(Después del anterior párrafo, estoy seguro de que solo unos pocos valientes resisten leyendo este artículo)
La anfibología anteriormente comentada permite jugar con los dobles sentidos y hacer chascarrillos (nunca mejor dicho, como veréis) como el del famoso chiste de la pintada de "El cerdo de Carrillo al paredón", a la que responde otra que dice "Carrillo, cuidado con tu cerdo que lo quieren matar". En el presente caso, no me refiero a algún gafe que salga en la portada de Sports Illustrated, sino a que la portada de Sports Illustrated en sí es gafe.
No soy nada supersticioso. Excepto en lo que se refiere a los deportes. Ahí soy extremadamente supersticioso. Quienes me conocen y me sufren lo saben. Cuando alguno de mis equipos gana un día, repito mi vestimenta en las siguientes ocasiones, hasta que se rompe la racha. Como mis equipos durante los últimos años van de capa caída, los cambios de ropa se producen con mucha frecuencia, aunque en la Copa del Rey de baloncesto de hace dos años casi repito uniforme (íntegramente, por supuesto) durante tres días seguidos, porque el Estu jugaba viernes, sábado y, si hubiese ganado el sábado, el domingo. Estoy seguro de que olía de puta madre (no me refiero a que yo tuviese mal olfato, sino a que apestaba; esto me recuerda a una anécdota del colegio, en la que un profesor le dijo a un compañero, que tenía la desgracia de heder, "hueles peor que un perro"; se refería a que tenía peor olfato que un can, pero en el otro sentido también era verdad). La superstición llega al punto de que en el previo del partido tenemos que hacer siempre lo mismo que el día que ganamos. Es decir, ir a los mismos bares, pedirnos lo mismo y entrar con la misma antelación al partido. Siempre digo que tenemos que hacer todo lo posible porque nuestro equipo gane, los esfuerzos que sean necesarios. Como se puede ver, parece que creo en la superstición deportiva.
En el mundo de la NFL existen dos grandes gafes. El quizá más conocido y temido, y sobre el que más se ha escrito, es el de la portada del Madden, el videojuego de EA Sports. Sobre esto se ha escrito ya mucho, lo más reciente, por lo menos en español, lo publicado en el primer número de la revista Football Speech. Aquí la podéis leer, las páginas 7, 8 y 9 tratan de esta cuestión. Por ahora parece que Drew Brees, que protagoniza la portada del nuevo Madden, no se ha visto afectado por la maldición.
Pues bien, la otra gran maldición que afecta a los deportistas norteamericanos es la de la portada de Sports Illustrated, por otra parte la publicación más prestigiosa del lugar. Seguro que cuando le dicen a alguien que va a ser portada de la revista, reacciona como Fry y Zapp Brannigan al recibir la sentencia de "muerte por kiki":
Si me leeis desde América, creo que por ahí dicen "muerte por snu snu":
Volviendo al tema, la maldición no tiene la intensidad (en cuanto a eficacia) de la del Madden, porque esta revista se publica todas las semanas y en ocasiones el maleficio no se produce, pero el desastre tras la portada es muy frecuente. Sobre esto también se ha escrito mucho, e incluso existe una entrada en la Wikipedia que comenta la cuestión. Ahí se citan unos cuantos casos de héroes que superaron la maldición y alcanzaron la victoria final, pero también muchos gafados. Cito (y traduzco) algunos de los más recientes que tienen que ver con la NFL.
- 16 de noviembre de 2009: Peyton Manning aparece en portada bajo el título "Inside the Helmet of the League's Most Cerebral Quarterback" ("Dentro del casco del quarterback más cerebral de la liga"). Los Colts terminan perdiendo la XLIV Super Bowl por 31-17.
- 11 de enero de 2010: Miles Austin, portada; Dallas pierde el Divisional Playoff Game contra los Minnesota Vikings.
- Enero de 2010, Brett Favre en portada bajo el titular "Favre on Fire" ("Favre en racha") antes de la final de la NFC, que pierde con su equipo. Mark Sanchez figuró en la portada de la edición para el noroeste de Estados Unidos y su equipo perdió la final de la AFC.
Brady y Moss en portada. La maldición actuó rápido: los Patriots perdieron su siguiente partido ante los Jets y Moss abandonó el equipo rumbo a Minnesota. Un gafe suave, sí, pero gafe.
El 11 de octubre la portada era esta:
Nuevo espíritu en Green Bay. Ya. ¡Seréis cenizos! En páginas interiores se publicaba un artículo, "Mr. Rodgers Neighborhood" (muy bueno, por otra parte, recomiendo que lo leáis), en el que se escriben cosas como "the Packers are a bona fide threat to represent the NFC in the Super Bowl". Han pasado solo dos semanas desde que se publicó esa revista y los Packers han perdido dos partidos, varios jugadores importantes por lesiones (Jermichael Finley, Morgan Burnett, Derrick Martin, Nick Barnett, Chad Clifton, Clay Matthews --estos dos últimos, por poco tiempo, esperemos--) y muchas esperanzas de que esta fuese su temporada. Acojonante (tanto en el sentido de "increíble" como en el de "terrorífico") lo de la maldita portada. Nada más publicarse, efectos devastadores.
Sports Illustrated lleva un 100% de efectividad en lo que va de temporada, en lo que a la NFL se refiere. Dos portadas, dos gafes. Creo que los señores de Sports Illustrated merecen los mismos calificativos que dedica esta pintada emeritense a la policía:
Pues eso, que ya sabéis, que si vuestros equipos o jugadores favoritos son portada de Sports Illustrated, temblad.
Se me ocurre otra maldición: la del Heisman Trophy. Los últimos ganadores no solo no han triunfado en la NFL, sino que ni siquiera han tenido un rendimiento aceptable para las expectativas generadas. Ganar ese trofeo ha sido para ellos una especie de one-shot wonder, antes de cumplir los veinticinco y sin haber sido elegidos en el draft. En más de cuarenta años solo siete de ellos han ganado el anillo. Además, los jugadores más legendarios de la historia de la NFL no lo consiguieron en su día. En definitiva, ¿quién se acordará de Tebow dentro de diez años? Yo no.
ResponderEliminarDe Tebow se acordará todo el mundo que ame el football, un ganador y un jugador con un alma que sólo tienen los grandes.
ResponderEliminarPuede que no triunfe en la NFL, pero siempre será recordado como uno de los mejores jugadores de la historia del college football.