miércoles, 28 de julio de 2010

La paradoja del mercado libre regulado y otras historias

Siguiendo la serie de entradas sobre mis absurdas predicciones, ahora tocaría hablar de la AFC, y siguiendo el mismo orden que con la NFC empezaría por el norte, donde además, como en la NFC, juega el otro equipo con el que tengo un vínculo afectivo, aunque sea por persona interpuesta, los Steelers. Sin embargo, en la entrada sobre la NFC Este, el usuario Rocamadour hacía un interesante comentario que va más allá del football y que da pie a este artículo. Lo transcribo a continuación:
Pese a mis grandes objeciones y en general la aversión que tengo contra muchísimos aspectos de la cultura estadounidense, el football me parece un deporte maravilloso. No deja de ser interesante que el deporte insignia de ese país tenga tantos elementos que contradicen la lógica del sistema capitalista, como el tope salarial, el sistema del draft y la distribución de dividendos por taquillas. El caso que mencionas de los packers es emblemático (Una de las razones por las que es mi equipo favorito).

Ahora, no sería absolutamente correcto afirmar que el football contradice las estructuras del capitalismo (y podría por ejemplo argumentarse que la división y especialización progresiva del trabajo dentro del terreno de juego es la síntesis perfecta del modo de producción), pero la igualdad y competitividad generada por sus sistema son una bofetada para la organización de muchos deportes a nivel mundial.
La reflexión que hace sobre el mercado footballístico y su relación con el capitalismo y la cultura estadounidense me parece muy interesante, así que vamos a hablar de ello. De antemano le doy las gracias por suscitar un tema sobre el que alguien que me conoce sabe que doy el coñazo de vez en cuando.

Por centrar la cuestión, dos serán las cuestiones sobre las que daré mi visión personal: ¿resulta contradictoria la intensa regulación del mercado deportivo profesional norteamericano con la libertad de empresa y de mercado propugnada por el capitalismo (realmente el liberalismo económico)? y ¿resulta contradictorio que me guste el football si soy antiamericano?

Habréis visto que el tema irá por derroteros poco deportivos y más filosóficos. Estáis a tiempo de huir, aunque no temáis, que tampoco entraremos a fondo en el análisis de las tesis de Adam Smith.

Para ambientarla, qué mejor que un tema que lleva por título Capitalism stole my virginity. Con Vds., The International Noise Conspiracy.



Comencemos por la cuestión de la posible contradicción entre capitalismo y regulación del mercado. ¿Por qué puede resultar contradictoria o paradójica la situación que encontramos en el mercado deportivo profesional estadounidense? Porque una de las bases clásicas del capitalismo es la economía de mercado.

Esa es la primera precisión que habría que hacer: la contradicción se podría dar respecto del mercado libre. No es exactamente lo mismo que capitalismo, aunque ambos conceptos están íntimamente relacionados. No se me duerman. Aunque el capitalismo es algo que más o menos todos sabemos lo que es, a la hora de dar una definición no está tan claro cuáles son las notas características ante cuya ausencia dejamos de hablar de capitalismo.

Como sabéis, el mercado libre es una de las características fundamentales del capitalismo. Lamentablemente no existe un concepto unívoco de capitalismo, ya que las definiciones varían según las diferentes corrientes ideológicas. Sin embargo, pocos podrán objetar que el capitalismo se caracteriza por:

1.- La propiedad privada de los medios de producción, al contrario que el socialismo, que propugna su propiedad pública. Ojo, en el socialismo la propiedad pública se predica solo de los medios de producción (tierra, capital y trabajo), no de los bienes de consumo y pertenencias personales (esto es algo que se suele obviar con frecuencia).

2.- El ánimo de lucro (beneficio económico). El lucro obtenido corresponde al propietario de los medios de producción, el empresario. En cambio, en el modelo socialista la producción de bienes y servicios no se hace por ánimo de lucro.

3.- El mercado. La oferta, la demanda y los precios los determina el mercado. Mejor dicho, no los determina nadie. La "mano invisible" es la que ha de equilibrar oferta y demanda y determinar precios de bienes, servicios, trabajo (salarios) y dinero (tipos de interés). El concepto de mercado se opone al de planificación del sistema socialista, donde la oferta de bienes y servicios y, en general, la actividad económica, no surgen de circunstancias "espontáneas" (oferta y demanda), sino que responden a un plan, a una estrategia predeterminada.

Bueno, seguro que esto es algo que conocíais todos, pero ya sabéis que me gusta enrollarme y contar las historias desde el principio, aunque lo haya contado en términos muy básicos y gruesos. Y esto era el principio. Lo siguiente, centrándonos en el "libre mercado" es ver cómo y hasta qué punto es o debe ser libre en el modelo capitalista. Nuevamente, dependiendo de la ideología se defenderá una u otra postura.

Grosso modo, dentro del capitalismo encontramos dos corrientes mayoritarias y enfrentadas: la del liberalismo y la que defiende el llamado estado del bienestar. Hay muchos matices y términos medios, y quizá las denominaciones no sean las técnicamente más precisas, pero para que todos nos entendamos estas son actualmente las dos corrientes económico-capitalistas predominantes. Los primeros, que se denominan liberales (o neoliberales), en una concepción extremista defienden la libertad prácticamente absoluta del mercado, cercana a la anarquía (de ἀν-, "sin", y ἀρχή, "gobierno"). Ello implica la ausencia de injerencia estatal de cualquier tipo, la desregulación, la ausencia de constricciones a la autonomía de la voluntad de los sujetos privados que intervienen en el mercado. Los liberales, en esencia, propugnan la ausencia de intervencionismo estatal, tanto como sujeto económico (v.gr., a través de empresas públicas) como en el papel de regulador (v.gr. estableciendo precios mínimos o determinados) o de "sustractor" de la renta obtenida por los sujetos privados (tributos). Vamos, que ni empresas públicas, ni normas, ni impuestos. Que el estado no se meta en lo que hago. Utilizando un vocabulario llano y lírico, que cada cual haga lo que le salga de los cojones. Las excepciones: la defensa nacional, de la que sí debe ocuparse el estado, las infraestructuras, las normas de defensa de la competencia (antimonopolio) y las que obliguen a la ejecución de los pactos privados (tribunales de justicia que impongan el cumplimiento de los acuerdos privados). La ley de la selva, con el matiz de que los defensores de esta visión consideran que los animalillos se van a comportar, digamos, bien, y construirán la mejor selva posible. Ya se pondrán, autoimpondrán, ellos mismos las normas, si es que hacen falta.


El estado del bienestar, en cambio, supone un capitalismo "menos de mercado", en el que el estado introduce ciertas restricciones. Podría verse como un término medio entre la planificación del estado socialista y la dictadura del mercado propuesta por los liberales. En el estado del bienestar el estado actúa como sujeto económico. ¿Por qué? Porque hay una serie de "fallos de mercado", áreas que se entienden esenciales para el bienestar y el progreso en las que el mercado libre no funciona, donde por diversas circunstancias (como que no sale rentable) los sujetos privados se abstienen de producir bienes o prestar servicios necesarios para toda la población. En otras palabras: sanidad y educación públicas y universales, protección contra riesgos del mercado de trabajo (imposición de indemnizaciones por despido y subsidios en caso de desempleo) y sistemas públicos de pensiones. Se podría añadir algún punto más pero estos son los fundamentales.

Entre estas dos grandes opciones capitalistas, no hay una respuesta correcta. Existen argumentos para defender ambas posturas. La ideología política influye a la hora de decantarse por una u otra opción. En ambos casos encontramos ejemplos históricos de buen funcionamiento, que a mi juicio mucho tienen que ver con la educación y la cultura de cada país. También vemos ejemplos de mal funcionamiento. De todo hay. Y no hay "casos perfectos", siempre hay alguna sombra, algún inconveniente.

Todo este rollo para contextualizar que los Estados Unidos representaban el liberalismo económico, el imperio del mercado, y Europa representaba el estado del bienestar. Actualmente el modelo estadounidense y el europeo se aproximan, los Estados Unidos son menos liberales (la que se está montando por la reforma sanitaria) y la Unión Europea tiende a serlo más.

Y así, al fin, llegamos a la NFL y a plantearnos la contradicción. El football es uno de los símbolos de los Estados Unidos. Fútbol americano (de americano, poco, léase estadounidense, porque ni norteamericano, que el canadiense tampoco sigue las mismas normas). Igual que lo son el béisbol, la NBA o la NHL (esta última menos, ya que es la más canadiense de las Grandes Ligas). Estamos ante dos de las banderas estadounidenses: el liberalismo económico y el fútbol americano. Y cuando uno llega al mercado de la NFL, se encuentra el mercado más regulado, planificado y, en cierto modo, socializado, del mundo del deporte. WTF (acrónimo de what the fuck?, algo así como ¿qué hostias?), que se diría en ciberlengua.

Pues eso, que uno llega a la NFL y se encuentra, entre otras cosas, con que:

1.- Cada equipo no se puede gastar lo que quiera, sino que hay un tope salarial (como regla general, para la próxima temporada en NFL no lo hay). No es infranqueable, dependiendo de la liga se establecen diferentes consecuencias en caso de que algún equipo se exceda, como por ejemplo el pago de multas o "impuestos de lujo" (luxury taxes) a la liga. Evidente constricción a la libertad de empresa. Y en Europa no existe tal límite. Cada cual se gasta y se endeuda lo que materialmente pueda. Allá cada cual. Así se construyen las leyendas deportivas europeas (me refiero a equipos), gastando más que los demás. Sorprendente: en Europa se respeta la libertad de empresa y en Estados Unidos se coarta. ¡Adónde vamos a llegar!

2.- A la inversa, existe un salario mínimo. Ese contra el que braman los adalides de la doctrina liberal europea, los que ponen el grito en el cielo cuando el gobierno de turno anuncia su subida. ¡Que el salario mínimo es malo, que provoca inflación, y la inflación es mala (hecho no plenamente demostrado sino más bien intuido, pero que es uno de los dogmas de nuestra sociedad)! Y entonces nos sacan sus gráficos teóricamente perfectos, pero basados en una serie de hipótesis que en este mundo por lo menos no se cumplen. Pues bien, esa lacra que es el salario mínimo, la encontramos en la NFL. Ah, si Milton Friedman levantara la cabeza...

3.- El trabajador no es libre para irse donde quiera (desde la aparición de la agencia libre, relativamente reciente, algo más, pero tradicionalmente era siervo de la planificación deportiva de su franquicia) sino que, al llegar, sólo puede fichar por el equipo que le elige en el draft (norma general) y luego tiene que irse a donde le diga su empleador, que se intercambia jugadores con otros equipos como si fuesen cromos, sin necesidad de consentimiento del trabajador al cambio de empresa. En Europa no, cada empresa es libre de contratar a los trabajadores que quiera y cada trabajador es libre para trabajar para quien quiera. Otra rigidez estadounidense inexistente en Europa.

Me dejo muchas más normas que distorsionan la libertad del mercado, pero la conclusión es que la regulación es intensa y complicada. El derecho de las Grandes Ligas es una especie de Derecho Administrativo cuya complejidad poco tiene que envidiar al marco normativo de muchas industrias típicamente reguladas en Europa (v.gr. energía o telecomunicaciones).

Y entonces nos planteamos la paradoja. Coño, mira tú, los adalides del liberalismo, de la economía de mercado, como en su propia casa tienen el mercado más intervenido del deporte mundial. ¿No es contradictorio?

Pues sí pero no.

Pues sí porque la autonomía de la voluntad económica encuentra casi tantas restricciones como en la época en la que la economía española estuvo más intervenida, época curiosamente muy defendida por muchos liberales españoles en un ejemplo de coherencia admirable (nótese la ironía; hablo del franquismo, clarostá). El resultado final es un mercado hiperregulado y con infinitas distorsiones que constriñen la libertad de empresa.

Pero no porque realmente quien se ha impuesto esas rigideces y limitaciones ha sido el propio mercado, que se ha autorregulado. Precisamente es esto lo que defienden los valedores del mercado libre: estado, no te metas, que el mercado ya sabrá cómo solucionar los problemas. Tiende al equilibrio y logrará el equilibrio. Quién mejor que los sujetos privados para reconocer los problemas y ponerles solución, no un tercero hostil. La autorregulación. Sin imposición estatal, sino a través de una sucesión de pactos de los sujetos que participan en el mercado Y, a la vista está, el modelo ha funcionado en la NFL.

Llegados a este punto podemos plantearnos si este mercado autorregulado constituye un ejemplo a favor de los liberales que propugnan la ausencia de injerencias estatales en el mercado. Podrían argüir que el mercado es sabio y si hacen falta normas se autoimponen. Por tanto, podrían decir, hagamos lo mismo con todos los demás mercados, incluso en aquellos en los que se vean fallos de mercado.

No, no me vale el argumento. El mercado de la NFL y el de la educación, la sanidad o la venta de bienes de consumo son tan equiparables como un tornillo y un calamar (no creáis que es tan fácil, que he estado pensando durante un minuto qué cosas que no tienen que ver pongo como ejemplo). El mercado deportivo profesional norteamericano no es un ejemplo válido de la bondad del mercado libre y de la capacidad de este para autorregularse. Al menos, no es un argumento para extrapolar esta visión a otros mercados ¿Por qué? Porque entre los actores de este mercado particular se da una diferencia muy importante en comparación con los demás mercados en los que intervienen sujetos privados. ¿Cuál es? Que cada sujeto privado necesita competidores. Necesita que haya rivales para que exista la liga. ¿Cuántos? Pues los que maximicen los ingresos individuales de cada uno de los agentes económicos, que, en el fondo, todos actúan por egoísmo.

En cambio, en un mercado normal cada sujeto anhela la destrucción del competidor y hace todo lo posible para acabar con todos. Puede sonar crudo, pero es así. Todos los mercados tienden a la concentración, al oligopolio, a la desaparición de los más débiles y a que el pez grande se coma al chico. No en la NFL, donde hacen falta muchos peces. Pero sí en los demás mercados. Por eso el ejemplo no es extrapolable, ya que en cualquier otro mercado, si dejas al zorro entrar al corral lo normal es que se produzca un holocausto bovino, salvo que metas a un pastor que lo ahuyente. Vamos, que la ausencia de regulación funciona porque los sujetos privados saben que se necesitan y llegan a acuerdos para preservar el negocio. Por desgracia, en Europa los agentes económicos del mercado deportivo no son tan racionales y así les va, no hay más que ver sus finanzas.

Eso sí, el modelo no está exento de problemas, porque los perjudicados de muchas de las medidas, como el tope salarial, son los jugadores, y ahí surgen conflictos graves como el que se avecina para la temporada que viene si nada lo remedia. Los lockouts, cierres patronales, se producen de vez en cuando en las Grandes Ligas. Mal asunto, pero, como decía antes, no existe el modelo perfecto.

Conclusión conclusiva a la primera pregunta: ¿resulta contradictoria la intensa regulación del mercado deportivo profesional norteamericano con la libertad de empresa y de mercado propugnada por el capitalismo (realmente el liberalismo económico)? No, porque quien introduce las rigideces al mercado son los propios sujetos privados, aunque el resultado sí evidencia que un mercado libre no vale.

Pasamos a la segunda cuestión, que voy a tratar muy rápidamente, porque la respuesta es bastante obvia. El tema del antiamericanismo y el football. Nada mejor que I'm so bored with the USA, de The Clash, para ambientar el tema.



Qué importante es la precisión léxica. Y cuánto daño hacen las expresiones desafortunadas y las generalizaciones. ¿Por qué digo esto? Porque, en muchos casos interesadamente, se acuñan o usan expresiones poco adecuadas para denominar posturas o ideologías. Antiamericano es una de ellas. Es una expresión poco adecuada porque generalmente se utiliza sólo para referirse a quien esté en contra de determinadas actuaciones políticas estadounidenses, y, en la mayoría de las ocasiones, limitadas a la política exterior. Ya no entro en lo impreciso que resulta el término americano para referirse a los Estados Unidos, que también, pero no es el tema. Seguro que nadie tilda de antiamericano al republicano que está contra el actual presidente, pero sí al demócrata que lo estaba contra el anterior. Lo que no deja de ser paradójico, dicho sea de paso.


¿Puede ser antiamericano quien ama el rock and roll, el football, el jazz, el country (mierda, demasiados ejemplos musicales, busquemos otros), la NBA, pasear por Manhattan o el pepperoni*? ¿Acaso no representan instituciones típicamente estadounidenses? Pues sí. Lo que no tiene sentido es la idea de antiamericanismo, demasiado genérica e imprecisa.

*Inciso pepperoni: todos los comedores regulares de pizza conocemos el pepperoni. Qué nombre tan italiano. Pues el pasado verano, en mi primera visita a Italia veo una pizza que, según la carta, llevaba "peperoni". De puta madre, ñam ñam. La pido, aunque tenía el sospechoso nombre de "pizza vegetariana". Después de pedirla pero antes de que me la trajesen pensé, "pues el nombre no es muy adecuado para la pizza"... Y no, no lo era. "Peperoni" en italiano significa "pimientos". Imaginad mi alegría cuando llegó la pizza. Mi gozo en un pozo. El "pepperoni" que te ponen aquí es el embutido que inventaron en los Estados Unidos. Recordad, amigos: peperoni is not pepperoni.

El término antiamericano se pervierte tanto que se llega a asociar americano a conservador. Esto pasa también en otros países, léase antiespañol. Es decir, que si no estás de acuerdo con cómo se ha hecho algo hasta ese momento o cómo creen los conservadores que debe hacerse, eres antiamericano. Tócate las pelotas. No son pocos los que acusan a Obama de antiamericano. Me asombra la capacidad de algunos de arrogarse la potestad de determinar cuál es la esencia de un país, que casualmente suele coincidir con las ideas propias. Lo malo es que de tanto repetir la monserga, hay quien acaba creyéndoselo. No lo hagáis, por favor. Las cosas cambian. La gente y las políticas evolucionan. Y porque siempre ha sido así no es un argumento de peso.

Y tampoco le veo mucho sentido a declararse antiamericano, puedes ser contrario a una determinada política, manifestación cultural (v.gr. el reggaeton), pero no a algo tan general como Estados Unidos. Aclaro, por si alguien me malinterpreta, que no me estoy refiriendo a Rocamadour en absoluto al comentar esto. Él comenta que tiene aversión por muchos aspectos de la cultura estadounidense, lo que me parece algo totalmente comprensible y legítimo.

Pues eso, que el término antiamericano es torticero. Que no os engañen. No es incoherente estar en contra de las torturas de Guantánamo y ser un loco de la NFL. Qué tendrá que ver el tocino con la velocidad (vale, que si corres mucho quemas grasa, ergo a más velocidad menos tocino).

Sin embargo, también creo que, por otra parte, hay gente que tiene prejuicios respecto de la NFL y que no se interesa o siente aversión al tema porque seguro que es otro invento de estos imperialistas americanos. Pues muy mal. No se pueden tener esos prejuicios. Que vale, que es uno de los emblemas de los Estados Unidos, pero es un deporte, nada más.

Y sí, hay que admitir que quizá se pasan con los homenajes a las tropas, y que meten el patrioterismo por donde pueden, pero son cuestiones menores que, aunque creo que sobran en muchos casos (y no pretendo abrir otro debate diferente, el de si estoy a favor de no mezclar política con deporte, refrán que suelen suscitar los que no están de acuerdo con el mensaje político específico que se transmite en un evento deportivo, aunque cuando sí están de acuerdo con el mensaje no protestan tanto), no contaminan la esencia del deporte.

Sí, la conclusión a esta última pregunta es una perogrullada, pero el prejuicio existe y alguno puede llegar a ver como incoherente estar en contra de determinados aspectos relativos a la política o incluso a la cultura estadounidenses y ser seguidor a la NFL, cuando obviamente no hay contradicción alguna.

Bueno, espero que a alguien le haya interesado todo el rollo. Al fin y al cabo se trata de hablar de temas (creo) interesantes con la NFL como excusa. Si a alguien le cunde algo leerlo, me vale. En la próxima entrada volveremos a lo deportivo (y a otras historias en naranja y amarillo).

4 comentarios:

  1. Bien, buen post, aunque me parecio mucho mas claro e interesante lo relacionado a la primer pregunta.
    Ahora, yendo un poco mas alla, ¿son los EEUU realmente el ejemplo de libre mercado o el libre mercado es lo que tratan de imponer en otros paises en beneficio propio?. Digo, hasta donde yo se (y la verdad es se muy poco) el gobierno norteamericano pone MUCHAS restricciones a empresas extranjeras dentro de su propio mercado protegiendo claramente a las empresas nacionales mientras al mismo tiempo pregona el liberalismo en el extrajero para abrir nuevos mercados a sus empresas privadas, incluso oprimiendo politica y economicamente a paises mas debiles.
    Es decir el gobierno norteamericano protege como nadie a su mercado y a su vez el mismo gobierno abre las puertas para que las empresas privadas yanquis puedan penetrar en otros mercados. Creo que si pensamos que eso es libre mercado sin intervension del gobierno estamos siendo un tanto ingenuos.

    Saludos y muy bueno el blog.

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  2. Con respecto a lo que dices Palmera, me ayuda ver el asunto desde esta perspectiva: una cosa es la política doméstica y otra la internacional. Cuando el asunto del libre mercado toca las fronteras es claro que el estado -independientemente del gobierno- americano sabe cómo proteger su mercado y por otro expandirlo junto con sus otras dos banderas características, la democracia y la seguridad. Así que lo que considero que hay, es un estado que garantiza la expansión del capital nacional en los diferentes espacios a nivel internacional que no han sido colonizados, lo que no se sale de una perspectiva de librecambismo puro.

    Ya con respecto al artículo. Creo que aparte de las rigideces y la necesidad de la existencia del competidor en el mercado del football, otra diferencia importante es que éste es un mercado cerrado que hace funcionar la regulación de la mano invisible casi a la perfección. La segunda pregunta a la que se trata de dar respuesta, pues anda, cae en el terreno más difícil de abordar que es el cultural, pero estoy de acuerdo en que lo uno no tiene que ver con lo otro. Es más, creo que el gusto por una actividad que en parte define la identidad de una nación ajena expresa en alguna medida nuestra capacidad de ver los matices en un mundo que algunos pretenden hacer pasar por blancos y negros nada más.

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  3. (Bostezo largo) me lo he terminado leyendo pero......ZZZZZZZZ ZZZZZZZZZZ ZZZZZZZZZZZ ZZZZZZZZZZZ ZZZZZZZZZZZ ZZZZZZZZZ ZZZZZZZZZ.. lo peor es (bostezo) que un día va a llegar y ni la curiosidad..ZZZZZZZZ ZZZZZZZZZ ZZZZZZZZZZZ y no es que discrepe contigo de hecho todo lo que has (bostezo) dicho esta muy bien pero ZZZZZZZZZZZZZ ZZZZZZZZZZ ZZZZZZZ ZZZZZZZZZZZZ ZZZZZZZZZZ ZZZZZZZZZZ ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ.....

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  4. Jajajaja... muy severo parce!!
    Así vas a espantar la clientela, pero tienes nuestro respeto, hacen falta muchos cojones para hacer este tipo de cosas.

    ¡Excelente!

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