miércoles, 12 de enero de 2011

Plácido domingo, jodido lunes: wild card round

Nunca subestiméis el poder del nobody believes in us factor (el factor "nadie cree en nosotros"). Recordemos las palabras de Kurt Warner hace un par de años, después de ganar la final de la NFC.


When nobody else believed in us, when nobody else believed in me, you guys did. And we're going to the Super Bowl! Cuando nadie más creía en nosotros, cuando nadie más creía en mí, vosotros lo hicisteis. ¡Y vamos a la Super Bowl! Lo decía un veterano quarterback de un equipo de la NFC Oeste al que algunos incluso consideraban equipo indigno para clasificarse para los playoffs.

No es infalible, por supuesto, pero si vuestro equipo, o algunos de los jugadores de vuestro equipo pueden agarrarse a un nobody believes in us, no dudéis que un plus habrán ganado. Aaron Rodgers, según algún analista de prestigio, también actúa motivado por sed de venganza.

No se me ocurre nada más apropiado que Jesus of Suburbia, de Green Day, para acompañar este artículo. In the land of make believe they don't believe in me, dice en su letra.



Toca cambiar las denominaciones de las secciones del Plácido domingo, jodido lunes. No se me ocurría ningún tema en particular, y pensé que por qué no la propia NFL. Los nombres de las secciones esta semana harán referencia al fútbol americano profesional.

Veamos qué nos ha deparado este fin de semana de comienzo de playoffs.

Qué pude ver. Como había anticipado, el sábado por la noche tenía planes que me impedían seguir en directo los dos primeros partidos de wild card. Estuve en Riazor viendo cómo nos cascaban menos de cinco (probablemente porque tampoco forzaron demasiado) y luego tocaba salir un poco. No asistí en directo (por la tele en directo, se entiende) al que Peter King considera mejor día de wild card de la historia. Como tampoco me enteré de los resultados de los dos primeros partidos, en cuanto me levanté de la cama el domingo me vi los partidos íntegros: cómo los Seahawks sorprendían a los Saints y cómo los Jets por fin tumbaban a los Colts de Manning. Terminé justo a tiempo para empezar a ver en directo (por la tele) el Chiefs-Ravens. A continuación, cómo no, el Eagles-Packers. Por primera vez, escribo el Plácido domingo, jodido lunes habiendo visto íntegramente todos los partidos que comento.

Favre Watch (lo más comentado)

En Estados Unidos suelen unir la coletilla Watch con mucha frecuencia para referirse al seguimiento de muchos asuntos. El que más ha dado que hablar en los últimos años, hasta el punto de saturar al personal, es el Favre Watch. La búsqueda de "Favre Watch" en Google (entre comillas, para que busque lo que realmente queremos encontrar) ofrece 98.200 resultados. Durante las tres últimas offseasons e incluso durante la temporada regular hemos asistido a las continuas noticias y especulaciones sobre la retirada, la vuelta, las dudas, la nueva retirada, y así sin parar, hasta el hastío más absoluto.

Y al hilo de Favre, hablemos del jugador que sigue cargando con su fantasma a las espaldas. Mucho se escribe y comenta hoy sobre la primera victoria de Rodgers en playoffs. Antes del partido en Philadelphia ya leí que como perdiese Green Bay podrían saltar las alarmas en cuanto a la capacidad de Rodgers en los playoffs. Decían que, en ese caso, su récord en playoffs ya sería de 0-2. Espera, espera ¿es cierto que Aaron Rodgers, y por Aaron Rodgers quiero decir Aaron Rodgers, llevaría 0 victorias y 2 derrotas en playoffs?

Suscribo plenamente lo que se publicaba en el Shutdown Corner el pasado sábado: dejemos de hablar de que los quarterbacks ganan o pierden partidos. Ya está bien. No es verdad.  ¿Cómo se puede criticar el rendimiento de Rodgers hasta antes del partido de ayer en playoffs? En aquel partido, hasta este domingo su única experiencia en postemporada, consiguió 423 yardas de pase, 4 touchdowns y 1 intercepción para un passer rating de 121,3. ¿Tan mal estaba para ser su primera vez? Las 423 yardas de pase de aquel partido son el récord de la franquicia de Green Bay en playoffs. No está tan mal, si tenemos en cuenta que la franquicia se fundó en 1921 y por ahí pasaron antes quarterbacks como Bart Starr o Brett Favre. Da igual, hoy todos destacan que por fin Rodgers consigue una victoria en postemporada. Por cierto, con sus 3 touchdowns de pase de ayer bate el récord de touchdowns de pase en los dos primeros partidos de cualquier quarterback en postemporada, que estaba en 6 y desde este domingo en 7.

Pero las críticas no solo alcanzaban a Rodgers, después de este fin de semana les llega su turno a Peyton Manning y a Michael Vick. ¿Cómo se puede criticar el rendimiento de Peyton Manning en sus dos últimas derrotas en wild card, en los que apenas tuvo posesión del balón? Culpen del mismo modo (quizá más) a las respectivas defensas y equipos especiales, e incluso a los compañeros de ataque, según corresponda, pero en modo alguno se puede decir que Rodgers, Vick o Manning pierden ellos los partidos. Tampoco ganan, ojo.

El fútbol americano es un deporte colectivo (toma obviedad), si cabe, el deporte en el que cada jugador individualmente considerado menos incidencia puede tener en un resultado. Y me explico: en fútbol o en baloncesto, los jugadores atacan y defienden. En fútbol americano, no. Manning  no puede hacer nada para que su defensa pare la carrera del ataque rival. Rivers o Vick no pueden hacer nada si su kicker no anota los field goals. Brees poco puede hacer si su defensa concede 41 puntos. Rodgers, tampoco.

Manning lleva un récord en playoffs de 9-10. Rodgers, por ahora, de 1-1. Joe Flacco o Mark Sanchez presentan balances mucho mejores. Brad Johnson ganó un anillo como quarterback titular, con los Buccaneers. Los mismos que lleva Manning y uno más que Dan Marino. Dejémonos de gilipolleces: los equipos ganan y pierden partidos; los quarterbacks, no, aunque se les puede juzgar por su contribución al resultado final. Pongámosles a parir si lo hacen mal y alabémosles si lo hacen bien, pero no dejemos de tener en cuenta que, más que en ningún otro deporte, las victorias y las derrotas dependen de las decisiones y ejecuciones de muchas personas, en este caso más de 50 por cada bando (si incluimos a entrenadores y asistentes).

El otro tema más comentado tras el fin de semana es la gran sorpresa de la jornada, pero como tal creo que es más adecuado que la comentemos en el siguiente apartado. Y de los rumores sobre fichajes de entrenadores y movimientos de jugadores (en particular, la declaración de Nnamdi Asomugha como agente libre) si acaso hablaremos en otro artículo, porque no tiene que ver con la wild card.

Super Bowl III (la sorpresa)

Lo que sucedió en la tercera Super Bowl se considera la mayor sorpresa de la historia de la NFL. Se enfrentaban los New York Jets de la American Football League (AFL) contra los Baltimore Colts de la National Football League. Era la tercera vez que AFL y NFL se enfrentaban en el gran partido, pero todavía nadie consideraba a la AFL como una alternativa mínimamente competitiva para la NFL. Nadie daba un duro por los Jets. Para que os hagáis una idea de hasta qué punto nadie confiaba en los Jets, las apuestas daban como favoritos a los Colts por 19 puntos. El pasado fin de semana, en el partido teóricamente más desequilibrado, los Saints eran favoritos por 10,5 puntos. Creo que en ningún partido de la temporada regular se ha llegado a 19 puntos de spread, ni siquiera cuando los Panthers se enfrentaban a los Falcons o a los Steelers.

Cómo iba a ganar ese equipo de chiste, de esa liga de chiste, a los míticos Colts. Pues, igual que sucedió el pasado fin de semana, ganaron los Jets. El equipo de la todavía emergente estrella Joe Namath se impuso al del mítico Johnny Unitas. NFL Network consideró ese resultado la mayor sorpresa jamás ocurrida en la historia. Aquí tenéis el vídeo.


Este fin de semana los Jets volvieron a sorprender a los Colts, aunque en este caso los Indianapolis Colts, que como ya comenté. En cualquier caso, no creo que se pueda considerar como una sorpresa. Los Jets jugaban fuera, pero muchos apuntaban el viernes que lo más probable es que todos los equipos visitantes vencieran en sus partidos. Casi todos lo hicieron. Todos menos uno.

Os habréis cansado de leer críticas a la clasificación de los Seattle Seahawks para playoffs. Por primera vez en la historia se clasificaba un equipo con más derrotas que victorias. Algo que para prácticamente todos los analistas obligaba a replantearse el sistema de clasificación para playoffs. Para muchos no merecían.

Un nobody believes in us en toda regla. Una vez más, el equipo más despreciado de la postemporada comienza ganando. Al vigente campeón, nada menos. No quiero ser hipócrita: yo tampoco creía que los Seahawks tuviesen opciones frente a los Saints. Cuando New Orleans se puso 10-0 y 17-7 me planteaba hasta qué diferencia iba a seguir viendo el partido completo. Cuando vi a Hasselbeck lanzar su intercepción, pensé en los partidos en los que Pete Carroll terminaba sentándolo para darle su oportunidad a Charlie Whitehurst (que tampoco lo hacía mejor). Pensaba en el equipo que perdió 9 partidos por al menos 15 puntos.

Pero, para sorpresa de todos, tras el 17-7 el partido cambió completamente. El ataque de los Seahawks superó en todo momento a la defensa de los Saints y la defensa de Seattle, con la ayuda de the 12th man pudo parar en momentos claves al ataque de New Orleans, que se había vuelto ya unidimensional, sin juego de carrera. Carroll no sentó a Hasselbeck. El veterano quarterback jugó su mejor partido en muchos años, en el momento más adecuado. El juego de carrera de Seattle, el equipo con peor ataque terrestre de la NFL, se impuso a la defensa de los Saints gracias a un espectacular Marshawn Lynch. Y el campeón quedó eliminado a manos en un partido brillante.

El equipo indigno nos brindó un excelente partido. Y ganó. La semana que viene jugarán en Chicago en un partido de ronda divisional (algo por lo que todos apostábamos a principio de temporada, sin duda). Si ganan, incluso Qwest Field podría acoger la final de la NFC (lo hará si también gana Green Bay). Recordemos que Seattle ganó en Chicago en temporada regular...

La otra sorpresa del fin de semana se llama James Starks. Un jugador casi desconocido antes de este fin de semana, aunque los aficionados de los Packers ya nos habíamos ilusionado con él en la jornada 13. Entonces, cuando los Packers jugaron frente a San Francisco disfrazados de Acme, debutó este corredor con físico de receptor y consiguió 76 yardas de carrera. Era el mejor debut de un corredor novato de los Packers en los últimos años. A pesar de lo heterodoxo que resulta un corredor como él, con un físico más propio de wide receiver, Mike McCarthy elogiaba su capacidad para caer hacia adelante: la diferencia entre un 2.ª y 7 y un 2.ª y 3.

Después, tras conseguir solo 8 yardas en 6 intentos en el desastroso partido de Green Bay en Detroit (donde la línea ofensiva jugó un partido pésimo), Starks desapareció de las convocatorias. Mike McCarthy dijo el 27 de diciembre que debía entrenar mejor para ganarse un puesto en futuros partidos. La última jornada, frente a Chicago, volvió a estar entre el grupo de jugadores activos y consiguió 20 yardas en 5 intentos. Buenos números. La pasada semana Edgar Bennett, entrenador de running backs de los Packers, defendió el trabajo de Starks en los entrenamientos y señaló que no tenía ninguna queja sobre su comportamiento. Se especuló sobre la posibilidad de que aumentase su protagonismo en Philadelphia.

Y entonces, en el mismo escenario en el que el juego de carrera de Green Bay parecía haber desaparecido, resurgió. James Starks consiguió 123 yardas de carrera, récord para un novato de los Packers en playoffs. Para valorar la importancia de la marca, recordemos que cuando el entrenador de Green Bay era un tal Vince Lombardi, su filosofía de ataque se resumía en tres palabras: Run to daylight (correr hasta el amanecer). Precisamente el anterior récord lo tenía un jugador a las órdenes de Lombardi: Travis "Roadrunner" (correcaminos) Williams, que consiguió 88 yardas en 1967.

En caso de que Starks sea realmente un corredor de referencia, el ataque de Green Bay mejorará ostensiblemente. Brandon Jackson, que es un buen jugador en lo que sabe hacer pero no un feature back, podrá centrarse en bloquear y en recibir pases para jugadas de screen. Y John Kuhn, un fullback que puede bloquear, recibir y correr, podrá sorprender cuando sea actúe de corredor. Todo esto aparte de lo importante que resulta para la credibilidad de las jugadas de play action, para el propio juego de pase y el control del tiempo de posesión.

Con todo, hay que ser prudentes con Starks: es solo un partido, y ya se vio tras su primera aparición que la semana siguiente no pudo mantener el nivel. En el fondo, el corredor depende de su línea. Si funciona como ayer y le abre huecos (bastante importantes, por cierto), habrá carrera en Green Bay. Si la línea juega tan mal como en Detroit, será imposible que ni Starks ni nadie consiga nada. Y a los Falcons ya no los pillarán por sorpresa.

La maldición del anfitrión de la Super Bowl (la vida sigue igual)

De las muchas constantes en la NFL, la que jamás ha fallado, sin excepción, y esta temporada tampoco lo hará, es la maldición del anfitrión de la Super Bowl: nunca el equipo propietario del estadio llega a la Super Bowl. Algunos apostaban por que este año, que será en el Cowboys Stadium, la maldición se rompería. 45 ocasiones ya en las que el local no llega a la final, lo que habla muy bien de lo repartido que está el triunfo en la NFL. No como aquí, en Escocia, digo, en España.

Baltimore vuelve a ganar de manera contundente fuera de casa en la wild card round. De nuevo, aplasta en su propio estadio a un equipo que volvía a los playoffs. Lo hicieron hace un par de años en Miami, ante unos Dolphins que retornaban a playoffs tras haber sido últimos de su división la temporada anterior (como los Chiefs esta). Lo hicieron el año pasado en Foxborough contra unos Patriots que se habían perdido la postemporada anterior. Y lo hicieron, de nuevo, en la wild card round de este año. Durante la primera parte, aunque fundamentalmente gracias a un big play de Jamaal Charles, no parecía que los Ravens fuesen a ganar con comodidad. Tras el descanso, vimos lo que vimos el año pasado en New England y el pasado en Miami. Un partido sin emoción, feúcho, ganado por claridad por los Ravens. Una defensa inexpugnable, liderada por Ed Reed y Ray Lewis (bueno, y Haloti Ngata y Terrell Suggs), humilla al ataque rival, martiriza a su quarterback, y allana el terreno para la victoria. La misma historia de siempre.

El vigente campeón vuelve a ser incapaz de ganar un solo partido de playoffs. Ninguno lo consigue desde 2005. La resaca de la Super Bowl es complicada. Lo fue dos veces para los Steelers, que no llegaron a la postemporada, lo fue para los Giants, que perdieron en la ronda de wild card, y lo fue también para los Colts cuando cayeron en San Diego en la misma ronda. Este año les tocó a los Saints, a pesar de que jugaban frente al equipo teóricamente más flojo.

Los Jets vuelven a ganar milagrosamente en el último segundo. Son unos auténticos artistas de vivir en el alambre. Es increíble la cantidad de veces que han conseguido la remontada milagrosa esta temporada. Lo consiguieron en Denver, lo consiguieron en Detroit, lo consiguieron en Cleveland, lo consiguieron frente a los Texans y lo volvieron a conseguir este sábado en Indianápolis. Mark Sanchez no es uno de los mejores quarterbacks ni de los más fiables de la liga, pero cuando su equipo necesita desesperadamente anotar en los últimos segundos, no suele fallar. Incluso he leído ya alguna blasfemia en forma de comparación con John Elway. Ayer tuvo la gran ayuda de Antonio Cromartie, que consiguió un excelente retorno, y de uno de los habituales socios en momentos calientes: Braylon Edwards. También cumplió su parte Nick Folk, un kicker bastante criticado, pero que ante el clutch kicker por excelencia, Adam Vinatieri, también demostró que él la sabe meter en los momentos calientes. Así terminó este emocionante partido, como les gusta a los Jets:


La vida de Kurt Warner (que cómo cambia)

Supongo que la mayoría la conoceréis. El mejor ejemplo de cambio de vida, de reponedor de supermercado a las ligas menores y de las ligas menores al Hall of Fame (todavía no, aunque es seguro que llegará) es el caso de Kurt Warner. Uno de los mejores quarterbacks de la historia de la NFL, que surgió de la nada, guió a unos explosivos Rams al anillo y, cuando parecía estar enterrado (fue suplente de Eli Manning en los Giants y, al principio, de la estrella universitaria Matt Leinart en los Cardinals) resurgió y a punto estuvo de dar un anillo a una franquicia maldita como los Cardinals. Pero para qué voy a escribir más si aquí podéis leer su historia mucho mejor contada.

¿Quién se ríe ahora de los Seahawks? Cómo han cambiado las cosas para ellos en un par de fines de semana. Con 6 victorias y 9 derrotas, su temporada tenía pinta de terminar con el mediocre resultado que hasta entonces habían logrado. Un 6-10, creíamos la mahoría, típico registro de equipo del último tercio de la clasificación global de la NFL. Pero la mediocridad de la NFC Oeste y el duodécimo hombre en el campo, su afición, les dieron una oportunidad que no desaprovecharon. Tras dos victorias en su estadio, la temporada pasa de olvidable a memorable. Solo por el partido del pasado domingo merece ser recordada. Incluso, coml ya comenté, podrían jugar la final de la NFC en su estadio. Todo un cambio.

El jugador que personifica ese cambio de vida es Marshawn Lynch. Tras dos muy buenas primeras temporadas (2007 y 2008) en los Bills, equipo que lo seleccionó en el 12.º lugar del draft de 2007. En la offseason previa a la temporada 2009 todo empezó a torcerse. Aunque ya se había metido en líos con la justicia antes, esta vez fueron más serios. Lynch iba en un coche con unos colegas cuando la policía les detuvo y registró el vehículo, alertada por el olor a marihuana que desprendía. En él se encontraron un arma cargada, que pertenecía a Lynch. Finalmente no se le condenó a prisión, pero Goodell lo suspendió para los 3 primeros partidos de la temporada. Fred Jackson se hizo con la titularidad en detrimento de Lynch, que se quedó en 450 yardas de carrera, lejos de las más de 1000 que había conseguido las dos anteriores temporadas. Tras una lesión a principios de esta temporada, los Bills decidieron ponerle en el mercado. Se admitían ofertas. La ganadora fue la de Seattle. Se especuló con Green Bay y New Orleans (véase más abajo), equipos con lesiones graves en su backfield, pero se fue a los Seahawks a cambio de una 4.ª ronda del draft de 2011 y una elección condicionada para el de 2012.

Tras un año mediocre, comenzó a apuntar maneras en la última jornada de la regular season frente a St. Louis y explotó el pasado sábado. 131 yardas de carrera en 19 intentos. Lo mejor, este brutal touchdown con el que los Seahawks prácticamente cerraban el partido. Beast mode, como le gusta decir a Lynch. Dicen que el estruendo del estadio en esa jugada provocó un pequeño seísmo en la zona.


Irónicamente, se ha revelado que los Saints estaban dispuestos a dar más de lo que dieron los Seahawks por Lynch, pero los Bills ni siquiera preguntaron por Nueva Orleáns. Cosas del azar, si Lynch estuviese en los Saints a saber qué sería hoy de ambos equipos.

Por una vez, el field goal in extremis de Adam Vinatieri no fue suficiente para que su equipo lograse la victoria. Era su field goal más lejano de la temporada, y lo conseguía, como siempre, en el momento más importante. Parecía que de nuevo el equipo de Vinatieri se impondría gracias a una patada del kicker en el último minuto. Al Michaels y Cris Collinsworth ya comentaban que Vinatieri debe ser el segundo kicker puro en entrar en el Hall of Fame. Pero esta vez todo cambió. La gran patada de Vinatieri fue insuficiente. Todo un cambio.

Aunque para cambio, el del ataque de Kansas City tras el descanso. No es que en la primera parte estuviese funcionando con demasiada fluidez, pero por lo menos Jamaal Charles, a pesar de un fumble que posteriormente recuperaron los Ravens, estaba haciendo bastante daño. Cassel estaba casi inédito (solo 4 intentos de pase al descanso), pero la carrera, mal que bien, iba tirando frente a la gran defensa de Baltimore. Tras el descanso, todo cambió. Los Ravens ajustaron la defensa y humillaron a los Chiefs, que se toparon contra un muro. El cambio, para mal, lo personifica Dwayne Bowe. En un par de fines de semana irá a Hawaii a disputar la Pro Bowl, tras conseguir cero recepciones en su último partido. Completamente anulado por Chris Carr y Josh Wilson.

Finalmente, cómo cambian las cosas para los Colts de temporada regular a playoffs. Con Manning como titular, su récord en temporada regular es de 141-67; en playoffs, de 9-10. Todo un cambio.

Hall of Fame (lo mejor)

Lo mejor de la NFL o, mejor dicho, los mejores de la NFL, están dentro del Pro Football Hall of Fame de Canton, Ohio. Al contrario que en otros deportes, como el baloncesto, donde el Hall of Fame no se valora con mucha importancia, la inclusión o no de jugadores, entrenadores y otros "contribuyentes" al fútbol americano profesional en en Hall of Fame es una cuestión muy comentada, polémica y relevante. No diré tanto como un anillo, porque no, pero los integrantes del Hall of Fame valoran su inclusión en el selecto club casi como un título. Desde luego, más que un MVP de una temporada. Tener un busto en el Hall of Fame es el mayor reconocimiento individual que recibe un footballista profesional. Me permito enlazar este artículo en el que unos aficionados nos dan envidia comentando su visita al Hall of Fame. Por cierto, este mismo fin de acaba de anunciar quiénes son los 17 finalistas para entrar este año en tan selecto club. Esta es la lista, en la que destacan míticos jugadores como The Bus Bettis, Marshall Faulk o Primetime Sanders y un periodista, el fundador de NFL Films:

1. Jerome Bettis – Running Back – 1993-95 Los Angeles/St. Louis Rams, 1996-2005 Pittsburgh Steelers.

2. Tim Brown – Wide Receiver/Kick Returner – 1988-2003 Los Angeles/Oakland Raiders, 2004 Tampa Bay Buccaneers.

3. Cris Carter – Wide Receiver – 1987-89 Philadelphia Eagles, 1990-2001 Minnesota Vikings, 2002 Miami Dolphins.

4. Dermontti Dawson – Center – 1988-2000 Pittsburgh Steelers.

5. Richard Dent – Defensive End – 1983-1993, 1995 Chicago Bears, 1994 San Francisco 49ers, 1996 Indianapolis Colts, 1997 Philadelphia Eagles.

6. Chris Doleman– Defensive End/Linebacker – 1985-1993, 1999 Minnesota Vikings, 1994-95 Atlanta Falcons, 1996-98 San Francisco 49ers.

7. Marshall Faulk – Running Back – 1994-98 Indianapolis Colts, 1999-2005 St. Louis Rams.

8. Charles Haley – Defensive End/Linebacker – 1986-1991, 1999 San Francisco 49ers, 1992-96 Dallas Cowboys.

9. Chris Hanburger – Linebacker – 1965-1978 Washington Redskins.

10. Cortez Kennedy – Defensive Tackle – 1990-2000 Seattle Seahawks.

11. Curtis Martin – Running Back – 1995-97 New England Patriots, 1998-2005 New York Jets.

12. Andre Reed – Wide Receiver – 1985-1999 Buffalo Bills, 2000 Washington Redskins.

13. Les Richter – Linebacker – 1954-1962 Los Angeles Rams.

14. Willie Roaf – Tackle – 1993-2001 New Orleans Saints, 2002-05 Kansas City Chiefs.

15. Ed Sabol. Fundador y presidente de NFL Films (1964-1995).

16. Deion Sanders – Cornerback/Kick Returner/Punt Returner – 1989-1993 Atlanta Falcons, 1994 San Francisco 49ers, 1995-99 Dallas Cowboys, 2000 Washington Redskins, 2004-05 Baltimore Ravens.

17. Shannon Sharpe – Tight End – 1990-99, 2002-03 Denver Broncos, 2000-01 Baltimore Ravens.

Dejamos el Hall of Fame y nos centramos en lo mejor de la wild card round. Lo mejor de la jornada fue la calidad de tres de los cuatro partidos. No se puede pedir más. Mucha emoción hasta el final en todos los partidos menos en el Chiefs-Ravens. Sorpresas, anotaciones decisivas en el último minuto, tensión hasta el final... Ojalá veamos algo parecido el próximo fin de semana.

Dado que a título colectivo no creo que merezca la pena destacar a ningún ganador sobre los demás, destacaré a un jugador de cada partido.

Del Seahawks-Saints, a pesar del gran partido de Lynch, me quedo con Matt Hasselbeck. Y eso que todo empezó mal, con una intercepción en su primer drive, pero a partir de ahí hizo su mejor partido en los últimos cinco años. 272 yardas, 4 touchdowns de pase y un rating de 113,0. Dejó, además, lanzamientos espectaculares, como este pase a Cameron Morrah. Y pensar que a mediados de semana se dudaba si él o Whitehurst sería el quarterback titular de Seattle...

En el Colts-Jets, hay que destacar el partido de un jugador al que atizamos la pasada semana pero que comienza los playoffs como termino los del año pasado: Darrelle Revis. Gracias a él, Reggie Wayne terminó el partido echando pestes, comentando que podía haberse quedado en su casita. Total, 1 recepción para -1 yardas del enrachado receptor de los Colts. No consiguió intercepción alguna, no desvió ningún pase, pero anuló a Reggie Wayne. La mala noticia para los Jets es que el próximo fin de semana se enfrentan a un quarterback al que le gusta lanzar al receptor abierto, da igual quien sea, y que tiene demasiados receptores con los que asociarse.

Del partido de Kansas City, aunque la defensa de Baltimore fue la que construyó la victoria, hay que destacar a Todd Heap. Imparable para la defensa de los Chiefs y uno de los culpables del buen partido de Joe Flacco (aparte del propio Flacco). Sus 10 recepciones son el récord de la joven franquicia de los Ravens en playoffs. Consiguió un total de 108 yardas de recepción. El treintañero parece en plena forma. El enfrentamiento entre Polamalu y Heap será clave la próxima semana.

Finalmente, en cuanto al partido de Philadelphia, destacaré a la línea ofensiva de los Packers. El buen partido de Starks y Rodgers se debe, en buena medida, a que Green Bay ganó la batalla en las trincheras. Tanto en ataque como en defensa, la línea visitante se impuso a la local. Ya lo comenté en varias ocasiones: cuando la línea ofensiva de Green Bay funciona, los Packers ganan (o están a punto cuando el QB es el suplente, como pasó en Foxborough). Si no, sufren mucho. Si los Falcons se revisan el partido en Detroit tendrán una idea de cómo parar al ataque Packer. Chicago también lo contuvo bien, por el mismo motivo: la línea ofensiva sufrió mucho frente a los Bears. Pero como en Philadelphia estuvieron muy bien, para ellos el premio.

Y me quedo con esta jugada en lo mejor de la jornada. Todos alaban el brutal touchdown de Lynch, pero me quedo con el engaño de John Carlson a Roman Harper. Cómo se tira al suelo, haciendo creer a Harper que busca un bloqueo y que, en cualquier caso está fuera de la jugada, para luego levantarse y quedarse absolutamente solo en la end zone. ¡Bravo!



Partido de Pro Bowl (lo regulero)

Qué puede ser más regulero que un partido de Pro Bowl. Quizá un partido de pretemporada, pero esos partidos por lo menos los disputan jugadores motivados, que luchan por hacerse un hueco en la plantilla (del equipo en el que están o de otro que los vea). La Pro Bowl es peor. Todos quieren ser seleccionados para ella, pero nadie la quiere jugar. Arrecian las excusas. La temporada pasada David Garrard la jugó, a pesar de terminar el año con un rating de 83,5, el 9.º de entre los 16 quarterbacks titulares de la AFC. Que no os extrañe que este año la termine jugando más de un jugador mediocre. Y los que la juegan, juegan de mentira. La prioridad es no hacerse daño. Tampoco nadie va a hacer daño. Y eso no es football. Es una cosa regulera, en la que están jugadores famosos, pero que carece de interés. Regulero, regulero.

Para regulero, el partido que nos regalaron los Chiefs y los Ravens. Los partidos de los Ravens suelen ser así, feos. Creo que debo escribir con sinceridad, así que lo digo (otra vez): entre otros motivos, los Ravens me caen gordos porque sus partidos suelen ser un coñazo. Su estilo fomenta los partidos plomizos. Dicho esto, espero mucho (y mucha sangre) del próximo partido que disputarán en Heinz Field. Droga dura.

En esta sección solemos hacer referencia a jugadores que completan grandes actuaciones insuficientes para que sus equipos logren la victoria. Peyton Manning y Drew Brees, por tanto, deben incluirse en esta categoría. Manning terminó con 225 yardas de pase, en una serie de 18/26, 1 touchdown y un rating de 108,7. Si Sanchez no se viste de Elway (perdón por la blasfemia), los Colts habrían ganado, pero los Jets aplicaron la receta infalible para contener a Manning en playoffs: controlar la posesión del balón a base de carreras. Con esa línea y ese backfield, quién mejor de los Jets para hacerlo. En la primera parte la posesión estuvo repartida, pero en la segunda los Jets mantuvieron a Manning en la banda la mayor parte del tiempo. Manning hizo lo que pudo ante una potente defensa, pero fue insuficiente para que los Colts se llevasen el partido.

Brees hizo un partido aún mejor. En parte forzado por la pérdida de todos sus corredores, comandó con maestría el ataque unidimensional de los Saints. Hasta 60 pases lanzó, de los que completó 39, para 404 yardas con 2 touchdowns y ninguna intercepción. La derrota de los Saints se apuntará como "derrota de Brees", con independencia de cómo ha jugado. Pero no es lo mismo caer así que como lo hizo Cassel, por ejemplo.

No me olvido de Michael Vick. Vick debe estar en esta sección esta semana. Tengo ganas de hablar de ello. Vaya por delante, como todos sabéis si me habéis leído, que Vick no era un jugador excesivamente de mi agrado. Defendí la titularidad de Kolb, y me pareció un error la apuesta de Andy Reid por Vick tras solo 6 cuartos completos de juego. Los hechos han quitado la razón a quienes defendíamos esto.

Qué raro, tras la eliminación de los Eagles a las primeras de cambio en los playoffs, los más críticos con Vick asoman la cabeza tras meses de silencio para atizar al controvertido quarterback. Algunos le culpan de la eliminación de los Eagles. Desprecian la temporada (excepcional en términos individuales, y sobre eso no hay discusión posible) de Vick con base en que lo eliminan en la wild card round. Ya apunté al principio que, para empezar, los partidos ni los ganan ni los pierden los quarterbacks ellos solos.

Pero, analizando en particular el partido de Vick, ¿podemos considerarle como uno de los principales culpables de la derrota? La respuesta no puede ser otra que no. Salvo que consideremos que estaba obligado a liderar la remontada heroica en el último drive, y que todo resultado distinto de que terminase en touchdown es un fracaso. Y salvo que también obviemos que se enfrentaba a la mejor defensa de la NFC, la segunda de la NFL por escasa diferencia, con varios jugadores claves disponibles por primera vez en mucho tiempo (Raji, Mattews y Jenkins). Parece que las defensas no juegan, que no tienen ningún mérito. Todos pecamos en ocasiones, y yo el primero, de acusar a los ataques sin valorar lo que hacen las defensas. Si el ataque de Green Bay no anota frente a Chicago, digo "qué mal está el ataque de los Packers", sin valorar que el trabajo de la defensa de los Bears es excelente. Pues bien, Vick se enfrentaba a unos rivales de primera categoría.

La mayor crítica, incluso en su propio vestuario, viene por la intercepción que lanza en el último drive. Recordemos que a los Eagles no les valía con un field goal y que estaban sin tiempos muertos (una situación ideal). A falta de unos 40 segundos, Vick apura al ataque y ordena una jugada arriesgada: a la end zone que va a ir el pase. Hasta se le critica por que el destinatario fuese Riley Cooper (supongo que criticarán también que Rodgers se la pase a Tom Crabtree en uno de sus touchdowns). El punto de razón que tienen los críticos, que es precisamente el que apuntaba DeSean Jackson, es que Vick, en vez de realizar un spike (incompleto intencionado al suelo nada más realizarse el snap) para parar el reloj y acordar la jugada tranquilamente en el huddle, decide apurar para sorprender a la defensa. Se la jugó a la carta de la sorpresa y le salió mal. No pudo con uno de los mejores corners de la NFL (que injustamente no está en la Pro Bowl), como es Tramon Williams. Buen partido individual, no estelar. 20/36, 292 yardas, 1 touchdown de pase, 1 intercepción, 33 yardas de carrera y 1 touchdown de carrera son sus números.

Más culpa de la derrota tiene su defensa, su kicker, y sobre todo su entrenador. Todavía no me explico cómo se puede sacar tan poco partido de LeSean McCoy, pero el centro de las iras es Michael Vick. No tengo ninguna duda de que si en vez de "Michael Vick" su nombre fuese "Drew Brees", no se hablaría tanto del fracaso del 2.º QB en yardas de pase de este pasado fin de semana.

Comparto gran parte de lo que dice Mariano Tovar en su artículo Michael Vick: la polémica, con el matiz de que hay que valorar en su justa medida (grande) el mérito de la defensa de Green Bay. Eso sí, creo que si Philadelphia apuesta por Vick para las próximas temporadas, deben contar con un suplente de categoría. El estilo tan corredor de Vick lo expone a lesiones, por lo que en todo momento debe haber un backup preparado para saltar al campo.

Ah, no me olvido aquí de Mike McCarthy. La pasada semana lo alababa por su gestión de las bajas, pero hoy tocan palos. Los Packers ganaron, pero McCarthy debería replantearse algunas decisiones tomadas en este partido para no repetirlas. La primera, dejar terminar la primera mitad cuando estás casi en el medio del campo, tienes a un ataque en racha y 40 segundos por jugar. La segunda, y más importante, dedicarse a defender con el ataque en vez de atacar. El ataque de los Packers sabe atacar, no defiende bien. Cuando juega a que corra el reloj, es muy parable. Y predecible. Hasta Sócrates (¿qué "solo" sabía Sócrates?) sabía que el balón iba a ser para John Kuhn en el tercer down que puso fin al último drive ofensivo de los Packers (y eso que Sócrates lleva años en un pedestal).

Pick-six en la prórroga (lo peor)

La expresión pick-six no es tan conocida por aquí, creo yo. El palabro designa una intercepción (pick) retornada para touchdown (six, los puntos que supone). Lo peor que te puede pasar en ataque, peor aún si te pasa en una prórroga, porque pierdes el partido (con las nuevas normas y con las anteriores). Vamos con lo peor de cada partido.

Del primero, la defensa de los Saints al completo. Los Seattle Seahawks promediaban 19,4 puntos y 89 yardas de carrera por partido. El sábado anotaron 41 puntos y consiguieron 149 yardas de carrera. No hay más preguntas, señoría.

En el Jets-Colts, Reggie Wayne. Una recepción, una yarda negativa, y un pedazo de rajada.

Matt Cassel ha estropeado en los dos últimos partidos lo que estaba siendo una temporada brillante. Tras estas dos últimas actuaciones, arrecian las críticas e incluso las dudas sobre su aptitud. Un dato brutal, tomado del TMQ de Easterbrook, define su actuación: si todos los pases de un quarterback fuesen incompletos, su passer rating sería de 39,6; el rating de Cassel frente a los Ravens fue de 20,4. Y eso que se benefició de una nueva aplicación de la tuck rule, que si no habría cometido otra pérdida más.

Del partido final de la jornada, ¿Andy Reid o David Akers? El primero, por no haber preparado nada para combatir los amagos blitzes que le iban a caer a Vick. Se los llevan haciendo, con éxito, durante tres partidos seguidos. Reid parece que no hizo nada para combatirlos. Y también por no utilizar más a un playmaker como LeSean McCoy. La excelente defensa de Green Bay sufre más contra la carrera. ¿Por qué no utilizarla? Pregunten a Reid. David Akers falló dos field goals (6 puntos) y su equipo perdió por 5 puntos. Es evidente (pero no está de más recordarlo) que si Akers hubiese metido sus field goals el partido hubiese sido distinto y quizá los Packers lo hubiesen ganado igual, pero, con carácter general fallar field goals no ayuda. Complicado quedarse con uno. Quedémonos con los dos.

Leon Lett, baby! (decisión estúpida de la semana)

Los lectores habituales ya conoceréis a Leon Lett. El rey de la pifia en la NFL. Pifias por decisiones estúpidas. La primera, celebrar un touchdown antes de tiempo. En una Super Bowl, nada menos. La segunda, tocar un field goal bloqueado, provocando la recuperación del equipo rival y posibilitando un nuevo field goal en el último segundo. Recordémoslo.


La decisión más estúpida del fin de semana ha de ser el tiempo muerto de Jim Caldwell, entrenador de los Colts, a falta de 29 segundos para el final del partido. Los Colts ganaban por 2 puntos. Los Jets tenían el balón. Estaban en la 32 de Indianápolis, en 2.ª y 8. Les venía de perlas que el reloj se parase. Caldwell, quién sabe por qué, pidió tiempo muerto. La cara de Manning en la banda era un poema. ¿Para qué lo pides, mendrugo? Si los Colts consiguen parar a los Jets dentro del campo, estos podrían quedarse sin tiempo para chutar el field goal. Les quedaba un tiempo muerto, que podrían verse obligados a consumir, pero Caldwell consiguió que se lo ahorrasen. Una decisión inexplicable que permitió que los Jets se pensasen qué iban a hacer y que lo ejecutasen. Las malas lenguas dicen que Caldwell está ahí por imposición del antiguo entrenador de los Colts, Tony Dungy. Da la impresión de que aporta poco, pero más vale no sumar que restar.

Mención honorífica para Tramon Williams. En su decisiva intercepción, el cachondo sale de la end zone bailando.


Si estuviésemos en football universitario, estaría down by contact (fin de la jugada), pero en la NFL hasta que no te toque un rival con la rodilla, codo o espalda en el suelo no se termina la jugada. El cabrón de Williams, que casi provoca un infarto a muchos seguidores de los Packers, comete el error de salir de la end zone, donde debería quedarse para provocar un touchback y que los Packers partiesen de la yarda 20, y después de bailar con el balón. Menos mal que no tiró el balón al suelo como hacen muchos al celebrar recepciones o intercepciones, porque podría haber sido la mayor cagada de la historia de la NFL si los Eagles recuperan el balón. ¡Concentración, por favor! Mis vecinos creo que aún escuchan mis gritos.

Brandon Underwood (otro jugador de los Packers) se queda al borde de llegar a ser premiado en esta sección por tocar el balón con su pie en el punt que recuperan los Eagles. Cuando un jugador del equipo que recibe el balón lo toca, el que chuta puede recuperarlo. No consigue el premio porque no tengo del todo claro que los árbitros decidiesen correctamente que el balón era recuperable por Philadelphia, ya que Underwood toca el balón tras ser empujado por un jugador de los Eagles (y esta es una excepción a la norma, si el empujado desempeña un rol pasivo en la jugada). La próxima vez apártate lo que puedas, por favor. Dicho esto, la jugada recuerda bastante a Leon Lett contra Miami, ¿no?

Próxima ronda

Llega la "ronda divisional" de los playoffs. El nombre no puede ser más adecuado en la AFC, donde se enfrentan equipos que comparten división (y gran rivalidad). En la NFC, solo podría producirse un enfrentamiento divisional en la final (ojalá). Este es el menú que nos tienen preparado:

Sábado:

- 22.30 (hora peninsular española): Pittsburgh Steelers - Baltimore Ravens. Una previa rápida (y me temo que no se van a llevar bien):


- 2.00 (h.p.e.): Atlanta Falcons - Green Bay Packers. La revancha del partido de la jornada 12. Los Packers amenazan con llevar juego de carrera.

Domingo:

- 19.00 (h.p.e.): Chicago Bears - Seattle Seahawks. ¿Conocen a un equipo con más suerte que los Bears? Segundos de la NFC sin que ni ellos mismos se expliquen bien cómo y enfrentados frente a un equipo (todavía) con récord perdedor en la ronda divisional.

- 22.30 (h.p.e.): New England Patriots - New York Jets. Rex Ryan, agitador habitual, repite la misma fórmula de la primera ronda: dice que su enfrentamiento con Belichick es "algo personal". Un partido para cada uno en regular season, el segundo de paliza para los Pats.

5 comentarios:

  1. Bueno, parece que este fin de semana nos vamos a animar mutuamente, no?

    Nos vemos en Qwest Field!

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  2. No te mentiré, Alberto, y espero que no suene borde, pero mientras ganen los Packers en Atlanta, lo que pase en los demás partidos me importa (como aficionado) poco (los partidos sí que me interesan, que quede claro). A veces creo que soy demasiado sincero, no sé si es mejor pasarse de sincero o de hipócrita. Supongo que más vale decir lo que realmente piensa.

    Seattle a priori parece un rival más fácil, aunque a estas alturas nadie se puede fiar de nadie. Bueno, supongo que en Seattle prefieren que gane Green Bay para jugar la final en casa.

    En cualquier caso, mucha suerte a tus Hawks en Chicago!

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  3. En la sección la sorpresa dices que los 'hawks tienen más victorias que derrotas, cuando en realidad quieres decir lo contrario. Además, el link del hall of fame no me funciona.

    Gracias por brindarnos todas las semanas tan buenos artículos. Que pena que ya se termina la temporada.

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  4. Gracias a ti, Eloy. Ya he corregido los errores, el enlace solo funcionaba si se pinchaba en "Hall of Fame", ahora ya funciona pinchando en las demás palabras.

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  5. gracies 555. otro articulo genial

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