jueves, 8 de diciembre de 2011

Unas cuantas reflexiones pospuente

Vuelta de puente a la dura realidad. Bueno, que no es para tanto. Tampoco tan dura. He pasado estos días en varios pueblecillos situados las orillas del Rin (Wiesbaden, Eltville, Rüdesheim, Mainz --mejor dicho, Maguncia-- y Heidelberg --este, a las orillas del Neckar--). Todos ellos, destinos muy recomendables, sobre todo si tenéis colegas que os acojan en sus casas. Así pasé el puente, de Weihnachtsmarkt en Weihnachtsmarkt, entre Wurst, Kartoffel y Glühwein. Uf, esto me está quedando más incomprensible (aún) de lo habitual. Como supongo que esto interesa entre poco y nada al lector, me centro en la NFL. Creía que no iba a poder seguir casi nada de esta jornada, aunque he visto bastante. El final de los partidos de la primera sesión del domingo y la segunda parte de los de la segunda. Que los chiringuitos cierren a las 9 en Alemania (y que tu morada tenga Internet) ayudan. También he visto, en diferido y formato condensado, el Sunday y Monday Night.

It's a long way back (to Germany).



Sin más dilación, a continuación una serie de reflexiones más o menos desordenadas sobre lo recién sucedido en la NFL.

El ataque de Denver, esta vez sí, fue el principal culpable de la victoria de los Broncos ante los todopoderosos Minnesota Vikings. Por primera vez en la era Tebow, el ataque cavernícola de los Broncos se convierte en el principal protagonista de la victoria de Denver. Cavernícola, sí, pero efectivo. No cabe duda. A pesar de producir bastantes menos yardas que su rival (esta semana, más de 150 yardas menos), el ataque de los Broncos tiene una virtud muy importante: no comete pérdidas de balón. Esto tiene una importancia capital en la NFL. Sobre esta base, los Jets de Mark Sanchez consiguieron llegar a sendas finales de conferencia las dos últimas temporadas. Podemos disertar todo lo que queráis sobre el estilo high school de este ataque. Para mí, lo más relevante, es que no la caga. Los Broncos no dominaron la posesión en Minnesota: 22:09 de Denver por 37:51 de Minnesota. Creo que con esto se abandona la milonga de que con este tipo de ataque garantiza el descanso de la defensa. No es así. Pero lo importante es que responde cuando más se le necesita. En el último cuarto. Olé por ellos. Y en este partido, en otros momentos. Porque la defensa no estuvo tan inspirada como en otras ocasiones.

Y hay que decirlo: gran partido de Tim Tebow. Por primera vez, el quarterback filipino completó más del 50% de sus pases. Nuevamente, ninguno de sus pases fue interceptado. Ningún defensor intercepta un pase de Tebow desde hace cinco partidos. Su ratio de pases de touchdown por intercepciones (10 a 1) es incluso mejor que el de Aaron Rodgers. No lanzar intercepciones no es espectacular. Pero es una de las mayores virtudes que puede adornar a un quarterback. Citaba a Mark Sanchez. En cierto modo, estos Broncos se parecen a los Jets de la 2009-2010: un equipo que empieza regular y que, sobre la base de una defensa sólida, un juego de carrera potente y un quarterback novato (pero que no comete errores) consigue llegar a playoffs. Esos Jets llegaron a la final de la AFC y les dieron un buen susto a los Colts de Peyton Manning. Estos Broncos me recuerdan a aquellos Jets. Con más parafernalia y ruido mediático, pero un estilo algo similar. Dicho esto, ¿querría yo a Tebow para mi equipo? La respuesta, la misma que si me la hacéis sobre Mark Sanchez.

¿Llegarán tan lejos los Broncos como aquellos Jets? No lo creo, pero en estos momentos parecen los mejor situados para llevarse la AFC Oeste. Dicho esto, confieso que no me fío de ninguno de sus equipos para ganar la división. Los Raiders parecían los más consistentes, pero el batacazo de esta semana y el calendario que se les avecina siembran serias dudas. Probablemente los Broncos son los que llevan las de ganar, aunque tampoco me sorprendería que palmasen los cuatro partidos que quedan. Y ahí podría entrar San Diego si sigue como este lunes. Menudo lío.

En todo caso, lo que está sucediendo con Tebow es de película.


(por si alguien se lo había creído, el tráiler anterior es de coña)

Luces y sombras de los Packers. A ver si dejamos de hablar de temporada perfecta. Que un equipo gane todos sus partidos no quiere decir necesariamente que su juego sea perfecto. Solo significa que en cada uno de sus partidos suma más puntos que el contrario. Sin embargo, muchos interpretan el 12-0 de Green Bay como la dichosa temporada perfecta.

El domingo, defensa, ataque y equipos especiales de los Packers tuvieron algunos momentos brillantes y otros poco afortunados. Empiezo por la defensa. Muy de moda está defender a la defensa de los Packers. Y muchos de los defensores de esta defensa aportan argumentos que yo no comparto. Seamos claros: en líneas generales, la defensa de Green Bay estuvo regular tirando a mal en New Meadowlands. Especialmente, desde que Charles Woodson se lesionó. Los Packers no pueden permitirse la baja de Woodson. Sin él, esta defensa se convierte en un juguete. Sucedió en la Super Bowl y sucedió este domingo. Se dice que la defensa de los Packers se crece cuando más lo necesita el equipo. Se puede sostener tal afirmación con carácter general, pero no este domingo. Cuando más se necesitaba a la defensa, en el cuarto cuarto, con 8 puntos de ventaja, esta defensa fue incapaz de impedir que los Giants anotasen un touchdown y consiguiesen la conversión de dos puntos. Setenta yardas cabalgó el general Manning sobre las huestes queseras. Esta defensa es la penúltima de la NFL en yardas de pase concedidas. ¿Que se crece cerca de la goal line? No lo creo. En Cold, hard football facts utilizan un ratio para medir la "flexibilidad" de una defensa. Cuánto se dobla sin partirse. Bendability, en inglés. Ese ratio sirve para medir si es cierto que la defensa se crece cuanto más importa, cuando más aprieta el ataque rival. Indica cuántas yardas le cuesta al rival cada punto. Se calcula dividiendo el número de yardas recibidas por los puntos encajados. Cuanto mayor es el resultado, más yardas cuesta al rival conseguir un punto y más flexible es la defensa. La temporada pasada, Green Bay lideró esta clasificación. Por cada punto, el rival debía conseguir 20,61 yardas. Aquí tenéis la clasificación. Esta temporada, los cabrones de Cold, hard football facts han hecho su web de pago. Si quieres quality stats, hay que pagar. Que pague Rita. O su puta madre. Cualquiera me vale. Las yardas concedidas y los puntos recibidos por cada equipo los conocemos todos. Es información pública. En un Excel corriente y moliente uno puede hacer las cuentas en cinco minutillos. Estos son los resultados (las yardas por punto se indican en la última columna; los equipos se ordenan de más a menos flexible):


Las estadísticas dicen lo mismo que las sensaciones que uno puede tener al ver los partidos de Green Bay: que la defensa ha empeorado. Los Packers ya no son primeros. Es cierto que siguen entre ellos, pero han rebajado el coste del punto en dos yardas. Fijaos, la de los Patriots es una de las defensas más criticadas. Sin embargo, es la segunda más flexible de la NFL. Y, pese a ello, está en camino de batir el récord histórico de yardas de pase concedidas en una temporada. Los Packers también están a tiro de este récord. ¿Defense wins championships? Entre las dos defensas que más yardas de pase permiten (no ahora, sino en toda la historia) acumulan un balance de 21-3. De todos modos, como seguidor (ontológicamente pesimista) de los Packers esta defensa me preocupa.

Seguimos. Luces y sombras en el ataque. Las sombras, la deficiente protección del quarterback por parte de la línea, la intercepción a Rodgers y los drops de algunos receptores. Es extraño que Rodgers cometa un error como el del segundo cuarto, en el que lanza una intercepción cerca de la propia goal line. También es extraño que jugadores como Jermichael Finley o (especialmente) Greg Jennings sean incapaces de atrapar pases tan sencillos como los que dejaron caer este domingo. No tan extraño es que la inexperta y mermada línea ofensiva de Green Bay sea incapaz de proteger debidamente a Rodgers. Sin embargo, estos errores se vieron superados, con creces, por los aciertos. El partido de Rodgers fue excelente. Pese a la intercepción. Su último drive, épico. En cuanto a los receptores, aunque dejaron caer más balones de los debidos, también atraparon otros muy complicados y decisivos. Donald Driver y Jordy Nelson estuvieron inmensos en varias recepciones pegadas a la línea de banda. Incluso Finley y Jennings aportaron en el decisivo drive final de 58 segundos. Espectacular.


Por último, en cuanto a equipos especiales, Mason Crosby falló un field goal que debería haber transformado al terminar el segundo cuarto (sombras) pero acertó en el decisivo que dio el partido a Green Bay (luces).

No, los Packers no son un equipo perfecto. Sin embargo, hasta ahora, han sido mejores que todos sus rivales. También el domingo.

NFC LEast, AFC Worst. Dos divisiones que no están dando la talla. La NFC Este es una de las más mediáticas de la NFL. Aglutina, probablemente, el mayor mercado de la NFL: el del mayor equipo de la mayor ciudad (NY Giants), el del equipo con más seguidores de los Estados Unidos (los Cowboys), el de otro de los equipos con mayor solera (los Redskins) y el del estrellado dream team (los Eagles). La sobredosis mediática no se traduce en buenos resultados. Todos los equipos de la NFC Este palmaron esta jornada. Algunos jugaban frente a rivales poderosos (Giants y Redskins), pero los otros dos frente a equipos flojos de la otrora NFC Worst. El resultado, el mismo: derrota. Va siendo hora de que quitemos el sambenito de NFC Worst a la NFC Oeste e ideemos algún mote despectivo para el Este. NFC LEast me parece bastante adecuado.

Sobre la AFC Oeste resulta más complicado hablar, porque los Broncos vienen haciendo méritos para que no los incluyamos en el pelotón de los menos malos sino en el de los buenos. En cualquier caso, la AFC Oeste goza del dudoso mérito de ser la única división de la NFL en la que todos sus equipos han recibido más puntos de los que han anotado. Tal y como van las cosas, me parece que con 9 victorias se puede ser campeón de división.


Si los power rankings miden el estado de forma, los Saints deben ser los líderes. Multitud de páginas web publican sus particulares power rankings. ¿Qué coño miden estos rankings? No lo sé. Preguntádselo a sus autores. Desde NFL.com, pasando por Sports Illustrated y ESPN.com, hasta Zona Roja, tenemos power rankings. Supongo que intentan medir el estado de forma de cada franquicia e ir un poco más allá del mero balance general de victorias-derrotas. Sin embargo, desde el inicio de la temporada, los Packers lideran todos y cada uno de los power rankings. Claro, porque comenzaron como campeones y no han perdido un partido desde entonces. Es un motivo. Pero si esos rankings pretender medir qué equipo está mejor ahora mismo, el liderato debe corresponder a los Saints.

Las discusiones sobre power rankings me recuerdan un poco a las de college football, aunque en este caso la discusión es inocua (en college football es esencial, determina quién se juega el título, y aprovecho para decir que no me mola que volvamos a ver un LSU-Alabama en el partido por el título nacional; tercera edición del SEC title game). Y aplicando la misma lógica que se usa en esas discusiones universiarias, creo que los Saints merecen todos los honores en cuanto a power. Este equipo lleva cuatro victorias consecutivas, contra rivales complicados y mostrando cada vez mayor superioridad. Sobre todo si comparamos cómo ganaron ellos a los rivales comunes de los Packers el último mes: Bucs, Giants y Lions. Los Packers lo pasaron mal ante los Giants y regular ante los Bucs. Es verdad que vencieron con cierta comodidad a Detroit, aunque la primera parte estuvo muy igualada. Contra esos mismos rivales, los Saints vencieron con mucha solvencia. Comparemos cómo ganaron los Saints a los Giants y cómo lo hicieron los Packers. Brees y sus colegas de ataque están alcanzando el nivel de aniquilación absoluta del rival. Además, la defensa de los Saints cada vez es menos endeble. En el último mes, nadie ha jugado tan bien como ellos.


Por fin vimos a los Chargers que esperábamos. Probablemente, demasiado tarde. Pero lo que se vio el lunes en Jacksonville es precisamente lo que creíamos que íbamos a ver cuando jugase San Diego. Un ataque explosivo, que revienta al rival a base de bombas precisas de Philip Rivers y con un muy buen juego de carrera con el combo Mathews-Tolbert. La defensa, además, salvo en un par de drives en el segundo cuarto, desquició al ataque de los Jaguars. Lo sé, desquiciar al ataque de los Jaguars no tiene mucho mérito, pero aplastar a su defensa sí. Porque aunque tenga poco reconocimiento, la defensa de Jacksonville es de las mejores de la NFL. La 5.ª, en estos momentos. No voy a discutir el despido de Jack del Rio, que en su larga etapa en la franquicia del norte de Florida ha hecho deméritos más que suficientes para conseguir la destitución. Pero creo que es justo reconocer que la defensa que construyó este año ha funcionado bastante bien (el ataque es otro cantar). Nadie ha hecho tantos puntos a los Jaguars como los Chargers esta jornada. Desde la quinta jornada Jacksonville no recibía más de 30 puntos. Recordemos de qué manera tan apestosa ganaron a los Ravens. Como dirían en los iuesei, give some credit to the Chargers.

El problema es que a buenas horas, Philip Rivers. Quedan cuatro partidos y San Diego está a dos partidos de Broncos y Raiders. Jodidérrima está la cosa. Jugando así, pueden ganarlos todos, aunque el calendario está complicado (sobre todo ante Baltimore). Sus rivales divisionales no ofrecen mucha seguridad, por lo que bien podrían palmar lo que les queda. Sí, es casi imposible. Pero remember 2008. A falta de cuatro partidos, a cuatro partidos de los Broncos estaban. Y terminaron ganando su división.


¿Nadie quiere una wild card? La sexta plaza de ambas conferencias va a estar muy reñida. Porque parece que nadie la quiere. En la NFC, puede que hasta la quinta recaiga en el menos malo.

Comenzamos por la AFC. La quinta plaza parece claramente destinada al perdedor de la batalla entre Steelers y Ravens por el liderato de la AFC Norte. Eso está claro. Ambos han hecho méritos para jugar en enero. ¿Algún no-campeón de división más lo merece? Uf, complicado. Ahora mismo hay cuatro equipos con un balance de 7-5. Cinco equipos si contamos a Denver, líder actual de la AFC Oeste, que se clasificaría directamente como campeón de división. En cabeza de los equipos con siete victorias está Cincinnati, que ha perdido todos los partidos que ha jugado frente a rivales de verdad. Persiguen a los Bengals, por este orden, Titans (qué poco me fío de ellos, pese a que Chris Johnson está espabilando), Raiders (véase la exhibición ofrecida en Miami este domingo) y Jets (los que mejor vienen jugando, sin estar aún al nivel que se espera de ellos). ¿Quién da menos?

En la NFC la situación es aún peor. Me refiero a que peor están jugando los contendientes por la plaza de wild card. Por ella pugnan el perdedor del duelo Cowboys-Giants por la NFC Este, Bears, Falcons y Lions. Todos estos equipos han palmado esta jornada. Y salvo los Giants, causando una impresión muy mala. Los Bears tienen un serio problema en ataque. Hanie no está rindiendo mal. Está muy mal. Sin pase y con Forté lesionado, complicado panorama. Anotando 3 puntos es imposible ganar. Atlanta, tras su derrota en Houston, casi dice adiós a toda esperanza de ganar la NFC Sur. El plan de la offseason parece un fiasco. Se pretendía construir un ataque explosivo que no lo está siendo. Julio Jones, el jugador por el que han tirado la casa por la ventana, alterna actuaciones estelares con partidos decepcionantes como el de Houston, en el que deja caer balones que un jugador con sus galones tiene que atrapar. Los Lions siguen en pleno proceso de desquiciamiento hasta el infinito. Rabia e ira mal encauzadas. Finalmente, ninguno de los contendientes por el Este tiene mucho por qué presumir. Los Cowboys, líderes, han palmado ante los temibles Cardinals. Los Giants dieron un buen susto a los invictos Packers, sí, pero cuando la derrota es la cuarta consecutiva, creo que hay poco por lo que sacar pecho. Lo dicho, ¿quién da menos?


MNF no es "Monday Night Football"; es "Mierda Night Football". El Monday Night era hace años el partido de la semana por excelencia. En sus orígenes, fue uno de los catalizadores de la popularidad del fútbol americano en Estados Unidos. Todo un fenómeno digno de estudio. Pero desde que la ESPN ha adquirido sus derechos, en 2006, el producto va en decadencia. El partido de la jornada de verdad es el Sunday Night. Tanto es así, que la NBC tiene derecho a cambiar de elección durante las últimas semanas de temporada regular si le interesa más dar otro de los partidos de las primeras dos sesiones del domingo que el elegido inicialmente (la Fox y la CBS, titulares de los derechos de estos partidos, pueden proteger cinco de sus partidos, decisión que deben tomar en octubre). Sobre la base de esta posibilidad, la NBC ya ha cambiado más de un Sunday Night esta temporada. Con el Monday Night, la ESPN no tiene esta posibilidad (que, obviamente, cuesta dinero). Lo que sí podía haber hecho la ESPN es elegir mejor antes de empezar la temporada. El lunes que viene asistiremos a un interesantísimo Seahawks-Rams. Qué gran elección, ESPN. Después del espectáculo que dieron estos equipos en sus duelos de la temporada pasada, como para no seleccionar este partido. Ahí no termina todo. A los Jaguars (sin todos mis respetos) los han retransmitido en dos ocasiones. Brillante elección. Casi siempre, Monday Night es sinónimo de falta de emoción. Este lunes, el partido duró dos cuartos. No está mal, visto lo visto en otros partidos. Ni los desmesurados elogios de Jon Gruden lo pueden remediar.

Mi gafe volvió a actuar: Dallas palma en Arizona. No fallo. Semana a semana, cada vez que apuesto por un equipo para llevarse la NFC Este, palma. Oye, que ya avisé la semana pasada cuando aposté por los Chicos Vaca. Lo siento por sus seguidores (tampoco mucho, para qué engañarnos). Esta semana daré una tregua y no apostaré por nadie. Supongo que sería mi apuesta la que nubló el entendimiento de Jason Garrett cuando pidió tiempo muerto justo antes de que su kicker ejecutase el field goal que les daría la victoria. La patada inicial, invalidada por el timepo muerto de Garrett, entró; la siguiente, no entró. Nota a Jason Garrett: icing the kicker - you're doing it wrong.

***
Por si alguien no se había dado cuenta, aviso: la penúltima jornada de temporada regular se jugará casi íntegramente en sábado. Antes de que digáis "de puta madre, veo la NFL y luego salgo", debéis saber que ese sábado es el 24 de diciembre. Día de Nochebuena. Para muchos, un día en el que disfrutar de la familia y en el que la tele está totalmente proscrita. De los partidos de la primera sesión, de 7 a 10.15, igual se puede ver algo, pero de los de la segunda, jodido.

3 comentarios:

  1. Esta temporada en cuestión de "Monday Nights" ha estado lamentable muy malas elecciones. Lo bueno es que los 2 ultimos "monday night" pintan para ser partidazos Pit vs Sf, NO vs Atl.

    No seria raro que en la ultima fecha de la temporada remuevan el Cowboys vs Giants a horario de la NBC.

    ResponderEliminar
  2. A la familia hay que acostumbrarla. Yo ya avisé hace meses de que el 24 y el 31 cenaría con mi ordenador al lado, y la TV cerquita.

    ResponderEliminar
  3. Genial como siempre, me ha encantado la entrada. Sobre lo de la última jornada, con GamePass no hay problema, me veré los partidos el 25 por la mañana!!

    ResponderEliminar