martes, 29 de noviembre de 2011

Plácido domingo, jodido lunes: jornada 12

El viernes empecé a escribir una entrada a la que llamé Jodido jueves, plácido viernes, que vendría a ser una edición reducida del Plácido domingo, jodido lunes. Cuando llevaba cuatro líneas desistí. A quién quería engañar, si tenía solo un par de horas para escribirla. En ese tiempo no termino un artículo de estos ni de coña. Así que la sesión tripartita del jueves se comentará en esta entrada, aunque queda ya muy lejos.


Música. Aunque el jueves me intentaban convencer por Twitter (básicamente, Sabiopelotas, un maestro en el arte de tocar las ídem) para que incluyese alguna mierda de Enrique Iglesias, personaje que intervino en el descanso del Dallas-Miami, no cuela. Y eso que usó el argumento dialéctico más potente en España: el no hay huevos. Pese al innegable peso de este argumento, me niego a poner mierda de la familia Iglesias. Hasta el viernes, en mi cita con un torturador al que pago (el dentista), sonaban temas de otro de esa familia que habla como si piedras poblasen su boca, Julito. ¿Por qué coño hablan así? ¿Tienen una tara, una enfermedad genética, o simplemente son imbéciles? Hay que joderse. Que no, que me niego a poner esa basura. ¿Que son unos clásicos? Sí, clásicos de la mierda. Los clásicos que molan son otros. Stay with me, de los Dictators, por ejemplo.



Lo más comentado

El caso Suh. Nadie duda de que Jim Schwartz tenía que hacer algo con estos Lions. No eran leones, eran unos putos huevones.


Sin embargo, con Suh creo que se ha pasado de frenada. La agresividad siempre es necesaria en el fútbol americano. Siempre dentro de unos límites, eso sí. Cuando se exceden esos límites, los principales perjudicados son el propio jugador y su equipo. Es el caso de Suh. Jim Schwartz, que vive los partidos hecho un basilisco, indignándose ante cualquier decisión arbitral, no le hace ningún bien al jugador. Ninguno. El incidente con Jim Harbaugh (donde el culpable para la mayoría fue el entrenador de los Niners) ya apuntaba que este tipo es algo tontico. El jueves, más indicios. Creo que me recuerda a otro entrenador de un deporte diferente. Lo confirmo más adelante.

La jugada de marras, en la que Suh agrede a un rival, es la más importante del Lions-Packers, la que termina decantando el partido para Green Bay. El partido, hasta ese momento, estaba 7-0. La defensa de Detroit estaba parando razonablemente bien a Green Bay. La única anotación de los Packers hasta entonces se debió en buena medida a una acción de su defensa, una intercepción de Clay Matthews cerca de la goal line de Detroit. Y en esa misma jugada en la que a Suh se le va la cabeza, los Packers eran incapaces de anotar en 3.ª y goal. Se verían forzados a chutar un field goal. Por culpa de la penalización, los Packers disfrutan de un nuevo set de downs y logran el 14-0. Y, más importante aún, los Lions se quedan sin uno de los pilares de su defensa. Por una estupidez.

El primer paso para solucionar un problema es reconocer que existe ese problema. Si no, difícilmente podrás empezar a buscar la solución. Ndamukong Suh sigue en la fase de negación al problema, tal y como quedó patente al terminar el partido. En la rueda de prensa que dio Suh el jueves no mostraba ninguna señal de arrepentimiento. Decía que le habían provocado y, lo que es más increíble, que él no pretendió agredir a nadie. No había dado ninguna patada, sino que había perdido el equilibrio y estiraba la pierna para no caerse. Apostillaba Suh que los auténticos aficionados lo entenderían. Y, en todo caso, que al único al que le tiene que rendir cuentas es a Dios. Él lo entendería. Te cagas. Aquí tenéis el vídeo que resume todo lo sucedido.


Su entrenador creo que no le está ayudando. En absoluto. Esas palabras de Suh lo revelan. Evidentemente desconozco qué le dice Schwartz a Suh en privado, pero el empeño del head coach parece más encaminado a preservar la imagen pública de su jugador que a corregir su exceso de agresividad. No era la primera vez.

Días después, Suh emitió un comunicado oficial en el que reconocía sus culpas y pedía perdón. Que se lo crea quien quiera. Para mí, es una nota que solo busca lavar su imagen y minimizar su sanción. Sanción que, por cierto, se queda en dos partidos.

Suh me recuerda mucho a Pepe. Otro tipo con graves problemas psicológicos y todavía en fase de negación. Su entrenador actúa también como Schwartz. Hasta tienen parecido capilar. Pero los medios allí actúan de modo muy distinto a los de aquí. Básicamente, no actúan como oligofrénicos. Con Suh podrían emplear algunos de los argumentos que los defensores de lo indefendible usan con Pepe: que nunca ha lesionado gravemente a nadie, que fuera del campo parece buen chaval, que son momentos de mucha tensión, que "se arrepiente" (el entrecomillado es intencionado, porque me río yo de esas notas oficiales hablando de lo triste y arrepentido que está el puto loco de turno) o que le tienen tomada la matrícula por ser quien es. Como Suh, Pepe es un pavo que en cuanto se le cruza el cable entra en modo Mortal Kombat. No tiene por qué suceder en un partido de especial tensión o trascendencia. A Pepe le pasa en un partido que su equipo gana holgadamente ante el Olympique Lyonnais, a Suh en un partido de pretemporada. En cualquier momento. Sí, es un espectáculo verlo, pero cualquier día tenemos una desgracia. El día en el que alguno acierte con una patada en la cabeza, a ver qué pasa.

En Estados Unidos nadie defiende a Suh. Por lo menos, ningún medio de comunicación algo relevante. Todos reclamaban una sanción adecuada. Dura. Reprochaban firmemente la conducta del jugador. En España, tendríamos al retrasado de turno diciendo gilipolleces para defender al desequilibrado agresor. Esto es así. Tampoco dudo de que la basura emitida por el infame periodista calaría en los contaminados cerebros de las ciegas masas. Es la hostia. Lo pensaba el otro día. De lo mejor que nos ha traído Twitter es la revelación de lo estúpidos que son algunos ilustres periodistas deportivos españoles (bueno, de lo estúpidos que son algunos personajes públicos en general). Ahí todos (los que de verdad llevan su cuenta) se muestran tal y como son. Más o menos.

Os recomiendo fervientemente el Twitter de Paco García Caridad. Qué espectáculo. Risas aseguradas. Su campaña de peloteo a Cesc Fábregas cuando este estaba todavía en el Arsenal para que fichase por el innombrable es digna de los Monty Python. Qué dominio del idioma de Shakespeare. Y qué inteligencia emocional y dominio de las redes sociales.


Si lo anterior es para nota, lo siguiente creo que lo supera:


Este pavo últimamente protagoniza una curiosa campaña contra Nike y a favor de Adidas, que ha llevado a algunos cuestionar su capacidad intelectiva. Me acuerdo hoy de él porque el sábado leía tuits suyos con unas faltas de ortografía impropias de una persona que vive de su palabra. Ni en casa del herrero, cuchillo de palo ni pollas. Que es su instrumento de trabajo, cojones, que aprenda a usarlo.

Pensaba el otro día que qué habrá hecho gente como Caridad, Carazo, Roberto Gómez, Roncero o Manolete para cobrar por escribir lo que escriben y decir lo que dicen. Lo que escriben y dicen es una mierda. Pero una mierda de las gordas y muy malolientes. Y me respondía a mí mismo que el único mérito que pueden tener son sus contactos. Que tienen amigos en la industria futbolera que les chiva cosas. Mentiras o verdades, da igual. Y esos contactos también les consiguen entrevistas. Tienen eso y antigüedad. Parece que por llevar años en un puesto ya eres digno de admiración y respeto profesional.

Toda esta gente es incapaz de escribir un texto medianamente interesante. No son buenos oradores. En el fondo y en la forma, son malos de cojones. Personalmente, prefiero un periodista que sepa escribir correctamente y cuente historias interesantes, aunque no sean confidenciales, a uno que tenga muchos amigos y le cuenten chismorreos. De hecho, la amistad de un periodista con un jugador, entrenador o directivo afecta a su independencia. Hace que su trabajo sea menos fiable. Menos todavía. Le somete a un conflicto de interés. La situación empeora si el único mérito del periodista de turno es comportarse como un ultra de un determinado equipo. Esos son los perfiles habituales del periodista deportivo de éxito en España. Así salen los diarios deportivos, claro. Lo más sangrante es que esa peña cobra por lo que escribe. Como si cada vez que fueseis a cagar os diesen cinco eurillos y exhibiesen vuestros zurullos a millones de personas. Tal cual.

Habrá quien piense que me estoy pasando tres pueblos con esto que escribo. No, no lo creo. Por transigir estamos donde estamos. Son ellos los que se pasan, tomándonos por imbéciles e idiotizando al personal. Y no toleran ni la menor crítica, oye. Si alguien dice que la mierda es mierda, que se dé por jodido. Cualquier voz discordante, por justa que sea la crítica, será duramente reprimida. El último caso, el de Paco Grande, que dijo lo evidente de esos ineptos que son Sergio Sauca y Silvia Barba. Ya ha sido despedido de Televisión Española. Debe de ser que las declaraciones de Grande superan el umbral de la normalidad intelectual y eso le incapacita para ejercer de periodista deportivo en España.

En fin, que los misterios del periodismo deportivo español son insondables, irresolubes e incomprensibles. Aunque supongo que esto le pone en una situación incómoda y que seguro que preferirá que su nombre no salga en un texto tan delicado como este, también debo decir que me deja totalmente perplejo ver como en portada de As.com se cuelga algún artículo sobre la NFL y en vez de estar escrito por Mariano Tovar, la persona que mejor escribe sobre NFL en España (a años luz de diferencia) y, en general, de las que mejor escribe sobre cualquier deporte, se publica una cutre nota resumen de la jornada de la Agencia EFE. Que sí, que sé que el servicio de EFE cuesta un potosí, y (supongo) que las responsabilidades y competencias de cada trabajador en un medio están delimitadas de forma estricta, pero desperdiciar de ese modo el talento es algo que solo superan los San Diego Chargers.

Por cierto, ya que estamos en la sección sobre lo más comentado, y que estoy hablando sobre la "calidad" de nuestra prensa, no me resisto a incluir en esta entrada lo que debería ser la noticia principal de cualquier medio deportivo español. Obviamente, no lo ha sido. Acojonante el gol de la victoria en el descuento de Iñigo Martínez. Acojonante.


Denver volvió a remontar. Cambiamos de tema. Sigue la locura en torno a Tebow. Ningún partido ha sido objeto de tanto comentario como el Chargers-Broncos. Una vez más, Denver consigue la victoria tras ir perdiendo en el 4.º cuarto. Una vez más, el ataque "dirigido" por Tim Tebow consigue anotar en el drive más importante del partido.

Os reís de Tebow, pero gana. El argumento más repetido. Un argumento que incide en el mito de que el quarterback, prácticamente solo, gana y pierde los partidos. Un falso mito, como he escrito en repetidas ocasiones. El año pasado algunos criticaban duramente a Rodgers "porque nunca había ganado un partido de playoffs". Claro, sería culpa suya que los Packers palmasen en Arizona hace un par de temporadas después de liderar una de las exhibiciones ofensivas más memorables que recuerdo. De un quarterback debutante, la mejor que he visto. Pero el sambenito de "que no gana en playoffs" le persiguió durante un año. No creáis, que algunos aún usan el argumento de "Favre tenía razón, si no le traspasan a los Jets probablemente los Packers habrían podido ganar el anillo en 2008". Como dice la expresión que tanto me gusta, mis cojones treinta y tres. Los Packers no terminan 6-10 en 2008 por bajo rendimiento de su ataque. Su ataque, y en particular su quarterback, funciona de puta madre. Es la defensa la que no rinde. Y en 2009, los Packers no pierden en Arizona por bajo rendimiento ofensivo. Pierden por pura ineptitud defensiva. No está de más recordar que los quarterbacks no ganan ni pierden solos. Son probablemente la pieza más importante de un equipo, pero en el fútbol americano el fallo de cualquier unidad puede costarte un partido (o darte la victoria). No está de más recordarlo en la semana en la que se dice que Brady ha igualado el registro de victorias de Joe Montana. Una media verdad, porque transmite la idea de que son estos jugadores los que ganan o pierden. No es así, ganan o pierden sus equipos.

Volviendo al caso de Denver, repito por enésima vez que los principales culpables de la racha victoriosa de los Broncos son sus defensores. Ojo, que el ataque también contribuye. El football es un deporte colectivo, y es importante que ninguna pieza falle. Ni los equipos especiales. Pero si tenemos que repartir cuotas de responsabilidad, la defensa de Denver debe llevarse el mayor trozo de la tarta.

Lo tuiteaba el domingo. San Diego promediaba 23,6 puntos por partido. Esta jornada, en más de 60 minutos (hay que incluir la prórroga), se queda en 13. El ataque (y equipos especiales, hay que añadir) de los Broncos consigue anotar 16. Un touchdown. Y todos los titulares se los lleva el quarterback. ¡Qué manera de hacer que el kicker de los Chargers fallase! ¡Qué manera de entregarle el balón a Willis McGahee para que lograse las yardas decisivas en la prórroga! ¡Cómo atosigaba un snap tras otro a Philip Rivers para impedir que lanzase cómodo!

Que no. Hay quien apunta también que el estilo ofensivo de Denver beneficia a la defensa. Con tanta carrera, los Broncos conservan la posesión y la defensa descansa. Bueno, vamos a ver si es verdad. Veamos cuánto tiempo tiene el balón Denver en la era Orton y cuánto lo conserva en la era Tebow. Semana a semana.

Era Orton
1.- Denver 27:25, Oakland 32:35. Posesión de Denver: 46%.
2.- Denver 30:15, Cincinnati 29:45. Posesión de Denver: 50,4%.
3.- Denver 29:06, Tennessee 30:54. Posesión de Denver: 48,5%
4.- Denver 26:59, Green Bay 33:01. Posesión de Denver: 45%.
5.- San Diego 40:08, Denver 19:52. Posesión de Denver: 33,3%.

Cinco partidos, únicamente uno en el que la diferencia de posesión es significativa. A ver si con Tebow ha cambiado mucho el panorama.

Era Tebow
1.- Denver 34:17, Miami 33:19. Posesión de Denver: 50,9%.
2.- Denver 30:26, Detroit 29:34. Posesión de Denver: 50,8%.
3.- Denver 31:51, Oakland 28:09. Posesión de Denver: 53,1%.
4.- Denver 33:38, Kansas City 26:22. Posesión de Denver: 56%.
5.- Denver 27:48, Jets 32:12. Posesión de Denver: 46,3%
6.- Denver 37:08, San Diego 37:23. Posesión de Denver: 49,1%.

Lo siento, pero no lo veo. No veo una diferencia sustancial en la posesión de Denver en la era Tebow con respecto a la era Orton. Sí, hay un partido en la era Orton en el que Denver tiene mucho menos el balón. En los otros cuatro partidos de Orton, con sustancialmente el mismo descanso que en la actual etapa de Tebow, la defensa de Denver no rinde como ahora. De hecho, en el mejor partido de la defensa de Denver, el que disputa ante los Jets, la posesión de los Broncos es inferior a la del rival. Habrá que buscar otro argumento, digo yo, para explicar la mejoría defensiva de Denver. Este de la teoría del descanso no me convence en absoluto.

A falta de nada mejor, esto es lo que escucho como argumento para sostener que los Broncos defienden mejor con Tim Tebow. La llamo la teoría mística: "algo tendrá Tebow que con él la defensa juega mejor que con Orton". ¿Qué es ese algo? Ah, no sé, pero algo hay. Ahí se queda la teoría mística.

Y sí, es verdad que la defensa de Denver juega mejor cuando Tebow viene siendo el quarterback titular que cuando lo era Orton. Algo que yo achaco, puede que de forma equivocada, a dos motivos fundamentales:

1.- Que cuando Orton era titular varios defensores clave de Denver estaban lesionados. Champ Bailey, Elvis Dumervil, Brian Dawkins, Marcus Thomas. Todos ellos se perdieron partidos por lesión o jugaron mermados durante las cinco primeras semanas de liga. Repasad esos partidos. Comprobad el injury report de Denver y lo veréis. En la era Orton, la defensa de Denver jugó muy mermada por las lesiones. Después de la semana de descanso, el panorama mejora ostensiblemente. Para mí, primer y más importante factor que explica la mejoría defensiva. No es magia. Es salud.

2.- Que el paso de las jornadas ha beneficiado a todas las defensas, y la de Denver no es excepción. El cierre patronal provocó un caos defensivo generalizado durante las primeras semanas. Las defensas no estaban sincronizadas. Los defensores, oxidados, eran incapaces de parar a los atacantes. Con el paso de las semanas, esta tendencia fue remitiendo paulatinamente. Los novatos asimilan mejor los sistemas defensivos, los entrenamientos mejoran la coordinación de las defensas. El estado de forma defensivo mejora ostensiblemente. No es magia. Creo yo.

No obstante, hay que reconocer los méritos de Tim Tebow. Y de John Fox. Lo digo sin ningún tipo de ironía. Tebow no comete errores. Eso es muy importante en la NFL. No pierde balones, no lanza intercepciones ni comete fumbles. Eso también contribuye a que un equipo no pierda un partido. No cagarla es capital. Sobre todo cuando tu capacidad constructiva es muy limitada. Tampoco se puede negar que cuando su equipo necesita puntos imperiosamente, en el 4.º cuarto, Tebow y sus compañeros de ataque no decepcionan. Todo eso es cierto. Como también lo es que las portadas llegan por su nombre, y no por sus méritos. Méritos que, en mayor medida, debían atribuirse a los Von Miller (el mejor rookie de lo que llevamos de liga), Elvis Dumervil y compañía.

No dudo de que todo este circo favorece a Denver. Algunos se preguntan cómo se puede parar a Tebow. Supongo que no se dan cuenta de que, básicamente, todos los equipos lo han parado. Lo que no han podido hacer sus últimos rivales es superar a esa excelente defensa. Esto beneficia a Denver porque distrae a los contrarios de lo realmente capital para vencer a los Broncos: doblegar a la defensa.

No, es que le tienes manía, Tebow gana. Claro. Va a ser eso. Magia. ¿Por qué no nos inventamos otras causas? Denver gana porque se ha deshecho de Brandon Lloyd. Ese tipo era un lastre para los Broncos. Hala, ahí tenéis otro creíble argumento. Sin Lloyd, los Broncos están 5-1. Otro: Denver gana porque Palmer ficha por los Raiders. Justificadme por qué no. Desde que Carson Palmer firma por Oakland, Denver está 5-1. Y no me contéis milongas de que los Broncos defienden muy bien. Cuando Palmer estaba en los Bengals, esa defensa no lo hacía tan bien. Algo tendrá que ver, ¿no?

La sorpresa

La sorpresa es que no hay sorpresa. Lo siento, pero soy incapaz de encontrar una sorpresa real esta jornada. No creo que se haya dado ningún resultado sorprendente. Si echo un vistazo a mi quiniela, veo que solo fallo los partidos de Tampa, St. Louis y San Diego, pero ninguno de esos resultados creo que sea demasiado inesperado. Todo entraba dentro de lo normal: que Tennessee gane en su casa a los Bucs, que los Cardinals sean menos malos que los Rams o que los Chargers palmen por sexta ocasión consecutiva.

En el plano individual tampoco hay grandes sorpresas. Quizá las 190 yardas de carrera de Chris Johnson, aunque es lo que se le supone por el salario que cobra. Sí sorprende más que una reputada defensa (por lo menos por nombres) como la de Philadelphia se olvide de marcar a un desconocido como Wes Welker.


Todo sigue igual

Green Bay e Indianápolis. Once de once. Victorias de los Packers y derrotas de los Colts. El resultado es el mismo, aunque el modo de llegar a él cambia. En el caso de Green Bay, la principal protagonista de la derrota victoria [editado; gracias, Eloy, se me va la pinza] en Detroit fue la defensa. Muy sólida. Me comentaba Pablo Cerezo por Twitter el viernes que en Detroit había visto más vulnerables que nunca a los Packers por la falta de fluidez de su ataque. Es verdad, el ataque de Green Bay estuvo menos suelto de lo que suele. Pero la defensa fue más fiable que nunca (esta temporada). Y a mí eso, como aficionado de los Packers, me da más confianza. Estoy más tranquilo con una defensa infranqueable y un ataque correcto que con un ataque explosivo y una defensa blandita. Poniendo un ejemplo práctico, vivo con más tranquilidad un partido como el de Green Bay en Detroit que uno como el de Green Bay en San Diego. El resultado es el mismo en ambos casos, pero a largo plazo, sin una defensa fiable, la probabilidad de derrota me parece más alta.

En cuanto a los Colts, el domingo se marcaron un jugamos como nunca, perdimos como siempre. Por lo menos vendieron cara su derrota. Dwight Freeney y Reggie Wayne nos recordaron que siguen existiendo. Ya casi ni nos acordábamos. Se mantuvieron con opciones durante casi todo el choque, pero ante un equipo que llevaba casi dos años sin vencer fuera de su estadio, también palmaron. 0-11. Nadie les privará de Andrew Luck, que este sábado se despidió del estadio del Cardinal con una victoria ante Notre Dame.

Saintificado sea noviembre. Por tercera temporada consecutiva, los Saints han ganado todos sus partidos en noviembre. Este año, solo tres partidos, ya que tuvieron la semana de descanso de por medio. Pero tres partidos teóricamente complicados y muy importantes. Dos contra sus principales rivales de división, Tampa y Atlanta, y el otro contra uno de los supuestos gallitos de la NFC, unos Giants a los que destrozaron impíamente. 49 puntos, nada menos, le cascaron a una defensa que este año no está a la altura de temporadas anteriores. Cuando pensamos en los Giants, nos viene a la mente la idea de un equipo duro, cabroncete y enmierdante. Lo que Mariano Tovar describía a principio de temporada como una morcilla con pinta de boñiga se ha transformado en una boñiga con fama de morcilla. Los Giants viven de la inspiración de su ataque, porque su defensa hace aguas. Es la vigésimo sexta de la NFL contra el pase y la vigésimo cuarta contra la carrera.

En fin, que en teoría íbamos a hablar de los Saints. En estos momentos, seguramente, la gran alternativa a los Packers en la NFC. Me parece improbable que consigan desbancar a los Niners de la segunda posición de la conferencia, pero mucho ojo con ellos. Son el mejor equipo de la NFL en ataque aéreo y el octavo por tierra. Su defensa, su gran punto débil, va tapando poco a poco las múltiples vías de agua que amenazaban con hundir la nave. Siguiendo la tónica general de la liga, va mejorando. El próximo domingo de madrugada, ya en diciembre, los Saints se enfrentan a los Lions en un partido decisivo para el futuro de la NFC.

Patrick Peterson. Si un tipo lleva tres retornos de punt para touchdown y soy el entrenador rival, cada vez que se coloque para chutar un punt ordeno que lo tiren fuera del campo. ¿Que pierdes cinco o diez yardas por querer tirarla fuera? Vale. Asumo esa pérdida. Pero es que si ya te ha hecho esto una vez esta temporada:


¡No vuelvas a darle la oportunidad en el siguiente partido! ¡Que te la puede volver a liar!


Una vez más, los Cardinals derrotan a los Rams gracias a un punt retornado para touchdown por Patrick Peterson. Las comparaciones con Devin Hester ya han comenzado.

San Diego Chargers. Sexta derrota consecutiva. Mes y medio palmando. Solo los Colts superan la racha negativa de San Diego. Esta jornada perdieron de uno de los modos habituales: con cagadas en equipos especiales. La derrota se dio un aire a la de Kansas City. Field goals propios fallados, oportunidades desaprovechadas en la prórroga, el rival que no falla y a tomar por culo. Ya veréis como Norv Turner no se come el turrón. Porque en Estados Unidos nadie lo hace. Y también es probable que lo echen, que esta sea su última temporada como head coach de San Diego.

Todo cambia

Freeman ha perdido su toque. ¿Dónde ha quedado aquel quarterback que dirigía con maestría los drives finales de los partidos? Supongo que Tebow le ha succionado sus poderes. Hay que ver, qué parásito. El caso es que este Josh Freeman es un jugador muy distinto al que vimos durante sus dos primeras temporadas como profesional. Los estadounidenses dirían que en vez de progresado, ha regresado. La de esta jornada fue la quinta derrota consecutiva de los Bucs. Y no fue una victoria moral como algunos podrían considerar la derrota ante Green Bay. Esta vez Tampa palmó en un partido que ganó el menos malo. Nueve pérdidas de balón entre Titans y Buccaneers. Una más por parte de los Bucs. Si antes Tampa era un equipo letal en los últimos cuartos, ahora es incapaz de conservar su ventaja. Ganando por 17-10 comenzó el 4.º cuarto en Nashville. En ese cuarto decisivo, los Bucs encajaron un parcial de 0-13 y se llevaron una nueva "L" a Florida. En tres ocasiones tuvieron los Bucs la oportunidad de anotar en el 4.º cuarto. Los tres drives acabaron en punt, intercepción y turnover on downs. Es cierto que en el último drive se produce una decisión arbitral más que discutible: en 3.ª y 10, en la 34 de Tennessee, Freeman completa un pase para Lumpkin, que parecía haber superado la marca de primer down. Por lo menos, era dudoso. Los árbitros no revisan la jugada, sitúan el balón una yarda por detrás del primer down y los Bucs se tienen que jugar un desesperado 4.º down. Un 4.º down desastrosamente ejecutado. Un intento de quarterback sneak (jugada en la que Freeman, pegado al culete de su center, debía tirar para adelante en cuanto recibiese el balón) que fracasa porque la entrega del balón de center a quarterback no se realiza correctamente. Freeman pierde el balón, y cuando lo recupera ya es demasiado tarde. Tiene a cuarenta defensores encima de su chepa, que le impiden avanzar la yarda necesaria. Los Buccaneers palman. ¿Dónde quedó la magia del último cuarto?

Fin a la racha de los Niners. En un partido dominado por las defensas y en el que las penalizaciones resultaron decisivas, San Francisco vio cortada su racha victoriosa en Baltimore. El duelo de hermanos entrenadores fue una batalla por la posición en la que avanzar unas pocas pulgadas costaba años de vida. Ahí la defensa de los Ravens estuvo mejor. La única jugada en la que Alex Smith consiguió conectar con Ted Ginn Jr. para touchdown fue invalidada por un chop block (bloqueo ilegal al defensor) tan innecesario como bien señalado por los árbitros. La otra jugada decisiva, este pase profundo en el que los Ravens vuelven a beneficiarse de una infracción.


Más discutible, aunque creo que bien señalada. Esta intercepción se convierte en un avance de los Ravens por pass interference del defensor. Los 49ers ven cortada su racha de ocho victorias consecutivas. Su rendimiento ofensivo fue paupérrimo, aunque hay que darle mérito a la defensa de Baltimore. Aun sin Ray Lewis, los Ravens son un muro en los partidos ante rivales fuertes.

Lo mejor

Domingo de emociones fuertes. Comentaba la semana pasada que a una sesión emocionante de partidos le seguía una tediosa o al revés. Esta semana no fue así. Tanto los partidos de la primera como de la segunda tanda del domingo estuvieron plagados de tensión hasta el final. Cinco partidos decididos por una anotación o menos a las 7; tres de cuatro en los de las 10. Como dice un colega en un cántico que debería triunfar "¡este partido / es entretenido!".

Pateadores de Oakland. Creo que Peter King exagera. Decía este lunes que los grandes triunfadores del draft de 2000, aparte de los Patriots, que eligieron a un tal Tom Brady en la sexta ronda, fueron los Raiders. En ese draft, le cayeron palos a mansalva a Al Davis por gastarse una primera ronda en un kicker, Janikowski, y una quinta en un punter, Shane Lechler. Y creo que los palos siguen llevando razón. Por mucho que el rendimiento de ambos jugadores esté siendo excelente. Me da igual.

Kickers y punters son, en cierto modo, como los abogados: males necesarios. Necesitas uno, no tienes más remedio, el juego es así, y necesitas que no te falle, pero no puedes basar un buen negocio en un brillante abogado. Igual que un equipo campeón no se puede construir sobre pateadores. Eso sí, si te falla el abogado estás jodido. Tus ideas de negocio pueden irse a tomar por culo. Igual que si tu kicker o tu punter te fallan. Pero los que tienen que tirar del carro son otros. Para que Janikowski meta sus field goals, el equipo tiene que llegar a una distancia asequible para el pateador. Sí, la distancia asequible de Janikowski es mucho más lejana que la del kicker medio, pero desde la 30 propia no va a poder convertir la patada. En cuanto al punter, su tarea comienza con el fracaso del ataque. Y su objetivo es facilitar la labor de la defensa, limitar los daños que puede causar el rival.

En cualquier caso, no vengo hoy a menospreciar la labor de kickers y punters. Su importancia en el juego es capital, es verdad. Y esta jornada asistimos a una exhibición en Oakland, sobre todo por parte de Lechler. A Janikowski aún le veo algo renqueante de su lesión. Esta jornada convirtió todos los field goals que intentó, pero ninguno de ellos fue desde distancias siderales. Distancias siderales que sí recorrieron los punts de Shane Lechler.


Supongo que a nadie le extraña que Lechler sea el líder histórico de la NFL en yardas recorridas por patada, con 47,5.

Beanie Wells. El corredor de los Cardinals está siendo la mejor noticia del ataque de Arizona. Su temporada es muy buena. Esta semana jugó su mejor partido. En St. Louis, logró nada menos que 228 yardas de carrera (incluida una galopada de 71 yardas y un touchdown). Récord de la franquicia. También es verdad que cometió un fumble que posteriormente su equipo perdió, hecho que solo empaña un poquito su excepcional partido.

Connor Barwin. Aunque no se enfrentaba a uno de los mejores ataques de la liga (de hecho, está entre los peores), cuando un jugador consigue nada menos que 4 sacks y 10 placajes merece ser destacado. Barwin se puso las botas en Jacksonville. Lleva tres partidos consecutivos cosechando alguna captura de quarterback. Gracias a él, entre otros, la defensa de Houston figura entre las mejores de la NFL.

Drew Brees. El quarterback del antojo en la cara cometió un giganticidio este lunes noche. En el Saints-Giants pudimos asistir a una muestra práctica de la diferencia entre un pasador del grupo de los elegidos (Brees) y otro del grupo siguiente, de los buenos, pero no tanto (Eli Manning). Sí, soy consciente de que estoy siendo demasiado oportunista. En cualquier caso, Brees hizo un partidazo ante los Giants. Fue preciso, logró extender jugadas que parecían muertas y hasta logró un touchdown de carrera. Sumado a los cuatro de pase, cinco touchdowns para el quarterback de New Orleans. Hay quien dice que podría pelearle el MVP a Rodgers. No exageremos. Puede estar en la batalla por la segunda posición. De la primera todos andan muy lejos.

Lo regulero

Pocos motivos para dar las gracias. ¿No os decepcionaron los partidos de Acción de Gracias? Sobre todos los más esperados, el de Detroit y el de Baltimore. El Lions-Packers resultó bastante tedioso. Suh se lo cargó, y aún así la primera parte, dominada por las defensas, resultó mucho menos espectacular de lo que anticipábamos. Supongo que para el aficionado neutral, un partido olvidable. La Harbaugh Bowl, más de lo mismo. El mejor partido, con diferencia, el menos esperado. Me gustó mucho el Dallas-Miami. No fue un partido inmaculado por ninguno de los dos bandos, pero vimos alternativas y buen juego por ambos contendientes. En resumen, con todo lo que esperábamos del menú de Acción de Gracias, la sensación final es bastante regulera.

Houston gana y se vuelve a quedar sin quarterback. Parece que los Texans están obligados a pagar un caro tributo por cada victoria que consiguen. Unas veces en forma de corredor (Arian Foster), otras en forma de receptor (Andre Johnson), otras en forma de defensive end (Mario Williams), últimamente en forma de quarterback (Matt Schaub y Matt Leinart). Una jornada tras otra nos hacemos la misma pregunta: ¿podrán los Texans ganar su división a pesar de la baja de ______________? Houston se ve obligado a implementar más planes de rescate que Grecia (hablo de rescate para que todos nos entendamos, porque eso de rescate me hace mucha gracia: es mentira; se trata, realmente, de planes de refinanciación de la deuda --algunos sujetos prestan dinero a un determinado plazo al estado griego, que no puede devolverlo a ese plazo, y para cambiar las condiciones de devolución del préstamo, esos sujetos exigen que se implanten determinadas medidas en Grecia--; ¿qué tiene que ver esto con un rescate? los griegos no se van a morir, Grecia no se va a hundir bajo las aguas; creo que se trata, más bien, de un eufemismo para que la población acepte más fácilmente que le den dolorosamente por el culo: no te quejes que nos están rescatando).

El domingo mantuve una interesante discusión tuitera sobre Leinart. Viendo que el divo de USC podía ser un jugador válido para la NFL (ya, dos cuartos no permiten juzgar con un mínimo de criterio a un jugador, pero este tipo tiene un historial que apunta que por lo menos tiene talento), me acordé de Ken Wisenhunt. Wisenhunt mandó a Leinart a esparragar antes del inicio de la temporada 2010-2011, la primera en los Cardinals después de Kurt Warner. Wisenhunt se quedó en su plantilla con Derek Anderson, Max Hall, John Skelton y Richard Bartel. La jugada salió tan tan bien que todos esos pasadores tuvieron oportunidades de demostrar su ineptitud al mando del ataque de Arizona. Leinart no dispuso de un solo partido de temporada regular para mostrar si valía o no. Este pasado verano, los Cardinals tuvieron que pagar un precio alto por otro quarterback, Kevin Kolb. La nueva apuesta tampoco marcha bien. Todo un sainete. El caso es que viendo el cuarto y pico que protagonizó Leinart en Jacksonville no pude evitar acordarme de Wisenhunt. Sí, de nuevo soy oportunista. Pero visto el rendimiento de sus sustitutos y lo que estaba mostrando Leinart ante una de las mejores defensas de la NFL (sé que suena raro hablar de este modo de los Jaguars, pero el mal rendimiento de este equipo no debe impedir ver que su defensa está respondiendo muy por encima de lo esperado), pensaba sinceramente que si fuese un aficionado de los Cardinals me estaría cagando en la ascendencia de Ken Wisenhunt.

Poco sentido tiene ahora la discusión sobre Leinart. En el segundo cuarto de su primer partido como titular de los Texans se rompió la clavícula. Adiós a la temporada. Adiós, quién sabe, a una de sus últimas oportunidades para triunfar como profesional del fútbol americano.

¿Quién dirigirá ahora el ataque de los Texans? El novato T.J. Yates asumió esa tarea en Jacksonville y no lo hizo mal. Cumplió, sin más. Houston había fichado la semana pasada a Kellen Clemens, eterno suplente de los Jets que no ha demostrado nada (bueno) en su carrera profesional. Se habla del posible fichaje de Jake Delhomme o Jeff Garcia [actualización: confirmado el fichaje de Delhomme por los Texans]. Conclusión: más que nunca, los Texans necesitan a Arian Foster y a Ben Tate. Aunque por suerte para Houston, este año parece que el campeonato de división no debería correr peligro. Cuentan con dos partidos de ventaja con respecto a los Titans y un inmaculado balance de 4-0 en su división. No obstante, sus opciones de cara al anillo (que tampoco eran exageradas), sí que se ven sensiblemente mermadas.

Miami Dolphins. Estos Dolphins no tienen nada que ver con los de la primera mitad de temporada. Es una pena. Si hubiesen jugado como lo están haciendo desde la primera jornada, seguro que estarían peleando por una plaza de playoffs en la AFC. Seguro. Apuntaba antes que el Cowboys-Dolphins fue lo mejor del jueves. Un partido muy entretenido. Miami dio mucha guerra a Dallas. Los problemas de Matt Moore para recoger los snaps de su center y la cuestionable gestión del tiempo por parte de Tony Sparano les costaron el partido. Sin embargo, como ya se empieza a apuntar, este equipo tiene mimbres para hacer algo importante en el futuro.

Atlanta y Minnesota. No creo que ninguno de los dos equipos haya salido del todo satisfecho del partido del domingo en el Georgia Dome. Los Falcons ganaron, pero sufrieron más de la cuenta ante un rival inferior que les dio un buen susto en la segunda mitad. Tras irse ganando con holgura al descanso, los Falcons casi hacen un Vikings ante los Vikings. Menos mal para Atlanta que el retorno de 104 yardas de Percy Harvin no acabó en touchdown (sorprendente que un retorno de 104 yardas no termine en touchdown, ¿verdad?) y que su defensa impidió que Minnesota anotase en el siguiente drive, porque si no los problemas habrían sido muy serios. Victoria de Atlanta, pero de las que no termina de gustar.

Lo mismo, pero al revés, en Minnesota. Los Vikings encaraban el partido sin su principal referencia ofensiva, Adrian Peterson. Aún así, y pese al hoyo en el que se hallaban sumidos al descanso, dieron razones para la esperanza a su afición. Estuvieron cerca de remontar el partido ante un rival de peso, y su quarterback de futuro, Christian Ponder, realizó su mejor jugada de la temporada: este espectacular pase en 4.º down para Percy Harvin.


En el fondo y desde un punto de vista racional, en estos momentos a los Vikings no les conviene demasiado ganar partidos. Sin opciones de playoffs, solo conseguirán empeorar su lugar de elección en el próximo draft.

Mark Sanchez. Un tipo capaz de lo peor y de lo no tan malo. Un jugador que fue repetidamente abucheado en el partido en el que fijó su récord personal de pases de touchdown (cuatro). Su equipo ganó, sus números terminaron siendo correctos, aunque empezaron siendo pésimos. De todos modos, ¿qué coño hacía dándole a la bici en los últimos segundos, cuando Buffalo atacaba para llevarse el partido? Mira que me puso nervioso. Un tipo que encaja perfectamente en la definición de regulero.

Caleb Hanie. No fue el debut soñado. Tampoco fue desastroso. Tuvo algunos destellos de calidad (que se dice en el peculiar lenguaje periodístico), algunos errores graves (sus dos primeras intercepciones) y fallos de novato. Todos nos pusimos de parte de Hanie cuando vimos a su familia sufriendo en la grada de Oakland. No me digáis que no. Nos emocionamos con sus pases de touchdown. Y nos llevamos las manos a la cabeza con su spike fallido en el final del partido. Dudó entre arrojar el balón al suelo para parar el reloj o jugar, y cuando decidió arrojarlo al suelo tenía a Seymour encima: intentional grounding. Aprovecho para explicar la norma, que suele suscitar dudas. Cuando un quarterback lanza intencionadamente el balón fuera del alcance de cualquier receptor para evitar un sack (esto es importante) dentro del pocket, comete la infracción de intentional grounding. Si está fuera del pocket, o si no está en situación de inminente pérdida de yardas, no es intentional grounding. En los últimos segundos de partido, Hanie dudó, y cuando vio que no tenía oportunidad de pasar el balón, tiró el balón al suelo con Seymour a pocos centímetros. Error de novato. Se pierde el down y el reloj no se para. Fin del partido. Un partido del que Hanie guardará buenos y malos recuerdos.

Lo peor

Jerome Simpson. Este debió de ver el derbi madrileño el sábado. Por cierto, enhorabuena a los seguidores del innombrable, que lo cortés no quita lo valiente. El equipo-que-no-debe-ser-nombrado gana a rivales infinitamente inferiores, algo de lo que no puede presumir su único rival real en la liga. Eso sí, que no se cachondeen de la falta de competitividad en un derbi porque ellos y sus homólogos catalanes se han cargado la competencia. Tanto, que dentro de poco ni en Europa habrá rivales reales para los dos tiranos hispanos. Nadie ingresa tanto de las teles como ellos. La diferencia no es baladí, cien millones de euros anuales respecto de los demás. Así a ver quién es el guapo que compite con ellos. Bueno, que me desvío del tema. Que Jerome Simpson emula a ese lamentable teatrero llamado Ángel Di María. Espero que sancionen a Simpson. Deberían sancionar también a Di María, pero el fraude teatril forma ya parte de la esencia del fútbol. No hay futbolista limpio. Los hay menos que otros (Di María o Dani Alves, los más famosos), pero no pondría la mano en el fuego por ningún futbolista. Qué poco respeto por el compañero y la profesión. No extraña que en la página oficial de la NFL (nada menos) se pregunten si ese jugador es "Thierry Henry con el número 89 de los Bengals" y que la acción nos haga preguntarnos si estamos viendo un partido de la Major League Soccer (supongo que hablan de Henry por ser el futbolista más famoso de la MLS junto a Beckham y por la fama de tramposo que arrastra por la manaza decisiva del Francia-Irlanda de clasificación para el Mundial 2010, pero no me parece Henry el prototipo de futbolista piscinero).


Espero que acciones tan lamentables como la de Simpson sigan siendo noticia. Será una señal de que se trata de algo excepcional. En el fútbol son el pan nuestro de cada día.

Con todo, hay que reconocer que la acción es despollante. Como esta gamberrada que colaron temporalmente en la biografía de Jerome Simpson de la Wikipedia. Me parto.


Stevie Johnson. El receptor de los Bills se lleva el premio al gilipollas de la semana. Hizo un Stojic. Mario Stojic es un jugador de baloncesto, excornudo, que en el partido de la penúltima jornada de la ACB de 2007 que enfrentaba a Menorca (su entonces equipo) y Estudiantes soliviantó a las masas y al Estu con sus provocadores gestos. Si el Estu no hubiese ganado ese partido, habría descendido. Era un partido agónico. Durante todo el encuentro el Menorca fue ganando. Incluso con relativa holgura. Pero Stojic, con su actitud y gestos a la grada, consiguió que el Estu despertase. Espoleó la reacción estudiantil. Nos hizo mucho bien. Desde entonces, cada vez que vuelve se le canta "se nota, se siente, Stojic es demente". Stevie Johnson hizo algo parecido este domingo ante los Jets. Cuando anotó el touchdown que ponía por delante a los Bills ante los Jets, imitó la celebración clásica de Plaxico Burress, receptor del equipo rival, y fingió dispararse en la pierna. Por dispararse en la pierna, Burress pasó un par de años en la cárcel. La causa directa fue tenencia ilícita de armas, pero por disparársela en una discoteca lo pillaron. Ahí tenéis la celebración de este bufón.


No contento con motivar al rival, en el último drive del partido Stevie Johnson dejó escapar dos balones que podrían haber dado la victoria a Buffalo. El primero fue sin duda culpa exclusiva de Johnson. Un pase perfecto de Ryan Fitzpatrick que inexplicablemente Johnson no atrapa. El segundo es responsabilidad compartida de Johnson y Fitzpatrick. Como la NFL está tan porculera con los vídeos de YouTube, no os lo puedo mostrar (os habréis dado cuenta de que los vídeos que incrusto ahora son de calidad mierdosa, pero solo los vídeos no directamente tomados de la tele tienen cierta garantía de permanencia). Sí os puedo mostrar lo que hizo Johnson hace exactamente un año. Lo mismo que este: dejar caer un balón que habría dado la victoria a su equipo.


DeSean Jackson. El karma es muy cabrón. Hay que andarse con mucho cuidado. El de Stevie Johnson es un ejemplo. Ríete del rival, que luego los dioses del football (que diría Easterbrook) te lo harán pagar. Jackson se rio (sin tilde, por monosílabo ortográfico) de los Giants la semana pasada. Esta jornada fue convenientemente retribuido. Un par de drops vergonzantes fueron la compensación. El último de ellos, además, pone en cuestión la hombría del receptor. Parece más preocupado de evitar el golpe que va a recibir que de atrapar el balón.


Triste final para la temporada de los Eagles. Lo siento por sus aficionados. Hasta los más pequeños piden el despido de Andy Reid.


Quo vadis, Jaguars. Los Jaguars caminan sin rumbo por la NFL. Acaban de destituir (que no cesar, no se puede cesar a nadie porque cesar es un verbo intransitivo) a Jack del Rio, su head coach, de vender una participación mayoritaria a un nuevo propietario, y el rumbo de su ataque lo dirige Blaine Gabbert. Lo dicho, que caminan sin rumbo. No sabemos quién será su quarterback de futuro, no sabemos quién dirigirá la estrategia deportiva de la franquicia ni (a ciencia cierta) dónde jugará. El anterior dueño mayoritario dice que sabe bien a quién le vende el equipo y que cree que tiene garantías de que se quedará en Jacksonville. Ya. Cuesta imaginar una situación más triste.

Nick Novak. Podría haberlo incluido en el apartado dedicado a lo regulero, pero el haber fallado dos field goals que habrían dado la victoria a su equipo y, sobre todo, haber sido pillado en una situación tan embarazosa como esta, lo sitúa entre lo peor de la jornada. Para mearse de risa [firmado: Subdirección General de Chistes Fáciles].


Cómo está la clasificación para playoffs y cómo creo que quedará

No lo hago aposta. De verdad. Asumo que soy gafe. Por lo menos para los equipos de la NFC Este. Cada vez que apuesto por uno, palma. No falla. Prometo no volver a apostar por los Eagles. Pobrecillos, ya han tenido bastante. A partir de ahora, maldeciré a los Cowboys. ¡¡Ja, ja, ja, Chicos Vaca, estáis perdidos!!

En la NFC, el panorama se aclara cada vez más. Solo ocho equipos están en la carrera por los playoffs, algunas de cuyas plazas parecen ya bastante definidas. Así están las cosas.


Y así creo que quedan (a gafar que me pongo):

1.- Green Bay Packers. La probabilidad de temporada perfecta, siempre complicada, sufre un serio revés con las derrotas de Niners, Bears y Lions, que permiten a los Packers cierta relajación.

2.- San Francisco 49ers. De aquí a final de temporada, un partido complicado, contra los Steelers. Los demás, muy ganables. Por eso, aunque creo que no son el segundo mejor equipo de la NFC, creo que no deberían tener problemas para conservar su segundo puesto.

3.- New Orleans Saints. La alternativa más seria en estos momentos al dominio de Green Bay.

4.- Dallas Cowboys. Esta apuesta hará que palmen en Arizona la próxima semana.

5.- Chicago Bears. La primera experiencia con Hanie no ha sido muy esperanzadora. Su rendimiento defensivo, lo es.

6.- Atlanta Falcons. No me entusiasma esta apuesta, pero viendo el estado implosivo en el que están sumidos los Lions, no tengo otra alternativa.

En la AFC, seguimos con el mismo caos. Eso sí, la AFC Este define su rumbo. Es el habitual, de dominio de los Patriots. También el Sur parece tomar un destino claro, aunque las lesiones y el historial de decepciones generan algo de incertidumbre en torno a los Texans. El Oeste y el Norte, bastante abiertos.



Gafemos también a los equipos de la Americana. Así digo que terminan (no hay cambios con respecto de la semana pasada):

1.- Baltimore Ravens. ¿Habéis echado un ojo al calendario les espera? Partidos teóricamente asequibles, por lo que quizá debería cambiar esta apuesta. Los Ravens palman cuando menos exigente es el rival.

2.- Houston Texans. Su partido más complicado de aquí a fin de temporada, la semana que viene ante Atlanta.

3.- New England Patriots. Entre mis numerosas equivocaciones, no figura la de anticipar el advenimiento del fin de ciclo en Foxboro.

4.- Oakland Raiders. Apuesto por ellos pese a los complicados partidos que se les avecinan: Dolphins, Packers y Lions.

5.- Pittsburgh Steelers. Deberían ir sobrados para ser quintos.

6.- Cincinnati Bengals. Que no se descuiden, que Tebow acecha.

* * *

Esto es todo por esta semana. No es poco (creo). Aprovecho para avisar de que la semana que viene no habrá Plácido domingo, jodido lunes. Me piro de puente y no podré seguir la jornada.

4 comentarios:

  1. "En el caso de Green Bay, la principal protagonista de la derrota en Detroit fue la defensa."

    No jodas! Pensaba que habíamos ganado :P

    Muy buen artículo una vez más.

    ResponderEliminar
  2. No me gafes a los Dallas, que este finde han perdido el CAI, el Zaragoza y hasta el Caja3 que llevaba ganando en casa 17 partidos seguidos... Y date cuenta que la equipación blanca de los "chicos-vaca" con los toques azules pasa por la del Real... Que no gano pa tanto disgusto... Anda sigue diciendo que los Giants ganaran la división

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno lo de los 'periodistas' deportivos en España. Lástima que este país es como es y todos, o casi todos, los medios están en la capital. En fin. Por cierto, aunque alguna vez he leído que te cansa la obligación de este blog, pues que los hagas más cortos pero no dejes de hacerlo que empiezo a conocer este deporte, me estoy enganchando y aquí aprendo bastante. Saludos

    ResponderEliminar
  4. Yo creo que Miami ahora juega mejor por Tebow

    ResponderEliminar