anchas por el backfield de los Packers. No veo muchos argumentos para pensar que esta vez será diferente. Al revés. La línea ofensiva de Green Bay parece más frágil esta temporada, en la que demasiado jugador inexperto (Bulaga, Newhouse y Sherrod) asume más protagonismo del debido. Y el front seven de Detroit es aún más potente. Con todo, los Packers tendrán muy presente lo sucedido el año pasado. Supongo que habrán aprendido la lección. Y Rodgers fuera del pocket es tanto o más peligroso que dentro de él.

El pronóstico. Veo mejor a Detroit para este partido. Mi pronóstico está viciado por mi condición de aficionado de los Packers. Soy demasiado pesimista con mis equipos, y probablemente exagero sus defectos y las virtudes del rival. Pero creo que los matchups favorecen a Detroit. Muchos puntos y, como decía, más de 40 puntos para quien quiera ganar es mi apuesta definitiva.

Por cierto, el partido es a las 11.30 de la mañana hora local. No sé si influirá algo, porque realmente es solo media hora antes de lo que suelen comenzar los partidos de la primera sesión del domingo, pero yo estaría completamente sobao. Horas indecentes para un día festivo.

22.15: Dallas Cowboys - Miami Dolphins

Hace apenas un mes, el partido tenía pinta de caca de la vaca (e implicados, los Chicos Vaca). Uno de los cabecillas de la carrera por Luck contra un equipo de capa caída. Pero desde entonces, estos equipos están en racha. Se plantan ambos con tres victorias consecutivas.

El precedente. Decía al principio que no me iba a repetir, pero en este caso me parece inevitable. Este jueves rememoraremos un clásico de Acción de Gracias. Los enfrentamientos entre Cowboys y Dolphins son muy poco infrecuentes, dado que pertenecen a conferencias diferentes. Cada cuatro años. Pero uno de esos enfrentamientos no se olvidará nunca. Leon Lett nos dejó uno de los errores más graves de la historia. Fue en 1993. Con el campo completamente nevado (algo extraño en Dallas y en estas fechas), a falta de 15 segundos, Dallas ganaba por 14-13. Miami se disponía a chutar un lejano field goal para ganar el partido, y sucedió esto:


En racha. Ambos equipos llegan en racha. Con tres victorias seguidas. Considerando solamente las últimas tres jornadas, Miami puede ser perfectamente el equipo más en forma de la NFL. No se enfrentaba a ningún coco (Chiefs, Redskins y Bills), pero ganaron con superioridad aplastante. Con Matt Moore pareciendo un gran quarterback, con Reggie Bush justificando (más o menos) su sueldo, una defensa dominante (tiene jugadores para ello) y receptores como Brandon Marshall o Anthony Fasano apareciendo de nuevo. Un buen equipo.

Pero los favoritos son los Cowboys. También acumulan tres victorias seguidas, aunque, como Miami, contra rivales de poco fuste. De hecho, contra los mismos que los Dolphins, pero cambiando a Chiefs por Seahawks. En cualquier caso, muchas señales para la esperanza en Dallas. Desde sus terribles cagadas contra los Lions, Romo acumula 12 pases de touchdown y solo 2 intercepciones. Y han encontrado en DeMarco Murray a un corredor potente. La defensa también ha venido mejorando, aunque el pasado domingo Sexy Rexy les hizo sufrir más de la cuenta.

No es el mejor partido posible, pero sí que promete. Y esas imágenes de Jerry Jones fuera de quicio al ver cómo Dez Bryant es ahostiado en un retorno...

El pronóstico. Mira que los Cowboys son muy de cagarla en prime time. Pero mucho, mucho, eh. Y Romo en particular. No lo descarto en absoluto. Pero si nos ceñimos a lo estrictamente deportivo, creo que debe de ganar Dallas.

2.20: Baltimore Ravens - San Francisco 49ers

Más de lo mismo. Cuando conocimos que este sería el partido que completaría Acción de Gracias (recuerdo que Lions y Cowboys son fijos este día), creo que el entusiasmo fue escaso. Sí, se enfrentarían dos hermanos, los head coaches de cada equipo, pero el partido parecía muy desnivelado.

Ahora la Harbaugh Bowl parece otra cosa. Sí, la Harbaugh Bowl. Leía el otro día un tweet, creo que de Onion Sports, que decía que la NFL anda buscando a ver si queda algún Harbaugh libre para entrenar (si no lo conocéis, The Onion es una publicación de coñas marineras). Y no sería extraño. Porque lo de esta familia es para nota. El pasado mes de febrero se lió una gorda con Jim. Todo Estados Unidos lo quería. Su entonces universidad, Stanford, y los programas en apuros más prestigiosos. También la NFL. San Francisco se llevó el Harbaugh al agua y muchos pensaron que el entrenador se equivocaba. Que iba a flipar. En medio año iba a querer salir corriendo. Ni de lejos. Jim Harbaugh ha convertido a los Niners en una roca. El tirano de la NFC Oeste. Un equipo que hoy acumula dos victorias más que el campeón de esa división la temporada. Y que se lanza a por los rivales como un pelotón de jubilados a un camión de fruta gratuita.


A John lo conocemos más. Me quedo con ese discurso que tanto repiten el las promos de Digital+:

- Was it pretty?
- No.
- Was it fun?
- No.
- BUT IT WAS US!

Duelo entre hermanos. Entre el primero de la AFC y el segundo de la NFC. Poca cosa.

Duelo de gemelos. Como dicen en la web de los Niners, los vínculos no se quedan en los Harbaugh. Estos dos equipos se parecen mucho. La defensa de ambos la lidera un carismático y devastador linebacker con el número 52. Patrick Willis y Ray Lewis. El ataque de ambos depende en gran medida de pequeños y constantes taladros, Frank Gore y Ray Rice. Y los quarterbacks son de poco fiar. Ni Flacco ni Smith figuran entre los nobles de la liga, aunque como game managers (por mucho que esta expresión moleste al entrenador de San Francisco) cumplen bien. Entre los receptores, Anquan Boldin y Torrey Smith en un lado; Michael Crabtree y Braylon Edwards en otro. Bueno, los Niners tienen a Vernon Davis. Me temo que los Ravens no tienen nada ni remotamente parecido.

Presión para ambos. Los Niners sabrán qué han hecho los Packers en Detroit. Si ha perdido Green Bay, estarán ante su oportunidad para asaltar el liderato de la NFC en la carrera por ventaja de campo en los playoffs. Si ganan los Packers, estarán obligados a ganar para mantenerse en la pelea. En cuanto a Baltimore, necesitan la victoria si no quieren ceder el liderato de división a los Steelers. Pittsburgh tiene un partido relativamente sencillo el domingo ante los Chiefs de Kyle Orton. Los Ravens se la juegan aún más que los 49ers.

El pronóstico. Creo que será un partido con pocos puntos, en el que las defensas se impondrán a los ataques. Estamos ante dos de las mejores defensas de toda la NFL. Y ninguno de los dos ataques parece imparable. Con dos quarterbacks sospechosos, necesitarán que sus corredores liberen de presión a los . Creo que la defensa de Baltimore es algo mejor que la de San Francisco y que el ataque de los Ravens también es un poco menos malo que el de los 49ers. Además, juegan en Baltimore. Apuesto por los Ravens en un partido de abundantes colisiones.

* * *

Que aproveche. Los que curremos mañana por la tarde tendremos que ingeniárnoslas para seguir el primer partido. Bendito Game Pass para Android.

Plácido domingo, jodido lunes: jornada 11

Qué poco me gusta que el Estu juegue el domingo a las 6 de la tarde. Bueno, realmente qué poco me gusta cómo juega el Estu, pero ese es otro tema. Me ahorro comentarios sobre el atentado al baloncesto que presencié el domingo por la tarde por parte de mi equipo. Demasiado deprimente. Comparados con el Estu, los actuales Colts son maestros de su deporte. El partido (o sucedáneo de) terminaba hacia las 8, por lo que me perdí la primera hora de NFL. Bueno, no realmente. Lo que veía en la cancha era tan descorazonador que no pude resistir la tentación de echar un vistazo a lo que estaba pasando en la NFL. Qué pasada la aplicación del Game Pass para Android. Con una conexión 3G normalilla ves la NFL en directo y de puta madre. Alucinante. Sí, sé que en ese momento batí récords de frikismo, y mi novia me ponía mala cara, pero para lo que se veía en el parqué... Total, que después del partido nos tomamos unas cañas con unos colegas de los Bucs viendo el segundo cuarto del Packers-Bucs en el puto móvil. Para hacernos una foto mientras discutíamos mirando un móvil si el onside kick que hacen los Bucs en el segundo cuarto lo toca antes el kicker o el inteligente jugador de los Packers que va a por el balón cuando aún no ha avanzado 10 yardas.

La música. Llegan oscuros tiempos de ayatolismo, de imposición de criterios, de dominio del Imperio Galáctico, de las hordas del Señor Oscuro. Era de ayatolas. Hasta en la NFL se atribuyen victorias a eventos pretendidamente milagrosos protagonizados por supuestos elegidos por el Señor. Cuánto iluminado. Que no nos toquen la pirola. Aunque será difícil.



Lo más comentado

La defensa de Denver se impone a los Jets. Comenzamos por el partido del jueves. Queda ya lejos, pero suscitó muchos titulares. Distintos del que he apuntado, lo sé. Pero como creo que la principal causa de la victoria de Denver es una vez más su excelente defensa, me centraré en ello. No cabe duda de que los ataques de los Chiefs y de los Jets no están entre los mejores de la NFL. Y sus quarterbacks son menos fiables que los auriculares de la Renfe. Es cierto. Pero con prácticamente estos mismos mimbres, los Jets llevan dos temporadas consecutivas plantándose en finales de conferencia. Son un equipo peligroso.

El jueves, la defensa de los Broncos, con un Von Miller colosal, concedió únicamente 13 puntos. No solo permitió pocos puntos, sino que con una intercepción retornada para touchdown, anotó 7 (realmente 6, pero incluyamos el extra point). Total, que 13 en contra, 7 a favor. 6 puntos de diferencia. Con anotar un mísero touchdown (y no permitir anotaciones) el ataque de Denver tenía el partido ganado. Un touchdown en 60 minutos. No es mucho pedir. Pues parecía que el ataque de los Broncos había obrado un milagro. Oh, que anotaron 10 puntos. Tremendo, eh. Un ataque demoledor. En fin. Lo realmente brillante de los Broncos está siendo su defensa. ¿Por qué no se habla más de Von Miller? Ojo a este novato. El 58. En el momento más importante del partido. Brutal:


Con una defensa a este nivel o, mejor dicho, si las lesiones la respetan, los Broncos aspiran a todo en la AFC Oeste. A pesar de su paupérrimo ataque. Así están las cosas por esa división.

Por cierto, mientras escribo esto me entero del despido de Kyle Orton. Jugosísimo pasador para equipos necesitados. Entre ellos, el equipo del que voy a hablar ahora.

La lesión de Cutler. En estos momentos, los Chicago Bears son uno de los mejores equipos de la NFL. Puede que incluso el mejor. Desde luego, están entre los tres primeros en cuanto a estado de forma. Su defensa ha recuperado el nivel del año pasado, y su ataque funciona mucho mejor. Los problemas de protección al quarterback parecen razonablemente resueltos, el juego de carrera ya resulta creíble, y cuando la carrera no termina de funcionar el ataque aéreo te puede destrozar. Por si fuera poco, los equipos especiales de Chicago están entre los más peligrosos de la NFL. Los retornos de Devin Hester y Johnny Knox proporcionan excelentes posiciones de campo a los Bears, cuando no directamente puntos.

Un escenario casi idílico. Hasta que se conoció, tras el partido del domingo, que Cutler puede perderse lo que queda de temporada regular. Se ha roto el pulgar de la mano que usa para lanzar. Terrible noticia. Jay Cutler está jugando a un nivel excepcional. Salvo en el partido de Wembley, donde estuvo mal, el rendimiento de Cutler está siendo una de las claves del éxito de los Bears. Contra los Chargers estuvo otra vez inmenso. La recuperación de Earl Bennett y el renacer de Roy Williams también estaba ayudando a la causa. La armonía se acabó cuando Johnny Knox se resbaló y Cutler fue interceptado. Entonces, intentando evitar que el retorno de Anthony Cason terminase en touchdown, Cutler fue bloqueado y resultó lesionado. Una intercepción carísima.

¿Ahora qué? Pues mucha incertidumbre. Es el turno de Caleb Hanie (salvo fichaje de Orton), el casihéroe de la pasada final de la NFC. Matt Forté y Marion Barber tendrán que ser todavía más protagonistas. Seguro que Mike Martz está encantado. Por lo menos el calendario es relativamente asequible. Solamente las visitas a Oakland y Green Bay parecen realmente complicadas. La lesión de Cutler puede haber acabado con las remotas esperanzas de ganar la división, pero no debería poner en peligro la plaza de wild card.

La sorpresa

Los Eagles ganan en New Meadowlands. En otro de los partidos de la jornada, unos Eagles mermados por lesiones se impusieron a los Giants en su propio estadio. Creo que podemos calificarlo como sorpresa. Aunque, todo sea dicho, en una jornada en la que la he cagado a base de bien en mi quiniela, este resultado lo acerté. No sé por qué, pero me lo olía. Entre que me fío poco de estos Giants, capaces de lo mejor y de lo peor, las toneladas de talento individual que tienen los Eagles (aun con las lesiones) y la segura sed de venganza de Philadelphia tras el primer choque de la temporada en el que vencieron los Giants, tenía el pálpito de que Philadelphia iba a ganar este partido.

La baja más importante era la de Michael Vick. Tras casi un año sin jugar, volvía Vince Young. Vuelta poco sorprendente, porque cuando un quarterback se expone tanto a la colisión como Vick, lo extraño es que sus costillas no se rompan. El partido de Young fue bastante mediocre. Muy parecido al típico partido de otro quarterback del que mucho se habla, mal juega y se atribuyen poderes sobrenaturales. Porque, como él, tras cascarse un partido regulero (aunque, eso sí, mostrando que sabe pasar el balón) dirige un último drive con el que su equipo gana el partido. Un partido feo, en el que se impusieron las defensas y no exento de gilipolleces. Hablo de DeSean Jackson, por supuesto.


Se iguala la NFC Este. La semana pasada, con razón, Martintxo me recordaba mi apuesta por los Eagles. Pues vuelvo a ella, hombre. Que están a dos victorias del liderato, con el mejor balance intradivisional (3-1) y un partido pendiente frente a Dallas. Sí, complicado, y la semana que viene visitan a los Patriots, pero ojo con el calendario de Cowboys y Giants que se las trae.

Pocas sorpresas en el resto de la jornada. Tampa estuvo cerca de dar la campanada en Green Bay, pero se quedaron en un casi. Igual que Cincinnati en Baltimore. La victoria de Seattle en St. Louis también podría considerarse una sorpresa tras los recientes buenos resultados de los Rams, pero tampoco es algo totalmente inesperado. De hecho, el spread (diferencia de puntos que asignan las casas de apuestas al partido) era de solo 1,5 puntos para los Rams. Supongo que el fútbol americano había agotado su cupo de sorpresas el sábado, cuando se sucedieron las derrotas de los favoritos universitarios. Ahí sí que están locos, locos.

Se habla de NFL en medios españoles. Bueno, más o menos. El lunes elmundo.es nos sorprendía con un artículo sobre la NFL que no trataba de cuestiones morbosas (crímenes o tipas semidesnudas) ni de gilipolleces. En la portada del diario digital. Lo nunca visto, oye. Otros medios españoles se hicieron eco de esta jugada, aunque no extraña tanto. Si se produce en la liga islandesa de bobsleigh o en el parlamento italiano, supongo que también la habrían puesto.


Todo sigue igual

(Vamos a ganarnos unos cuantos es una mierda) Podríamos llamar a esta sección el número de votos del PP. No falla, eh. Diez millones. Esta vez valen una mayoría absoluta. Hace cuatro años, con los votos de ahora, habrían palmado. Adhesión inquebrantable a la causa. Aunque les cuesta convencer a más adeptos para ella. Por ese motivo, lo de que "España confía en el PP" y demás titulares del estilo me resulta difícil de entender. Coño, si confían en ellos prácticamente los mismos que en 2008. No son ni un cuarto de la población española. No son ni la mitad de los que votaron el domingo. Pero bueno, que podemos estar tranquilos, no nos quedaremos sin diputaciones provinciales.

Otra cuestión que no cambia es el absurdo de la normativa electoral de reparto de escaños en el Congreso. Es totalmente incomprensible e injustificable que un voto en Melilla no valga lo mismo que uno en Móstoles. Es injustificable que el estado no sea una circunscripción única en la elección de los diputados. Las elecciones al Congreso son estatales, todos los votos tienen que valer exactamente lo mismo, un ciudadano no puede ser más o menos por el lugar donde resida. Entendería un régimen diferente para el Senado (la "cámara de representación territorial" según la Constitución; un gasto inútil en la realidad), pero no es el caso. No nos representan, no cabe ninguna duda. Porque no representan lo que dicen los votos. Tampoco esto cambiará. Dile tú a los privilegiados que renuncien a sus prebendas.

Más música, en consonancia con los tiempos en los que estamos:



Packers y Niners siguen ganando. Green Bay y San Francisco siguen a lo suyo. Ninguna de sus victorias pasará a la historia. Ninguno de los equipos estará totalmente satisfecho con su rendimiento esta jornada. Síntoma de que tienen la inmensa fortuna de estar acostumbrados a ganar. Si no lo estuvieran, la sensación tras sus partidos del domingo sería muy positiva. Los Niners ganaron cómodamente a un rival divisional, pero su ataque no estuvo muy inspirado (se quedó en "solo" 23 puntos) y Alex Smith recordó por momentos al de la era preHarbaugh. Su actual head coach tuvo que recordarle que estaba ahí.


Con todo, la victoria fue aplastante, y la diferencia en tiempo de posesión muy reveladora (ojo): 44:16 contra 15:44. Ni el Barça. Eso sí, los Niners tienen que mejorar mucho en la red zone. Llegan con relativa facilidad, pero ahí les cuesta horrores anotar un touchdown. Como la semana pasada contra los Giants, hasta el tercer cuarto no consiguieron rematar la faena atravesando la goal line. En fin, bendito problema. 9-1.

En cuanto a Green Bay, nueva victoria aunque con sabor agridulce por ciertas dudas que siembra (o confirma, en cuanto a la defensa --aunque si confirma, no hay duda--). Manda huevos, por otra parte. Creo que este fake punt de Masthay resume el partido de los Packers: consiguen el objetivo, pero el estilo no termina de convencer. Hasta Aaron Rodgers lanzó una intercepción de la que fue plenamente culpable (y no su recepción).

Redskins y Chargers siguen palmando. Si no contamos a los Colts, ¿sabéis qué dos equipos llevan más partidos seguidos perdiendo? Bueno, es obvio que ya lo sabéis, salvo que seáis analfabetos (en cuyo caso no estaríais entendiendo esto) o poco avispados. Washington y San Diego. Los Redskins jugaron como nunca y perdieron como siempre en el derbi frente a Dallas. Rex Grossman volvió a ser el quarterback titular de Washington y completó un partido más que aseado, con un drive en el final del 4.º cuarto de 89 yardas (todas ellas aéreas) para empatar el partido. En la prórroga, los Redskins chutaron un field goal de 52 yardas para llevarse la victoria, pero Graham (no) Gano lo falló. Por lo menos, los Redskins dieron señales de vida, tras varias jornadas sin comparecer.

San Diego sigue en plena implosión. Durante tres cuartos plantaron cara en Soldier Field, pero este equipo comete demasiados errores como para llevarse una victoria. 3 pérdidas de balón en esta ocasión. Pero, más allá de lo tangible, estos Chargers transmiten una sensación constante de derrota, de que la van a cagar, de que van a tirar por la borda todo lo que consiguen. Porque talento no les falta, y este domingo lo volvieron a demostrar, pero lo que de verdad les sobran son maneras de palmar. De 4-1 a 4-6. Menudo mesecito.

Todo cambia

Cruce de caminos en Miami. Antes comentaba un acierto en mi quiniela, este fue mi mayor error. Aposté bastante por la victoria de los Bills en Miami. Qué capullo, si es que se veía venir. Bills y Dolphins han cambiado. Radicalmente. Buffalo ya no es el equipo explosivo en ataque y oportunista en defensa del primer tercio de temporada. Miami ya no es el equipo inepto en todos los apartados del juego de la primera mitad de liga. Son todo lo contrario. Los nombres de ambos equipos empiezan a hacer gala de su fama. Mucha en Miami, poca en Buffalo. Fitzpatrick y Fred Jackson, inoperantes. La defensa de los Dolphins, contundente. Y hasta Matt Moore, como comentaremos después, rindiendo a un nivel estelar. Qué transformación la de este jugador. Está ganándose un contrato para la temporada que viene, aunque no sea de titular. Por desgracia para él, el próximo draft será rico en quarterbacks. Hay vida más allá de Andrew Luck. En cualquier caso, Dolphins y Bills representan tendencias opuestas. Uno de los equipos más en forma de la NFL, que venía de un inicio pésimo, contra otro de los que peor está jugando, tras un excelente inicio. Y yo apuesto por los últimos. Anda que...

Las mil caras de los Lions. En el partido de este domingo pudimos disfrutar de un equipo tan cambiante y divertido como Detroit. Tras una mala primera mitad, que nos recordó a los Lions malos que vimos en Chicago, aparecieron los Lions buenos. Tras unas semanas en las que el juego de carrera no funcionaba, apareció Kevin Smith para llegar a las 140 yardas de carrera. Tras los dos primeros drives del partido, en los que Matthew Stafford lanzó sendas intercepciones, el quarterback de los Lions consiguió cinco touchdowns de pase. Tras permitir anotaciones en cinco de los seis drives del ataque de Carolina en la primera mitad, la defensa de los Lions interceptó en tres ocasiones a Cam Newton, forzó tres punts y permitió solamente una anotación en la segunda mitad. El touchdown que certificó la remontada nos dejó, además, este peazo baile de Tony Scheffler.


El chico está imitando el baile de este anuncio. No lo hace mal.


Lo mejor

Matt Moore. No nos vamos de Miami. Este lunes Peter King hablaba de ello en su Monday Morning Quarterback. Si tenemos en cuenta las tres últimas jornadas, las estadísticas de pase de Matt Moore son las mejores de la NFL si obviamos a Aaron Rodgers (el puto amo, no olvidemos). A mí Moore me parecía un jugador aprovechable en vista de su rendimiento hace un par de temporadas en Carolina. Pero el año pasado fue uno más en ese desastre que fueron los Panthers. El domingo ante los Bills completó el 70% de sus pases y logró 3 touchdowns de pase. Su passer rating, 133,3, fue el mejor de la jornada. Como anticipaba antes, es improbable que Moore sea un quarterback titular en la NFL la próxima temporada, porque la nueva hornada viene fuerte. Pero si contribuye a conseguir unas cuantas victorias más y los Dolphins caen en el draft, y antes seleccionan a los Luck, Barkley, Griffin III y Jones, habrá que ver si conserva su puesto. Que le quiten lo pasado.

Kevin Smith. No soy muy de pelis de Kevin Smith. Mallrats me divierte, pero sin más. Jay y Silent Bob me parecen cargantes. Pero vamos a hablar de otro Kevin Smith. Tan poco conocido, que si pones "Kevin Smith" en la Wikipedia te lleva directamente al cineasta, sin posibilidad de desambiguación. Este es running back. Tras ser elegido en la tercera ronda del draft de 2008 por los Lions, pasó sin pena ni gloria por la NFL. No fue renovado el pasado mes de marzo y, sin equipo, fue recontratado hace un par de semanas ante la baja de Jahvid Best. Este domingo hizo el partido de su vida. Entre yardas de carrera y de recepción superó las 200. 140 yardas de carrera con 2 touchdowns terrestres y 61 de recepción con otro touchdown aéreo. A los Lions les salen sorprendentemente bien las cosas. ¿Señales del advenimiento del fin del mundo?


Torrey Smith. Otro Smith. Parece que por fin los Ravens encuentran la amenaza profunda que llevan siglos necesitando. El problema (para mí) sigue estando en el pasador, de quien me fío tanto como de un político patrio. Pero la conexión, bastante a menudo, funciona.


Además ese touchdown, 165 yardas de pase. Eso sí, Smith debe considerar la conveniencia de cortarse un poquito. El pelo. Si no, puede que se repita placajes tan legales y dolorosos como el siguiente. Ay, qué carita.


Hernández y Fernández. Ya que Tintín está de moda, qué mejor manera para referirnos al letal dúo de tight ends de los Patriots que como Hernández y Fernández. Por cierto, para mí la peli de Tintín es regulera siendo generosos. En el cine donde la vi terminaron aplaudiendo, pero a mí me aburrió soberanamente. Volvamos al tema, que nos perdemos. Encima los llamo Hernández y Fernández cuando el protagonista de la jornada es Gronkowski y no Hernandez (cuando hablo del de los Patriots no pongo tilde, porque él lo escribe así). Veamos parte de lo que hizo en el Monday Night en la tele de unos colegas asombradizos.


Creo que la palabra que define la llegada de Gronkowski a línea de meta es whoa!

Lo regulero

A una sesión buena le sigue una mala. No falla. ¿Que los partidos de las 7 son un coñazo sin emoción? Los de las 10 serán un frenesí de emociones. ¿Que los de las 7 rebosan tensión hasta el último segundo? Los de las 10 estarán decididos antes de llegar al último cuarto. Matemático (no sé si la expresión matemático es realmente adecuada para lo que quiero expresar; probablemente automático es mejor, pero se usa tanto lo de matemático con este sentido que me tiro a la piscina --lo sé, soy un osado de la hostia--). Este domingo, a una sesión infestada de espectáculo y emoción (a saber, en el derbi Redskins-Cardinals, en el Lions-Panthers, en el Ravens-Bengals, en el Packers-Bucs y en el Vikings-Raiders) le siguió otra exenta de tensión. Los cuartos cuartos (no me he equivocado repitiendo la palabra) fueron perfectamente prescindibles en toda la segunda sesión. Ojo, que los partidos no fueron malos. El Bears-Bolts estuvo bastante bien. Pero no me digáis que no os sentís algo vacíos cuando no tenéis ni un mísero final igualado. Snif.

Vincent Jackson. Creo que la temporada de Vincent Jackson está a la altura de la fama que acompañaba a este jugador hace un par de años. Es un jugadorazo. Una de las amenazas profundas más temibles de la NFL. Los números cantan. Jackson es 4.º de la liga en touchdowns de pase y 8.º en yardas de recepción. Su partido en el Soldier Field fue excelente, y eso que se enfrentaba a una de las secundarias más complicadas de la NFL. 165 yardas de recepción y un touchdown. La calidad del vídeo es pésima, pero seguro que intuís lo que pasa. Tremendo:


La pena es que como en anteriores partidos, la brillante actuación de Jackson no sirve para que su equipo gane. Como contra Patriots y Packers. Qué regulero, ¿no?

¿Victoria moral? Los Bucs recordaron esta jornada al equipo de la temporada pasada. Moscas cojoneras. En un partido en el que no se esperaba mucha guerra por su parte, ante unos Packers invictos y en plena decadencia de juego, Tampa dio un buen susto a Green Bay (no digo "Tampa Bay" porque, como recuerda Easterbrook, Tampa Bay no existe, la ciudad se llama "Tampa" a secas). Y eso que los Bucs comenzaron muy mal, palmando por 14-0. Hasta que apareció la locomotora Blount, para que admirásemos cómo arrollaba a cuantos defensores se ponían por delante. Probablemente, el mejor touchdown de carrera de lo que llevamos de temporada. Eso sí, una jugada que retrata a la defensa de los Packers.


El buen partido de Tampa fue insuficiente. Tuvieron el balón para empatar en el inicio del 4.º cuarto, pero Kellen Winslow dejó caer inexplicablemente el balón que Freeman había colocado en sus manos. Ese y otros errores perfectamente evitables (un par de intercepciones a Freeman y una penalización en un tercer down del ataque de los Packers que se convirtió en primero y terminó en touchdown) les costaron el partido. Jugamos como nunca, perdimos como siempre.

Lo peor

Mala jornada para los quarterbacks novatos. Uno de los motivos por los que estamos en la era del pase, además de la constante evolución de las normas de la liga en favor de esta faceta del juego, es la abundancia de talentosos pasadores. Tradicionalmente, un quarterback necesitaba un tiempo de cocción antes de estar listo para ser servido a las hambrientas bestias que pueblan la NFL. Hay casos excepcionales, por supuesto, pero el caso paradigmático es el de Aaron Rodgers. Nada mejor que unos años a la sombra de un pasador experto para comprender el juego profesional y estar listo para saltar a la arena. Lo contrario puede resultar contraproducente. Caso paradigmático, el de Alex Smith. Un tipo muy quemado, porque desde pronto ha asumido la responsabilidad del ataque de su franquicia.

Sin embargo, este año asistíamos a la aparición de un grupo de precoces pasadores que sorprendentemente doblegaban como veteranos a las defensas rivales. Cam Newton, Andy Dalton, Christian Ponder. Menos Blaine Gabbert, que parece responder más al "modelo antiguo" y corre grave riesgo de quemazón (en su descargo hay que decir además que dispone de la peor unidad de receptores de toda la NFL), todos los quarterbacks novatos superaban las expectativas. No esta jornada. Algunos lo llaman rookie wall. El muro del novato. El bajón de rendimiento que llega a mitad de temporada, cuando pierden la frescura y se topan de bruces con el duro mundo profesional. Esta jornada es el exponente de ese muro.

Entre Newton, Dalton y Ponder, esta jornada, 4 pases de touchdown, 10 intercepciones. Más allá de los números, la cagaron en los momentos decisivos. Mala jornada para ser un quarterback novato. Salvo Jake Locker. Vamos a hablar de la nota positiva en la jornada más negativa para el pasador rookie.


Chris Johnson. Qué vergüenza, macho. Tras el atisbo de esperanza de la semana pasada, Johnson ha caído un poquito más bajo. Todavía más. 12 intentos de carrera, 13 yardas totales. Espeluznante.

Philip Rivers. La gente pone a parir a Norv Turner, pero creo que el principal responsable de la honda crisis que atraviesan los Chargers es su quarterback. Está desconocido. Turner es el último responsable del rendimiento de su equipo, sin duda, pero no es Norv Turner el que pierde el snap decisivo en el partido de Arrowhead, ni el que lee las defensas y ejecuta los lanzamientos. ¿Que el playcalling no será adecuado? Vale. Pero el que ejecuta, y en última instancia decide a quién pasar es el quarterback. A Rivers se le suponía en la elite. Por elite me refiero a los cinco magníficos, todos ellos ya campeones, Peyton Manning, Brady, Rodgers, Roethlisberger y Brees [editado, se me había olvidado meter a Brees]. Hace un par de meses casi todos habríamos incluido a Rivers en este selecto grupo. Hoy no. Pasa al grupo de los dudosos. El de los Romo, Eli Manning, Cutler o Ryan. Capaces de lo mejor y de lo peor. Esta temporada, ni siquiera en ese grupo. Todos los citados lo están haciendo mejor. Este domingo, el colmo de los colmos llegó, ya con el partido decidido, cuando intentando esquivar un sack, ya fuera del pocket, Rivers lanza a la banda el balón. Su intención era deshacerse de él. Y también lo interceptan. Eso era una anécdota, porque el partido ya estaba decidido. Entre otros motivos, por errores garrafales de Rivers. Como este. ¿Alguien me puede explicar a dónde lanza? [antes aquí venía un vídeo con buena calidad de imagen; la NFL lo ha ordenado retirar de YouTube, así que hay que conformarse con esta mierda]


John Skelton. Se acabó la posible quarterback controversy en Arizona. Kolb puede respirar tranquilo. En este caso los números no engañan: 6/19, 3 intercepciones, 10,5 de passer rating.

Oltra. No pensaba compartir mis penas deportivistas esta semana, pero ya que me lo pedía Damián por Twitter, lo comento. Este tipo ya me ha terminado de sacar de mis casillas. Durante las primeras jornadas le das un margen de confianza. Que sí, que tenemos la plantilla con mayor presupuesto de Segunda y con nombres de solvencia probada, y vamos dando pena en muchos partidos (Alcorcón, Alcoyano, Nástic...) mientras el entrenador asiste impasible al bochornoso espectáculo, pero hay que darle tiempo. Bueno, catorce partidos son más que suficientes. Suficientes para confiar en Oltra. Para confiar en que se pire pronto. Lo del domingo fue (para mí) la gota que colmó el vaso. Cuando los jugadores se tocan los huevos ellos son los principales responsables, pero el entrenador tiene parte de culpa por no corregir la situación. Y tiene toda la culpa de no alinear a los mejores. Este año tenemos tres cánceres: Jesús Vázquez, Ayoze y Aythami. Uno parece ya extirpado. El tocayo del presentador de televisión se tuvo que ausentar del partido contra el Celta por sanción y este domingo no volvió. Su sustituto, sin hacer nada del otro mundo, aportó algo. Espero que Vázquez no vuelva. Nos quedan los otros dos. Ayoze es la nulidad hecha lateral izquierdo. El amigo del rival. Inoperante en ataque, un coladero en defensa. Dejo lo peor para el final. El problema central. Aythami. Si no hubiese alternativa, podría entender su alineación. Pero las hay. Este tipo es un terrorista defensivo. El colmo, el del domingo. Palmando 2-1, Oltra decide retirar a un central para dar entrada a Valerón. En vez de mandar a tomar por culo al inepto de Aythami, sustituye a Colotto, que no daba crédito. El resultado, el previsible: el Elche consigue el gol de la victoria tras marear a Ayoze y Aythami. El culpable, el que los alinea. Qué panorama, Oltra, qué panorama. Los medios que tienes y el resultado que ofreces. Haciendo buenos a tus predecesores (y mira que era complicado).

Cómo está la clasificación para playoffs y cómo creo que quedará

La jornada deparó pocas sorpresas, salvo la citada victoria de Philadelphia en New Meadowlands, así que en la AFC todo ha seguido el curso previsto (por lo que no veréis cambios con respecto de mis previsiones de la pasada semana) y en la NFC he tenido dudas. Porque el Este está que arde.

Así están las cosas en la Nacional



Y así creo que terminan:

1.- Green Bay Packers. Creo que serán primeros a pesar de que creo que el jueves palman en Detroit.

2.- San Francisco 49ers. Porque también creo que los Niners palman en Baltimore en la Harbaugh Bowl.

3.- New Orleans Saints. Tras unos cuantos insulsos, el próximo Monday Night promete. Saints-Giants.

4.- Philadelphia Eagles. Ahí, con un par lo digo. Ya veréis como palman en Foxboro el próximo domingo y Martintxo me recuerda lo equivocado que estaba.

5.- Detroit Lions. Miedo me da su front seven este jueves. Mucho.

6.- Chicago Bears. A pesar de la baja de Cutler. Let the Caleb Hanie era begin...


En la Americana, así vamos.


Y así creo que terminaremos:

1.- Baltimore Ravens. Este equipo rinde mejor contra rivales difíciles, cuando no se puede relajar. El jueves es uno de esos días.

2.- Houston Texans. Si fichan a Orton, Leinart se inmola.

3.- New England Patriots. Supongo que ahora pocos dudan de su supremacía en la AFC Este.

4.- Oakland Raiders. Si Palmer sigue así, no ganarán por menos malos, sino por buenos. Que lo demuestren ante los Bears.

5.- Pittsburgh Steelers. Esta semana de descanso le debería de haber venido bien a su convaleciente defensa.

6.- Cincinnati Bengals. El próximo domingo, un must-win ante los Browns.

* * *

Ojo, que este jueves es Acción de Gracias y para festejarlo la NFL ha preparado un menú suculento. Tanto, que merece una previa. A ver si me da tiempo a publicarla.