martes, 10 de enero de 2012

Plácido domingo, jodido lunes: wild card round

Habían transcurrido tres partidos y un cuarto de wild card round y todo era previsible y anodino. Poca emoción, poca sorpresa, todo según el guión. Algo muy extraño en los playoffs de la NFL. Pero de repente, todo cambió. En los tres últimos cuartos y once segundos del último partido asistimos a hechos extraordinarios. No tanto por las acciones en sí, pero sí por el contexto en el que se desarrollaban. Es momento de hablar de las cosas ordinarias y extraordinarias a las que asistimos este fin de semana.


Música. By the grace of God, de los Hellacopters. Anda que no estaba cantado.



Lo más comentado

Locura en Mile High. No sé ni por dónde empezar. Comentaba el viernes que estábamos en un partido nobody believes in us de manual. Que todos daban por descontada la victoria de Pittsburgh, y eso es muy peligroso. Pero no quiero apuntarme ningún tanto que no me corresponde, porque aunque creía que los Broncos podían dar la sorpresa, jamás había pensado que la darían como la dieron.

Esta vez el mérito no fue principalmente de la defensa (aunque realizó un partido correcto), ni de los equipos especiales, ni de los corredores. Fue de Tim Tebow (el primero), de Demaryius Thomas y de los demás receptores de los Broncos. En el segundo cuarto y en los once segundos de prórroga estuvieron brillantes; en el resto del partido, no cometieron errores graves. Esto es así.

El primer cuarto discurrió como todos anticipaban. Con unos Broncos incapaces de conseguir un primer down ofensivo y unos Steelers que atacaban con relativa soltura. Los Steelers conseguían una ventaja pequeña, 6-0, pero que anticipaba un partido con poca historia, parecido al que vimos el pasado domingo entre Broncos y Chiefs. El ataque de Pittsburgh no estaba en su mejor forma: la cojera de Roethlisberger era evidente, y se notaba tanto en sus decisiones como en la ejecución de los pases, mientras que parecía que sin Mendenhall y Moore el ataque de carrera se resentiría. Pero la Steel Curtain se comía al ataque de los Broncos. Suficiente para cumplir con el expediente.

Sin embargo, en el segundo cuarto los Steelers mordieron el anzuelo y Denver no lo desaprovechó. Vamos que si mordieron el anzuelo, se dieron un atracón. En vista de que Tebow lanzaba unos melones lamentables y de que los Broncos no podían hacer otra cosa que correr, los safeties descuidaban la cobertura (menudo día, Polamalu y Mundy, aunque LeBeau es el máximo responsable), se abalanzaban al box para contener una carrera inexistente, y Tebow lo aprovechaba ejecutando pases precisos (que no preciosos) a sus receptores. Muy buenos pases, aunque estéticamente dejasen que desear. Eso importa poco. Pases que pasaban por ventanitas pequeñas, que aprovechaban las constantes concesiones de Ike Taylor, complicados para el pasador y para el receptor. Así logró Denver anotar 20 puntos en el segundo cuarto, lo nunca visto. La defensa de Pittsburgh acusó mucho la baja por prudencia de Ryan Clark. La secundaria, y especialmente Ike Taylor (hablaremos de él), quedó en evidencia.

Mientras tanto, los problemas del ataque de Pittsburgh se agravaban. Roethlisberger decidía mal y ejecutaba peor. Su cojera era cada vez más ostensible y, con el marcador en contra, parecía que la carrera estaba olvidada. Y caían más jugadores. Starks, Keisel y el propio Roethlisberger. Y llegamos con 20-6 a un minuto del descanso. Entonces, el ataque de Pittsburgh reacciona, pero con el equipo en field goal range, otra de las importantes bajas de Pittsburgh se hace sentir. Doug Legursky, center de circunstancias en ausencia del lesionado Pouncey, ejecuta un snap especialmente desastroso, un misil que por suerte para Pittsburgh Roethlisberger recupera en el medio del campo (casi todos los snaps que realizaba Legursky en formación de shotgun eran desastrosos, mucha suerte tuvieron los Steelers de que el mal no fuese a mayores).

Sin embargo, tras el segundo cuarto de frenesí, el ataque de los Broncos apenas pudo hacer más durante el resto del partido. Solo tres puntitos. Un error grave, que no vino de Tebow, sino de Willis McGahee, que cometió un fumble en el 4.º cuarto, dio vida a los Steelers.

El ataque de Pittsburgh mejoró. En el descanso, Big Ben fue a la tienda de disfraces para comprar algo que ocultase su cojera, y vaya si lo consiguió. Aunque al principio no tenía muy claro qué pedir (ojo al chiste del vídeo, aunque conociendo lo guarrete que es Roethlisberger tampoco debe extrañar)...


...pero al final se puso algo no para parecer más alto sino para poder andar y correr con normalidad. No solo Big Ben comenzaba a funcionar, sino también Redman. Los Steelers hasta se vieron beneficiados por algún grave error arbitral (del que hablamos más adelante) y de las oportunidades desaprovechadas por la defensa de Denver. Pittsburgh empata el partido con este jugadón. No cabe duda de que el Roethlisberger de la primera mitad no habría podido ejecutarlo.


23-23 a falta de menos de cuatro minutos. Los Steelers volvieron a tener el balón para ganar. De hecho, a falta de pocos segundos para el final, podrían haber intentado un field goal largo, de más de 60 yardas. Improbable, pero no imposible. Menuda oportunidad perdieron. Fueron a por el Hail Mary, una jugada que nunca va a perjudicar a estos Broncos.


En la prórroga sucedió lo que todos sabemos. Lo increíble. Los Steelers volvieron a morder el anzuelo. En 21 de los 22 primeros downs, los Broncos habían optado por la carrera. En una formación con dos receptores abiertos, uno de ellos corre hacia la línea: señal de que la jugada es de carrera. Los Steelers se lo creen, porque hasta ese momento siempre que uno de los receptores había realizado ese movimiento, la jugada era de carrera. El  único safety que había retrasado su posición para cubrir un pase (Mundy) reacciona al movimiento del receptor acercándose a la línea de scrimmage, con lo que el único receptor abierto, al lado izquierdo del pasador, solamente está cubierto por Ike Taylor. Cover zero, baby! O lo que es lo mismo, si Thomas consigue ponerse por delante del receptor (underneath), "ganarle la cara" cortando hacia el centro, el big play está asegurado. Un error defensivo imperdonable, sobre todo teniendo en cuenta las normas de la prórroga en playoffs. Pero una jugada maestra del ataque. Pase perfecto de Tebow y espectacular carrera de Demaryius Thomas, que humilla por enésima vez a Ike Taylor. La locura se desata.


Como todo el mundo advierte hoy, la jugada la protagonizan dos polémicas elecciones del draft de las que es responsable Josh McDaniels, que acaba de ser contratado por el rival de los Broncos en la ronda divisional.

Este es el resumen "natural" de lo sucedido el domingo. Pero con Tebow parece que no nos podemos limitar a escribir lo que vemos, sino que debemos tomar partido. O estás con él o contra él. Si dices que ni gana solo él ni él es el principal responsable de las primeras victorias, estás contra él. Porque no ves los poderes místicos (el "magnetismo", decía alguien en un comentario) que ejerce sobre sus compañeros. Si no, estás con él. El fenómeno fan llega al fútbol americano. Con sus pros y sus contras. Que sus seguidores se comporten como las locazas de Justin Bieber (que, repito, lo hacen) es divertido. En general, el estilo estrambótico, o mejor dicho, scrambleótico, del ataque de los Broncos, hace más entretenidos los partidos. El ejercito de locazas, también. Twitter y Tebow han hecho que este wild card weekend sea inolvidable. Es un hecho.


Mi opinión sobre él no ha cambiado sustancialmente, aunque debo reconocer que no me esperaba una actuación tan buena este domingo ni de lejos. No, no lo querría para mi equipo, pero la verdad es que este domingo ha jugado de puta madre. Y en el momento más importante de la temporada. No se puede negar. Ahora bien, sigo pensando que sus carencias son demasiado graves como para ser every-down-quarterback de una franquicia NFL. Hala, ya tenéis el juicio completo.

La locura Tebow nubla un poco las mentes, no cabe duda. Miguel Ángel Calleja, narrador de Digital+, quizá contagiado por el fenómeno fan o por el frenesí del momento, decía al terminar el partido que aún serían capaces algunos de criticar a Tebow si los Broncos palmaban en Foxborough la semana que viene. Hombre, solo faltaba. Si hay motivos, por supuesto. Y yo el primero. Tebow, como cualquier otro jugador de la NFL, léase Mark Sanchez, Tony Romo, Jake Delhomme o Reggie Bush, está sujeto a la crítica y al escarnio público. Solo faltaba, insisto. Va en su sueldo. E igual que su presencia mediática, que él consiente y promueve, le ha ayudado a llegar a donde está, le expone a un escrutinio mayor que a otros jugadores menos populares. Coño, que es un tipo que antes de llegar a la NFL ya había salido en un anuncio en el descanso de una Super Bowl, el espacio publicitario más visible en Estados Unidos. ¿No se podía criticar a Hasselbeck después de que los Seahawks eliminasen a los Saints, con un gran partido del quarterback, el mejor en años? Pues claro que se puede decir que es una putísima mierda o el putísimo amo. ¡Solo faltaba! Luego, esas valoraciones valdrán lo que valgan los argumentos que las soporten. Si completa un partido lamentable ante Bills y Chiefs, no pasa nada por comentarlo. No, es que la gente es muy cruel. ¡Venga, coño! Todo el que realiza una tarea "accesible para el público" se expone a eso, a que se le critique. Si no te gusta lo que escribo, puedes pulsar abajo una casilla que dice "es una mierda". Y no pasa nada.

Sin quitar mérito a lo que han hecho los Broncos y Tebow, que tiene mucho mérito, recuerdo que no han conseguido aún nada extraordinario, aunque hayan conseguido algo ordinario de modo extraordinario. Uf, qué mal se entiende. Voy a explicarlo un poco más. Los Broncos han conseguido algo ordinario porque han hecho, simplemente, lo mismo que los Seahawks la temporada pasada ante los Saints o que los Chargers en ante los Colts hace tres años. Meterse en playoffs con un balance pobre y ganar en su estadio a un equipo con mejor registro. El qué es ordinario.

Pero el cómo es extraordinario. Denver ha ganado un partido de playoffs memorable. Porque no podemos ignorar el contexto. Los Broncos llegaban a este partido tras tres derrotas consecutivas, las dos últimas contra equipos mediocres, en las que transmitían sensaciones horrendas, especialmente su ataque. Y se enfrentaban a un equipo de doce victorias. Y nadie creía en ellos. Y ganan en la prórroga, después de dar la vuelta a un partido en el que al principio daban lástima, después de sufrir como perros para aguantar su ventaja, que no perdieron de milagro. Vencen en la primera jugada de la prórroga con un touchdown de 80 yardas. La hostia.

Enhorabuena a sus seguidores. Que les quiten lo bailao. Un partido así justifica una temporada.


4.ª y 1. Una de las claves de la gran temporada regular que los Falcons completaron en 2010 fue su eficacia en cuartos downs. En cuarta y corto siempre se la jugaban, y casi siempre lo hacían con éxito. Tenían los ingredientes adecuados para ello: una línea dominante y jugadores como Michael Turner o Jason Snelling para llevar el balón. Sin embargo, la clave del éxito en la temporada pasada es la clave del fracaso en esta.

A toro pasado es muy fácil criticar la decisión, el diseño de la jugada o su ejecución. En el partido inaugural, en dos ocasiones los Saints son incapaces de avanzar unas pocas pulgadas en jugadas decisivas. En la primera, un 4.ª y 1, fingen que van a correr e intentan jugada de pase. Los Packers no pican y consiguen un sack. Aluvión de críticas por pasarse de listos. Como si Sean Payton hubiese escuchado esas críticas, en la jugada final del partido, sin tiempo en el marcador y a una yarda de la goal line, los Saints optan por una vía más ortodoxa: carrera por el centro. Los Packers colapsan la línea y paran a Mark Ingram. Nuevo aluvión de críticas. Previsible jugada. ¿Pero en qué quedamos?

La polémica se repitió en el Falcons-Saints de la décima jornada. En la prórroga, los Falcons se la juegan en 4.º down y fallan. Yo critiqué mucho la jugada, pero no por su diseño ni por su ejecución, sino por lo absurdo que resultaba en términos de rentabilidad-riesgo. En la prórroga y en campo propio, no convertir el primer down equivalía prácticamente a perder el partido. Riesgo altísimo. Y conseguir el primer down no aseguraba nada. Rentabilidad escasa. ¿Cómo lo intentaron esta vez los Falcons? Con una carrera de Michael Turner, una jugada que había funcionado muy bien la temporada anterior. Llovieron las críticas a Mike Smith, y no tanto por la decisión como por el diseño de la jugada y su ejecución. El clamor popular dictaba que ahí lo que procedía era un quarterback sneak, no una carrera convencional por el centro. ¿Qué sentido tenía retroceder con el balón, dando tiempo a la defensa para colapsar la línea y detener al corredor?

Se nota que Mike Smith tomó nota de esas críticas, porque este domingo ordenó exactamente esa jugada que todos le decían que iba a funcionar. Dos veces. Easterbrook comenta a menudo que una de las tentaciones en las que caen a menudo los entrenadores es la de hacer caso a la masa para evitar que las culpas recaigan en ellos. Se intentan despojar de la presión, de la responsabilidad del fracaso de una idea innovadora o arriesgada. Parece que eso es exactamente lo que hizo Smith este domingo: quarterback sneak y a tomar por culo. ¿Que no sale? ¡Pero si es lo que decíais que tenía que hacer! Ah, no. Tenías que habérsela dado a Turner (esto ya lo he leído). O no jugártela. Esta también la he leído. Con 10-2 no arriesgues, chuta el field goal y a defender. Qué fácil es decir eso ahora. Ahora es muy fácil explicar que la jugada fracasa porque los Giants tienen un front four imponente, Matt Ryan no tiene el físico adecuado para esa jugada y otras tantas razones que son palmarias a toro pasado.

Pero yo estoy con Smith: hizo bien en jugársela. Su equipo no perdió por fracasar en esas jugadas; fracasó porque fue peor que los Giants. Esas jugadas son solo una muestra de la inferioridad de los Falcons.

Para más inri, poco después de fracasar su segundo intento de conversión de 4.º down, con 10-2, Nicks hizo de Cruz y el partido se rompió.


Mike Smith no vuelve a jugarse un 4.º down en mucho tiempo, veréis.

La sorpresa

Lo más sorprendente del fin de semana fue lo sucedido en Mile High, pero como de eso ya hemos hablado mucho y seguiremos hablando, seamos más originales. Y cuesta, porque hasta ese partido, lo sorprendente fue la ausencia de sorpresas. A ver qué sale.


El enigma Pierre Thomas. Siempre que veo jugar a Pierre Thomas me pregunto por qué no está mejor valorado ni se le dan más oportunidades. Sí, solo hay un balón y en el ataque de los Saints abundan los playmakers. Demasiadas bocas que alimentar. Pero Pierre Thomas siempre aprovecha sus oportunidades y da la sensación de que en los Saints no terminan de confiar en él. Ya en los días de Reggie Bush parecía que se le negaba el pan. Entonces era algo comprensible, no por motivos deportivos sino "de negocio", considerando la inversión que los Saints habían hecho en Bush. Pero tras la marcha de Bush, los Saints siguieron buscando más jugadores para su backfield. Entiendo que tras haberse quedado sin corredores la temporada pasada quieran tener profundidad en la plantilla, y que las lesiones de Thomas podían otorgarle la etiqueta de "proclive a las lesiones", pero la elección de Mark Ingram en el pasado draft revela que la confianza de los Saints en Thomas no era excesiva. Sproles, Ivory, Ingram (ahora lesionado) y Thomas, vaya cuatro.

El caso es que Pierre Thomas no suele fallar, sino al contrario, suele provocar el fallo en quienes intentan placarlo. Me alucina la capacidad de este tipo para evitar placajes. Breaking tackles, again and again. El sábado ante Detroit dio una nueva exhibición. Lo sé, la defensa de Detroit es más tierna que el día de la madre. Pero no es la única ante la que lo consigue. Thomas terminó con 66 yardas de carrera en 8 intentos (un sobresaliente 8,3 de promedio), 1 touchdown, a las que añadió 6 recepciones para 55 yardas. ¿Cuántas de esas 121 yardas fueron después de contacto?

No me explico cómo este jugador recibe tan poco reconocimiento. Me sorprende. Es un caso parecido al de Sproles en los Chargers. Quién sabe si, como su actual compañero, tendrá que cambiarse de equipo para que se le valore más.

Todo sigue igual

Cincinnati y Detroit, la sequía que no cesa. La historia de siempre. Primer partido de wild card con los Bengals de protagonistas. Como hace dos temporadas. Como entonces, Cincinnati juega un partido entre cenicientas. Entonces, los Jets (todavía lejanos al ruido mediático); hoy, los Texans. Como entonces, Marvin Lewis se queda sin challenges en la primera parte tras pedir la revisión de jugadas en las que claramente no llevaba la razón. Como entonces, son incapaces de parar el juego de carrera del rival. Como entonces, pierden la batalla de las trincheras. Como entonces, pierden holgadamente. La racha más larga sin victorias en postemporada no se rompió. 21 temporadas lleva Cincinnati sin ganar en playoffs. Como consuelo les queda saber que son un equipo joven, todavía en crecimiento. Como preocupación deben observar que eso se decía el año pasado de los Buccaneers.

Los segundos en esa triste clasificación son los Detroit Lions. 20 temporadas sin ganar en playoffs, en su caso. Aquí no hay precedentes recientes de los que echar mano. O sí. Como la semana pasada, los Detroit Lions concedieron 45 puntos. Como la semana pasada, la defensa de Detroit fue incapaz de defender el ataque aéreo rival. Bueno, esta semana tampoco la carrera. Los machacaron por todas partes. Como la semana pasada, el ataque hizo un partido espectacular, aunque Stafford lanzó un par de intercepciones. Como la semana pasada, Calvin Johnson superó las 200 yardas de recepción y se mostró indefendible. Como la semana pasada, los Lions cometieron infracciones estúpidas. Como la semana pasada, Detroit se vio perjudicado por un grave error arbitral que le habría dado un touchdown (de él hablaremos más adelante). Y como las 2860 semanas pasadas, los Lions no ganaron un partido de playoffs fuera de casa.


Tony González sigue maldito. Supongo que si de otros se dice que son los elegidos y que su equipo gana por su halo divino, aunque ellos no sean los principales protagonistas, de él se puede decir que su equipo siempre palma en playoffs por su gafe maldito aunque él no sea el principal culpable de la derrota. Aplicando la misma lógica absurda, pero al revés: "Juega bien". "Sí, pero pierde". All Tony Gonzalez does in playoffs is losing. 0-5 en playoffs. Una lástima. 4 recepciones para 44 yardas consiguió el tight end de los Falcons en New Meadowlands. Un futuro Hall of famer del que, cuando se debata sobre su entrada en el salón de la fama, sus detractores dirán que no ganó ningún partido de playoffs.

Pero el football es un deporte de equipo. Él no gana ni pierde solo. Pero siempre tiene la mala suerte de estar en el equipo equivocado.

Todo cambia

Los Giants vencen en su estadio en postemporada. Mira que con el 0-2 lo veía claro. Ya estamos ante una nueva edición del clásico de los Giants "nos creemos la hostia y nos damos una buena hostia". Un Eli Manning fallón, unos Falcons aburridamente eficaces, un público impaciente... se mascaba la tragedia.

No fue así. A partir del safety, los Giants aplastaron a los Falcons. Lo hicieron dominando ambas líneas. Old school. Por mucho que cambien las normas, todavía hoy las viejas recetas funcionan. Eso sí, hay que ejecutarlas correctamente. En defensa, aplastando a la línea rival, impidiendo que el quarterback tenga tiempo para pasar, y tapando huecos al corredor. En ataque, estableciendo un juego de carrera potente, dominante, que fuerza a la defensa a concentrarse en el box y permite a los receptores desmarcarse con mayor libertad. De manual. Esta vez, cuando todos creían que era bueno, Eli Manning jugó bien.


Los Texans, en territorio desconocido. André Johnson tuvo más suerte que Tony Gonzalez. Por fin. En el primer partido de playoffs de su historia, los Texans no fallaron. Uno de los mejores jugadores de la NFL, André Johnson, puede decir por fin que ha jugado un partido de playoffs y que lo ha ganado, aunque este sábado estaba muy lejos de su mejor momento de forma. Se le cayeron pases que suele atrapar y se le vio físicamente algo mermado todavía, pero lo suficientemente lúcido para liársela a Pacman Jones.

Además, los Texans ponen fin a su racha de tres derrotas consecutivas y su defensa vuelve a parecerse a lo que vimos hasta que Wade Phillips se cogió la baja. Justo a tiempo. La semana que viene, Baltimore. Palabras mayores.

Lo mejor

J.J. Watt. Hasta que el novato de los Texans consiguió su demoledora intercepción retornada para touchdown, parecía que los Bengals tenían el partido controlado.


A partir de ahí, el partido cambió por completo. El refrán dice big time players make big time plays in big time games. Eso es precisamente lo que hizo Watt.

El ataque de los Saints sigue imparable. Sí, es la historia de siempre, y sí, la defensa de los Lions deja mucho que desear. Pero estamos asistiendo una exhibición ofensiva sin precedentes, prácticamente sin defectos. Cuenta con el quarterback más en forma de la NFL hoy en día. 33/43, 466 yardas, 3 touchdowns, ninguna intercepción (aunque le pudo caer un par), 134,4 de passer rating. Una línea ofensiva inexpugnable. 167 yardas terrestres ante Detroit. El backfield más profundo, eficaz y polivalente de toda la NFL. Receptores explosivos y uno de los dos tight ends que están revolucionando la estrategia ofensiva de la liga. Unos abusones.

La semana que viene, el mejor ataque de la NFL se enfrenta a la mejor defensa de la NFC. Partidazo.

#NFLesp. La llegada de Twitter ha enriquecido mucho la experiencia de ver un partido de NFL. Es un hecho. Si no lo tenéis, estáis tardando. Aunque no es una novedad de este año, creo que esta temporada su uso ha aumentado considerablemente, y este fin de semana, todavía más. Hace un par de años, éramos esclavos de la narración televisiva. Solo podíamos percibir el análisis y las opiniones de los de la tele (y de nuestros colegas de salón). Hoy disponemos de mucho más. Y podemos elegir qué opiniones queremos leer. No hay más que darle al botón de seguimiento de Twitter. No solo sabemos qué piensan de un partido los de la tele, sino casi todos los gurús de la NFL y "el ciberpueblo". Y eso hace que los partidos sean mucho más divertidos.

Además, con la llegada de los playoffs, el seguimiento es mayor. Titulaba este apartado #NFLesp porque si buscamos ese hashtag tendremos multitud de opiniones y análisis del partido en español. A las habituales "voces ilustres" que acostumbraban a publicar sus tweets durante los partidos de la temporada regular se han sumado Mariano Tovar y Jose Villelabeitia el pasado fin de semana. Joder, es una gozada ver los partidos leyendo estos tweets. Espero que sigan durante el resto de playoffs, porque algunos momentos han sido gloriosos.

El Broncos-Steelers no habría sido igual de cojonudo sin Twitter. Me quedo con un par de tweets:

@mtovarnfl: "Si un día me quieren fusilar, espero que le den el fusil a Tebow".

@Sabiopelotas: "fallará el tiro, pero te caerá un rayo".

Lo regulero

¿La moneda decide quién gana? Glorioso estreno de las nuevas normas para la prórroga. Así que esto es lo que la NFL buscaba. Una prórroga más justa, en la que la moneda no decidiese quién ganaba, en la que los dos equipos tuviesen la oportunidad de controlar su propio destino. De hecho, con esas engañosas palabras comenzó el árbitro su explicación de las nuevas normas. Ya lo veo, ya. Que los dos equipos deben tener la oportunidad de tener posesión. No, la principal modificación no fue esa. El principal cambio es que la NFL no quiere que un equipo pierda por un field goal, que le suceda lo que le sucedió al pobre Brett Favre en el Superdome. Si te meten un field goal, puedes contestar; si te meten un touchdown, no. ¿Por qué?

En Denver vimos la prórroga más corta de toda la historia. Once segundos. Récord. ¿La moneda decide quién gana? ¿No? ¿Y si en vez de Broncos-Steelers, estamos ante un Packers-Saints? ¿Opinaríais lo mismo?

Matthew Stafford y Calvin Johnson. El enésimo ejemplo de que los jugadores individualmente considerados no ganan ni pierden los partidos. ¿Qué más podían hacer Stafford y Johnson? Cuando vuelvan a los playoffs, antes del inicio del partido de turno, enfocarán a Stafford y meterán un rótulo que diga "playoff record: 0-1". El espectador se quedará con la idea de que no es un quarterback ganador en postemporada, que falla cuando más importa. Eso se dijo de Aaron Rodgers la temporada pasada, antes de que los Packers jugasen en Philadelphia. Que sí, que no es malo, pero en los playoffs la caga. Tras solo un partido, en el que su rendimiento fue estelar, pero que su equipo perdió.

Esa misma última frase se puede decir del partido de Stafford y Johnson. Megatron completó un partido monstruoso. De nuevo. 12 recepciones 212 yardas de recepción, 2 touchdowns. Pero perdieron.


Andy Dalton. No fue su mejor partido, lanzó tres intercepciones, sus pases a la banda eran bastante deficientes y en la segunda mitad se estrelló una vez tras otra contra la defensa de Houston. Sí. Pero Dalton dio sensación de quarterback NFL, con todas las letras. No parecía un novato. Durante la primera mitad dirigió de manera magistral un ataque que se imponía a la defensa de los Texans. Parecía que la presión del Reliant Stadium no le afectaba. Pero la suerte no estaba de su lado. Su kicker echaba por la borda el esfuerzo del ataque, los defensores rivales parecían tener velcro en sus guantes, y su propia defensa desaprovechaba oportunidades de intercepción y cometía errores de cobertura que terminaron costando el partido a Cincinnati. Los Bengals se fueron derrotados de Houston, pero a diferencia de la derrota de la wild card de hace un par de años ante los Jets, la impresión que transmite el equipo y, en particular, su quarterback, es muy positiva.

Lo peor

Uso irresponsable del pito. Vamos a criticar a los árbitros. No lo haré desde el punto de vista conspirativo que tanto detesto. No creo que hayan tenido incidencia en el resultado final de ninguno de los partidos. Los cuatro partidos los ganó quien más lo mereció. El mejor. Pero como "personajes públicos" (y humanos), los árbitros aciertan y se equivocan, y cuando se equivocan están expuestos a la crítica y al escarnio público (cómo me repito, la hostia). De entre los numerosos errores arbitrales del fin de semana, quiero destacar dos. Son raros, además. Y tienen en común que ninguno pudo ser corregido posteriormente en la revisión de vídeo, pese a lo evidente del error, por culpa del pito. Vayamos de menor a mayor despropósito.

El despropósito menor lo vimos en Mile High. Y digo menor porque solo hay un error arbitral y el equipo perjudicado terminó ganando (además, de forma mucho más placentera que si el partido no hubiese tenido prórroga). En la jugada en cuestión, Roethlisberger, pegado al center, pasa el balón al receptor que tiene situado a su derecha, por detrás de la línea de scrimmage. El receptor no logra atrapar el balón, que cae en el suelo, y la defensa lo recupera. Pero antes de que nadie recupere el balón, los árbitros pitan al considerar que se trata de un pase incompleto.

Que conste, en primer lugar, que este tipo de jugadas me parecen extremadamente peligrosas, y que creo que el quarterback debe asegurarse de que el pase sea hacia adelante, porque si no se puede liar la que se lió, aunque los árbitros no lo vieron.

El pase de Roethlisberger al receptor no es hacia adelante. Por lo tanto, el balón sigue vivo aunque caiga al suelo. Incomprensiblemente, a pesar de que hay un "juez de línea" en la banda que debe estar atento a la dirección del pase, los árbitros determinan que es un pase (hacia adelante) incompleto y pitan. Pitan antes de que Denver recupere el balón. Y cuando pita un árbitro, el balón está muerto. Y, por norma, la posesión del balón en el siguiente snap corresponde a la defensa.

Denver pidió la revisión de la jugada en vídeo. La jugada se podía revisar. El problema es que aunque la revisión probase que el pase no era hacia adelante y se corrigiese la decisión inicial de pase incompleto a fumble, los árbitros no podían dar la posesión del balón a Denver. El motivo, que la regla lo impide si algún árbitro ha pitado antes de que nadie se hiciese con la posesión.

Pero por lo menos en este caso la jugada está bien resuelta una vez se ha producido el "error de pito". Porque si el árbitro pita antes de que el balón sea poseído por algún equipo, el balón es del ataque. A diferencia de lo sucedido en Nueva Orleáns, donde el error es mayor, aunque más equitativo.

El error es mayor en Nueva Orleáns porque, como veremos, la jugada está mal arbitrada "en directo", el vídeo no la puede corregir y ambos equipos salen perjudicados. Si visteis el partido con el audio de la NBC, al inicio del tercer cuarto lo explican muy bien.

La jugada se produce en el segundo cuarto. Los Lions ganan por 14-7. Y pasa esto (la calidad del vídeo es pésima, pero no hay nada mejor):


Brees es golpeado por detrás, se produce un fumble y ANTES de que el balón sea recuperado por la defensa, un árbitro pita "matando la jugada", ya que piensa que estamos ante un pase incompleto, y no un fumble. Sin embargo, cuando los árbitros se reunen, creen que el pitido se produce DESPUÉS de que Detroit recupere el balón, y resuelven que estamos ante un fumble recuperado por la defensa, pero en el que el retorno queda anulado por el silbato.

Aquí los dos salen perjudicados. Los que más, los Lions. Si la jugada hubiese sido arbitrada correctamente, la jugada habría terminado en touchdown de Detroit. Se produce un fumble, la defensa lo recupera, y lo retorna sin oposición. El partido se habría puesto 7-21.

Pero los Saints también tienen motivos para quejarse. Un árbitro pita cuando el balón está suelto. Antes de que Detroit lo recupere. Lo que deberían haber resuelto los árbitros es que se produce un fumble, sí, pero al no haber sido aún recuperado por los Lions cuando la jugada "muere", la posesión corresponde a los Saints.

Para completar el cúmulo de despropósitos, Sean Payton no puede pedir que se revise la jugada porque, una vez determinado que existe un fumble (lo que no se discute), la revisión de vídeo carece de audio, por lo que los árbitros no pueden comprobar si Detroit ha recuperado la posesión cuando suena el silbato y dar la posesión a los Saints.

Para terminar con este sinsentido, la NFL debería considerar dos nuevos cambios en las normas. En primer lugar, que si por error un árbitro pita y la revisión de vídeo muestra claramente que existe fumble y que la defensa se iba a hacer con la posesión, el balón corresponda a la defensa. Entiendo que esta propuesta plantea un problema, y es que cuando un árbitro pita los jugadores deben dejar de jugar, o por lo menos no tienen el deber de continuar luchando por la posesión, pero si la jugada muestra claramente que la defensa iba a hacerse con el balón en el momento del pitido, la posesión debe corresponder a la defensa. La segunda modificación que debe considerarse es la de incluir el audio en la revisión de vídeo. Entiendo también que pueda plantearse el problema de que no se puede asegurar con total certeza que un pitido venga de un árbitro (y no del público), pero estoy seguro de que la tecnología permite crear un archivo audiovisual que incluya solo el audio procedente de los pitos de los árbitros (que este fin de semana deberían haber manejado con más prudencia).

Otro comentario reglamentario/arbitral. También durante el Saints-Lions, asistimos a unas cuantas conversiones de cuarto down. Como todas salieron bien, elogiamos la estrategia del head coach. Resultadismo. El caso es que en una de ellas, muy elogiada por los comentaristas de la NBC y también por Easterbrook en el TMQ, plantea serias dudas sobre su legalidad (dudas que planteaba Peter King). La jugada consiste en un quarterback leap, un salto de Drew Brees con el balón sobre la montonera de scrimmage. En ese salto, Brees extiende el balón más allá de la línea de primer down y después VOLUNTARIAMENTE lo retira por detrás de esa línea para evitar que se lo quiten (Brees no está down by contact, por lo que el riesgo de que le den un manotazo y pierda el balón es alto). Ahí tenéis la fotico:


Easterbrook se pregunta por qué solo se usa esta jugada en la goal line (para conseguir el touchdown) y no en otros lugares del campo para conseguir primeros downs. Como King explica en su MMQB, que se ve que el autor del TMQ no leyó, cuando un jugador retrocede voluntariamente con el balón, la jugada no termina en el lugar de máximo avance, sino en el lugar donde es derribado o detenido "involuntariamente". Si el balón no retrocede "a la fuerza", sino porque el atacante quiere, la jugada debe terminar donde el atacante es placado. Vamos, que si Brees la echa para atrás aposta, no es primer down. Cagada.

Hay una excepción a la regla anterior: cuando un portador del balón consigue que dicho balón atraviese la goal line, la jugada termina automáticamente con un touchdown. Si luego sale de la end zone da igual, porque el hecho de que el balón "atraviese el plano" de la goal line mata la jugada. Por eso se usa en situaciones de goal line y no cuando lo que se pretende es conseguir un primer down. Mal arbitrado, mal narrado y mal elogiado.

Ike Taylor. No sabía si nombrar a LeBeau o a Taylor. Mundy y Polamalu probablemente también lo merezcan. Pero me quedo con Ike Taylor. En el fondo, el plan es en principio razonable: "desafiar" al ataque de Denver a que Tebow te gane con una cobertura a los receptores one-on-one (uno contra uno) no está tan mal. Se supone que si cuentas con un cornerback estrella, que ha cobrado 9,25 millones de dólares esta temporada, que se enfrenta a receptores de poco lustre y al quarterback que peor pasaba de la NFL. Como digo, bastante razonable.

Pero ese plan se convierte en una garantía de fiasco si tu bienpagado cornerback la caga tan estrepitosamente. Un par de errores se pueden entender, aunque en los playoffs no caben concesiones. Pero, ¿tantos? Joder, es que caía en todas. En cuatro ocasiones "quemaron" a Ike Taylor con pases profundos. El último, el touchdown en el que primero es incapaz de impedir la recepción de Demaryius Thomas y después no puede detener su carrera y responder al stiff arm que le lanza el receptor de Denver.

Una desastrosa actuación, que dejó a Taylor desolado, incapaz de responder a las preguntas de la prensa y pidiendo perdón por Twitter a sus compañeros y afición: "I apologize for playing the worst game at the wrong time apologize to my teammates steelernation and family. Luv y’all to def".

La defensa de Detroit. En dos partidos, noventa puntos, novecientos placajes fallidos y una temporada a la basura. Los Saints no chutaron ni un solo punt. Sí, los Lions forzaron un par de pérdidas de balón, pero también dejaron escapar balones que Brees había puesto gentilmente en sus manos. Igual que sucedió con los Bengals, los Lions terminaron de cavar su propia tumba al desaprovechar esas oportunidades de intercepción que les habrían dado vida en un partido que de por sí tenían muy cuesta arriba. Resuelta la cuestión del ataque (y de qué modo), la gerencia de Detroit debe trabajar (mucho) en su defensa.

Un 0 para el ataque de Atlanta. Como apuntaba antes, los fracasos en los intentos de conversión de cuarto down no son más que un síntoma de la enfermedad. La enfermedad es grave, sobre todo porque todos los esfuerzos realizados por la franquicia durante la pasada offseason intentaban curarla. E intentaban curarla cuando todavía no se había manifestado, por lo que algunos entienden que la administración inadecuada de medicinas ha provocado la enfermedad.

La temporada pasada los Falcons no tenían un ataque enfermo. No era el mejor de la competición, era cumplidor, correcto, de algún modo "clásico". Lo han querido revolucionar con la llegada de Julio Jones y un cambio en la estrategia. El fiasco ha sido considerable. En particular, de la línea ofensiva, incapaz de dar tiempo suficiente a su quarterback para pasar. El domingo, ante uno de los front four más potentes de la NFL, el aplastamiento fue continuo. El ataque de Atlanta se despide de la temporada con cero puntos. Cero. Los únicos dos puntos de los Falcons el domingo en New Meadowlands los consiguió la defensa. Solamente 183 yardas de pase, solamente 64 yardas de carrera. Tiempo de reflexión.

* * *

Si han disfrutado del espectáculo de este fin de semana, espérense al siguiente. La ronda divisional, es decir, teóricamente la mejor sesión de football de la temporada. Cuatro partidos a vida o muerte, con los mejores equipos de cada conferencia ya compitiendo.

Qué mejor manera de enlazar este y el siguiente fin de semana que con este vídeo:

7 comentarios:

  1. Extraordinario artículo. Solo te ha faltado decir algo de Big Ben. Casi gana el partido él solito y a la pata coja. Para hacerle un monumento.
    Te felicito por tu análisis de los 4º down de Atlanta. Acostumbrado a que todo el mundo repita las mismas tonterías de manual anteriormente que ha oído a otros, es un gusto que de vez en cuando alguien argumente las cosas en el sentido contrario a la mayoría a base de conocimiento y sentido común.

    www.qulturaparatorpes.com

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  2. Muy bueno, esta temporada ya se volvió costumbre la espera de los martes por el "plácido domingo, jodido lunes" y el TMQB

    me mató la canción del final.

    Un abrazo

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  3. El fumble del mal snap de Legursky, no lo recuperó Roethlisberger si no Heath Miller. Big Ben no llegaba ni en broma a ese balón, no antes de los defensivos de Denver.

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  4. Bueno, de nuevo (como siempre) me ha gustado mucho el análisis. Sólo hablar de un par de cosas. Primero, no ví mucho de los Texans durante la temporada regualar, y de su partido del sábado me impresionó bastante su defensa, creo que va a ser un partido muy interesante contra Ravens.
    Voy con mis Steelers. Nunca pensé que diría ésto, pero perdemos por la defensa, y quizá para mí el principal culpable es Lebeu. Joder, me da mucho respeto criticar a este hombre, pero si te queman una y otra vez la secundaria, chico, haz algo. Me parece muy bien el planteamiento inicial, vamos a presionar a fuego a Tebow y forzarle a ver qué pasa, pero hay un hecho para mí clave en el partido y que no comentas 555 (raro en tí). En el 1er cuarto se lesionan para el resto del partido Hampton y Keisel, absolutamente fundamenales en la línea de Pittsburgh. Hasta sus lesiones, que fueron casi a la vez, el ataque de Denver no logra hacer nada. A partir de ahí, sí, se paró la carrera, pero no se llegó con excesiva presión a Tebow, unido a su movilidad, a que hizo un partido de la hostia y a la contínua inferioridad e ineptitud de nuestra secundaria, pues nos mató. Realmente los puntos de Denver vinieron todos gracias a pases de 30, 40 yardas que les colocan en posición muy cómoda. Éso una y otra vez, y Lebeu no supo ajustarse. Pero bueno, la ha cagado en este partido, pero cuando llevas tropecientos años, año tras año haciendo la mejor o de las 3 mejores defensas de la liga, te has ganado poder cagarla en un partido de playoffs.
    Desde el punto de vista fan, muchas lesiones, demasiadas. Lo de Hampton y Keisel fue la puntilla. Disfruté el partido como un cochino, me encantó. Justo vencedor Denver. Al final me quedo con el orgullo y los huevos de este equipo. QB cojo, sin el RB titular, sin el C, con una línea defensiva con un titular, sin un CB titular y 14 abajo, se ponen los huevos en la mesa y se logra empatar. Hubiera preferido caer con honor en Foxborogh, pero bueno, Denver se lo ganó a pulso. El año que viene volveremos a estar ahí, porque si algo tiene Pittsburgh es que siempre está ahí.
    Este finde espero con ansias el 49ers-Saints y el Ravens-Texans, creo que pueden ser espectaculares. Los demás, quizá Denver lo vuelva a hacer, pero este año tengo una sensación con los Patriots de que es su año. En la otra conferencia ojalá tengamos un Saints - Packers, que creo que sería la hostia en verso.
    Perdón por el ladrillo jaja, me ha quedado más largo de lo que preveía.

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  5. Fantástico artículo!!
    Muy bueno el análisis de los 4os downs, aunque en mi opinión Atlanta no debió jugársela, hasta ese momento parecía que iba a ser un partido de marcador bajo y un FG podía ser decisivo.
    Y lo de la jugada de Brees, muy bien explicado, yo pensaba (como Al & Cris) que la jugada era correcta, pero ahora entiendo que igual no tanto...
    no se para de aprender leyendo este blog!

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  6. Completamente de acuerdo con Geloas. Las lesiones masacraron a los Steelers (Keisel, Hampton, Clark, Mendenhall, Mewelde Moore, Big Ben cojo...). Siempre he admirado la raza de este equipo, aunque es un fiero rival del mío, los Patriots. El domingo dieron una lección de lo que es echarle cojones al asunto...
    Respecto a LeBeau... no sé qué decir. Llevo muchos años disfrutando con esa defensa e intentando aprender de sus esquemas. En realidad lo que más me sorprende es que no supiera reajustar en el descanso, pero...
    Por otra parte New England, Buffalo y Kansas City (Crennel, otro genio defensivo) habían demostrado que para parar una option no hace falta volverse loco, mandando seis o siete hombres a la línea.
    Una última reflexión: sin Ryan Clark, Polamalu es mucho menos jugador. Además, ¿de qué jugó? ¿de LB? No lo sé.

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  7. Buen artículo. Hago solo una anotación referente a la jugada que revisan los árbitros del NO-DET. No estoy seguro de estar en lo cierto, pero no se trata de que no haya audio en las imágenes que revisa el árbitro. Simplemente que el asunto del audio, del pitido en sí, no es revisable. Es decir, los árbitros se reúnen y deciden cuándo han pitado, si antes o después de la recuperación del balón suelto. Deciden entonces que han pitado después de la recuperación (no sé el motivo porque las imágenes demuestran que esto es falso) y que por lo tanto es fumble recuperado por Detroit y se ha detenido la jugada. Payton pide revisión de jugada, pide pase incompleto, lo que no puede pedir es que los árbitros han pitado antes porque el pitido no es revisable. El árbitro principal mira la repe, confirma el fumble, pero no puede hacer caso del silbato que oye ya que eso no debe influir en su decisión sobre el challenge. Vaya tochaco para esta tontería!!!

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