En primer lugar, gracias a todos por vuestras felicitaciones. Mucha gente se ha acordado de mí (para bien) en Twitter y en los comentarios a este
blog, a pesar de lo faltón y bocazas que suelo ser. Gracias a todos.
Mucho ánimo a los aficionados de los Steelers, porque pese a que hayan podido disfrutar de títulos en los últimos tiempos, perder una Super Bowl, con la ilusión que genera, es siempre muy duro. Ayer lo pude comprobar de primera mano. Aunque al principio creía que no sería para tanto, os informo de que no es bueno que tu equipo juegue la Super Bowl contra el de tu novia. Creía que estaría bien. Si no gana mi equipo, por lo menos gana el suyo. Un equipo que me cae bien. Pero no, no es así. Cuando hay tanto en juego, no hay "segundos amores" que valgan. Discusiones a grito pelao sobre temas importantes (
¡¡eso es pass interference!! ¡¡ha sido completo y fumble, hijos de puta!!) y no tan importantes (
cómo dicen estos cabrones que hay más seguidores de los Steelers, si la prensa dice que se han vendido el doble de entradas en Wisconsin que en Pennsylvania y Simmons decía ayer que veía el triple de cheeseheads). Además, cuando acaba el partido, sientes penita por el que pierde (aunque la que pierde no se lo crea y me mande a la mierda). Eso no mola, la alegría no es completa.
El mundo hoy está
green and yellow. Que suene.
Aunque he llamado a la entrada
Plácido domingo, jodido lunes, lo he hecho solamente porque me parece que nunca ese título fue tan adecuado para describir mis dos últimos días. Este fin de semana se jugó solo un partido (el Partido), y adaptar lo que vimos en la Super Bowl a la estructura clásica de esta serie de artículos me parecía forzar un poco demasiado. Así que aunque se llame así, porque esta semana más que nunca el domingo ha sido plácido y el lunes jodido, variaré la estructura del artículo. Ahí van una serie de reflexiones sobre lo que vi ayer. En números romanos, como requiere el partido
I.- ¡¡A Disney World (o a Disney Land, si lo prefieres)!!
Desde 1987, uno o varios jugadores destacados del equipo que gana la Super Bowl protagoniza al día siguiente un anuncio en el que dice que ahora se va a Disney World. Este año le tocó a Aaron Rodgers, elegido MVP del partido.
Rodgers fue un justo MVP. No hizo el partido de su vida, ya que estuvo algo impreciso en algunos pases al principio del partido y en el tercer cuarto, pero en general estuvo muy bien. ¿Quién, si no él, iba a ser el MVP? Si Jordy Nelson y James Jones no dejan caer tantos balones (algunos de ellos sencillos), quizá en vez de con 3 pases de
touchdown Rodgers se va con 5 o 6. También es cierto que algunos de esos pases "capturables" iban con mucha fuerza, pero creo que Jones (que me parece que tiene los días contados en Green Bay, si hay agencia libre, porque termina contrato y supongo que aspira a ser segundo receptor de alguna franquicia necesitada) y Nelson deberían haber atrapado por lo menos tres de esos pases. De hecho, si Nelson no comete tantos
drops, podría haber luchado por el MVP. Recibió dos votos y medio, por diecisiete y medio de Rodgers (y otro medio para Clay Matthews). Las 140 yardas de recepción de Nelson suponen un nuevo récord de la franquicia en una Super Bowl. Comentábamos ayer que si bien la había cagado en más de una vez, era el receptor que mejor se desmarcaba. En cualquier caso, el partido es otra muestra de quién es siempre el receptor favorito de Rodgers: el que esté desmarcado. Da igual cómo se llame. En Philadelphia Jennings solo recibió un pase, en Atlanta y Chicago se forró, ayer solo fue destino de pases claves (2
touchdowns y un primer
down decisivo en el cuarto cuarto).
Su lanzamiento más arriesgado, pero preciso, este. Brutal. Con erótico resultado.
Muchos decían seguir escuchando a algunos decir que esto es lo que le faltaba a Rodgers para demostrar que es un
quarterback de elite. No lo termino de entender, la verdad, porque como digo casi todos dicen escuchar a otros decir eso, pero pocos de esos otros aparecen. Salvo Colin Cowherd, que se ha pasado toda la temporada menospreciándolo por no haber ganado ningún partido de playoffs primero, y la Super Bowl, después, nadie decía que tuviera nada que remontar. Rodgers ajustó hoy cuentas con Cowherd (el sonido es malo y hay que controlar inglés para enterarse, Cowherd se pone a la defensiva, nervioso, y dice que es muy complicado entrar en su "Club VIP", porque quien entra no sale de él y ganar la Super Bowl no es suficiente, Eli Manning no está, pero ahora Rodgers sí):
Por si alguien no lo sabe: Aaron Rodgers es el
quarterback con el mejor
passer rating en temporada regular de la historia de la NFL (considerando toda su carrera), con un 98,4. Desde ayer, también lo es de los
playoffs (hay que lanzar un mínimo de pases para que se le considere en la clasificación). 112,6. El segundo clasificado es otro Green Bay Packer, el mítico Bart Starr, con 104,3. Como si tuviera más que demostrar. El problema es de los que siguen pensando que el fútbol americano es un deporte en el que ganan y pierden los
quarterbacks ellos solitos, y que veían antes de esta postemporada que en el balance de Rodgers figuraba un "0-1".
Termino la sección dedicada al hombre que dice que irá a Disney Land comentando algo curioso. Ya tardábamos en hablar de
la otra, ¿verdad? Sin nombrarla, alguna portada parecía acordarse de ella:
Y lo que no esperaban en Las Vegas es que los narradores de la Fox se olvidasen de ella. Se apostaba sobre cuántas veces dirían la palabra "Favre" durante la Super Bowl. El spread estaba en 2,5. Es decir, se apostaba si los narradores dirían más de dos veces "Favre" o no. ¡Y no lo dijeron ni una sola vez!
II.- La temporada en un partido
La Super Bowl fue un fiel reflejo de la temporada de los Green Bay Packers. Cómo condensar 20 partidos en uno. No faltó nada. Un equipo que suele empezar ganando, que adquiere una ventaja relativamente cómoda, que empieza a defender de manera conservadora, que ve cómo su rival se le acerca muy peligrosamente, y termina pidiendo la hora. ¿Cuántas veces habremos visto esto durante la temporada? En los
playoffs, menos en Atlanta, siempre. Y, como siempre, en ningún momento pierde por más de 7 puntos (de hecho, nunca fue perdiendo). Una historia más que conocida, que predecía el pasado viernes, aunque creía que sería un partido con menos puntos.
Otra constante de la temporada han sido las lesiones de jugadores importantes. En la Super Bowl, no podía ser menos. Pero siempre que se lesionan titulares, los suplentes completan un papel más que digno. La primera baja importante, en ataque, fue la de Donald Driver. Tras un par de buenas recepciones, tuvo que abandonar el partido. Jordy Nelson y James Jones suplieron su baja. Más adelante, la baja más sensible. La de Charles Woodson. Terrible noticia para Green Bay. Cuando lo vi vestido de calle creí que era el fin para Green Bay. Hablaba el pasado viernes de lo cansada que termina los partidos la defensa de los Packers. Después de una primera parte en la que los Steelers habían tenido casi 7 minutos más de posesión de balón, en un partido en el que estaban corriendo con relativa facilidad (la baja de Pouncey apenas se notó), y con mi poco querido Jarret Bush en el campo, vi el partido perdido. Todo eso sin ser consciente, porque los chicos de Digital+ no nos lo contaron, de que Tramon Williams, Sam Shields y Nick Collins estaban tocados y se habían perdido bastantes
snaps por culpa de sus lesiones.
Pero, como siempre (por lo menos esta postemporada) los Packers resistieron. Y resistieron gracias a jugadas defensivas providenciales. Aunque Rodgers se lleve la mayoría de elogios, es justo decir que los Packers son campeones de la NFL gracias a su defensa.
Defense wins championships. Tras haber forzado ya dos pérdidas, llegó la jugada defensiva providencial. Siempre la defensa. Tramon Williams en Philadelphia, el mismo Williams en Atlanta, Raji en Chicago; Pickett, Matthews y Bishop ayer. Esta jugada cambió el partido.
No obstante, hay que reconocer que la baja de Charles Woodson se notó mucho en la defensa de Green Bay. Woodson es el líder de esa defensa, que desde que faltó él se vino un poco abajo. No hay más que ver los números. La diferencia es enorme.
Me alegro especialmente por él. Igual que Driver y Clifton, se merecía un anillo. Cuando en el descanso del partido supo que se había roto la clavícula, no pudo evitar llorar al dirigirse a sus compañeros. Siguiendo la filosofía del
next man up (que salga el próximo) sus compañeros no le fallaron.
III.- 6 abajo, 2 minutos para el final, balón para Pittsburgh
Acojonado es una palabra que no expresa suficientemente bien lo que sentía a poco menos de dos minutos para el final del partido cuando los Packers se tuvieron que conformar con un
field goal tras tres intentos fallidos de anotar el
touchdown que habría asegurado el partido. No hace falta una memoria prodigiosa para recordarlo. Super Bowl XLIII. A falta de 2:37, Arizona 23, Pittsburgh 20. Y sucede lo que todos conocemos (meto el vídeo para levantar un poco el ánimo a los aficionados de los Steelers):
No solo era eso. La temporada pasada, la situación era mucho más parecida a la de ayer. 6 puntos de diferencia, 36-30, los Steelers comienzan su último
drive tras haber anotado Green Bay, en su propio campo, a falta de 2:06. Y así terminó.
Como comprenderéis, entre esto, la semanita que llevaba escuchando la manida frase de
si tuviese que jugármela con algún quarterback, sería con Roethlisberger, y la tendencia a la épica de las últimas Super Bowls,
acojonado es poco. Por suerte para los Packers, esta vez no hubo milagro. A pesar de que nuevamente la defensa planteada por Capers fue cagona (con los
safeties bien profundos para evitar
big plays, pero concediendo bastante espacio para los primeros
downs), Pittsburgh se quedó corto. Aquí terminó la agonía. Una pena para el espectador neutral, más aún para el aficionado de los Steelers. No tanto para los aficionados de Green Bay. Así se vivía en un hogar
cheesehead.
IV.- Partido emocionante, que no bueno
Leo hoy en la mayoría de medios estadounidenses que los analistas consideran que el partido de ayer fue bueno, cuando no muy bueno. Quizá el ser seguidor de un equipo me pierde, pero yo diría todo lo contrario. Con todo lo contento que estoy por la victoria de los Packers (y ya dejé claro hace unos días que yo no quería ver un buen partido, sino una victoria de Green Bay) he de reconocer que el partido fue regularcillo. Mediocre y ya.
Un partido con tantos errores creo que no puede ser considerado como bueno. Ganó el equipo que cometió errores menos graves. Los errores de los Steelers costaban pérdidas de balón (tres, todas ellas terminaron transformándose en 7 puntos); los de los Packers simplemente daban trabajo al
punter, porque impedían las conversiones de primer
down. Errores, al fin y al cabo.
La primera intercepción a Roethlisberger es una lamentable jugada del ataque de los Steelers. Partiendo de tu yarda 7, qué necesidad tienes de meterte en tu propia
end zone. Sé más prudente. Si lo haces, tienes que buscar un pase, o un receptor a quien hacer que se la pasas, porque un
intentional grounding en la propia
end zone es un
safety. Mal pensado. Peor aún Big Ben optando por el pase profundo. Y decían que la experiencia era importante en una Super Bowl, ya me diréis.
Más palos: para la línea defensiva de los Packers. Gran trabajo de Howard Green en la primera intercepción a Roethlisberger, pero ahí se acabó lo bueno. B.J. Raji y Cullen Jenkins apenas tuvieron protagonismo. Ante la maltrecha línea ofensiva de Pittsburgh, de las peores de la NFL, sin su
center titular, con Legursky jugando su cuarto partido como titular en la NFL tras tres temporadas, y por primera vez en esa posición, los gordos de Green Bay fueron incapaces de frenar las carreras de Mendenhall, Redman y Moore. 126 yardas de carrera para los Steelers, y eso que parecía que la defensa de Green Bay se podría pasear por su
backfield.
También merece un palo Mendenhall: cómo estropear un gran partido con una cagada inmensa. El error más grave del partido. Porque los Steelers estaban a solo 3 puntos y con la inercia totalmente a su favor. La defensa de los Packers era incapaz de frenar al ataque de los Steelers, el ataque de Green Bay no avanzaba, y parecía cuestión de tiempo que Pittsburgh se pusiese por delante. Y llegó el fatídico
fumble, totalmente evitable. Otro error.
¿Visteis al
defensive player of the year? Porque su pelo destaca, porque si no no nos enteramos. Cuando le preguntaban a Polamalu si su mal partido se debía a problemas físicos, decía que no, que no había estado tan sano desde mitad de temporada. Probablemente fuera verdad, y también hay que dar mérito al ataque de Green Bay por saber evitarlo y buscarlo solo en donde puede sufrir, pero debería haber hecho más. Otra pequeña decepción. Como el segundo clasificado en esa clasificación, Clay Matthews, que salvó su partido al colaborar al
fumble decisivo. Por eso se salva, porque por lo demás, un pase desviado y poquito más.
Después los
drops. Qué manos las de Jordy Nelson y James Jones. No había
drive ofensivo al que le faltase un
drop. Algunos de ellos, totalmente incomprensibles, indignos de una Super Bowl. La mejor unidad de receptores de la NFL tiene un serio problema en este sentido.
Por cierto, aunque no se hable mucho de ellos, el partido de los equipos especiales de ambos equipos fue
especialmente malo. Por parte de los Steelers, Shaun Suisham, el
kicker, estuvo muy impreciso toda la noche. Sus patadas previas no invitaban a confiarle un
field goal de 52 yardas. En los retornos, las penalizaciones perjudicaron gravemente a Pittsburgh. No nos olvidemos de que la primera intercepción a Roethlisberger, que lanza desde su propia end zone, viene precedida de un buen retorno que queda invalidado por un bloqueo ilegal por la espalda y que provoca esa posición de campo tan incómoda. No fue la única penalización a jugadores de equipos especiales. Por parte de Green Bay, la mejor noticia en un retorno era que el retornador no perdiese el balón. Los
punts y
kicks dejaron bastante que desear, proporcionando casi siempre (siempre que no había penalizaciones de por medio) posiciones de campo cómodas a Pittsburgh. Un día especialmente malo.
No faltó la emoción, y menos mal que no hubo más, pero no creo que se pueda decir que el de ayer fue un gran partido.
V.- Los héroes ignorados
La prueba de que los análisis prepartido de poco valen nos la dan, entre otros, tres jugadores de la defensa de Green Bay que en pocos análisis se apuntaba como clave para el partido. Me refiero a Charlie Peprah, Desmond Bishop y Frank Zombo.
Comenzamos por Peprah. Que no se me entienda lo siguiente como una crítica o reproche. Ayer el As, edición impresa, publicó dos páginas sobre la Super Bowl. Un trabajo estupendo, con una infografía espectacular en la que figuraban los "onces titulares" de ataque y defensa de ambos equipos. En la defensa de Green Bay figuraba como
strong safety titular Sam Shields, el nickelback que sale cuando los Packers deciden alinear a un quinto
defensive back ("por defecto" se alinea a 4). Le comentaba a Mariano Tovar en su blog que el
strong safety titular era Peprah, pero me respondía que aunque eso era cierto, habían preferido incluir a Shields ya que su importancia en la defensa de Green Bay es mayor. Totalmente de acuerdo en esto. Recordemos que Shields fue uno de los héroes de la final de conferencia con sus dos intercepciones.
Pues bien, Charlie Peprah, el "olvidado", fue el líder en placajes de la defensa de los Packers. Consiguió 10 (9 en solitario). Sus acciones no saldrán en resúmenes, su nombre no figurará entre los destacados del partido, pero es el jugador que más veces paró el ataque de los Steelers.
El segundo en este apartado fue Desmond Bishop. Cuando juegas al lado de Clay Matthews y (en menor medida) A.J. Hawk es normal que acapares menos protagonismo. Sin embargo, el
linebacker que acumuló más placajes, y el segundo de toda la defensa de los Packers, fue Bishop. 8 placajes (6 en solitario). Y recuperó el balón del partido, el
fumble que forzaron entre Matthews y Pickett. Poco más se puede pedir. Que hablen un poquito de ti, quizás.
El tercer héroe anónimo es Frank Zombo. Os llevo hablando de él desde la pretemporada. Para esto sirve, Goodell. Aunque te escudes en que a los aficionados no les gustan los partidos de
preseason, son necesarios, porque de otro modo es complicado que jugadores desconocidos puedan demostrar que valen para formar parte de una plantilla de la NFL. Zombo es un ejemplo de esto. Durante los dos primeros partidos de pretemporada apuntó maneras, lo que le valió para disponer de minutos importantes en el tercero. Contra los Colts, dio una exhibición. Le valió para hacerse un hueco en la plantilla y, tras las bajas de la defensa, en el 11 titular. Sin embargo, llevaba desde principios de diciembre sin jugar por una lesión. Entonces, le suplió otro anónimo, Erik Walden, que precisamente se lesionó en la final de conferencia. Este domingo volvió Zombo. Fue el tercer mayor placador de la defensa de Green Bay (5
tackles), y el autor del único
sack que sufrió Roethlisberger.
VI.- Take care of the football
Qué importante es no perder balones en
playoffs. Fundamental. Tanto, que el partido se decidió por las pérdidas de balón. Como casi todos los partidos de esta postemporada. Hablábamos que la clave podría estar en la defensa que forzase más pérdidas de balón. Decía que creía que la defensa de los Packers podría forzar más pérdidas que la de los Steelers y que eso daría una ventaja importante a Green Bay. No estaba descubriendo la rueda, basta observar lo que pasó durante todos los
playoffs: en todos los partidos, la defensa de los Packers recuperó balones importantes; en solo uno, en Chicago, perdió algún balón el ataque de Green Bay. Del otro lado, si bien la defensa de Pittsburgh siempre había provocado
turnovers, su ataque se mostraba poco cuidadoso con el balón. Baltimore consiguió recuperarlo dos veces en la primera parte; los Jets interceptaron dos veces a Roethlisberger y consiguieron un
safety.
Sucedió, por un lado, lo que se podía prever: que el ataque de Pittsburgh perdió balones. Tres. Una cifra alta, más aún si vemos el coste: 21 puntos. El partido, tal cual. Del otro lado, el ataque de Green Bay no perdió ni uno solo. He de decir que no me lo esperaba, al descanso pensaba en el partido de Baltimore, en que tarde o temprano la defensa de los Steelers forzaría un error. No fue así. Los mayores errores del ataque de los Packers fueron no forzados, y la defensa de Pittsburgh se fue de vacío. James Harrison (impecable durante todo el partido, por cierto, me trago mis palabras y me doy un golpe de remo) reconocía después del partido que esa era la clave, que debían haber provocado alguna pérdida. No fue así, la diferencia fue muy grande. 3-0.
Pero a pesar de esta clara derrota en el
turnover differential, los Steelers estuvieron a punto de llevarse el partido, y es que [
lo que digo en el punto siguiente].
VII.- Los Pittsburgh Steelers tienen unos huevos como el caballo de Espartero
Digo esto porque supongo que el caballo de Espartero los tiene como balones de baloncesto. Qué pelotas le echaron ayer los Pittsburgh Steelers. Cuando a poco más de dos minutos para terminar el segundo cuarto los Packers se pusieron 21-3, muchos daban ya la final por cerrada. Hasta el propio Greg Jennings, en un gesto que ya me advirtieron de que daría mala suerte, celebraba el
touchdown haciendo referencia a un anillo. Contra los Steelers, siempre es demasiado pronto para cantar victoria. Más aún en una Super Bowl.
Cuando nadie contaba con ellos, cuando ellos no contaban con su
quarterback (ni con su suplente, ni con el suplente del suplente) sacaron adelante tres de los cuatro primeros partidos de la temporada. Toda una demostración de huevos. En el partido de la ronda divisional, remontaron el 21-7 que arrastraban al descanso.
Ayer, les faltó muy poco para ser el primer equipo en remontar más de 10 puntos en una Super Bowl. Nunca se dieron por vencidos, ni con el 21-3, ni cuando Suisham falló su
field goal, ni después de que el
fumble de Mendenhall se transformase en un
touchdown que les situaba 11 puntos abajo. Con un par, siempre. Olé sus huevos.
VIII.- Heath Miller, completamente anulado
Tampoco se habla mucho de esto, pero creo que es otra de las claves del partido de ayer. Aunque no fue el mejor partido de la defensa de Green Bay, hay que decir que de nuevo anularon al
tight end rival. Un muy buen
tight end, como Brent Celek o Tony Gonzalez, que volvió a ser anulado por la defensa de los Packers. Hablaba el viernes de lo bien que estaba cubriendo la defensa de Green Bay a los
tight ends. Peter King pronosticaba para Miller 11 recepciones. Una barbaridad. Se decía que era la clave para el juego de pase corto de Pittsburgh. Pero fue un completo
no-factor, como dicen por ahí. Se quedó en dos recepciones, la segunda en el último
drive del partido. Decepcionante.
IX.- Chapuzas varias
En un mundo en el que todo parece tan controlado, resulta increíble que pasen estas cosas. Qué dirían de nosotros si pasasen aquí. Qué se escribiría de los sudafricanos si hubiese ocurrido durante la Copa del Mundo algo parecido. Ñapas, chapuzas, impresentables y demás lindezas.
Pues bien, en el estadio de los 1.200 millones de dólares se produjeron una serie de lamentables incidentes organizativos. El más mediático, el que impidió acceder a su sitio a unos 400 aficionados porque las gradas supletorias en las que iban a sentarse no contaban con la aprobación del departamento de bomberos de Arlington. Tremendo. Qué chapuza, qué improvisación, qué desastre. No pasa ni aquí. En el evento más importante del año en los Estados Unidos. Una estafa. Esos asientos de mierda (qué duda cabe de que eran una mierda) costaban 900 dólares
face value. Eso quiere decir que en taquilla 900 pavos, pero como la mayoría de entradas se revenden, lo probable es que cada titular de una entrada hubiese pagado bastante más. Alguno decía que 1700 dólares. La NFL, para mitigar el ridículo, les ha devuelto el triple del precio de taquilla (que podría no cubrir el pagado realmente), menos aún si contamos el precio del billete de avión y del hotel. Dice la NFL que para compensarles se les permitió acceder al terreno de juego al terminar el partido, que se les dio comida y bebida gratis (aunque los propios afectados desmienten esto último) y que se les darán entradas para la próxima Super Bowl de Indianápolis. Pues si soy de los Packers y Green Bay no juega ese partido, maldita la gracia que me hace el cambio. Una mierda.
Pero lo anterior no fue lo que más me sorprendió. Más grave aún es lo que sucede con otras localidades "aprobadas", que contaban con el visto bueno de la organización. Por sentarte en este sitio no te devuelven el dinero. Tremendo:
Eso sí, el mastodóntico marcador, espectacular. Había alguno en casa que al principio creía que era una imagen sobreimpresionada, que eso no podía estar ahí. No era una imagen sobreimpresionada, era un marcador sobreimpresionante.
X.- La pésima retransmisión del partido
Lo habéis comentado ya muchos, lo
tuiteaba ayer. No recuerdo una retransmisión de un partido de fútbol americano peor que la que sufrimos ayer en Digital+. Vergonzosa. Un completo desastre de principio a fin. De algunos (muchos) de los pecados culpa no tienen en Digital+. De otros sí. Como nota global, un cero. Pésima realización, malos comentarios.
La noche comenzó mal. La imagen se perdía de vez en cuando y el audio llegaba duplicado, cuando no se cortaba. Fatal. El comienzo del partido fue surrealista. De eso no tiene culpa Digital+, supongo, sino la NFL, y NFL Network en particular, que es quien servía la señal internacional. Pero no se puede entender que en el partido más importante de la temporada, en el escaparate de la NFL hacia el mundo, en el partido que ven muchos primerizos y el que la NFL debe aprovechar para conseguir expandirse, la realización sea tan mala. Aclaremos que la señal que veíamos en España a través de Digital+ era diferente de la que se emitía para Estados Unidos en la Fox. Lo he comprobado hoy cuando he visto la Super Bowl por esa señal, la de la Fox, y la realización era decente. Lo que nos llegaba a España eran unas líneas virtuales que aparecían y desaparecían (estas líneas son fundamentales para que un primerizo comprenda en qué consiste el juego y a dónde debe llegar cada equipo), unas tomas en directo desde cámaras extrañas, unos giros bruscos de cámara, con
zooms que iban y venían como en un
gag de
Muchachada nui. Una broma de mal gusto. Es interesante ver una jugada desde el punto de vista del
quarterback, pero mejor en una repetición y no en directo. En Estados Unidos no estaban viendo esa auténtica bazofia. Mal, muy mal la NFL por ofrecer eso a su público internacional.
Pero también lamentable el trabajo de los comentaristas del Plus. Se inventaban penalizaciones que los árbitros no habían indicado (ese
intentional grounding que entendieron cuando el árbitro dijo justo lo contrario, como si fuesen novatos) y no informaban de cuestiones muy importantes, como las lesiones de varios jugadores de Green Bay. Acojonante. Esta mañana me enteré de que Sam Shields, Tramon Williams y Nick Collins se perdieron varios
snaps por culpa de lesiones varias. A mí me extrañaba ver tanto a Jarret Bush en el campo, comentábamos en casa que probablemente se debía a que tras su intercepción (y con Woodson lesionado) habían decidido darle confianza. Pero no, la historia era que Shields, Williams y Collins estaban perdiéndose parte del partido por lesiones. Moisés Molina, Andrea Zanoni y Miguel Ángel Calleja ni se enteraron, o si se enteraron no nos lo dijeron. Si no se enteran de lo que pasa, que se queden en Madrid con un ordenador encima de la mesa en el que puedan leer las incidencias importantes. Así nos enteramos todos. Por cierto, no debo olvidarme de agradecer a Andrea Zanoni que haya apostado en contra de los Packers en todos y cada uno de los partidos de
playoffs. Como supersticioso que soy estas cosas las valoro mucho. Y si es de los Steelers, que se ve a la legua, es mejor que lo diga, no tiene nada de malo, no es algo de lo que avergonzarse. De hecho, nada peor que un periodista que va de imparcial cuando no lo es. Pensando en algunos (mucho peores que Zanoni, eso sí), Eduardo Inda (aunque no va de neutral, sino de aficionado a Osasuna y Mallorca) o Jesús Sánchez (inepto que sufrirá quien intente informarse de baloncesto leyendo el Marca). ¡Si te gusta un deporte lo normal es ser de un equipo!
El broche de oro (o debería decir de mierda) a la retransmisión fue el fin de la emisión en medio de la ceremonia de entrega del
Vince Lombardi Trophy. Te cagas. ¿¡¿Cómo cojones justifican cortar la entrega del trofeo a las 4.15 cuando el fin de la emisión estaba programado para las 4.30 (como podéis ver
aquí)?!? En España no nos enteramos de quién era el MVP de la Super Bowl. Qué ***** ** ****. Lamentable, indignante, inadmisible. No pudo ser peor. UN CERO, PÉSIMO TRABAJO.
XI.- ¿Y ahora, qué?
Eso me pregunto yo. Ahora qué haremos. Si todo va bien, hasta septiembre no volveremos a ver fútbol americano profesional. El inicio de la NFL 2011-2012 está programado para el 8 de septiembre, fecha en la que los Green Bay Packers recibirán en Lambeau Field al primer visitante de la temporada. Esperemos que así sea, pero para eso hace falta que sindicato de jugadores y patronal lleguen a un acuerdo sobre el nuevo convenio colectivo. Por ahora las negociaciones no van bien. Tampoco parece que los líderes de ambos bandos sean los más razonables.
Por cierto, aunque en teoría se conocen los rivales que tendrá cada equipo la próxima temporada, esto es un poco relativo, porque si la
regular season se amplía a 18 partidos habrá que retocar todo. Me temo que vamos encaminados a ello. Me disgusta profundamente. No hacen falta más partidos de temporada regular, no necesitamos que lleguen menos jugadores sanos a
playoffs. Eso es lo único que conseguirán con dos partidos más. De tanto exprimir el producto lo van a estropear.
Mención de honor para ese cínico Roger Goodell, que protagonizó una de las ruedas de prensa más lamentables que recuerdo. Si no vas a contestar preguntas, no las admitas. Pero no contestes algo que nada tiene que ver con lo que te preguntan. Al más puro estilo de los peores políticos, Goodell rehuyó todas las preguntas incómodas que se le planteaban. Una de ellas trataba sobre la ampliación de la temporada regular a 18 partidos. Cuando un periodista le preguntó por qué quería hacerlo, cuando las encuestas mostraban que casi el 70% de los aficionados lo rechazaba, Goodell contestaba que "la mayoría de los aficionados con los que él había hablado" (la impresión personal, dato científico irrebatible) estaba descontenta con la actual pretemporada. Otro salto lógico de regalo: pretemporada mala significa que hay que ampliar la
regular season. Lógica elemental. Goodell se escuda en que los partidos de la
preseason son demasiado caros para el espectáculo que se ve (ofrecen poco valor), por lo que quiere mejorarlos "convirtiéndolos" en oficiales. Claro, no hay otro remedio. A pesar de esto, bien que cobra la NFL por el
Preseason Pass. Si los partidos son malos, que bajen los precios. Ah, esperad, que cuando hay dinero de por medio la opción de dejar de ganar no existe. Peter King publicaba hoy los resultados de una encuesta que hizo entre sus seguidores en Twitter. 1200 votos en 40 horas. Los resultados, muy claros: solo el 17,2% apoya los 18 partidos de temporada regular. El 51,8% prefiere que se eliminen 2 partidos de pretemporada, quedándonos con 16 de
regular season. El 30,3% restante, entre los que me incluyo, quieren que las cosas se queden como están (4 de pretemporada, 16 de temporada regular).
El
¿y ahora, qué? también va por este
blog. Mientras veía la Super Bowl me preguntaban qué haría con él. Menudo momento para preguntármelo, con los nervios que tenía, como para pensar en eso. No lo sé, la verdad. No lo dejaré, obviamente, pero supongo que surgirán menos temas de actualidad (hablar del convenio de marras es un coñazo) y comentaré otros temas histórico-festivos. No en vano este
blog nació en plena
offseason, así que me temo que seguiré dando la lata a quien se quiera pasar por aquí.
Comienza la travesía por el desierto.