A ver si inventamos una palabra en español para referirnos a la offseason, porque la traducción literal "no-temporada" o "fuera de temporada" no me convence. Cómo es la NFL, que tiene offseason, preseason, season y postseason. En español, como en inglés, tenemos los prefijos pre y post que nos ayudan a construir las palabras pretemporada y postemporada, pero para off me resulta más complicado. A e in son prefijos de negación ¿Atemporada? ¿Intemporada? Uf, dejémoslo en offseason.
En realidad la offseason no es más que vacaciones. Canciones sobre vacaciones hay muchas, pero ninguna mejor que Holidays in the Sun.
Bueno, que os cuento los planes de offseason, tanto de NFL como de este blog. En cuanto al blog, no habrá un cierre. Eso sí, la producción será mucho menor. Hablaré de lo que se me vaya ocurriendo y me parezca interesante, que (me temo) no será mucho y frecuentemente estará poco relacionado con la NFL. Es lo que hay. O mejor dicho, no hay. A mí es que los culebrones veraniegos (en este caso invernales y primaverales) relacionados con los fichajes no me interesan demasiado. Me aburren soberanamente. Me aburría el culebrón Favre y ya me aburre en culebrón Manning. En fin, que sin competición hay que hablar de otras movidas. A ver qué va saliendo. También anticipo que es probable que durante el mes de julio no se publique nada o casi nada. Tampoco creo que prepare previas detalladas de cada una de las divisiones durante el mes de agosto. Y, aunque aún queda bastante hasta que comience la nueva temporada y todo puede cambiar, es muy probable que los Plácidos domingos, jodidos lunes, sean objeto de "reforma estructural". Los recortes, que están de moda.
En cuanto a NFL, la fecha que más me interesa es el 1 de abril. Ese día, habrá expirado el contrato entre NFL y Reebok y entrará en vigor el nuevo acuerdo con Nike. Temblemos, porque Nike prometía cambios drásticos en la vestimenta. Como decía hace más de un año, espero que no sean muy significativos.
Dicho esto, supongo que a la mayoría os interesarán más otras fechas clave, que comento brevemente a continuación por orden cronológico.
20 de febrero. El próximo martes termina el plazo para que las franquicias apliquen el franchise tag a alguno de sus jugadores que termina contrato. Solo pueden aplicárselo a uno. En esencia, la operación consiste en renovar unilateralmente a un jugador que termina contrato por una temporada adicional. En el pasado no se solía usar esta posibilidad, puesto que salía caro. Había que pagar al jugador el 120% de su sueldo del año anterior o, si era superior, la media de los salarios de los cinco jugadores mejor pagados en su posición para esa temporada. A partir de esta temporada, con el nuevo colectivo, el sueldo aplicable será el que resulte de calcular el salario medio del jugador mejor pagado en la posición correspondiente durante las cinco temporadas anteriores. Saldrá más barato a las franquicias. La temporada pasada, 13 franquicias aplicaron el franchise tag. Fue récord. Esta temporada, se prevé que ese récord se bata. En pocos días lo comprobaremos.
22 a 28 de febrero. En esas fechas se celebrarán las pruebas físicas y de habilidad a los jugadores universitarios seleccionables en el próximo draft más destacados. Carreras de 40 yardas, salto vertical, pruebas específicas en función de la posición... Todo ello televisado por NFL Network y, posteriormente, convenientemente despiezado por los medios de comunicación.
13 de marzo. Se abre la veda de los fichajes. A este periodo se le suele denominar, usando la traducción literal, agencia libre, pero a mí no me convence. Los que están libres son los jugadores, no los agentes. Este día, quien no haya renovado por su equipo, podrá firmar por el que quiera.
26 a 28 de abril. El draft. En el Radio City Music Hall de Nueva York 254 jugadores verán como sus derechos son asignados a alguna de las 32 franquicias de la NFL. Un circo, en torno al cual se vierten toneladas de tinta (y cibertinta) y por el que muchos sienten pasión. El evento central de la offseason.
Mayo-junio. Durante estos dos meses las franquicias organizarán pequeños eventos de entrenamiento y coordinación con sus jugadores. No son entrenamientos de pretemporada propiamente dichos, pero los jugadores empiezan a entrar en contacto con sus entrenadores y compañeros.
Finales de julio. Comienza la pretemporada. El training camp. Los entrenamientos de verdad. Agujetas, jugadores pasados de forma y auténticos ejércitos de jugadores que tratan de ganarse un contrato.
En agosto, entramos en pretemporada y en septiembre comienza la temporada, pero eso ya no es propiamente offseason. Un periodo, para mí, largo y tedioso.
Por ese motivo, los temas que se tratarán en este blog estarán frecuentemente contaminados (para algunos) o enriquecidos (para otros) con cuestiones ajenas al fútbol americano profesional. Precisamente hoy me apetece hablaros del tema Lin. The next big thing. El nuevo icono mediático norteamericano, surgido prácticamente de la nada. Como, en la medida de lo posible, quiero que los temas que se traten aquí tengan alguna relación (por lo menos mínima) con la NFL, aunque sea en términos comparativos, estableceré alguna conexión con el football. En este caso, con Tebow, caso con el que se compara a Lin.
Jeremy Lin. Alguno de los más reputados analistas de la NBA comenta que nunca jamás había visto algo parecido a esto. Me refiero, entre otros, a Bill Simmons, quien si bien puede resultar cargante y (algo) maleducado a algunos, creo que su conocimiento del baloncesto NBA está fuera de toda duda. Si os habéis leído el (recomendadísimo por mi parte) Book of basketball, no creo que os quepa duda.
En primer lugar, el contexto. Jeremy Lin. Hace un par de semanas, la temporada de los New York Knicks se encaminaba a su enésimo fracaso. El equipo marchaba 8-15, lejos de los puestos de playoffs, posición delicada en una temporada acortada como la presente. Además, sus mejores jugadores, Carmelo Anthony y Amar'e Stoudemire estaban lesionados. El desahucio era inminente. El despido de su entrenador, Mike D'Antoni, también. Seguramente con poca fe, y más bien obligado por las lesiones, el entrenador de los Knicks decidió dar la titularidad en el puesto de base-escolta a Jeremy Shu-How Lin. El éxito fue tan brutal como inesperado.
Lin es un pionero en muchos sentidos. Es el primer estadounidense de origen asiático que juega en la NBA. En la NBA han jugado varios asiáticos, el más notable Yao Ming, pero hasta ahora ningún chinorris de nacionalidad estadounidense había llegado ahí. También es un pionero por su procedencia universitaria. Viene de Harvard. Una universidad que cuenta con más alumni presidentes de los Estados Unidos que jugadores de la NBA. Lin es el tercer jugador procedente de esa prestigiosa universidad que pisa la NBA. El anterior lo había hecho en la temporada 1953-54. Tela. Y aunque su rendimiento es una sorpresa morrocotuda, a Lin se le veía venir. Sports Illustrated lo vio venir en febrero de 2010. Entonces se especulaba sobre su posible elección en el draft, que no llegó, pero por lo menos se veía en él potencial profesional. Un potencial que no vieron varios equipos que se deshicieron de Lin durante esta misma temporada, hasta que llegó a los Knicks.
En los Knicks, en cuanto le dieron la oportunidad, ha batido récords. Con él de titular, su equipo lo ha ganado todo. Y él tiene una cuota de responsabilidad muy alta. Fiel a su espíritu pionero, Lin es el primer jugador de la NBA en puntos anotados en sus cinco primeros partidos de titular como profesional desde 1960. Y han pasado unos cuantos desde entonces que no eran malos. Este espectacular vídeo resume sus inicios.
Hay que destacar que en su primer par de partidos podía sorprender, pero en los siguientes ya no. En el partido contra los Lakers, todo Estados Unidos andaba pendiente de él. No se hablaba de otra cosa. Aunque Kobe Bryant no se había enterado. El mito de los Lakers decía que no tenía ni puta idea de quién era el tal Lin. En el Madison, con el foco mediático apuntando directamente a su cara, Lin cascó 38 puntos a los Lakers, entre ellos muchos decisivos para llevarse el partido.
Kobe Bryant no era el único sorprendido. Lin era el primero. Básicamente, según él mismo reconocía, porque jamás en su vida había anotado 38 puntos.
Después de eso, en Toronto, nos dejó más momentos memorables. Ya, Calderas es de los peores bases defensores de la NBA, pero la idea de flotar a Lin no parece a priori tan mala, puesto que el punto débil del base de origen taiwanés es el tiro lejano. Y el bote con la izquierda. Calderón le deja hueco por la izquierda. Eso sí, cuando quedaba menos de dos segundos, debería estar más encima. Pero bueno.
Los New York Giants han ganado la competición más importante de los Estados Unidos hace escasamente dos semanas. El seguimiento de la NFL en Estados Unidos es muy superior al de la NBA. Pero hoy los Giants no son los reyes ni de su propia ciudad (o de la que toman el nombre). El rey es Lin.
Se compara el caso Lin al caso Tebow. Creo que la comparación no se sostiene. La única similitud es su impacto mediático. Puede que también compartan heterodoxia técnica, pero poco más. Sí, su llegada coincide con el inicio de una racha ganadora de su equipo, pero el papel de cada uno en esas rachas es bien diferente. Mucho. El rendimiento de Tebow fue mediocre. Siendo muy generosos. Aunque en los últimos drives de los partidos no solía fallar, su aportación global era pobre. El éxito de los Broncos se basaba fundamentalmente en la solidez defensiva, que permitía al equipo cuyo ataque apenas anotaba 7 o 10 puntos ganar un partido. Y la relación entre Tim Tebow y éxito defensivo no era de causalidad, sino de casualidad. Lo siento, pero no creo en las fuerzas místicas.
El rendimiento individual de Lin ha sido estelar. Récords de anotación y asistencias a mansalva. Acciones individuales brillantes y decisivas. No durante menos de un cuarto de partido, sino en partidos completos. De eso Tebow aún no puede presumir.
Además, Jeremy Lin, pese a su (relativamente) buen papel en el deporte universitario, está a años luz del rendimiento de Tebow en su etapa preprofesional. Tim Tebow obtuvo el Heisman Trophy, que premia al jugador universitario más destacado de la temporada universitaria. Era un ídolo en la universidad de Florida, y uno de los principales protagonistas de los éxitos de esa universidad, y en especial del campeonato nacional logrado en 2008. Antes de llegar a la NFL, ya era un ídolo de masas. Algo que estaba lejos de ser Lin, un casi completo desconocido.
Con todo, es cierto que tanto en el caso Tebow como en el de Lin, hay factores extradeportivos que han multiplicado su protagonismo mediático. En el caso de Tebow, la religión. En el caso de Lin, su tono de piel. No diré raza porque creo que las razas de seres humanos no existen. Las diferencias entre humanos tienen que ver con factores culturales, educativos y socioeconómicos, no con el color de la piel. Al menos esa es mi opinión. Pero es incuestionable que, en este caso, que Lin sea un chinorris yanqui ha potenciado tremendamente su fama. Sin embargo, sus números justifican el eco mediático.
Se habla también del recelo que suscitan ambos. Pero creo que es muy diferente. Tebow tiene detractores. Su constante y exagerado proselitismo religioso genera antipatías. Es innegable. Tiene haters. Puede que menos haters que lovers, pero muchos haters. De Lin se duda, pero no porque caiga mal, sino porque su pasado (o falta de pasado) genera recelos. Recelos que comparto, porque viéndolo jugar su técnica no es exquisita ni su físico privilegiado. Pero a nadie le cae mal. Bueno, quizá a Mayweather, pero es excepción. Cómo va a caer mal este chico, si es modélico. Estudioso, inteligente, humilde y sensato. También es religioso (también cristiano), pero sus declaraciones públicas parecen razonables, a años luz del predicador brasas de los Broncos. La de Lin es una historia increíble; mientras que Tebow no para de pedir que creamos.
En mí, Lin tiene el enésimo fan. Tebow, no.
* * *
Para terminar, no puedo dejar de manifestar mi apoyo a los guiñoles franceses. He pasado de la indiferencia al apoyo en estas semanas. Gracias por dejar en evidencia a los gilipollas que tanto abundan en este país, y que se indignan por las gilipolleces con más o menos gracia y más o menos ofensivas que se vierten en un programa que apenas supera el 3% de audiencia en Francia. Y que pese a apenas representar el 3% de la audiencia, algunos se toman como una afrenta de la sociedad francesa hacia la española. Qué bien retratados quedan. Tres por ciento de audiencia en Francia, respuesta masiva e institucional en España. Principales medios, el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, el Presidente del Gobierno, el Rey... Contra un programa satírico que apenas supera el 3% de audiencia. Qué país. Vergüenza ajena.
viernes, 17 de febrero de 2012
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Soy @luballos y estoy totalmente contigo me parece un gran post y yo soy como tus amigos un madridista cabreado con muchas cosas que pasan en el Rm,lo de los guiñoles, es que es de nota la respuesta de las instituciones españolas
ResponderEliminarPues hombre, Manning puede cambiar la temporada que viene, si a una mierda de equipo como los Colts es capaz de hacerlos campeones perpetuos de división, como vaya a un equipo medio decente...
ResponderEliminarSi me permites sugerir un tema para algún post, creo que saber algo de los próximos miembros del Hall of Fame sería de agradecer por parte de los que estamos empezando a conocer este deporte. O cuales son los criterios para ingresar y quién lo decide en base a qué criterios.
ResponderEliminar¿Peyton hizo campeón a una mierda de equipo? No sabía yo que Jeff Saturday, Ryan Lilja, Reggie Wayne,Marvin Harrison, Pierre Garçon, Dallas Clark, Adam Vinatieri, Robert Mathis, Antoine Bethea, Dwight Freeney, Joseph Addai... fueran mierda. Eran un pedazo de equipo, por Dios.
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