lunes, 19 de julio de 2010

Mis absurdas predicciones: NFC Este

Bueno, ya, ¿no? Supongo que ya estaréis recuperados de la resaca. Es que unos de por aquí ganaron la competición deportiva más importante del mundo. La lucha por la dominación mundial en clave deportiva, la que paraliza los cinco continentes. No me refiero a los Juegos Olímpicos, porque esa competición no la gana nadie, por mucho medallero que haya. Es la que habrá hecho que muchos os hayáis emborrachado y quizá, perpetrado actos vandálicos el domingo de la semana pasada; o que algunos otros estéis hasta las pelotas de tanta mierda, de tanto patrioterismo, de tanto oportunismo, de tanta caspa televisada (me refiero a la celebración, una chapuza lamentable, para la que el Ayuntamiento de Madrid no repara en gastos, con cutrérrimo resultado) y de ver a deportistas ebrios o dando vergüenza ajena al hablar, pero bueno, es lo que hay, es inevitable. Eso sí, ninguno olvidará dónde estaba viendo el partido del domingo. No es para menos. Creo que ya lo he dicho alguna vez, pero el palmarés de los equipos no importa, importa lo que tú como aficionado has vivido o sufrido. En otras palabras, que (lo siento por ellos) aunque Uruguay tenga dos Copas del Mundo, de poco importa si tú como aficionado no lo has vivido. Si no lo has visto, no vale (me hace mucha gracia cuando algunos amigos me hablan de ciertas seis Copas de Europa; sin entrar en si son comparables a las de ahora  --que no--, siempre pienso tienes razón, hay que ver la juerga que te corriste cuando ganasteis cada una de esas seis copas, eh). Por eso hay que valorar la suerte de vivir estos momentos. A bote pronto, seguramente estemos ante el mayor éxito de España en los últimos dos siglos (por mucho que se predique el orgullo por lo español estos días --si es que se cabe estar orgulloso del país que sale en tu pasaporte, pero ese es otro debate--, la verdad es que hay bastante poco de lo que estar orgulloso).

El mundial de fútbol nos ha dejado varias enseñanzas. Por ejemplo, ahora sabemos por qué a la selección neerlandesa se la llama la naranja mecánica. También hemos visto errores arbitrales muy graves que deberían obligar a los organismos competentes a replantearse su prohibición del uso de viejas tecnologías (el vídeo no tiene nada de nuevo). Pero, sobre todo, ha reforzado mi visión de que toda predicción tiene bastante de absurda. La historia del mundial, dejando un lado el romance entre un jugador y una periodista, es tan surrealista que parece escrita por la peña de Hill Valley: un pulpo ha acertado el resultado de 8 partidos. ¿Sabéis cuál era la probabilidad de que hubiese acertado esos 8 partidos? Pues en los 3 primeros que acierta, de un 33% en cada uno (porque cabía el empate; el acierto más "sorprendente" es el del Alemania-Serbia, quién iba a decir que los alemanes, tras arrasar a Australia, iban a perder con un equipo que venía de caer ante Ghana); en los 5 siguientes, de un 50%. La probabilidad total de haber acertado los 8 partidos es de 33% al cubo por 50% elevado a 5, esto es, de un 0,11564%. Y los humanos seguimos perdiendo el tiempo con análisis y predicciones. Manda huevos. El otro día un amigo me contaba que una cartera de valores seleccionada por un mono obtuvo mayor rentabilidad que las confeccionadas por varios profesionales de la materia. Googleando un poco, parece que la historia es esta, la del mono Merlín, protagonista de un experimento encargado por el diario Expansión que dio como resultado la aplastante victoria simia sobre instituciones tan renombradas como la división española de Merrill Lynch. ¿Qué quiero decir con esto? Que aunque alguien sea el mayor experto mundial en football, nada garantiza que sus predicciones sean más fiables que las de otra persona que no tiene ni idea como yo, porque hasta un cefalópodo comiendo mejillones puede ser más fiable que cualquier experto en sus augurios.

Bueno, volvemos a hablar de otra competición cuyos vencedores son también denominados en su país como campeones del mundo, aunque tal designación sea ridícula. No dudo que sean los mejores del mundo, pero en una competición doméstica no cabe esa denominación. Mira que les gusta a los americanos utilizarla (los que ganan la NBA, la NHL o la MLB también se hacen llamar campeones del mundo), pero alguien debería explicarles que no tiene ningún sentido. En Australia, nadie dice que el equipo que gana la liga de fútbol australiano (AFL) es campeón del mundo, por mucho que ese deporte sólo se juegue allí. En béisbol, baloncesto o hockey tiene mayor delito, porque a esos deportes también se juega en otros lugares del mundo y aunque nadie ponga en duda que los equipos norteamericanos son los mejores, la condición de campeón mundial deberían demostrarla en el terreno de juego. De coña, vamos. Pero no viene mal para hilar los dos temas. Hablemos (escribamos) de la NFL, pues.

Termino mi ronda de augurios de la conferencia nacional por la NFC Este. Decía hace unas semanas que aplazaba mis predicciones de esta división hasta que se aclarase el futuro de Albert Haynesworth, ya que es (¿era?) una pieza importante de los Redskins y en su eventual traspaso podrían estar implicados jugadores relevantes. Por desgracia, todavía no hay certeza sobre el futuro del que los enojados aficionados de los Redskins apodan Fat Al (en español da lugar a un gracioso juego de palabras: "fatal"; bueno, no estoy seguro de que sea gracioso, pero apuntado queda). Lo último que he leído sobre el asunto es que Shanahan cuenta con él, así que asumiremos que estará con los capitolinos, aunque a ver cómo.

La elección musical tiene que ver con la cárcel. No podía ser de otro modo, en una división de la que forman parte algunos de los convictos más ilustres de la liga: Michael Vick, que igual vuelve al redil, y Plaxico Burress, aunque este técnicamente ya no es jugador de los Giants, sigue en nuestros corazones como tal (para los fans de Plaxico, que sepáis que ha pedido por segunda vez, como dicen en las traducciones de las pelis norteamericanas, la condicional). Prison Bound, de Social Distortion:



Creo que la NFC Este ocuparía el segundo lugar en cuanto a solera entre las divisiones de la NFL. Solo [aprovecho este adverbio para darle las gracias al lector que elogiaba que respetase la lengua; ¿sabíais que solo sólo debe llevar tilde si es adverbio --de significado equivalente a solamente-- y resulta ambiguo si se trata del adverbio o del adjetivo? en otras palabras, que si le ponéis tilde y no es ambiguo, estáis cometiendo una falta de ortografía; lo mismo, mutatis mutandis, para el uso de la tilde en los demostrativos, solo pueden llevar tilde cuando sean pronombres y existan dudas sobre si son adjetivos, aunque en este caso casi nunca existe ambigüedad, por lo que si no ponéis la tilde nunca, probablemente siempre acertaréis] superada, como ya dije, por la NFC Norte.

La división se funda en 1967 con el nombre de Capitol Division, manteniendo la tradición de que todas las divisiones tenían una denominación que empezaba por la letra c y contenía siete letras: Capitol, Central, Coastal y Century. El nombre de la Capitol Division se debía a que se centraba en el capitolio de los Estados Unidos, en Washington, D.C. Desde 1968, los cuatro equipos que forman la división en la actualidad están en ella (Redskins, Giants, Eagles y Cowboys), aunque durante muchos años tuvieron a algún compañero más de pelea (como los Saints o los Rams). Cuando se reestructuraron las divisiones de la NFL, la liga decide que los Cowboys, a pesar de su apartada situación geográfica en relación con el resto de la NFC Este, deben permanecer en esta división. ¿Por qué? Por la rivalidad histórica de Dallas con el resto de equipos de la NFC Este, especialmente Washington. Pero mirad qué lejos están los Cowboys de sus rivales de división (he destacado los equipos de la NFC Este encuadrándolos en naranja, para que nadie se pierda), si existen multitud de equipos más orientales que ellos, que del este tienen poco.


La NFC Este, además, tiene el honor de aglutinar el mayor número de victorias en campeonatos de la NFC y en Super Bowls de toda la NFL, 19 y 11 respectivamente. Todos sus equipos tienen campeonatos nacionales (que no Super Bowls, ya que los Eagles todavía no han ganado ninguna). Además, a principios de la década de los 90, tres de sus cuatro equipos ganaron cuatro Super Bowls consecutivas, todas ellas a costa de los Buffalo Bills, que seguro que no tienen un buen recuerdo de esta división.

Bueno, creo que ya es suficiente rollo histórico. Volvamos a la actualidad. Qué va a pasar esta próxima temporada y qué pinta tienen los equipos. El favorito indiscutible es Dallas, favorito para muchos analistas para ganar la NFC y ser el primer equipo que juega una Super Bowl en casa. También son mis favoritos para ganar la división, por el simple motivo de que ya eran un buen equipo el año pasado, tienen un plantillón, y son el equipo que ha experimentado menos cambios. Los Giants tampoco presentan grandes novedades, pero no los veo a la altura de los Cowboys, aunque probablemente son los mejor posicionados para ser segundos. Los otros dos equipos, Eagles y Redskins, protagonizan los grandes cambios, cambios que tienen nombre propio: Donovan McNabb. El cambio debería favorecer a Washington en el corto plazo y a Philadelphia en el largo, pero uno nunca sabe. La mudanza de McNabb a la capital de los Estados Unidos genera mucha incertidumbre en cuanto al rendimiento de su nuevo y pasado equipo, pero supongo que ninguno de ellos estará para luchar la división, con ligera ventaja, en cuanto a estos dos, para Philadelphia.

Dallas Cowboys. Adelantaba al principio de la entrada que los Cowboys son los favoritos indiscutibles para ganar la división e incluso la NFC. A lo primero, ninguna objeción. Dallas tiene un equipazo, el mejor de la división con mucho. Sólo falla el head coach, pero son un equipazo, en ataque y en defensa. Ahora, ¿tanto como para predecir que llegarán al Partido? No lo creo. La Super Bowl es en su estadio, y nunca nadie ha jugado el Partido en casa. Además, está el tema de la sobrevaloración. A los Cowboys se les apoda The America's Team. Son de los equipos que concitan mayor atención de los medios de comunicación, si no el que más. Cuentan con personajes famosos o mediáticos como su dueño, Jerry Jones; Tony Romo, hace poco ennoviado con una cantante famosa (famosa, no buena); o Miles Austin, ahora emparejado con la famosa ex de Reggie Bush y Cristiano Ronaldo. Tanta atención mediática genera, inevitablemente, una tendencia a la exageración de las expectativas. Hay una palabra en inglés de difícil traducción que define lo que se genera alrededor de los Chicos-Vaca (me encanta traducir así Cowboys): overhype. Demasiadas expectativas. Ya pasó la temporada pasada: muchos daban a los Cowboys como favoritos para ganar la Super Bowl, a pesar de que su entrenador presentaba un maculado registro en playoffs de 0-4 (1-5 tras la pasada postemporada) y de que tampoco su rendimiento en la temporada regular fuese el mejor de la liga (aunque terminaron bastante bien). Al final, acabaron siendo arrasados por un equipo mucho mejor que ellos, los Vikings.

Analicemos la plantilla de Dallas, que, como decía, cuenta con un ataque y una defensa temibles. El ataque no pierde a ningún titular en relación con el equipo de 2009 y la defensa a dos titulares, aunque la baja más importante puede ser la del left tackle Flozell "Hotel" Adams, al que cortaron tras 12 temporadas en el equipo.

Tony Romo es un buen quarterback, que en principio tiene todo para estar en la elite de la liga si no lo está ya, pero que tiene un problema importante: en los momentos importantes la caga. A este chico de Wisconsin se le compara a menudo con el antiguo héroe del estado, Brett Favre. Creo que las similitudes van más allá del estilo de juego. Leía después de la eliminación de los Vikings en la final de la NFC, que antes de la fatal intercepción que sufre Minnesota en el último ataque del cuarto cuarto se podía oler la intercepción de Favre. Estaba en el ambiente, tenía que llegar. Algo parecido pasa con Romo. Hasta ahora es un quarterback poco fiable en playoffs. Es un QB algo débil mentalmente, defecto que suele acusar más en postemporada. También, como Favre, es demasiado impulsivo. Toma decisiones demasiado arriesgadas en momentos en los que no procede. Veremos si ha madurado para la temporada y previsible postemporada que viene. Aunque si sigue los pasos de Favre, no lo hará. Sus distracciones golfísticas tampoco ayudan. En cualquier caso, es un gran quarterback, quizá el mejor de su división, aunque no me atrevo a asegurarlo tajantemente, que McNabb es mucho McNabb y Eli tiene un anillo (por cierto, los mismos que su hermano y conseguido ante un equipo mejor, liderado por Tom Brady, no por Rex Grossman). Por cierto, Romo tiene el récord de la franquicia (no Troy Aikmain) en porcentaje de pases completados y, en la temporada 2009 batió el récord de la franquicia en yardas de pase, pases de touchdown y pases completados en una temporada.

Los receptores de Dallas son extraordinarios. Y este año se les une el novato Dez Bryant, el chico al que le preguntaron por cómo su madre se ganaba el pan. Temible. Del excelente cuerpo de receptores, el único que todavía no ha respondido a las expectativas es Roy Williams. No está respondiendo a su salario de estrella, y como se duerma Dez Bryant podría comerle la tostada. El líder del cuerpo de receptores la temporada pasada fue Miles Austin, que además trae para la nueva temporada el Factor Kardashian a Dallas. Perdonadme por la gilipollez, pero hay que comentarla: los equipos cuyos jugadores están liados con alguna de las hermanas Kardashian (famosillas sin oficio) ganan títulos. Lamar Odom, de los Lakers, se casó con una de ellas. Resultado: dos títulos consecutivos en la NBA. El año pasado, Kim Kardashian, actual novia de Miles Austin, lo era de Reggie Bush. Todos conocemos el resultado. ¿Mantendrá Dallas la racha? Bueno, tonterías aparte, Miles Austin es de los mejores receptores de la liga; no a la altura de un Larry Fitzgerald o Andre Johnson, pero en la elite. No está mal para un jugador que no fue ni drafteado. En el excepcional equipo de receivers de Dallas también hay que destacar a Patrick Crayton, que actúa como retornador de punts, aunque tras la llegada de Dez Bryant su futuro en la franquicia de la estrella solitaria (cuán poético nombre) no está claro. El tight end titular es Jason Witten, un seguro para Tony Romo y el principal objetivo de los pases del quarterback de Wisconsin. La conclusión: Romo tiene a quien pasar.

En cuanto a los corredores, a Dallas no le falta talento, aunque no está claro quién desempeñará el rol de running back principal. Parece que Felix Jones tomará el relevo a Marion Barber, el titular la temporada pasada, dado el mejorable rendimiento del segundo, aunque el problema de Felix Jones es su salud. Si se mantiene sano, debería ser el corredor de referencia. Completan la unidad de corredores Deon Anderson, que actúa de fullback y un suplente de garantías, Tashard Choice, que ha aprovechado las oportunidades que ha ido teniendo y es el destinatario principal de los snaps cuando los Cowboys atacan en Wildcat.

La línea ofensiva tuvo problemas el año pasado en los momentos importantes. Los Vikings se comieron a Romo en la ronda divisional de los playoffs. Flozell Adams parece ser el chivo expiatorio, y Doug Free será su sustituto en la línea ofensiva. Esta línea, que se ha reforzado únicamente con el jugador de quinta ronda del draft Sam Young, debería estar liderada por Andre Gurode. En cualquier caso, es el punto débil de un ataque temible.

La defensa de los Cowboys también cuenta con jugadores de elite. Está el que es para muchos, y me incluyo, el mejor jugador defensivo de la NFL, DeMarcus Ware, aunque (y este aunque es importante) todavía no ha  sido un jugador decisivo en playoffs. La unidad de linebackers de la que forma parte Ware es el punto fuerte de la defensa 3-4 de los Cowboys. Además de Ware, Dallas cuenta con Anthony Spencer, que firmó un final de temporada 2009 excelente, y además de estos dos playmakers (jugadores que hacen jugar) defensivos, están Bradie James y Keith Brooking, que jugando por dentro cumplieron perfectamente su papel. A este cuerpo de linebackers se les une el jugador de segunda ronda Sean Lee, que probablemente tendrá minutos durante la temporada en detrimento del jugador de primera ronda de 2006 Bobby Carpenter, al que parece que se le ha pasado definitivamente el arroz en Dallas.

La línea y la secundaria de Dallas no son tan potentes, aunque la secundaria cuenta con dos Pro Bowlers de 2009, Terrence Newman y Mike Jenkins. El punto débil de la secundaria está en la posición de free safety, para la que los Cowboys no tienen todavía un titular claro, aunque el cornerback Alan Ball podría ocupar esta posición en competencia con el jugador de segundo año Mike Hamlin. En cuanto a la línea, estará liderada por Jay Rattliff, de los mejores jugadores de la liga en el puesto de nose tackle (cada vez más frecuente, ya que abundan las defensas 3-4) flanqueado por Igor Olshansky en la derecha y Spears por la izquierda (jugador de primera ronda de 2005 que aunque ha tenido un rendimiento aceptable no ha sido para tirar cohetes), aunque este tendrá competencia en jugadores como Hatcher o Bowen. Línea decente, pero no excepcional.

Terminamos con los equipos especiales, que cuentan con un buen punter, Mat McBriar, pero donde falta un buen kicker. He hablado ya bastantes veces de lo importante que resulta un kicker, sobre todo en playoffs, así que no insistiré. Dallas tuvo que cortar a Nick Folk en esa posición el año pasado y este parece que va a confiar en David Buehler, que hasta ahora sólo se dedicaba a kickoffs por sus problemas de precisión. Poco fiable, punto débil importante. Por cierto, Dez Bryant seguro que actuará de retornador de kicks y punts, atención al 88 de Dallas porque en la universidad mostró que es un peligro jugando en esa posición.

Ah, y que no se me olvide: Wade Phillips. El entrenador. Si decía que Tony Romo es un tío que la caga, no digamos del bueno de Wade en playoffs. Phillips da mal rollito. Ya me extraña que Jerry Jones no lo haya destituido para esta próxima temporada, en la que todo lo que no sea llegar a la Super Bowl probablemente será considerado un fracaso para la franquicia de Texas, por lo que estamos ante la última oportunidad de este entrañable entrenador.

Calendario: otro factor por el que Dallas debería rebajar su euforia. El tercero más duro de toda la liga y el más duro de la división. Incluye visitas a Green Bay, Minnesota e Indianápolis y visitas de Saints y Titans. Ojo porque aunque no debería comprometer su victoria en la división, sí que afecta a la lucha por la ventaja de campo en postemporada, y no es lo mismo recibir a los Packers que viajar a Lambeau Field en pleno enero.

New York Giants. Os cuento una pequeña putada: gracias a circunstancias que no vienen al caso, la semana del 9 al 15 de agosto estaré en Nueva York (¡yuju!). Las fechas no son modificables, por desgracia. ¿Por qué por desgracia? Porque el 16 de agosto, lunes, a las 8 de la tarde se inaugura el New Meadowlands Stadium con un partido de pretemporada entre los dos equipos del estado de New Jersey, Jets y Giants. Aunque sea un sucedáneo de partido de football, anda que no me habría gustado asistir a la inauguración de la sede de la Super Bowl de 2014. En fin, qué le vamos a hacer.

Hablemos de los Giants, por quien casi todos los analistas apuestan como segundos de la NFC Este. Repiten todos los titulares del ataque, y las novedades vienen en la defensa donde pierden a 4 de los 11 titulares.

Eli Manning siempre será el otro. Siempre que no gane más anillos que su hermano. Y aún así, no tengo claro que deje de serlo. El bueno de Eli tiene que luchar contra dos cuestiones, fundamentalmente, para que no se le infravalore: una, que es el hermano del que para casi toda la crítica es el mejor jugador de la NFL de la década. No es poco. La otra, que el pobre tiene tal cara de empanado que transmite una sensación de indolencia terrible. Y esas dos cuestiones conducen a una valoración para mí injusta de Eli Manning. Ya lo apuntaba más arriba, si comparamos, Eli tiene los mismos anillos que Peyton y el suyo lo consigue contra los invencibles Patriots de Tom Brady. Bastante más mérito que conseguirlo contra los Bears de Rex Grossman, con todos mis respetos. Vamos con el tema del empanamiento y la desmotivación. No sé cómo se mide ese factor. Hay quien dice que está de vuelta y le falta ambición. No sé qué base tienen tales afirmaciones, más allá de que uno puede pensar que ya ha conseguido su anillo y que bueno, lo normal es que se relaje, pensamiento que puede reforzarse al ver la cara de panoli de Eli. Los números, sin embargo, indican otra cosa: la temporada 2009 fue la mejor de Manning en número y porcentaje de pases completados, yardas, touchdowns y quarterback rating. Vamos, que estadísticamente fue el mejor año de su carrera. Y todo esto a pesar de que tuvo problemas de lesiones. Mi impresión final: que los Giants cuentan con un quarterback cojonudo. Probablemente peor que Romo o incluso McNabb, pero el único de los tres que demostró que puede guiar a su equipo al anillo. Si estuviesen a punto de empezar los playoffs, ¿estáis seguros de que no elegiríais a Manning como vuestro quarterback si pudieseis seleccionar a cualquier QB de la NFC Este?

Bueno, creo que ya tenemos suficiente apología de Eli. Vamos con sus receptores. Hakeem Nicks, Steve Smith, Mario Manningham y el tight end Kevin Boss, fundamentalmente. Equipo de receptores más que decente: Smith batió el récord de recepciones de la franquicia en una temporada durante la pasada, y Nicks hizo una de las mejores temporadas de un rookie en los Giants como receptor. Manningham es otro receptor de categoría, como prueban sus 822 yardas y 5 touchdowns la temporada pasada, mientras que Kevin Boss es un buen tight end, tanto en la recepción como en el bloqueo. Quizá no llegan al nivel de los Cowboys, pero la unidad de receptores de los Giants es muy buena.

En cuanto al juego de carrera, los Giants deberán afrontar los problemas de salud de un jugador tan físico como Brandon Jacobs como buenamente puedan. Sano, Jacobs es un tren. Sin embargo, nada parece indicar que sus problemas de lesiones vayan a remitir. A Ahmad Bradshaw, el otro corredor principal, también le lastran las lesiones. El fullback Hedgecock también tuvo problemas de salud, completando un backfield que genera muchas dudas. Detrás de estos jugadores no parece que haya sustitutos fiables, ya que DJ Ware y Gartrell Johnson ofrecieron un rendimiento mediocre en las pocas oportunidades que tuvieron la temporada pasada.

La línea ofensiva está plagada de Pro Bowlers, aunque también ha estado mermada por las lesiones y cuenta con algunos jugadores veteranos cuyo rendimiento (parece) solo puede ir en declive. Los Giants utilizaron la quinta ronda del draft para elegir a Mitch Petrus, un guard, pero el bloque titular seguirá siendo el mismo que las últimas temporadas, el que condujo a New York al anillo, pero con unos años más. En cualquier caso, la línea ofensiva de los Giants seguramente es la mejor de la NFC Este.

La defensa de los Giants fue la principal preocupación de sus responsables en la offseason. 5 de sus 7 elecciones en el draft las dedicaron a jugadores defensivos, entre ellas las cuatro primeras elecciones. Lo mejor de la defensa de los Giants es la línea, encabezada por Justin Tuck (que no tiene nada que ver con la Tuck Rule). Si Tuck y Umenyiora están bien, la línea de los Giants volverá a funcionar. A ellos se les une su primera ronda del draft, Jason Pierre-Paul, y su segunda ronda, Linval Joseph, que aseguran juventud y profundidad a la unidad. Los linebackers flojean más. Está compuesta por jugadores jóvenes, inexpertos, de los que se espera mucho aunque todavía han demostrado poco. A ellos se une el rookie de cuarta ronda Phillip Dellard, más profundidad y juventud para el equipo.

Por último, en cuanto a la secundaria, los Giants incorporan a Antrel Rolle, procedente de los Cardinals, y a Deon Grant, de los Seahawks, que aportarán veteranía a la defensa, aunque tampoco son jugadores excepcionales. A pesar de que no tienen tanto nombre, los mejores jugadores de la secundaria de New York podrían ser los cornerbacks Terrell Thomas y Aaron Ross, que completan una secundaria decente.

Terminamos el análisis de la plantilla con los equipos especiales. Los Giants pierden a uno de esos jugadores que tiene poca pinta de footballista y que, de hecho, hacía algo poco característico de este deporte, pero que lo hacía muy bien. Hablo de Jeff Feagles, un punter excepcional que se ha retirado. Los Giants utilizaron su séptima ronda del draft en un punter, Matt Dodge, que debería ocuparse de esta tarea la temporada que viene. Su kicker seguirá siendo Lawrence Tynes, cuyo mayor problema el año pasado fue lo cortos que se le quedaban los kicks.

En definitiva, que los Giants tienen un equipo muy competitivo. Que se anden con ojo los Cowboys, porque aunque son sin duda los favoritos en la división, los Giants se verán beneficiados por un calendario algo más flojito, el séptimo más duro de la liga. Pasamos a analizar a los protagonistas del intercambio del verano.

Philadelphia Eagles. Los Eagles y la Super Bowl son como el colega que no ves muy a menudo y que te encuentras por la calle. Siempre te despides diciendo, "a ver si quedamos a tomar unas cañas un día de estos": la eterna promesa que nunca se cumple. Cuando parece que este año sí, acaban fracasando. Los últimos intentos fallidos los protagonizó Donovan McNabb, el líder indiscutible de la franquicia. Llegaron al Partido y se pusieron por delante, pero se toparon con unos Patriots demasiado buenos. Hace un par de temporadas también parecía ser su oportunidad, pero la inspiración de Warner y Fitzgerald en la final de la NFC pudo con ellos. Los Eagles han decidido que ya era hora de cambiar de aires esta temporada, y se han deshecho del emblema de la franquicia, McNabb, para dar la alternativa al jugador que crecía a su sombra, Kevin Kolb. Ante un cambio tan traumático, uno puede pensar que los Eagles comienzan una etapa de reconstrucción, pero desde Philadelphia dicen que no, que la idea es ser competitivos ya. Veremos, porque aunque ya ha tenido minutos en la liga, el rendimiento de Kolb es una incógnita.

Así empezamos el análisis de los Eagles, como el del resto de equipos, por la posición de quarterback. El puesto de titular será para el tercer QB en el depth chart la temporada pasada, Kevin Kolb. Kolb tiene una experiencia limitada. Ha jugado sólo dos partidos como titular en la liga. Eso sí, en cada uno de esos dos partidos consiguió más de 300 yardas de pase. En Philadelphia esperan que sea el nuevo Aaron Rodgers, que tras tres años a la sombra emerja como un QB capaz de echarse un equipo (y una afición tan exigente como la de Philadelphia) a sus espaldas. Dicen los analistas que Kolb no tiene el brazo de McNabb pero tiene una rapidez y precisión adecuadas para un estilo West Coast Offense. Veremos.

No podemos dejar de hablar de la marcha de McNabb y del nuevo lío de Michael Vick. Hablaré en este apartado de McNabb porque me centraré en analizar la decisión de la gerencia de los Eagles. No la entiendo. No veo por dónde cogerla. El único sentido que le veo a la decisión de enviarle a Washington es que consideren que McNabb está acabado y que es más una rémora que un jugador útil. Consideración que me sorprendería, por otra parte. McNabb se va a Washington a cambio de poco más que nada: una segunda ronda del draft 2010 (el safety Nate Allen) y una tercera o cuarta de 2011. ¿Vale el actual McNabb un Nate Allen y otro jugador de tercera o cuarta ronda? No. Pero es que aunque los fichajes de Allen y el drafteado del año que viene sean excelentes, o McNabb mucho ha empeorado, o te has creado un buen problema: los Eagles pueden haber creado un monstruo, es decir, unos Redskins competitivos. Que los Redskins son rivales de división, si quieres deshacerte de McNabb mándalo a un equipo de la AFC o, como mucho, a uno de la NFC que no esté en su división. Pero no a los Redskins, por favor. Me parece un gran error de Philadelphia, veremos qué pasa.

El otro tema es el tema Vick, jugador al que todos conocéis. Número 1 del draft de 2001, jugador franquicia de los Falcons, buen rendimiento, alguna lesión, hasta que se destapa que es un hijo de puta (hay que decirlo más) y le encarcelan por participar en peleas de perros. Dejando de lado lo mala gente que es este tío, Vick vuelve a la NFL la temporada pasada a Philadelphia, con un rendimiento pobre (excepto en el final de un partido ya roto que disputa en Atlanta), jugando unos 5 snaps por partido. Era el QB número 2 de los Eagles. Con la marcha de McNabb uno podría pensar si la oportunidad de Vick habría llegado. Pero no cabe duda de que no. Este tío es un imbécil de mucho cuidado, y vuelve a estar en el ojo del huracán, envuelto en la investigación de un tiroteo en la que está involucrada una persona con la que Vick tiene orden de alejamiento. En estos momentos no parece que los Eagles lo vayan a despedir, aunque está por ver qué pasa en función de los resultados de la investigación en la que ahora está metido. La movilidad de Vick dentro de los propios Estados Unidos está restringida, aunque según las últimas noticias esto no va a afectar a sus posibilidades de disputar partidos fuera de Philadelphia. Ciñéndonos al plano deportivo, Vick es un QB 2 de lujo, que además aporta un tipo de juego diferente al de Kolb. Ahora bien, no está claro hasta cuándo, ya que la capacidad de este tío para hacer lo que no debe es ilimitada.

Centrémonos, que nos vamos por las ramas. Kolb es el titular inexperto, aunque prometedor. A su éxito puede contribuir un excelente equipo de receptores, de los más espectaculares de la NFL. Aunque es una expresión tan manida que me cansa, la utilizaré: DeSean Jackson es un jugador por el que merece la pena pagar una entrada. Tanto como receptor, como corredor o retornador, Jackson es un peligro de big play constante. Sus jugadas no terminan cuando recibe el balón, sino que tiene una habilidad extraordinaria para conseguir yardas tras recepción gracias a su explosividad y velocidad. Un jugadorazo. A Jackson se le unió el año pasado otro receptor estelar: Jeremy Maclin. Aparte de estas dos estrellas, Jason Avant es otro muy buen receptor que diversifica aún más la amenaza de pase de Philadelphia. A pesar de contar con estos tres wideouts, el principal destino de pases completos de Philadelphia en 2009 fue el tight end Brent Celek. Incluso el año que viene contarán con el tight end Cornelius Ingram, que se perdió la temporada pasada por lesión, en la que debería haber debutado. Ayuda inestimable para Kolb, sin duda.

El cuerpo de corredores ya no contará con un Brian Westbrook muy lastrado por las lesiones. Su sustituto el año pasado, el rookie LeSean McCoy, hizo que los Eagles apenas echasen de menos al veterano corredor. Un buen running back, también usado como receptor, que junto con Leonard Weaver forma un backfield joven y talentoso. Mike Bell, procedente de los Saints, y el corredor rookie de sexta ronda Charles Scott, aportarán mayor profundidad a la plantilla.

La línea ofensiva no funcionó como le gustaría a un antiguo entrenador de esta posición durante 9 años como Mike Reid. 38 sacks permitidos son demasiados, y a pesar de esto, sorprendentemente, los Eagles no han hecho nada para reforzarla. Digo que sorprende porque Philadelphia contaba con nada menos que trece elecciones en el draft de este año, así que por falta de oportunidades no sería. Dicho esto, si un especialista de línea ofensiva como Reid está tranquilo con los jugadores que tiene, bastante jóvenes, por algo será.

La defensa de Philadelphia presenta todavía más novedades que el ataque. Son novedades menos llamativas que las del ataque, claro, porque no puede haber cambio más drástico que la marcha del emblema de la franquicia durante los últimos años, pero creo que son más relevantes. Y es que el ataque, por mucho que Kolb sea el encargado de dirigirlo, conserva el bloque del año pasado. Pero la defensa no. Multitud de jugadores, nada menos que nueve, se unen a la plantilla defensiva vía draft. Si la incorporación de nuevos jugadores a una plantilla no generase ya suficientes dudas en cuanto a cómo se conjuntará el equipo, la incertidumbre es aún mayor cuando las incorporaciones carecen de experiencia profesional.

Quizá la nota más característica de la línea de los Eagles es que carecen de una estrella pero que cuentan con muchos jugadores decentes. No está mal, aunque no está entre lo mejor. Y, eso sí, cuentan con mucha profundidad de plantilla. El líder de la unidad es Trent Cole. Bunkley y Patterson, por dentro, y Tapp y Parker, por fuera, destacan en una plantilla en la que nadie puede dormirse porque los suplentes aprietan. Los Eagles escogieron tres defensive ends con primera, tercera y quinta rondas del draft, Brandon Graham, Daniel Te'o-Nesheim (apóstrofo --no apóstrofe-- y guión --guion según la regla general-- en su apellido, insuperable) y Ricky Sapp, y a un tackle  con la séptima (Jeff Owens), más madera todavía.

Los de detrás de la línea fracasaron estrepitosamente la temporada pasada, en la que sobre todo los tight ends rivales se pusieron las botas. La baja del linebacker Stewart Bradley por lesión pudo tener que ver, y con su vuelta la próxima temporada la unidad debería mejorar. También se incorpora Ernie Sims, procedente de los Lions, que en principio debería responsabilizarse de cubrir a los tight ends contrarios. También llegan dos rookies, Keenan Clayton y Jamar Chaney, que añadirán profundidad y juventud a la plantilla.

El líder de la secundaria volverá a ser Asante Samuel. El Pro Bowler completó una nueva buena temporada en términos de intercepciones (9), pero falló en placajes y en la presión al pasador. Esta línea presenta una pérdida importante, la de Shelden Brown, tras seis años de titular en los que no se perdió ni un solo partido. Para reemplazarlo llegan Marlin Jackson, de los Colts, y el novato de segunda ronda Nate Allen. De la secundaria puede decirse algo parecido a la línea defensiva, ni fu ni fa.

Los equipos especiales son muy buenos. La estrella es DeSean Jackson, que lideró la liga en yardas de retorno de punt, pero también cuentan con el retornador de kicks Ellis Hobbs como seria amenaza. El kicker y el punter son muy fiables, aunque el primero, David Akers, cumplirá 36 el año que viene, por lo que puede ir perdiendo fuerza; el segundo, Sav Rocca, es un ex-jugador de fútbol australiano.

Terminamos el análisis de los Eagles con su calendario. Es el noveno más duro de la liga, aunque el más fácil de su división. Teórica ventaja para Philadelphia sobre sus rivales divisionales en este apartado, que a pesar de un inicio duro (espero que muy duro) contra Green Bay, juegan contra Lions, Jaguars y Redskins (en Phila, morbo, morbo) los tres siguientes, inicio asequible para ir cogiendo moral.

Washington Redskins. Los seguidores de los 'Skins esperan que el piel roja que figura en su logo alegre un poquito la cara y deje de sentirse como veis encima de este párrafo. El pobre hombre, por si no hubiera tenido suficiente con el genocidio de su pueblo, lleva unos años con el equipo de football de capa caída (por cierto, a algunos indios --los únicos que, aplicando unos ideales que no comparto, podrían aplicar políticas discriminatorias a los inmigrantes, que se entere la gobernadora de Arizona-- no les hace ninguna gracia el nombre y el logo de la franquicia de Washington; no me extraña, la imagen que venden no puede ser más estereotípica, pero bueno, no es el tema, quizá hablemos de él en un futuro artículo).

Los Redskins son una de las pruebas de que en el deporte profesional estadounidense un mayor presupuesto de gastos no garantiza el éxito deportivo. En el deporte europeo la equivalencia es casi exacta: los equipos de mayor presupuesto son los que consiguen triunfar. No en la NFL. Pocos equipos son más ricos que el de Washington D.C. Curiosamente los Cowboys y los Giants son de los pocos que se codean con los Redskins en cuanto a dimensión económica. Ya debe de quedar poco para que Forbes emita su informe anual sobre la valoración de las franquicias de la NFL. Suele publicarse a principios de septiembre. En el último, los tres equipos más valiosos eran Cowboys, Redskins y Giants, por este orden. Pero es que si nos fijamos en los ingresos anuales y en el beneficio operativo, los Redskins ganan por goleada. Es decir, ninguna franquicia de la liga genera más dinero que la de Washington (345 millones de dólares de ingresos y 90,3 de beneficio de explotación). Y, al contrario que en Europa, a pesar de la superioridad económica, los resultados deportivos no acompañan.

Sin embargo, parece que durante esta temporada de primavera-verano los Redskins han hecho bien las cosas. Llega Mike Shanahan, un entrenador con probado éxito en la gestión de equipos liderados por quarterbacks estrella veteranos cuyas carreras parece que van a terminarse sin anillos (remember Elway), y llega un quarterback estrella veterano cuya carrera parece que va a terminarse sin anillos. ¿Se repetirá la historia?

El ataque de los Redskins estará dirigido por Donovan McNabb. Seguro que no le faltan ganas de hacerlo bien. Todos conocemos las virtudes y los defectos de McNabb. La mejora de los Redskins en la posición de quarterback es considerable. Jason Campbell me parecía un jugador decente, pero McNabb es McNabb, que además de la mejora puramente deportiva, puede aportar experiencia y liderazgo al ataque de Washington. Está mayor, pero seguro que motivación no le falta. Seguramente Washington no sea el destino ideal para la consecución de un anillo, pero en un par de años nunca se sabe la pinta que tendrá un equipo. McNabb está mayor, sí, ya tiene 36 años, pero Elway ganó sus anillos con 37 y 38 años. El mayor pero que encontramos en la sustitución de Campbell por McNabb es que el segundo es bastante proclive a las lesiones, y si McNabb falla el recambio es Rex Grossman, mentado unas cuantas veces en este artículo, de quien no cabe esperar nada demasiado bueno.

La unidad de receptores de Washington no será tan buena como la que tenía McNabb en Philadelphia. Santana Moss es un jugador que levanta más expectativas de las que debería por su rendimiento. Las dobles coberturas sobre Moss, que otros receptores jóvenes como Devin Thomas y Malcolm Kelly todavía no han podido liberar, pueden tener gran parte de culpa. Sin embargo, los grandes protagonistas del juego de pase de los Redskins son sus tight ends Chris Cooley y Fred Davis. De la salud de Cooley dependerá en gran medida el éxito de los 'Skins. No obstante, Davis mostró que es un jugador muy capaz en ausencia de Cooley. Ahora pueden jugar juntos, para desgracia de las defensas rivales. Ah, el tema Terrell Owens. Owens y McNabb protagonizaron un conflicto bastante serio cuando coincidieron en los Eagles. Sin embargo, los rumores decían que McNabb había sugerido a Shanahan el fichaje de T.O., que todavía está sin equipo. Según las palabras de Shanahan, no parece que Owens vaya a firmar por los Redskins. A ver si el bueno de T.O. encuentra equipo, que lo tiene difícil.

La línea ofensiva viene siendo un desastre las últimas temporadas. Como prueba, los 81 sacks sufridos por Jason Campbell durante las dos últimas temporadas. Una barbaridad. Para la temporada que viene llega el jugador elegida en el cuarto lugar del draft 2010, Trent Williams, que deberá asumir responsabilidades desde el inicio. El preparador físico de la universidad donde jugaba dice que es un poco vago, pero McNabb ya ha dicho que confía en él como fiel escudero. Dockery, Rabach, Mike Williams y Artis Hicks, recién fichado de los Vikings, completan la alineación titular de una línea flojilla. Que se prepare McNabb, porque es probable que vaya a recibir unas cuantas mal dadas.

Veo que falta un poco de música. Como estamos por el District of Columbia y hacen falta ejemplos de buen comportamiento, un poquito de Minor Threat, los iconos del género straight edge y oriundos de Washington D.C. Para los no iniciados (me encanta esta expresión), el straight edge es un subgénero del punk hardocre que se caracteriza más por las actitudes que defiende que por cuestiones estrictamente musicales. El straight edge defiende la vida sobria, el no consumo de alcohol y cualquier otra droga, la no promiscuidad sexual y el vegetarianismo. Esta canción se llama Salad Days, que seguro que le vendrían bien a más de uno para bajar peso.



La defensa de Washington presenta como novedad más importante su paso al sistema 3-4, y como mayor incertidumbre qué pasará con Albert Haynesworth. Este jugador debería ser el líder de una línea defensiva de tres jugadores, en la que actuaría de nose tackle. Precisamente esto es lo que no acepta el caprichoso jugador, que pide el traspaso a través de su agente ante tamaña afrenta. Lo normal, lo profesional, es que Haynesworth acabe tragando. A ver cómo rinde, porque como dijo Carlos Jiménez en desafortunadas declaraciones cuando quería marcharse a la sección deficitaria, "estaré físicamente, pero hay muchas formas de cumplir un contrato. Me pueden obligar, pero no estaré al ciento por ciento". Más allá del profundo asco que me producen esas afirmaciones, revelan la actitud que podría adoptar un jugador tan profesional como Haynesworth. En condiciones normales, sería de los mejores jugadores de línea de la liga. Si su actitud es pasota, los Redskins tienen un grave problema: no solo pierden a un gran jugador (de los que no les sobran) sino que se comen un contrato multimillonario y difícil de colocar a un equipo con defensa 4-3 (cada vez menos). Aunque, visto de otro modo, si algo les sobra a los Redskins es dinero.

Sin Haynesworth, la línea defensiva de los Redskins pierde muchos enteros, ya que el buen rendimiento de Carter y Orakpo la temporada pasada tuvo mucho que ver con los dobles marcajes que recibía Haynesworth. Daniels, a sus 37 años, Golston y Jarmon aportan profundidad. La función de nose tackle podría ser desempeñada por el ex de los Panthers Maake Kemoeatu, ante la reticencia de Haynesworth a jugar en esta posición.

El cuerpo de linebackers crecerá con la reconversión de Orakpo. Fletcher, un tardío Pro Bowler (primera elección a los 34 años), Carter y McIntosh completan los ahora 4 LB titulares. Quizá sea esta la mejor línea de la defensa de los Redskins, que se completa con unos defensive backs reguleros, entre los que un DeAngelo Hall que no está al nivel de los Falcons es su líder. Carlos Rogers, LaRon Landry y Chris Horton completan la secundaria titular de los 'Skins. Regulera, como decíamos.

Terminamos con el calendario. Es el octavo más duro de la liga, pero el tercero de la división. Y el récord de los Eagles la temporada pasada (recordemos que la dureza del calendario la estamos midiendo en función de los registros de cada equipo en la regular season de 2009), 11-6, puede que no sea representativo de la calidad del equipo esta temporada. En los primeros partidos, comienzan contra Dallas (complicado partido) pero siguen partidos más sencillos contra Texans, Rams y Eagles (morbo, morbo). Si empiezan bien, ojo con ellos.

Mi absurda predicción final. Ganan Cowboys, pero sin arrasar. Los Giants no se quedan lejos. Por detrás, Eagles terceros y Redskins cuartos (sin dar pena como en temporadas pasadas, espero un cuarto puesto digno, como el de los Jaguars el año pasado en la AFC Sur). Lo que tengo claro es que la NFC Este va a estar muy pero que muy interesante la próxima temporada. Y el morbazo de los partidos de McNabb contra sus Eagles no nos lo quita nadie (quizá una lesión, ojalá que no). Un dato curioso en cuanto absurdas predicciones: Lindy's Sports pronostica que los Eagles ganan la división pero Dallas llega a la Super Bowl (y pierde contra los Ravens). A mí que me expliquen por qué. No lo entiendo. ¿Será por el demostrado carácter ganador de Wade Phillips en playoffs?

Esto es todo, amigos. Qué cortito me ha quedado. Espero no tardar tanto en escribir la próxima entrada. Nos leemos pronto.

7 comentarios:

  1. Que buen análisis, se nota el trabajo. Me encanta el blog, bien escrito, crítico, integra muchos criterios de análisis y además es muy educativo :)...

    Ya se convirtió en mi favorito junto con el de As.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Entre otras cosas, no sé porqué identifico a los chicos-vaca con el real madrid.

    ResponderEliminar
  3. Enhorabuena, me encanta leer el blog.

    Por cierto, ¿Contra quién jugó Kevin Kolb el año pasado sus partidos?? Creo q uno de los equipos fueron mis queridos Chiefs, cosa q no dice mucho del QB de los eagles,

    saludos

    ResponderEliminar
  4. Buen analisis como siempre.
    Espero que cuando hables de New England,pongas algun tema de Ten Yard Fight...

    Saludos de un straight edge "footballero"!

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias a los tres por vuestros comentarios. Aunque quede ñoño, la verdad es que me hace mucha ilusión ver que hay gente a la que le gusta esto, así que os lo agradezco mucho.

    Sobre lo que dice Rocamadour del parecido de los Chicos-Vaca con el equipo-que-no-debe-ser-nombrado, tiene razón en muchos aspectos, aunque las diferencias son tan importantes que hacen que se pierda la esencia que caracteriza al innombrable: que no compite contra iguales sino contra enanos y que para los medios sólo existe él y su némesis. Es verdad que hay algunos parecidos: el presidente megalómano y ególatra que no gana un título desde hace mucho, la superioridad económica sobre el resto, la enorme atención mediática que suscita, la condición de equipo del régimen (America's Team), los famosillos que pululan a su alrededor, y hasta juegan de blanco... Pero no, hay diferencias más importantes que las similitudes, y la principal es que compiten contra iguales y que el deporte de Estados Unidos no es sólo ese equipo.

    Sobre este tema, y recordando que antes de la Super Bowl Cardinals-Steelers escuché a Ponseti decir en la Ser que los Steelers eran como el Valencia y los Cardinals como el Sporting, estuve pensando hacer una entrada sobre "qué equipo de fútbol sería cada franquicia NFL", y había pensado que Green Bay era el Athletic, por no tener dueño y ser un exponente de la "tradición" y el apego a la tierra, pero es que es imposible. En la NFL no hay "dos grandes", dos que juegan en otra liga, sino que todos tienen las mismas oportunidades, y eso hace imposible la comparación. Quizá podría hacerse a escala europea, pero no lo terminaba de ver y deseché la idea.

    Sobre la pregunta de thielemann, Kolb juega sus dos partidos de titular contra Saints y Chiefs a principios de temporada (jornadas 2 y 3, derrota y victoria). Contra NO, 391 yardas, 2 touchdowns y 3 intercepciones; contra KC, 327 yardas y 2 touchdonws, sin intercepciones. Es cierto que la defensa de los Chiefs contra el pase era flojilla, 231 yardas de pase permitidas de media, pero Kolb consiguió 90 más que la media, no está nada mal. La de los Saints era aún peor, con 235, pero digo lo mismo: algo tiene el chico. Por cierto, ya lo comentaremos cuando lleguemos a la AFC Oeste, pero hay quien ve a los Chiefs como la revelación de la temporada que viene.

    Y sobre lo que me dice Anónimo de Ten Yard Fight, la verdad es que no conocía a ese grupo, de straight edge y de hardcore en general sé muy poquito, pero con un nombre tan footballero no puedo dejar de poner una canción de ese grupo cuando toque hablar de los Patriots (First and Ten parece bastante adecuada al tema, aunque hable de los Cowboys --si es que alguien entiende la letra, que es complicado--).

    Saludos

    ResponderEliminar
  6. Y sí, de acuerdo con el tema de la igualdad.

    Aunque el fútbol me sigue pareciendo el deporte más divertido de jugar(Hay que sumar el hecho de que en mi país tal vez no se puedan encontrar 22 personas que sepan jugar football), cada vez me parece más tedioso ver un partido... y bueno, tiene mucho que ver el hecho de que a menor escala en Colombia también existe un equipo-que-no-debe-ser-nombrado (con todas las características que mencionas), y que a nivel global el poder contaminó hasta su putrefacción el fútbol profesional.

    Pese a mis grandes objeciones y en general la aversión que tengo contra muchísimos aspectos de la cultura estadounidense, el football me parece un deporte maravilloso. No deja de ser interesante que el deporte insignia de ese país tenga tantos elementos que contradicen la lógica del sistema capitalista, como el tope salarial, el sistema del draft y la distribución de dividendos por taquillas. El caso que mencionas de los packers es emblemático (Una de las razones por las que es mi equipo favorito).

    Ahora, no sería absolutamente correcto afirmar que el football contradice las estructuras del capitalismo (y podría por ejemplo argumentarse que la división y especialización progresiva del trabajo dentro del terreno de juego es la síntesis perfecta del modo de producción), pero la igualdad y competitividad generada por sus sistema son una bofetada para la organización de muchos deportes a nivel mundial.

    Jajaja, lo siento por tanta carreta, pero una de las cosas que más me gusta de este blog es que permite la discusión a muchísimos niveles.

    Mis respetos por tu dedicación.

    Y el detalle de la música es excelente.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Rocamadour, es muy interesante lo que comentas de la aparente paradoja del capitalismo y las estructuras deportivas estadounidenses. Lo he pensado más de una vez, y creo que me voy a animar a escribir sobre ello. Digo "aparente paradoja" porque aunque el "mercado deportivo" parezca muy regulado, en realidad no lo está.

    El capitalismo defiende la ausencia de intervencionismo estatal en los mercados y su capacidad de autorregulación. En las Grandes Ligas no hay injerencia estatal, sino autorregulación. Son los propios sujetos del mercado, las franquicias, las que aprueban las autorregulaciones. El tope salarial o la negociación colectiva de derechos son ejemplos de ello.

    Escribiré con detalle sobre esto pronto, sin dejar de reconocerte como "padre de la idea".

    ResponderEliminar